Ciudad Erótica

Error de cálculo

Publicada

Teníamos ganas de estar a solas. Luego de una reunión con amigos suyos en la que habíamos compartido mensajes candentes y hasta caricias por debajo de la mesa haciendo de la simulación nuestra mejor arma, decidimos ir a un motel cercano al Centro Magno. No era la primera vez que estábamos ahí. Conocíamos muy bien cómo funcionaba en lo general, pero poca idea teníamos de la serie de artefactos sexuales que harían más placentero el encuentro.

Yo había bebido de más. En realidad no recuerdo bien cuando me quitó la ropa. Guardo algunas sensaciones en mi clítoris y apenas unos susurros cuyo contenido no está ahora en mi mente. Los claroscuros, la cortina, la lucesita del aire acondicionado, algunos gemidos intensos y olores que me parecían familiares era todo lo que podía recordar al pasar las horas. Debí quedarme dormida profundamente porque después estaba desnuda y junto a él con un ligero dolor de cabeza y una sed intensa que me taladraba la lengua. Tenía algo de dolor en los pezones y estaba húmeda entre las piernas. Me levanté a tientas al baño porque estaba completamente oscuro y tropecé con algo de ropa, un abrigo y unos calcetines. Noté un poco de sangre, pero no le di mucha importancia. Regresé a la cama y me metí de nuevo entre las sábanas.

 

Él, al sentirme me abrazó y preguntó qué tal me había hecho sentir. Tuve vergüenza de responder que no sabía porque en realidad ese momento se había perdido en mi memoria, así que le dije que había sido poco más que extraordinaria la sesión de sexo que, supongo tuvimos.

Suspiré e intenté dormir de nueva cuenta, pero para entonces él ya había puesto su mano en mi vulva y comenzaba a jugar con sus dedos en mi vagina. No podía resistirme, no esta vez que estaba consciente de todo. Le abrí las piernas como un libro en el que me gustaría que leyera mi lujuria, recibiendo la suya. Por la ventana se colaba ya un poco de luz cuando estaba lamiendo allá abajo con avidez.

Advertisement

No solíamos practicar el sexo oral hasta entonces, así que cuando me dijo «te toca» y colocó su miembro erecto junto a mi boca, comencé a chuparlo como un gato ciego frente al platón de leche. No sabía exactamente qué hacer, así que traté de hacerlo con cuidado, rozando con la punta de mi lengua el jugo que había comenzado a salir. Sentí el temblor de sus piernas y su respiración no dejó lugar a dudas de que estaba a punto de llegar. Fue entonces cuando me penetró con una fuerza que antes no había sentido. Él solo quería terminar lo que yo inicié y al parecer lo había hecho bien porque no tardó en experimentar un intenso orgasmo que me resbaló por la entrepierna de inmediato. Se quedó un rato sobre mi pecho descansando y respirando agitado, sediento de más.


Lo que no imaginé es que comenzaría de nueva cuenta a meterse entre las piernas, a separar las mías con las suyas y a introducirse de nuevo. Yo estaba un poco agitada; me había dolido ya la cadera y decidió subir mis piernas a sus hombros para hacerlo más sencillo; pero al mismo tiempo más placentero. Sentí su penetración mucho más profunda ahora, pero no conté nunca con que al separarme para colocar mejor una almohada; ese orificio trasero mío que hasta ahora era virgen de esa nueva sensación, había sido penetrado también con intensidad. Un grito de dolor intenso fue mi respuesta inmediata. Me quedé doblada un rato sin poder moverme apenas y el suplicó disculpas; dijo que no se dio cuenta y que no volvería a ocurrir. Que me deseaba mucho y entre todo el trajín no supo qué había hecho.

El dolor seguía, pero me había dejado con ganas de más. ¿Qué tal si hubiera sido de a poco y con cuidado? ¿Sabía yo de lo que me estaba perdiendo hasta ahora? No hasta ese momento en que decidí pedirle más… Y por ahí… Preguntó que si estaba segura porque no quería lastimarme; pero estaba más cierta que nunca en que lo deseaba de nueva cuenta dentro de mí. Fue entonces que me colocó de espaldas y me pidió que levantara bien mi cadera.

 

Etiquetas: Ciudad Erótica      Entretenimiento

 

Advertisement

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

LO MÁS VISTO

Salir de la versión móvil