Ecos femeninos, literatura creada por mujeres

Ecos femeninos, literatura creada por mujeres.
Aunque podría parecer lo contrario, la literatura no está exenta de todos esos males que nos aquejan como sociedad. Pareciera que es un universo que raya en la perfección y abre las puertas a la igualdad, a la no segregación, la realidad es distinta.
Voy al punto. En la actualidad un tema que escribe muchas páginas, denuncias y debates a diario, es el tema de la no igualdad entre mujeres y hombres. Yendo a pasos más extremos, se habla de feminismo y machismo. Siento que hasta cierto punto el mundo de la literatura ha padecido del mal de la no igualdad, y a pesar de que estamos en pleno 2018, no falta la frase entre lectores: “no leo nada escrito por una mujer porque todo es igual, todo es drama”. Sí, eso pasa, aunque usted no lo crea.
Y es que así ha sido la literatura durante muchos, muchos años. El hombre era el intelectual, la pluma fina y que merecía todos los aplausos y reconocimientos. En cambio, cuando aparecía una mujer en el radar con alguna novela o libro, pasaban dos cosas. Primero, era alguien radical que alzaba la voz en busca de la anhelada igualdad en letras, o bien, se trataba de que alguna novela veía la luz en el tema del drama, casi rayando en lo cursi rosa.

Escritora y filósofa francesa Simone de Beauvoir/Foto: Pinterest
Revolucionarias
En el pasar de las páginas, encontramos voces como las de Virgina Woolf y Simon de Beauvoir que encajan en el primer rubro. Su literatura era una lucha incesante por hacerse escuchar, sentando las bases del feminismo actual, desprestigiadas por el grupo “intelectual”. Tuvieron que pasar años y años para ser comprendidas y darles el justo valor a sus avances en materia de escritura.
Se podrían agregar nombres como el de Iris Murdoch y Sylvia Plath. Revolucionarias en su momento, pero yo siento que son poco valoradas. Y es que no es lo mismo hablar de ellas que,de nombres creadores de clásicos como George Orwell, Oscar Wilde, Mark Twain, por citar algunos y guardando justa proporción. Basta con ir a una librería y darse cuenta que es muy fácil encontrar los clásicos de estos personajes, y los de las damas no tanto. Es tal vez, Frankenstein, de Mary Shelley, el más reconocido.
Novelistas rosas
En el segundo rubro nos topamos con las escritoras que han encasillado a su género. Lamentablemente existe. El ejemplo más grande es Corin Tellado, la reina de escribir novelas rosas y que pareciera escribir en serie. No es nada personal, pero en Latinoamérica pareciera les gusta aportar a este mal, con escritoras que son reconocidas y aplaudidas en donde se paran, pero que en realidad pareciera que escriben el mismo libro una y otra vez. Tal es el caso de la chilena Isabel Allende y de la colombiana Laura Restrepo, por citar un par, que no han conseguido dar esa sensación de respeto que tanto se merece la mujer en la literatura.

Referente de opinión en México
En México, tenemos a una intelectual que ha conseguido tumbar prejuicios, ser un referente al momento de opinar, y que, sin embargo, pareciera ir perdiendo vigencia. A pesar de ello nada se le puede reprochar a Elena Poniatowska, una escritora que se ha codeado con lo mejor del Boom Latinoamericano, que es leída en masa y lleva un mensaje de igualdad. Le da vida y realce a las mujeres que marcaron la historia, exigiendo a gritos que se les ponga en el lugar que merecen.
Tiene dos libros que son claves para destacar en la literatura femenina a nivel mundial, ver esa prosa que vale reconocimientos, uno es Tinísima y el otro, la extraordinaria novela Paseo de la Reforma.
A pesar de todo, hay que ser sinceros, hoy en día en México es más leído Yordi Rosado e incluso los youtubers que lanzan libros inexplicables. En un sentido distinto, “Elenita” no es colocada a la par de nombres como el de Carlos Fuentes o Gabriel García Márquez, y es que pareciera que siempre viene un escalón abajo. ¿Prejuicios en pleno 2018? Lamentablemente sí.
Nobel de Literatura y su aporte
Para compensar un poco, el máximo galardón en el mundo de literatura, al menos el de mayor prestigio, el Nobel de Literatura, ha intentado ser igualitario. Y es que de 1901 cuando comenzó a entregarse, hasta el 2000, solamente fueron reconocidas 10 mujeres. Así es, así de bajo, de no creerse.
En un mundo que reclama igualdad, que grita a los cuatro vientos que debemos dejar atrás prácticas que simplemente son retrogradas y estancan a la sociedad a nivel mundial, el Nobel intentó encontrar el equilibrio. Desde el 2001 hasta 2016 lo han ganado cinco. Las nuevas voces femeninas que han emergido clamando un lugar entre los anaqueles frontales de la literatura universal, son la alemana Herta Müller, la multifacética Doris Lessing, la documentalista Svetlana Aleksiévich, la cuentista Alice Munro y Elfriede Jelinek. Contando en esta lista a la estadounidense Joyce Carol Oates, quien siempre es candidata a ganar el Nobel.

