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Opinión

Los desaparecidos tienen rostro

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Desaparecidos…

Estos tiempos que corren son de incertidumbre; son de perder cada día más la capacidad de asombro; de ver problemas que nos atacan como algo del diario; de clamar por justicia y encontrar una sola voz en comunión. Son tiempos muy distintos a los que en México antes reinaban, antes parecía el hoyo siempre podría taparse, hoy parece que ese hoyo ya llegó a su límite y cada día es más complicado que nos oculten la realidad. Ahora sí, nos da de golpe, de lleno.

Los tiempos que vivimos son de escuchar spots políticos, promesas, guerras sucias en medios digitales y convencionales, de quién es el mejor, de quién realmente quiere cambiar al país, a algunos se les olvida el cómo, pero no importa, estamos en tiempos de pintar todo color de rosa para los partidos que ya gobiernan, y oscurecerlo para todos aquellos que quieren el poder. Es tiempo de ser muy inteligentes.

Pareciera que este espacio se está politizando, los libros no son para hablar de política, o al menos para mi me resulta hasta de mal gusto. Nuestro entretenimiento es sagrado, y los libros son para despertar la imaginación, hacernos escapar del agobio; pero la realidad es que hoy no me puedo permitir ignorar el entorno, sin olvidar que la literatura siempre es el camino que tiene muchas respuestas. Así que me resulta imposible no politizar este espacio; al menos por el momento; al menos por esta columna; al menos que ya vivamos un entorno diferente.

Twitter FEU

La violencia se expande

Y últimamente en la ciudad del Estado en el que vivo, que es Jalisco, las cosas han ido cambiando. Antes parecía que aquí era la tierra de no pasa nada, “el norte es el que está jodido con tantos muertos, aquí todavía podemos salir sin tener miedo”, frase típica jalisquilla.

Poco a poco la realidad nos ha comido, los asesinatos, asaltos, feminicidios, violaciones, violencia ha salido, ese hoyo ya se llenó y esto es lo que somos. Y aunque sé que todos son temas que de verdad se necesita hablar de ellos, el que más ha topado a la comunidad es el de los estudiantes desaparecidos. Se hablaba de cinco, tres que siguen aún sin aparecer, la presión social obligó al Gobernador del estado a salir y ofrecer recompensas millonarias por información, los hizo temblar.

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Es una pena que sólo sea ante estas presiones excesivas que se acuerdan de que su obligación es proveer a la población de seguridad. Justo el estar viendo tanto tema de desaparecidos y la lucha social que se dio en las calles, redes sociales y demás, es que me vino a la cabeza el tema más escabroso de desaparecidos en el país, ese que le ha dado la vuelta al mundo y que aún hoy nada ha podido ser esclarecido. Me refiero a los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa; un tema del que mucho se ha dicho, mucho se ha narrado, mucho se ha escrito.

Es aquí donde la literatura lo vuelve a hacer. Dicen que para no condenarse a repetir la historia, hay que aprender de la misma, conocerla, entenderla, todo para dar pasos adelante y olvidarse de ir como cangrejos hacia atrás.

El rostro de los  desaparecidos

Hay un libro que en su momento me impactó, y que creo hoy en día sigue más vivo que nunca. Más aún al hablar de las desapariciones que nos están invadiendo, porque este no es un tema menor, ni uno de hoy, o hace unos meses, es una constante en la vida, que pareciera es parte de nuestro contexto cotidiano. El libro en cuestión es Ayotzinapa: el rostro de los desaparecidos, el cual es obra del escritor mexicano Tryno Maldonado, un novelista que siempre ha tenido un lado de protesta, anárquico y que profundiza en sus temas.

Fotograma La Jornada TV

El libro pretende humanizar, darle rostro a los números. Porque estamos acostumbrados a que alguien desaparece y se convierte en una cifra, pareciera que de pronto su lado humano también desaparece y no es más que un número para llevar una cuenta malévola.

Sin ser sólo cifras

Maldonado entrega una de las novelas más duras que he leído en mi vida, un libro que aporta mucho a quienes eran. Entiendo que el punto de la investigación periodística queda de lado, pues no se trata de eso, de dar cifras o datos, se trata de comprender quienes eran los 43, qué hacían, cómo era su diario, que los llevó a confrontarse, qué miedos tenían, qué pasó que de repente todo se salió de control.

Y es que Maldonado es tan realista que tampoco los victimiza. No, por el contrario, los muestra como unos estudiantes que de pronto se ponían rebeldes de más, y se llegaron a meter en aprietos secuestrando camiones y choferes; a quienes les daban asilo y vacaciones dentro de las aulas de la normal. Pero nada, nunca justifica el hecho de que un día simplemente dejaron de estar; que ya son casi cuatro años en los que no llegan las respuestas y las dudas siguen ahí.

