Élites y contrapesos: el nuevo grupo opuesto a AMLO

El sábado pasado, el diario Reforma publicó una nota donde dio a conocer la iniciativa de “un grupo de intelectuales, artistas, empresarios y políticos” que tiene el propósito de servir como contrapeso al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Liderada por Javier Corral, el actual gobernador de Chihuahua, la iniciativa se construye a raíz de la mayoría aplastante que obtuvo Morena, tanto en el Congreso como en las legislaturas locales. El objetivo principal del grupo consiste en limitar y hacer frente a una presencia mayoritaria en los poderes ejecutivo y legislativo que, a juicio de los firmantes, es poco ventajosa para México.
De acuerdo con el propio Corral, sabotear al gobierno federal está fuera de sus intenciones. Según dijo en la entrevista para Reforma, lo que persiguen es “encarrilar [el proyecto de nación] y encauzarlo en este momento de gran oportunidad de transformación para México”. La noticia no fue sorpresa para nadie, teniendo en cuenta que el gobernador ha sido una de las voces críticas a López Obrador desde meses antes de que se celebraran las elecciones de julio pasado. En un país pintado de guinda, Corral se asume como el líder de un frente de resistencia blanquiazul.
Alfaro se deslinda
Otro de esos frentes parecía naturalmente destinado a Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco; y quien en no pocas ocasiones había manifestado su rechazo a las políticas del actual presidente; especialmente, a raíz de la creación de los “súper delegados” federales, que en Jalisco se traducen en la figura de Carlos Lomelí Bolaños. No obstante, aunque su nombre aparece en la nota original como otro de los integrantes, el propio Alfaro negó categóricamente pertenecer al grupo, a través de su cuenta de Twitter. Una decisión que probablemente es resultado del reciente clima de conciliación existente entre el gobernador y el presidente, tras la reciente visita a Palacio Nacional del abanderado de Movimiento Ciudadano.

Twitter: Enrique Alfaro.
Unos se van, otros se quedan
También se deslindaron Juan Villoro y Héctor Aguilar Camín; quienes se asumieron como participantes de la vida pública a través de su trabajo intelectual y académico; pero fuera de agrupaciones de este tipo. Lo mismo hizo Gustavo de Hoyos, líder de COPARMEX y quien representa a un significativo bloque de empresarios que en los últimos meses han tenido desencuentros con el gobierno federal.
La lista del grupo también incluye a Roger Bartra, Jorge Castañeda y Luis Donaldo Colosio Riojas; quienes hasta la fecha no se han pronunciado al respecto. Bajo el hashtag “#YoSíQuieroContrapesos”, los que han manifestado abiertamente su membresía, hasta el día de hoy, son el activista Emilio Álvarez Icaza, el ex-presidente Vicente Fox y los políticos Martha Tagle y Agustín Basave. No obstante, el anuncio de Reforma ha dejado tras de sí una estela de refutaciones y contradicciones que ponen en duda los alcances de la agrupación y engendran discusiones sobre la naturaleza política de sus objetivos.
El Grupo San Ángel
Pero este ejercicio no es inédito. Ya desde los años noventa, después de casi setenta años de gobierno priista; en el país comenzaba a plantearse la idea de los contrapesos y la transición democrática como algo plausible y necesario. En junio de 1994 se oficializó la creación de un grupo cuyas reuniones periódicas ocurrían en el barrio de San Ángel (que le dio el nombre) y cuyos miembros tenían un objetivo en común: impulsar el fortalecimiento de las instituciones democráticas en México (comenzando por unas elecciones limpias para ese año) y “plantar” en la discusión pública las semillas de una alternancia política.
Entre los integrantes del Grupo San Ángel se contaron a Carlos Monsiváis; Carlos Fuentes; Adolfo Aguilar Zínzer; Laura Esquivel; Enrique Krauze; Paco Ignacio Taibo; Sergio Aguayo; Lorenzo Meyer; Bernardo Sepúlveda; Vicente Fox y hasta Elba Esther Gordillo. Jorge Castañeda, quien en muchos sentidos fungió como el vocero y líder moral del grupo, escribió para El País un artículo en agosto de ese mismo año, donde destacó la heterogeneidad de sus miembros como una de sus principales virtudes.
“Es la primera colección de corrientes políticas, de preferencias ideológicas y de diversidad profesional en la historia reciente de México, que realmente actúa de manera conjunta en vez de simplemente ser una junta de abajo-firmantes”, según apuntó.

