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Cultura

Literatura en tiempos electorales

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AMLO, Literatura política

Literatura…

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Vámonos poniendo serios. Primero que nada quiero dejar en claro que mis ideologías, favoritismos y demás en cuestiones de política, no quedan reflejados en su totalidad (hay que buscarle en cual parte sí) en esta columna. Sólo hablaré de un libro, un hecho y lo que ahí pasa. Usted decide si se ofende, pero tendrá que ofenderse con el autor del libro. Yo voy a retomar la historia.

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Antes de entrar en materia daré un breve contexto. Este 2018 es un año clave en el futuro del país, se vienen las elecciones para presidente de la República; en algunos estados se elegirá a la par gobernador, presidente municipal, diputados, senadores y de más cargos de la polaca nacional.

Peleas y candidatos 

Como tal, y en una era en la que vivimos en las redes sociales, y en la que todo mundo cree tener la mejor opinión, por ende la razón, es común ver cómo se enganchan en pleitos cibernéticos los que van con uno u otro candidato. Se viene la era de los bulos o las fake news, por todos lados de memes e imágenes desprestigiando a uno y a otro; especulaciones, ataques, de todo un poco. Muy digno de todo un circo político.

Los actores ya fueron echados al ruedo, está el que no está afiliado al partido, pero comparte sus ideales, entonces es el ideal para limpiar la imagen del partido de los tres colores que nació en tiempos de Madero y al que Vargas Llosa vino y llamó la dictadura perfecta. El que representa a la supuesta izquierda, tiene 18 años viviendo de su partido y (yo creo, pues) de limosna y caridad, pero que pues ya se alió con la ultra, ultra derecha. Y está el de los lentes que presume hablar, por lo menos, tres idiomas y que no ha concretado hilar dos palabras en eso que se jacta. Y también están los independientes, que por ahora no se cuentan, porque a lo mejor ni juntan las firmas para poder llamarlos contendientes en el proceso electoral.

Política en la literatura 

Pero bueno, no me desvió más, ya me estoy yendo chueco (aprovechando lo de la política se me hizo fácil). Aquí se habla de literatura y es muy común que si por estos días, o desde el año pasado, te das una vuelta a la librería de tu preferencia, te vas a topar con mil portadas que tienen a uno o más de los protagonistas de esta batalla electoral. Libros que los desprestigian, otros que pretenden analizarlos, los pros, los contras, los escándalos; sin olvidar que no falta el político que escribe, que se quiere sentir el de moda, o que escribe sus razones por las cuales va a fortalecer México.

Imperdible el nuevo ejemplar en el que uno nos detalla, por centésima vez, cómo le han robado ya dos veces la presidencia y que es la mafia del poder. Todo eso no es más que propaganda política, y cara, de paso yo la llamaría la peor literatura, literatura basura en toda la extensión de la palabra. A pesar de ello, es casi imposible escapar de su seducción, sí así como suena, me declaro culpable de haber comprado algunos libros de estos por morbo. Entre esos que me hicieron refrendar que no son más que basura. Llegó a mis manos uno que de verdad me ha marcado y que 12 años después de su publicación sigue vigente, a manera de advertencia.

Libro: La victoria. AMLO

Novela futurista 

Fue en 2006 cuando llegó a mis manos la novela política, escrita por el analista político y columnista Jaime Sánchez Susarrey, de nombre La victoria. Este escritor se ha caracterizado por tundir duro a AMLO (Andrés Manuel López Obrador) en sus columnas, hablando de cómo se hizo la harakiri y perdió en 2006 frente a Calderón por menos del 1%, es un detractor de casi todo partido, pero con López Obrador le ha dado por señalarlo como ambicioso y un peligro.

Todo eso lo trasladó a una novela con tintes futuristas que es magnífica. La victoria nos traslada a 2006, AMLO viviendo el populismo por todo lo alto, aventajando las encuestas. La historia comienza relatando cómo Roberto Madrazo del PRI (Partido Revolucionario Institucional) y Felipe Calderón del PAN (Partido Acción Nacional) se comienzan a preocupar del alza del tabasqueño e incluso buscan una alianza para sumar esfuerzos y no permitir que ocupe la silla presidencial, todo falla. El IFE (Instituto Federal Electoral)  sale en la madrugada y declara ganador a López Obrador.

Aquí comienza lo bueno de esta novela futurista, que a pesar de que nació como parte del proceso de 2006, en el que finalmente triunfó el PAN con Calderón Hinojosa, Susarrey nos presenta el qué hubiera pasado si ganaba Andrés Manuel y el panorama es bastante turbio, tanto que hoy vale la pena darle una leída. ¿Han escuchado esas voces que hablan de un nuevo Maduro o un Hugo Chávez en potencia? Susarrey detalló hace 12 años el porqué de estas cosas, es mas, le atinó a varias cosas que han venido pasando en estas dos elecciones en las que ya perdió y en la tercera que se viene.

Peligro 

En el libro vemos a un AMLO que comienza su gobierno con mano dura y firme, en tres años logra levantar al país y crece su popularidad, su partido arrasa en las elecciones intermedias y es catapultado a la divinidad. El autor comienza una narración sobre lo que hubiera pasado si el señor López llegaba a la grande y aquí no se guarda nada.

Lo presenta como un peligro que conforme pasa el tiempo de su mandato decide fundar su propio partido. Incluso planea una reforma en la que se pueda cambiar el modo de elegir a los gobernantes, dejar a un lado la democracia y que vuelva la reelección como en los tiempos de Porfirio Díaz. Todo basado en el hecho de presentar al “Peje” como un ser ambicioso de poder, con resentimientos que carga desde su vida juvenil, todos retratados en las páginas de La victoria.