JK Rowling creadora del libro Harry Potter/Foto: Getty
Lamentablemente, hay que decirlo. Estos nombres no gozan del reconocimiento de otros ganadores del Nobel, es decir, no son tomadas tan enserio al momento de elegir un libro. No son replicadas con frases por aquí y por allá. No son tan mencionados como un José Saramago, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Orhan Pamuk e incluso el polémico Bob Dylan. Y es que, pareciera históricamente, no se encuentran a la altura de estos nombres, nuevamente todo parece estar encasillado en prejuicios.
Pasos cortos
No me quiero alargar más, pero el punto es que queda claro que en la literatura no existe la igualdad de género. Que en automático la obra de una mujer es cuestionada y no es puesta a la par de los grandes nombres de la literatura Universal. Falta mucho camino por recorrer y el mundo de los libros no es la excepción, están dando pasos cortos.
Cierro con dos cosas. Mucho hay que agradecer en esta búsqueda de igualdad a JK Rowling, creadora de la saga de Harry Potter, que, sin embargo, tuvo que esconder quien era realmente para poder alcanzar las ventas deseadas en su momento, mismo caso de Stephenie Meyer con su saga de Crepúsculo.
Buenas, malas, cada quien decidirá, pero es un hecho que las mujeres han entrado de lleno en la batalla por ser miembros dorados del club de los Best Sellers.
Continúa la lista
Existen escritoras que me parece están revolucionando la literatura en la actualidad y no son tomadas en cuenta, o al menos, como deberían. Nombres como el de Melba Escobar, Guadalupe Nettel, Natsuo Kirino y Wendy Guerra, bien vale la pena tenerlos en mente y leer lo que nos han dado, obras de mucha calidad y que siguen abriendo ese camino a la igualdad.
Óscar Beltrán ha trabajado en medios impresos y radiofónicos como reportero en las fuentes de cultura, policíaca y deportiva. Ahora se desempeña como editor en jefe de la aplicación para smartphone «Plans».
<MTO>
El arte tiene la capacidad de sanar: Ismael Vargas