Foto: UPF.
El México de entonces, el México de ahora
Por supuesto, el México de ese año era muy distinto al de ahora: el Ejército Zapatista de Liberación Nacional había logrado su primer levantamiento; el TLCAN se ponía en marcha tras las intensas rondas de negociaciones; y Luis Donaldo Colosio cumplía casi tres meses de haber sido asesinado. Tras el desastre electoral de 1988 (cuando la célebre “caída del sistema” levantó las sospechas de fraude electoral), el grupo alzó la voz frente a lo que vaticinaban como una situación de emergencia, donde la democracia mexicana corría un grave peligro al mantener sus mecanismos y procedimientos dependientes del propio gobierno.
Después de todo, la Secretaría de Gobernación aún era la responsable de organizar las elecciones. Algo impensable en el México de 2019, donde el INE –aún con los recientes y polémicos recortes sustantivos a su presupuesto– es quien asume esta tarea, como resultado de varios años de negociaciones y reforma política. Sin embargo, no deja de ser curioso que aquellos temas que ocuparon la agenda nacional parecen estar vigentes 25 años después. El efecto Donald Trump transmutó el TLCAN en el AEUMC; los zapatistas se pronunciaron en contra de los proyectos de alto impacto ambiental de López Obrador (comenzado por el Tren Maya); y a través del INAI se desclasificó información relevante sobre el magnicidio de Colosio.
“La historia no se repite, pero en ocasiones rima”, reza la frase que comúnmente se le atribuye a Mark Twain.

Foto: La Prensa.
Un asunto de contrapesos
La suerte del Grupo San Ángel no fue la mejor. Zedillo ganó las elecciones del 94’ y la agrupación comenzó a perder fuerza; aún no terminaba el segundo año de aquel sexenio, cuando ya no había rastros palpables de la iniciativa conjunta. Quizá la misma heterogeneidad y diversidad de intereses que destacó Castañeda, fue lo que terminó por sellar el destino del grupo. Cabe entonces preguntarnos si la agrupación que ahora encabeza Javier Corral guarda o no paralelismos con la que se formó entre las calles empedradas de la capital.
El gobierno de México ya tuvo su primera transición democrática de la era moderna en el año 2000, y de nuevo en 2018. La izquierda, si es que aún podemos llamarle así, ostenta el gobierno federal y el PRI perdió la gran mayoría de sus gubernaturas. Sin embargo, las demandas más urgentes de la sociedad civil siguen sin satisfacerse. Por ello es natural y necesario que existan los contrapesos. ¿Cómo podría argumentarse lo contrario, justo cuando el federalismo, la forma de organización política y administrativa que nos rige, está bajo la lupa? En un escenario como este –donde además el voto diferenciado sigue siendo un desconocido para los electores mexicanos–, buscar espacios de disidencia organizada es positivo.
Y un asunto de élites
Pero nada es tan sencillo. Recuperando de nuevo a Castañeda; el Grupo San Ángel también representó un fragmento de la realidad política mexicana y sus formas de organizarse. “La política siempre ha estado reservada a las élites y el Grupo San Ángel refleja esta realidad”, escribió sin reparos el ex-canciller. Haciendo eco del mismo razonamiento, José Ramón Cossío advertía el año pasado que los comicios del 2018 traerían consigo un relevo de élites políticas. Y junto con ello, el enojo de quienes fueron relevados.
Es indudable que nuestro país funciona de acuerdo con los arreglos políticos entre las distintas facciones que aglutinan el poder. Desde luego no es un asunto de poderes ocultos (son, por el contrario, muy visibles). Simplemente, las prioridades que se fija cada gobierno están determinadas, en gran medida, por los grupos que les respaldan y que seguramente contribuyeron a ponerlos donde están.
No es casual, entonces, que la gran mayoría de quienes hicieron segunda voz a Corral; provengan de los partidos políticos que establecieron una coalición electoral en 2018: el PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano. No es casual que casi todos simpatizaran con Ricardo Anaya, abanderado de dicha coalición, el año pasado. Un año donde quedó claro que, por lo menos en la política mexicana, el pragmatismo puede más que la ideología. ¿Y dónde quedan los priistas en todo esto? ¿Optaron por desmarcarse o se fueron todos a Morena? Ya son muchos años en que Plutarco Elías Calles no descansa tranquilo en su tumba.