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“Hay que esperar, le dijo alguien al verlo fuera de sí por las desaparición de su hijo. Hay que esperar a ver qué dice Dios. Mario quedó petrificado ante respuestas como ésa. No soportaba la idea de la inacción”. Esta frase siempre se me ha quedado, pues Maldonado, sin querer o tal vez queriendo, define mucho de la forma de pensar de las masas en México. De pronto es más sencillo dejar problemas de este tipo en las manos de Dios. Ya proveerá, así como quita, también da, sólo pareciera que queda esperar.

Cuatro meses de realidad

El valor del autor, para darle mayor peso a su obra, recae en que decidió irse a vivir a Ayotzinapa durante cuatro meses y comenzar así este libro. Vivió entre los familiares y amigos; sintió la presencia del Gobierno Federal encima; se le acusaba de andar haciendo actos terroristas, todo por traer una pluma y libreta en mano con los que iba recabando testimonios.

Durante ese tiempo creativo encontró hechos aterradores. No me gustaría profundizar tanto, pero narra enfrentamientos brutales entre la policía y los estudiantes desarmados. Hay una escena que aún hoy me perturba, esa en un hospital de noche, en donde los maestros y estudiantes se esconden del ejército y sus balas, mientras hay un par de estudiantes malheridos que no saben si volverán a ver la luz del día. ¿Por qué duele? Porque son hechos. Es la realidad superando brutalmente a la ficción.

“Olvidar Ayotzinapa sería la señal definitiva de que como país nos hemos deshumanizado a tal grado que, crímenes de lesa humanidad como los que vemos tan a menudo en nuestro entorno, ya no nos perturbarán ni nos sorprenderán más, sino que simplemente se sumará un nuevo índice de cifras frías e impersonales de desaparecidos, de rostros anónimos, de nombres de asesinados”, reflexiona el propio Maldonado.

Editorial Planeta

Parcialidad

Es justo por ello el valor de estos libros, que a manera de narración le da humanidad a esos 43 que aún hoy nadie sabe si viven o mueren. La esperanza en cada padre de familia y amigo se mantiene, la veladora está ahí. Entender, hasta cierto punto las dos partes, ya que Maldonado tampoco busca ser imparcial. Le da voz a un grupo de policías y soldados que actúan de forma despiadada, pero que también sudan miedo, y se les nota.

“La noche del 26 de septiembre de 2014 llevó a México a un recorrido conjunto por el horror de las narcoalcaldías, los abusos policiales y la represión indiscriminada. Ayotzinapa se convirtió en la puerta de entrada a un túnel colectivo del que, todavía, no alcanzamos a ver la luz. Para guiarnos por él, Tryno Maldonado se mudó durante cuatro meses a la Normal de Ayotzinapa. El resultado es un relato en el que la ficción supera a la realidad, y quizá el testimonio más completo, íntimo y multifocal de lo que sucedió aquella noche. En este libro, Maldonado recurre a la cultura en contra de la barbarie, a la narración contra el olvido, a la tinta contra lo efímero. Ayotzinapa: el rostro de los desaparecidos, infunde una complicidad íntima entre el lector y los normalistas; una solidaridad férrea que hace obligatorio hablar de este texto con otro, con todos”, esa es la reseña del libro, la que puedes leer cuando lo tomas. A diferencia de la mayoría, me parece perfecta.

Dejar de olvidar

Es por ello que considero que hoy es obligación leer esta clase de testimonios, salir un poco de la novela más “sencilla”, politizar es necesario cuando vivimos en un entorno así, en el que ya no sabemos a dónde vamos ni cómo. En el que desaparecen estudiantes, amigos, vecinos, parientes, padres, madres, hijos, a diario y se convierten en cifras, causan marchas y conmoción una semana y después pareciera que se les olvida que todavía no llegan con bien a casa. A los desaparecidos no se les olvida, no se les quita la cara, hay que seguir manteniendo su humanidad, tal vez así sea como se haga la verdadera justicia.

A estas alturas también vale mucho la pena agradecer a alguien como Tryno Maldonado, del valor que tuvo de escribir esta historia; valiente, audaz, real, cruda, que hereda y que sigue vigente, que hay que leer. Pues me parece es un libro indispensable, de esos que nos recuerda que nunca jamás hay que olvidar. Que hay que seguir en pie de lucha, mientras la justicia no prevalezca para todos. Es así como la literatura es capaz de adentrarse en la realidad en que vivimos, no todo es color de rosa, habrá que aceptarlo.

Twitter Tryno Maldonado

 

 

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Óscar Beltrán ha trabajado en medios impresos y radiofónicos como reportero en las fuentes de cultura, policíaca y deportiva. Ahora se desempeña como editor en jefe de la aplicación para smartphone «Plans».

