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Tras los pasos de la ciudadanía activa
Son más de 30 años los que Leonardo Laso lleva haciendo comunicación política, desde su país natal Ecuador, acompañando a alcaldes y presidentes, asesorando a políticos en diversas regiones del continente americano, este andar lo ha provisto de un conocimiento vasto de la realidad latinoamericana el cual ha reflejado en las páginas de La Comunicación al Poder (Morata, 2022), libro que da a conocer estos días en nuestro país.
El autor trabajó durante la pandemia en un diagnóstico y propuesta acerca del panorama de la democracia en las naciones de América Latina, sobre la relevancia de la comunicación y cómo enfocar los esfuerzos en los tema que realmente interesan hoy día a la ciudadanía global.
“La tesis central del libro es que la ciudadanía activa es la única forma de sostener la democracia. El libro lo que intenta es hacer un sobre vuelo de cómo hacer buena comunicación política en estos tiempos de redes, pero pensando en construir proyectos políticos que recuperen y fortalezcan la democracia”, explicó el ex ministro de comunicación de Ecuador.
Laso sostiene que en los últimos 40 años, se dio un proceso de fortalecimiento democrático, es decir, había más regímenes democráticos en el mundo, sobre todo en Latinoamérica, sin embargo, en los últimos años esto se ha revertido, y por primera vez hay más regímenes autocráticos que democráticos en el mundo, sobre todo con el auge de los gobiernos llamados populistas, tanto de derecha como de izquierda.
El ascenso al poder de estas opciones tiene que ver con el fracaso de los partidos políticos al no generar soluciones reales a los problemas de la gente, así como la disonancia que tienen los partidos, todavía pensando en dicotomías como izquierda-derecha, alejándose de la agenda de las personas, especialmente de las nuevas generaciones, que conocemos como millenials o centenials.
“Cualquier persona menor de 40 años, ya no piensa en la filiación izquierda-derecha, sino en temas concretos, en solución a sus problemas y demandas, y eso se articula en tres ejes fundamentales: cambio climático, desigualdad y derechos, que son los tres grandes ejes en donde confluye la conversación de la gente en redes y en el debate de medios”, consideró.
Otro tema tocado en el libro es cómo las redes sociales promueven la polarización, dado que los algoritmos con los que funcionan te hacen ver sólo lo que te gusta ver, lo que ocasiona fragmentaciones de la sociedad, y fenómenos como la cultura de la cancelación. Esta polarización es caldo de cultivo para el discurso populista, pues se basa en el resentimiento, especialmente de aquellos a los se les denomina los perdedores de la meritocracia.
“Todo el modelo democrático, desde hace 40 años, en Latinoamérica, se ha basado en la propuesta de ‘vamos a crear empleo, este es el país de las oportunidades’, ese pensamiento base es: ‘si tú te esfuerzas, vas a triunfar y vas a tener dinero’, ese ha sido el hilo conductor de los partidos y las propuestas democráticas, pero eso no es verdad, porque las oportunidades no son las mismas para una persona de clase media o de media alta, que para un muchacho de un barrio marginal”, consideró.
Es justo ese resentimiento el que permitió el surgimiento de personajes como Donald Trump, cuya victoria se basó en estados que se fueron empobreciendo cuando se cayó la industria automotriz, mientras avanzaba la línea de la economía de la información y las nuevas tecnologías, activando las emociones negativas y de injusticia de los electores, como la ira y el dolor.
No obstante, el libro no se queda en un panorama pesimista de la realidad, sino que intenta ser una búsqueda de respuestas y esperanza en las nuevas regulaciones alrededor de las redes sociales, en el empoderamiento de los medios formales digitales y de los mecanismos de fact-checking, los cuales pueden fungir como filtradores de fake news, así como en los nuevos modelos de hacer política, como el encarnado, por ejemplo, por la activista Greta Thunberg, quien comenzó haciéndose ver en el parlamento sueco con un letro que decía “ustedes hacen mierda mi futuro” y hoy es un movimiento mundial.
“La vieja política era vertical, se reunían tres sabios del partido, determinaban la ideología y la sacaban a los militantes, quienes a su vez lo repetían a los medios masivos. Ahora la comunicación es horizontal, ya no hay militancias fijas de largo plazo, hay lealtades sujetas a resultados. Si yo soy ambientalista y veo que haces una buena propuesta, te sigo, pero si no cumples, inmediatamente te dejo de seguir y te voy a caer encima. Hay todo un cambio de lógica”, concluyó.
Fotos: Maru Martí.