Despierta la ultra derecha de Polonia

El pasado sábado 11 de noviembre tuvo lugar en las calles de Varsovia una marcha nacionalista en la que participaron alrededor de 60,000 personas que gritaron consignas como: “Polonia pura, Polonia blanca”, “Dios, honor, país” y “Fuera Refugiados”, además de portar banderolas con símbolos fascistas.

La marcha fue organizada para coincidir con el aniversario 99 de la Independencia de Polonia y  atrajo la presencia de miembros de organizaciones de la ultra derecha de otros países como Inglaterra e Italia; sin embargo, el grueso de los participantes estuvo constituido por simpatizantes del Partido Ley y Justicia que actualmente gobierna Polonia y que ha chocado en más de una ocasión  con la Unión Europea (UE). Incluso, el Ministro del Interior, Mariusz Błaszczak, afirmó que la marcha: “Fue una vista hermosa”.

Foto: AFP.

Critican nacionalismo

A pesar de que el Ley y Justicia rechaza la etiqueta de “Partido Nacionalista” y sus fundadores han llegado a criticar el nacionalismo, no cabe duda que desde su llegada al poder ha aumentado el sentimiento nacionalista de sus ciudadanos, que se ha alimentado por su postura anti refugiados y los comentarios islamofóbicos y xenofóbicos de sus miembros.

Desde el gobierno, el Partido Ley y Justicia se ha encargado de destruir el régimen democrático del país, con medidas que acortan las libertades civiles y que han intentado anular el sistema de contrapesos entre los poderes, con una serie de medidas que buscan supeditar al Poder Judicial.

El miércoles 15, el Parlamento Europeo –después de constantes desencuentros con el gobierno polaco– decidió iniciar un proceso para invocar el artículo 7 del Tratado de Lisboa, que permite al bloque castigar a uno de sus miembros que se ha desviado de los estándares de Democracia y Derechos Humanos de la Unión, eliminando su derecho a votar en el propio parlamento.

Foto: Reuters.

Todavía falta mucho para saber si en verdad se aplicará el castigo a Polonia, pero por lo pronto, parece ser una buena medida que la Unión tiene en sus manos para castigar a todas las naciones (sobre todo del centro y este de Europa) que se han separado de los valores democráticos que promueve el bloque.