El verdadero equilibrio
Es evidente la legitimidad de todas las iniciativas que pugnan por un balance democrático; cuando las condiciones actuales le otorgan al gobierno todo el poder. Eso es un hecho. Pero esa legitimidad sólo puede mantenerse cuando las fuerzas políticas que sustentan dichas iniciativas, parten de principios éticos. Después de todo, el fortalecimiento de la democracia está intrínsecamente ligado a la responsabilidad moral de la oposición. Pero si detrás del discurso del equilibrio existe un fin meramente electoral; entonces esa iniciativa tramposa se vuelve perniciosa para la democracia. No hay diálogo, sino simulación.
La correlación de fuerzas entre élites es positiva, en la medida en que permite un reparto del poder que vuelve menos vulnerables las instituciones públicas. Pero frente a esas condiciones oligárquicas, la verdadera salvaguarda del estado de derecho recae en la sociedad civil. Cuando está organizada, cuando se vincula con el resto del mundo y cuando logra con su trabajo permear la agenda pública, se convierte en el verdadero contrapeso. Ese es el contrapeso que queremos todos.
Cristian J. Vargas Díaz es Licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad de Guadalajara, e “intrigoso” como consecuencia. Les debe a RayBradbury, Juan Rulfo y Thomas Mann su gusto por la literatura y su vejez prematura. Cinéfilo y “seriéfago” enfermizo, sigue aprendiendo a escribir.
Etiquetas: Periodismo AMLO México
Por la justicia y la libertad de México

¡Ciudadanos de México! ¡Colegas profesionistas!
Hoy, en este momento crucial para nuestra nación, ya no basta con la indignación pasiva. Es imperativo que el pueblo de México salga a las calles. Nuestros profesionistas están abandonando el País, nuestros empresarios viven en la zozobra, y el pueblo vive con miedo.
Estamos envueltos en una espiral de narco-gobierno. Nos deslizamos por un tobogán sin salida, atrapados en un túnel sin fondo donde no se ve la luz.
Y en esa oscuridad, al que alza la voz, al que resulta incómodo, le quitan la vida.
Hablamos de ‘gobernabilidad’ como si fuera un concepto abstracto, ¡pero tiene un rostro! Tiene el rostro de las madres buscadoras, el rostro del empresario extorsionado, el rostro del joven reclutado a la fuerza. ¡El régimen le ha fallado a las víctimas! Ha reemplazado la balanza de la justicia por el silencio de la complicidad.
¡Por eso hoy nos tenemos que levantar en honor a Carlos Manzo! Él fue aquel David que perdió la vida enfrentando a Goliat, por la falta de apoyo que imploró a gritos a una presidencia que lo ignoró.
¡Esta Presidencia es una analogía de Díaz Ordaz en pleno siglo XXI! ¡Qué terrible ironía! Cuando eran oposición, marchaban cada 2 de octubre recordando la masacre. Sin embargo, ahora que están en el poder, han salido peores que Díaz Ordaz y que todos los gobiernos priistas juntos.
Este movimiento trasciende partidos y colores. Es imperativo llamar a todos los miembros de la oposición, a todos los partidos sin distinción, a los ex integrantes del Poder Judicial, a los ex ministros de la Corte, a los médicos, a los agricultores, a los emprendedores, y a todos los disidentes del actual régimen que no están de acuerdo con la forma de gobierno. Hacemos un llamado a los militares que, en silencio, tampoco están de acuerdo con este régimen.
Esta lucha afecta a todos, desde el señor que vende fruta en la esquina hasta el dueño de las grandes empresas. Las compañías mexicanas, y las transnacionales con presencia en nuestro País, también se ven afectadas. La falta de certeza jurídica pone en riesgo las inversiones, los empleos y la estabilidad económica. La unión de todas estas voces y la fuerza de la sociedad civil es la única vía para enfrentar el totalitarismo y defender los pilares de la República.
Hago un llamado urgente a los colegios de abogados, de contadores, de ingenieros, de arquitectos y de médicos.
¡Deben despertar! Deben dejar atrás sus cómodos estatutos de «no intervención en cuestiones políticas». Les pregunto: ¿De qué sirve todo su conocimiento? ¿De qué sirven sus investigaciones, sus congresos y sus ponencias académicas, si la Nación se desmorona ante sus ojos?