 

 

Bolígrafo           Literatura

 

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Opinión

La donación de sangre es un acto solidario y altruista: entre la vida y la muerte

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El Día Mundial del Donante de Sangre fue el pasado 14 de junio, como ocupantes de lo público, comprometidos con informar y concienciar a la sociedad, es imperativo sumarnos a difundir la importancia de la donación de sangre.

La sangre, a manera de recordatorio, es ese líquido vital que transporta oxígeno y nutrientes a todas las células de nuestro organismo, desempeña un papel crucial en la lucha contra las infecciones y la coagulación de la sangre. Por eso es fundamental destacar la necesidad constante de transfusiones sanguíneas para seguir salvando vidas.

Según datos de fuentes oficiales, cada año se requieren aproximadamente 130 millones de donaciones de sangre a nivel global para atender las necesidades de salud de la población. Sin embargo, es preocupante que solo el 1% de la población mundial done sangre de forma regular, lo que genera una escasez de sangre segura en muchos países.

En México, la situación no es diferente, ya que se estima que se necesitan 4.5 millones de donaciones de sangre al año, pero solo se obtienen alrededor de 1.8 millones.

Desde accidentes y traumas hasta enfermedades de la sangre y partos complicados, las transfusiones de sangre son esenciales para tratar una variedad de condiciones médicas.

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En México, los accidentes de tránsito son la principal causa de muerte por traumatismo, y las transfusiones de sangre juegan un papel vital en salvar vidas de víctimas. Tan solo en 2022, las muertes por accidentes de tránsito en el país ascendieron a 15,464 personas.

El cáncer, en sus diversas manifestaciones, requiere de transfusiones de sangre regulares para su tratamiento. En 2020, en México se registraron 193 mil 129 casos nuevos de cáncer, lo que resalta aún más la importancia de contar con un suministro adecuado de sangre para atender estas necesidades. Y las enfermedades de la sangre, como la anemia falciforme, también hacen de las donaciones de sangre un salvavidas para quienes las padecen. Se estima que la prevalencia de la anemia falciforme en México es del 0.1%.

En el caso de partos complicados, las hemorragias postparto son una de las principales causas de muerte materna en México.

En 2020, la tasa de mortalidad materna en el país fue de 19.1 por cada 100 mil nacidos vivos, evidenciando la importancia de contar con un suministro adecuado de sangre para evitar estas tragedias.

Con el pasado Día Mundial del Donante de Sangre (14 de junio) es imperativo actuar y motivar a más personas a donar sangre de forma regular.

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La donación de sangre es un acto solidario y altruista que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte para muchas personas.

¡Sumémonos juntos a esta noble causa y salvemos vidas a través de la donación de sangre! Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar desde espacios más informados que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

Sobre el autor

Luis Sánchez Pérez es doctorante y maestro en Políticas y Seguridad Públicas en IEXE Universidad, abogado por la Universidad de Guadalajara. Profesor de asignatura en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Enrique Díaz de León. Investigador de medios de comunicación y participación ciudadana en el Laboratorio de Innovación Democrática. Colaborador semanal en Milenio, El Occidental y El Semanario.

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Opinión

La comunicación y la semiótica en la era del votante pos-ideológico

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En el panorama político actual de nuestro País, la comunicación y la semiótica han cobrado una relevancia sin precedentes en la configuración de las decisiones electorales. Atrás quedó la época en que las ideologías tradicionales dictaban el voto, dando paso a un electorado más diverso y sensible a una amplia gama de factores.

Diversos estudios evidencian un declive en la identificación con ideologías tradicionales en América Latina. Según una encuesta realizada por Latinobarómetro 2022, solo un 14% de los encuestados se identifican como «de izquierda», mientras que un 12% se declara «de derecha». La mayoría, 74%, se ubica en posiciones intermedias o no se identifica con ninguna ideología específica.

En este contexto fragmentado, la comunicación política se ha convertido en una herramienta fundamental para conquistar el voto. Los candidatos y partidos políticos recurren a estrategias cada vez más sofisticadas para transmitir sus mensajes, utilizando desde la publicidad tradicional hasta las redes sociales y el marketing digital.

La semiótica, ciencia que estudia los signos y su significado, ofrece una valiosa herramienta para analizar la comunicación política y comprender cómo los mensajes políticos influyen en las decisiones de los votantes. Al analizar los símbolos, las metáforas y los discursos utilizados por los candidatos y partidos, podemos identificar las estrategias que emplean para construir su imagen, generar emociones y movilizar a los electores.

En las elecciones de 2018, Andrés Manuel López Obrador utilizó un discurso anti-establishment que resonó entre un electorado, impulsándolo a la victoria. Este pasado 2 de junio Claudia Sheinbaum Pardo, centro su discurso en la continuidad y el segundo piso de expresada transformación.