Con 60 años de carrera sobre sus hombros, el maestro Ismael Vargas aún se emociona con la idea de inspirar a otras y otros —los más jóvenes, principalmente— a replantearse el mundo que los rodea a partir de la contemplación y el contacto con el arte.
“Tengo la esperanza de que el arte sea capaz de distraerlos. O sea, tengo la ilusión de poder rescatar su atención”, dice en entrevista exclusiva para Siker.
Con ese propósito, el destacado pintor tapatío se embarcó en la preparación de una exposición retrospectiva, titulada La vida: Tiempo codificado en la que reunirá 25 obras realizadas en distintos momentos de su trayectoria como artista, y que será exhibida en la Universidad Panamericana Campus Guadalajara a partir del próximo martes 4 de noviembre.
Nacido en 1947 —cineasta, escritor, pintor y escultor—, Ismael Vargas encontró su vocación a los 13 años de edad, enamorado de las pinturas que se imprimían en las cajetillas de los cerillos con que su madre encendía la estufa.
Con la certeza inequívoca de que la pintura era el camino natural que le trazaba la vida, plasmó desde sus primeros lienzos las acumulaciones de objetos que atiborraban los puestos del mercado San Juan de Dios que visitaba de niño.
Sus obras están llenas de pequeñas palomas de barro, muñecas de cartón, trompos, canicas, mariposas y carritos de madera; acumulados de forma obsesiva como se acumulan las plegarias en las capillas o los Om en los monasterios. Una especie de vibración pictórica.
“Es una especie de mantra (…) Es una vibración. Cada vez que yo hago un cuadro, trato de que vibre”, dice y luego sostiene: “Ahora te puedo decir, 60 años después, que he comprobado que el arte tiene la capacidad de sanar a través de la contemplación”.
Iniciaste tu carrera a los 13 años, ¿cómo comenzó todo?
Por frustración. Yo quería ser torero. Y cuando me enfrenté a un becerro, salí corriendo, y supe que me gustaba ver los toros desde la barrera. Luego quise ser cantante de ópera y no canto ni las de Cri-Cri. Por entonces, tenía tiempo de coleccionar y recortar las portadas de los cerillos Clásicos de Lujo que traían reproducciones de pinturas. Y yo no tenía libros de arte, pero hice una especie de libro de arte al pegar todas estas cartitas en un cuaderno. Y entonces, le pregunté a mi papá que qué era eso, y me dijo: es un bastidor en donde se monta una tela y con pinceles y colores se pinta lo que tú quieras. Eso me pareció magnífico. Y le dije: ¿me ayuda a intentar hacer uno? Y me dijo: sí, hagámoslo. Entonces hicimos un bastidor, con un costal de azúcar, lo abrimos, y eso fue lo que montamos.
¿Y qué pintaste?
Bueno, la ignorancia es atrevida. Copié nada menos que Santa Ana, la Virgen y el Niño (de Leonardo da Vinci). Fue maravilloso; al estarlo haciendo, durante el tiempo que duré haciéndolo, me pareció mágico. Era indescriptible la sensación que estaba viviendo. No solo en el acto, sino después del acto de pintar, todo el tiempo que estuviese en contacto con la obra.
¿Qué te ocurría? ¿Una especie de abstracción del mundo?
No. Al contrario, al contrario. Era la sensación de sentirme integrado, yo que siempre me sentí desintegrado del mundo. Me sentía parte del universo cuando me ponía a pintar. Y entonces, simplemente dije: yo quiero hacer eso.
Claro, inmediatamente después, porque tengo ese carácter, pensé: ¿pero yo qué voy a hacer? Ya existe Leonardo da Vinci, Rembrandt, Van Gogh… Todos los artistas que admiro. ¿Y yo qué? Afortunadamente, una voz interior me dijo: No vas a competir, no son las olimpiadas. El arte no es saber quién llega primero o quién puede más, sino es hablar de las cosas que emocionan. Ninguno de ellos nació en una vecindad, cerca del mercado San Juan de Dios, como tú. Y entonces, eso me dio la base de mi trabajo.
¿Tu entorno? ¿Tu contexto específico?
Sí. Mi trabajo es la acumulación, tanto de la fruta, de las máscaras, de las muñecas de cartón, así, como en los mercados, que todo lo hacen en rumas. Yo no pinto una manzana ni un cántaro, sino miles. Y esa fue mi solución para trabajar.
Han pasado décadas y te ha tocado ver periodos muy interesantes de México y el mundo. ¿Hay algún periodo en el que estuvieras desarrollando tu obra y te sintieras especialmente interesado?
No, siempre he ido desfasado en el tiempo. Yo no voy con el tiempo en que vivo. Mi interés es hacer algo que te emocione y que te haga sentir bien cuando lo ves, nada más. Yo no tengo mensajes que mandar ni mucho menos mensajes políticos. Es simplemente hacer un jardín y mostrártelo para que lo contemples.
¿Se trata solo de la contemplación?
Sí. Ahora te puedo decir, 60 años después, que he comprobado que el arte tiene la capacidad de sanar a través de la contemplación.
¿Cómo exactamente?
Pues, contemplar una obra puede transformarte. Transformar tu estado de ánimo de manera que tus defensas te protejan de una enfermedad o te eliminen un malestar. No estoy hablando de medicina. Estoy hablando del alma y de las emociones, pero es físico también, es físico. Tu sistema inmunológico se fortalece al ver algo que te emociona. Por lo tanto, te alivia.
Tu obra es particularmente bella, colorida, alegre…
Obsesiva. Es una especie de mantra. Esa es la otra parte que cura. Es una vibración. Cada vez que yo hago un cuadro, trato de que vibre. Y nosotros somos vibración, nosotros somos polvo de estrellas. Las plantas son polvo de estrellas, las piedras son polvo de estrellas. Lo que nos diferencia es la vibración. Vibramos a diferentes velocidades y por eso las plantas son como son y nosotros como somos.
Cuando una obra es oscura o violenta, ¿actúa a la inversa?
No, no, no. También puede ser sanadora. La imagen no tiene que ver con lo que a ti te sucede. Es un espejo. Depende del espectador. No es importante lo que nos sucede, sino lo que hacemos con lo que nos sucede. Yo, por las características de mi educación y mi contexto, podría ser un asesino. Tengo el derecho de matar. Pero, preferí hacer un jardín.
Tienes una nueva exposición en puerta. ¿Cómo nació el proyecto?
Por una invitación de la Universidad Panamericana que está interesada en abrir un ala de la universidad para el arte. Me preguntaron que si me gustaría participar en una exposición y acepté.
¿Por qué te gustó la idea?
Por el contacto con la juventud, que no va a las galerías. Entonces, pues, si la montaña no viene a mí, yo voy a la montaña.
¿Cuál es el concepto de la exposición?
Es una especie de retrospectiva porque son piezas de distintas épocas: papeles, óleos, esculturas, todas las técnicas que he trabajado. Obras desde el (año) 72’ hasta obras contemporáneas, hechas el mes pasado.
Vamos a ver una línea de tiempo de 60 años de carrera…
Sí. Sesenta y dos años de carrera. Van a hacer falta algunas obras, de una etapa en que trabajaba piezas gigantescas.
¿Qué pasó con esas obras? He visto algunas y son impresionantes.
Tengo algunas, pero no hay espacio para exponerlas. Son obras monumentales de 12 metros.
Hablemos de los tiempos que corren. Me decías que los chicos no van a las galerías. Fue justamente eso lo que te interesó de esta nueva exposición; poder acercarte a los jóvenes con tu obra.
Sí, porque tengo la esperanza de que el arte sea capaz de distraerlos. O sea, tengo la ilusión de poder rescatar su atención.
Claro que está terrible, porque hace muchos años que nos están destruyendo, nos han hecho indiferentes, nos han estupidizado. Y si algo es importante es la curiosidad. Para que tú inventes un avión, tienes que tener la curiosidad de saber hacerlo que vuele y que no se te caiga.
En este caso, no me interesa que sean pintores. Lo que me interesa es que vean otra opción del mundo. Si una obra mía despierta su creatividad en el terreno que sea… a lo mejor no van a pintar, si no, van a manejar un aparato digital maravilloso que va a hacer algo holístico, qué sé yo.
Ese tipo de cosas ocurren con el arte…
Así es, exacto. En eso creo.
¿Hay planes a futuro con la exposición?
Sí, parece que estará en la Universidad (Panamericana Campus Guadalajara) hasta diciembre, y después se la van a llevar a la Ciudad de México y a algunos otros lugares.
¿Eso te emociona?
Sí. Por lo mismo. No me importa que no esté a la venta mi obra, que no me compren. Eso nunca me ha interesado. Me interesa la posibilidad de que a algún niño, a algún joven le cambie la vida.