Todo ese conocimiento se vuelve en vano si no lo comparten, si no lo usan para defender a la sociedad. Ese velo de supuesta neutralidad que cubre a las barras y colegios es, a todas luces, un acto de cobardía. Se vuelven profesionales que venden humo.
Son muy cómodos al estar «investigando» o «dando asesorías», pero no asesoran al pueblo. Y lo más grave: le fallan a la Generación Z, que tanto necesita de nosotros. Esos jóvenes, olvidados por el gobierno, son el futuro de México y necesitan nuestra guía, no nuestra omisión.
¿Y dónde están los intelectuales? ¿Dónde están los académicos que escriben sobre la democracia desde la comodidad de sus cubículos? ¿Dónde están las voces que antes eran críticas y hoy callan por privilegio o por miedo?
¡Su silencio es una traición! El conocimiento que no se usa para defender al pueblo es un lujo inútil. ¡La pluma que no se atreve a señalar al tirano es una pluma muerta!
El régimen actual presume eventos internacionales mientras el País se desangra. Por ello, ante la flagrante falta de gobernabilidad en México, hacemos un llamado a la comunidad internacional y a la FIFA.
Es imperativo exigir la cancelación del Mundial de Fútbol.
La lógica es simple y brutal: si el gobierno de México no puede proteger a sus propios habitantes, ¡mucho menos podrá proteger a sus visitantes!
El cambio de rumbo en México es una responsabilidad de todos. La marcha de este 15 de noviembre tiene que ser el parteaguas que nos permita, por fin, ver la luz al final del túnel.
No podemos permitir que, de cara al 2030, nuestro país siga secuestrado por los pensamientos comunistas fallidos del siglo XX. Eso ya debe quedar atrás.
Hablamos de la Generación Z como nuestra esperanza. ¡Y lo son! Pero seamos claros: no podemos pedirles a ellos que arreglen el desastre que nuestra generación está permitiendo. Antes de pedirles que tomen la estafeta, debemos preguntarles: ¿Qué país les estamos heredando? ¿Un país de fosas o un país de oportunidades?
¡La lucha de hoy no es solo por nosotros, es para poder mirarlos a los ojos mañana y decirles que no fuimos cobardes!
Es el momento de que, de la mano de esta nueva generación, tomemos con rumbo y con responsabilidad el cambio que México necesita.
¡Pero que la marcha no sea el fin, que sea el principio! Que sea el nacimiento de un nuevo pacto social, donde los profesionistas, los jóvenes y los ciudadanos de bien nos unamos para proponer el México que sí queremos. ¡Basta de resistir, es hora de construir!
¡Por la justicia, por la libertad y por el futuro de México!
Sobre el autor
Fernando Arango Ávila es jurista y académico. Doctor en Ciencias de lo Fiscal, y actualmente cursa un posdoctorado en Derecho. Actualmente, combina su experiencia práctica con su labor investigativa. Escribe: drarango83@gmail.com.
Gavin Newsom y la ‘nación’ de los 60 millones de mexicanos

El anuncio de las intenciones del gobernador de California, Gavin Newsom, de contender en las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos, marca un punto de inflexión con profundas implicaciones para el electorado de origen mexicano y la redefinición del poder en el país.
Este movimiento no sólo abre un camino de esperanza para millones de personas y New Mexicans, sino que consolida el liderazgo de un frente político que busca darle voz a la “nación” demográfica y cultural que emerge en el suroeste del país.
Este movimiento se respalda en la masa demográfica de 60 millones de mexicanos en Estados Unidos, una fuerza que, sumada al apoyo de una gran cantidad de mexicanos en México, podría representar una base electoral sin precedentes para Newsom.
El concepto de “The New Mexicans States of America” no es una propuesta secesionista, sino una etiqueta conceptual para describir una realidad demográfica y cultural irreversible.
En los estados de Nuevo México, Arizona y California, el poder del soft power mexicano ha gestado una diáspora (comunidad) con millones de personas que, juntas, suman una fuerza monumental entre esos 60 millones de mexicanos en Estados Unidos.
Esta “nación” latente ha conquistado silenciosamente el tejido social, económico y cultural del país a través de su influencia en la música, la gastronomía, el deporte y el comercio. A pesar de las persecuciones y el trauma generado por el uso del ICE como herramienta de presión demográfica, la cultura se ha convertido en la armadura y el motor de resistencia de esta población.