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Las redes sociales han transformado radicalmente el panorama de la comunicación política. Las plataformas digitales permiten a los candidatos y partidos interactuar directamente con los votantes, difundir sus mensajes de manera más rápida y eficiente, y construir relaciones más estrechas con sus bases de apoyo.

La comunicación política seguirá evolucionando a medida que las tecnologías y los hábitos de consumo de información cambian. Es probable que veamos en las próximas elecciones del 2030 un mayor uso de la inteligencia artificial, la realidad virtual y la gamificación en las campañas electorales. En la era del votante pos-ideológico, la comunicación y la semiótica son herramientas indispensables para comprender el comportamiento electoral en nuestra nación. Al analizar los mensajes políticos y las estrategias de comunicación utilizadas por los candidatos y partidos, podemos identificar los factores que influyen en las decisiones de los votantes y comprender mejor el panorama político de la región.

Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar desde espacios más informados que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

Sobre el autor

Luis Sánchez Pérez es doctorante y maestro en Políticas y Seguridad Públicas en IEXE Universidad, abogado por la Universidad de Guadalajara. Profesor de asignatura en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Enrique Díaz de León. Investigador de medios de comunicación y participación ciudadana en el Laboratorio de Innovación Democrática. Colaborador semanal en Milenio, El Occidental y El Semanario.

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Cambio climático; podemos construir un México más sostenible y resiliente

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opinión Luis Sánchez Pérez sobre cambio climático

En medio de esta ola de calor que azota a nuestro País, no puedo evitar sentir una mezcla de preocupación y frustración. Y es que, si bien las altas temperaturas siempre han sido parte de nuestro clima, lo que estamos viviendo hoy en día es algo distinto. El cambio climático, esa realidad que muchos se empeñan en negar o minimizar, se está haciendo cada vez más presente en nuestras vidas. Las olas de calor más intensas y duraderas, las sequías más prolongadas, las inundaciones más devastadoras; son solo algunos de los síntomas de esta crisis ambiental que nos amenaza a todos.

Es importante destacar que, más allá de las consecuencias perceptibles del cambio climático como el aumento de las temperaturas, existe un impacto directo en nuestra salud que no debemos subestimar. En un estudio del 5 al 11 de mayo de 2024, se reportaron 19 muertes relacionadas con la segunda ola de calor. Es alarmante observar que el 84% de estas muertes fueron causadas por golpes de calor, lo que evidencia el peligro que representa el calentamiento global para nuestra salud.

Otro dato importante a recordar del mes pasado es cuando la Organización Internacional del Trabajo reportó en abril de este año que más del 70% de la mano de obra mundial está expuesta a graves riesgos para la salud relacionados con el cambio climático, lo que equivale a más de 2,400 millones de trabajadores que pueden verse expuestos a un calor excesivo.

La economía también está sintiendo los efectos del cambio climático. Las sequías afectan las cosechas, los desastres naturales destruyen infraestructuras y las cadenas de suministro se ven interrumpidas por fenómenos climáticos extremos. El estudio de la revista Nature estima que la pérdida económica por el cambio climático al ingreso de las personas en el mundo se acerca a los 38 billones de dólares anuales para 2049 y este costo podría duplicarse para el año 2100. En los próximos 25 años el cambio climático reducirá el ingreso global un 19%, incluso en países desarrollados como Alemania y Estados Unidos que verán una disminución alrededor del 11% y de 13% en Francia.

No podemos seguir ignorando este problema. El cambio climático es una amenaza real e inminente que requiere acciones urgentes y contundentes por parte de todos. ¿Qué podemos hacer? (1) Exigir a nuestros líderes que tomen medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, invertir en energías renovables y proteger nuestros ecosistemas. (2) Elegir productos sostenibles, reducir nuestro consumo de energía y adoptar hábitos de vida más amigables con el medio ambiente. (3) Apoyar a organizaciones que trabajan para combatir el cambio climático y difundir información sobre este problema crucial.

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Si bien el panorama puede parecer desalentador, todavía hay tiempo para actuar. Si todos nos unimos y tomamos medidas responsables, podemos construir un futuro más sostenible y resiliente para las generaciones venideras. No dejemos que el cambio climático defina nuestro futuro, tomemos el control y construyamos una nación mejor para todos. Nos escuchamos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar desde espacios más informados que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

Sobre el autor

Luis Sánchez Pérez es doctorante y maestro en Políticas y Seguridad Públicas en IEXE Universidad, abogado por la Universidad de Guadalajara. Profesor de asignatura en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Enrique Díaz de León. Investigador de medios de comunicación y participación ciudadana en el Laboratorio de Innovación Democrática. Colaborador semanal en Milenio, El Occidental y El Semanario.

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