Tendrá reestreno mundial la zarzuela El Orgullo de Jalisco en el Teatro Degollado

El próximo 14 de septiembre, el Teatro Degollado será escenario del reestreno mundial de la zarzuela El Orgullo de Jalisco, del compositor español Federico Moreno Torroba, con la presencia del tenor Plácido Domingo como invitado de honor.
La obra vuelve a los escenarios tras 78 años de su estreno en el Teatro Arbeu de la Ciudad de México.
La puesta en escena contará con la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera en el rol de Cristina —papel que en 1947 interpretó Pepita Embil, madre de Plácido Domingo— y con el barítono mexicano Luis Ledesma como Paco Aldana.
Ambos artistas han desarrollado una destacada trayectoria en escenarios internacionales como el Metropolitan Opera de Nueva York, la Royal Opera House de Londres, el Teatro alla Scala de Milán y el Teatro Colón de Buenos Aires.
Rescate patrimonial
Andrea Blanco Calderón, coordinadora General Estratégica de Desarrollo Social, explicó que el reestreno es un rescate patrimonial.
La partitura, con libreto de Antonio Guzmán Aguilera, se localizó en 2020 por Rooney Josué Hernández Villanueva, quien realizó la edición crítica. El full score se encontraba en poder de la familia de Moreno Torroba y fue cedido a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE).
El secretario de Cultura, Gerardo Ascencio Rubio, destacó que “montar esta obra para nosotros, exactamente, 78 años después de su estreno y reestrenarla aquí en Guadalajara, donde no se presentó, realmente es un gusto, un honor y un aliciente para presentar a un público que tiene mucho tiempo y una larga tradición de gusto por el género de la zarzuela y por el género de la ópera en general”.
Plácido Domingo asistirá a la función
La producción reunirá a más de 130 artistas en escena, entre ellos 70 músicos de la Orquesta Sinfónica para la Escena de Jalisco y de la Orquesta Típica del Estado, 50 integrantes del Estudio de Ópera de Jalisco, el Coro del Estado y el Coro del Tec de Monterrey, todos bajo la dirección musical de Allen Vladimir Gómez Ruiz.
La dirección escénica estará a cargo de Leopoldo Falcón, conocido como “El Hombre Zarzuela de México”. La obra se presentará en tres actos que combinan la tradición española con aires populares mexicanos, en particular el son jalisciense.
Función especial
Plácido Domingo confirmó su asistencia como invitado de honor, en un evento que también representa un homenaje a la trayectoria de su madre. “El Orgullo de Jalisco” no figuraba hasta ahora en los catálogos internacionales de zarzuela, por lo que su reaparición en Guadalajara adquiere un carácter de rescate histórico y artístico.
La función está programada para el 14 de septiembre a las 18:00 horas en el Teatro Degollado. Los boletos están disponibles en Boletomovil.com y en taquillas del recinto, con precios que van de 50 a mil pesos.
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