La conexión geográfica y la herencia común han permitido que California, Nuevo México y Arizona funcionen como un corredor cultural y económico. Esta alianza natural de estados del suroeste se convierte en el epicentro de esta nueva fuerza política.
Es aquí, en la cuna histórica del territorio mexicano en Estados Unidos, donde la diáspora ha mantenido viva su identidad, demostrando que las fronteras políticas no han logrado contener la unificación cultural. La cristalización de este poder es la respuesta pacífica a cualquier intento de alienación.
El ascenso de líderes como Gavin Newsom y la potencial vicepresidencia de Alex Padilla, es la constatación de que la revolución demográfica ha reescrito el mapa político desde dentro. La “Nación de los New Mexicans” está pasando de ser un poder cultural latente a una fuerza política activa. Al convocar a gobernadores clave y utilizar el soft power mexicano como estrategia, este movimiento busca construir una “barrera azul” de resistencia, transformando la resiliencia cultural en una palanca de poder electoral decisiva para las próximas elecciones presidenciales.
Newsom, al frente de California la cuarta economía mundial, se posiciona como un líder con la experiencia y la frescura necesarias para dirigir a los Estados Unidos. Su gestión como gobernador de California no solo se define por su capacidad para manejar una economía masiva, sino por una serie de logros progresistas que lo proyectan como el principal líder de la oposición a las políticas de la administración Trump.
Logros Clave de Gavin Newsom en California:
Protección de derechos reproductivos y sociales: Newsom ha consagrado protecciones en la Constitución de California para el aborto y las libertades reproductivas. Ha utilizado la autoridad de California para adquirir medicamentos clave y responder a interrupciones del suministro por motivos políticos.
Impulso a la clase trabajadora: Su administración ha impulsado legislaciones históricas para fortalecer a los trabajadores independientes, buscando mejorar las condiciones de vida de los californianos. Su oposición a la abolición de los acuerdos de contratación colectiva lo ha posicionado como un firme defensor de los derechos laborales.
Inversiones sociales masivas: Ha liderado la implementación de programas ambiciosos como el Pre-kínder universal y el financiamiento completo de comidas escolares gratuitas para todos los niños en California. También ha impulsado la expansión de programas de alfabetización y cursos de verano.
Abordando la crisis humanitaria y económica: Pese a las críticas por el alto costo de vida, la administraciónNewsom ha impulsado un enfoque progresista en la lucha contra la falta de vivienda. Más allá de la inversión récord en vivienda, el gobernador ha defendido la implementación de programas sociales innovadores, como el Care Court (Tribunal de Atención), diseñado para brindar tratamiento de salud mental y adicciones a personas sin hogar. Este tipo de políticas sociales complejas y audaces demuestran su disposición a enfrentar los problemas más difíciles del país, lo cual contrasta con las soluciones simplistas y punitivas que a menudo ofrece la oposición.
Resistencia y defensa migratoria: Newsom se ha convertido en una voz influyente a favor de los derechos de los inmigrantes, desafiando públicamente al gobierno federal. Ha movilizado a la Guardia Nacional para asistir en bancos de comida en respuesta a recortes federales y ha criticado duramente el despliegue de militares para tareas migratorias, advirtiendo que los regímenes autoritarios “empiezan por atacar a las personas con menos capacidad de defensa”.
Defensa del comercio transfronterizo y advertencia anti-Aranceles: Ha alertado consistentemente que las promesas de Trump de imponer un arancel del 25% a las importaciones mexicanas infligirían un daño económico devastador a California y a los consumidores. Al defender el libre comercio con México, Newsom protege el sustento de millones de New Mexicans que trabajan en sectores dependientes de este comercio transfronterizo.
El histórico gesto de Newsom al declarar el Día de Fernando Valenzuela el 1 de noviembre, cobra un significado póstumo aún más profundo. Fue una jugada maestra, ya que el 2 de noviembre es el tradicional Día de Muertos, enlazando dos celebraciones con un profundo toque mexicano.
Este acto de poder político y celebración cultural contrasta directamente con la retórica anti-inmigrante. Al honrar a un ícono que unió a mexicanos a ambos lados de la frontera, Newsom solidifica su apoyo en un electorado mexicano crucial, utilizando este reconocimiento como un acto de diplomacia interna que fortalece los lazos con la comunidad.
La posible postulación de Newsom también catapulta al senador Alex Padilla hijo de padres, uno de Chihuahua y otro de Jalisco, a la posición de potencial vicepresidente de los Estados Unidos. Padilla, quien representa la herencia y la base demográfica de los New Mexicans, podría convertirse en el primer mexicano-estadounidense en ocupar dicho cargo.
Hipotéticamente, esto lo colocaría como el candidato natural para ser el primer presidente de los Estados Unidos de ascendencia mexicana, un símbolo de la cristalización del poder político de esta población, muy a pesar del trauma que genera la alienación demográfica del presidente Donald Trump.
La juventud y el voto del mañana: El senador Padilla no solo representa la herencia; también encarna la voz de una nueva generación de New Mexicans. Su perfil conecta directamente con el voto joven y la alta tasa de natalidad de la diáspora (comunidad), que garantiza que su influencia política seguirá creciendo. Su posible ascenso a la vicepresidencia enviaría el mensaje de que el futuro de la democracia estadounidense no se definirá en Washington, sino en la energía, la juventud y la demografía del Suroeste.
Para enfrentar la presión del gobierno federal y el uso de ICE como brazo de presión contra las comunidades mexicano-americanas, es indispensable un frente de resistencia o «barrera azul» con el apoyo de gobernadores demócratas clave: Gobernadora Katie Hobbs (Arizona), gobernadora Michelle Lujan Grisham (Nuevo México), gobernadora Tina Kotek (Oregón), gobernador J. B. Pritzker (Illinois), gobernadora Kathy Hochul (Nueva York) y gobernador Bob Ferguson (Washington).
El Pacífico Noroeste (PNW), que incluye a Washington y Oregón, es una región fundamental para el concepto de los New Mexicans, extendiendo su alcance más allá del suroeste tradicional. Contrario a la percepción popular, estados como Washington han experimentado un crecimiento exponencial de la población de origen mexicano, la cual se ha convertido en una fuerza laboral crítica en la agricultura, la tecnología y el comercio.
El gobernador de Washington, Bob Ferguson, ha demostrado su reconocimiento a esta diáspora (comunidad) al declarar la semana de la herencia mexicana, un gesto que resuena profundamente con el soft power de la comunidad.
Este frente en el PNW es estratégico, pues no solo suma votos, sino que le da a Newsom una base de apoyo que abarca toda la Costa Oeste, desde la frontera con México hasta Canadá. La diáspora (comunidad) mexicana en esta región es un testimonio de la expansión y la diversidad económica de los New Mexicans, que apoyarán a Newsom por sus políticas a favor de los derechos laborales, la protección de los inmigrantes y la defensa de la diversidad cultural.
El PNW solidifica la narrativa de que el apoyo a Newsom no es un fenómeno local de California, sino un movimiento de alcance nacional.
El Poder de la cultura como arma política: La fuerza de este frente radica en el uso estratégico del soft power mexicano. La resistencia no se limita a decretos. Se ejerce en cada plato de comida, en la música regional y en la popularidad de íconos deportivos.
El Mundial de 2026 y los juegos olímpicos de Los Ángeles 2028 no serán solo eventos deportivos, sino escaparates globales donde la cultura de los New Mexicans dictará la tendencia, demostrando que aquello que Trump intentó marginar es, de hecho, el capital cultural y económico más vibrante de la nación. Este soft power es la prueba de que, mientras ICE siembra miedo, la cultura siembra influencia y poder.
El ascenso de Gavin Newsom a la palestra presidencial no es simplemente la historia de un político ambicioso; es la manifestación política de una profunda revolución demográfica y cultural liderada por los New Mexicans.
Sobre el autor
Fernando Arango Ávila es jurista y académico. Doctor en Ciencias de lo Fiscal, y actualmente cursa un posdoctorado en Derecho. Actualmente, combina su experiencia práctica con su labor investigativa. Escribe: drarango83@gmail.com.
-
Jalisco22 noviembre 2025Lemus inaugura el Festival Internacional del Caballo y el Tequila
-
Jalisco23 noviembre 2025Fiscalía de Jalisco abre 96 procesos por presuntos actos de agresión contra mujeres
-
Jalisco23 noviembre 2025Integrantes de colectivo Guerreras de Chapala reciben capacitación de COBUPEJ
-
ZMG24 noviembre 2025Descuentos en chequeos médicos para hombres llegan a la Cruz Verde de Zapopan