Y a pesar de que la novela tiene personajes que hoy ya no están más en el panorama, que ya sabemos que no ganó en 2012, nuevamente estamos en tiempos en los que AMLO se convierte, una vez más, en el personaje señalado como el peligro, tiene nuevos contendientes, pero su discurso y fama no han cambiado. Ahora viene como candidato del partido que él mismo fundó al agotar la paciencia del PRD (Partido de la Revolución Democrática).

Repito esta es una novela, todo es presentado a manera de ficción, incluso hay una trama amorosa para aderezar todo y no se sienta como un ejercicio completamente político. Y a pesar de que en su tiempo el libro fue duramente criticado, a mí me parece bueno y necesario de leer, dar un panorama abierto, escuchar más voces y no cerrarse a la incesante batalla que se vive en el día a día en redes sociales.

Dictador

Volviendo a la trama y a lo que llega este libro, es que a final de cuentas AMLO se convierte en todo un dictador, uno más cercano a Hitler (no piensen en matanzas y holocaustos, sino en su poder de persuasión), sin dejar de lado su faceta estilo latinoamericano (Chávez, Maduro, Castro, Fujimori).

El libro es alarmista y habla del paso a paso a seguir para generar un caos y poner de cabeza al país, por medio del populismo disfrazado de democracia, que evoluciona. La ambición de un personaje que es retratado como un monstruo, que a final de cuentas hay que admitirlo, se asoma como un ente que es todo lo que asusta a la derecha de este país.

A juzgar y tomar decisiones

A final de cuentas, cada quien puede sacar sus propias conclusiones de qué tanto puede ser verdad en caso de un triunfo. La realidad es que en estos tiempos de mucho circo político, hay que ser mesurados, valorar, leer y escuchar a la conciencia. Al final todos vamos en el mismo barco que se llama México, y a diferencia de lo que en este libro se presenta, todavía somos un país libre y podemos elegir a quien creamos es el más conveniente para llevarlos.

Yo emito esta recomendación, como un panfleto novelesco de lo que estamos por vivir, o no. Tal vez todo sea ficción y seamos en ocasiones muy pesimistas a futuro. Insisto, es lo que pensó y seguramente piensa todavía Sánchez Susarrey. Yo me guardo lo mío para más adelante, y no lo sé. Hasta entonces.

Óscar Beltrán ha trabajado en medios impresos y radiofónicos como reportero en las fuentes de cultura, policíaca y deportiva. Ahora se desempeña como editor en jefe de la aplicación para smartphone «Plans».

 

Laberinto

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Cultura

El arte tiene la capacidad de sanar: Ismael Vargas

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Ismael Vargas
La exposición La vida: Tiempo codificado, del artista Ismael Vargas, reúne 25 obras de distintas etapas del artista. Foto: Siker / Juan Carlos Sagredo.

Con 60 años de carrera sobre sus hombros, el maestro Ismael Vargas aún se emociona con la idea de inspirar a otras y otros —los más jóvenes, principalmente— a replantearse el mundo que los rodea a partir de la contemplación y el contacto con el arte.

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“Tengo la esperanza de que el arte sea capaz de distraerlos. O sea, tengo la ilusión de poder rescatar su atención”, dice en entrevista exclusiva para Siker.

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Con ese propósito, el destacado pintor tapatío se embarcó en la preparación de una exposición retrospectiva, titulada La vida: Tiempo codificado en la que reunirá 25 obras realizadas en distintos momentos de su trayectoria como artista, y que será exhibida en la Universidad Panamericana Campus Guadalajara a partir del próximo martes 4 de noviembre.

Nacido en 1947 —cineasta, escritor, pintor y escultor—, Ismael Vargas encontró su vocación a los 13 años de edad, enamorado de las pinturas que se imprimían en las cajetillas de los cerillos con que su madre encendía la estufa.

Con la certeza inequívoca de que la pintura era el camino natural que le trazaba la vida, plasmó desde sus primeros lienzos las acumulaciones de objetos que atiborraban los puestos del mercado San Juan de Dios que visitaba de niño.

Sus obras están llenas de pequeñas palomas de barro, muñecas de cartón, trompos, canicas, mariposas y carritos de madera; acumulados de forma obsesiva como se acumulan las plegarias en las capillas o los Om en los monasterios. Una especie de vibración pictórica.

“Es una especie de mantra (…) Es una vibración. Cada vez que yo hago un cuadro, trato de que vibre”, dice y luego sostiene: “Ahora te puedo decir, 60 años después, que he comprobado que el arte tiene la capacidad de sanar a través de la contemplación”. 


Iniciaste tu carrera a los 13 años, ¿cómo comenzó todo?

Por frustración. Yo quería ser torero. Y cuando me enfrenté a un becerro, salí corriendo, y supe que me gustaba ver los toros desde la barrera. Luego quise ser cantante de ópera y no canto ni las de Cri-Cri. Por entonces, tenía tiempo de coleccionar y recortar las portadas de los cerillos Clásicos de Lujo que traían reproducciones de pinturas. Y yo no tenía libros de arte, pero hice una especie de libro de arte al pegar todas estas cartitas en un cuaderno. Y entonces, le pregunté a mi papá que qué era eso, y me dijo: es un bastidor en donde se monta una tela y con pinceles y colores se pinta lo que tú quieras. Eso me pareció magnífico. Y le dije: ¿me ayuda a intentar hacer uno? Y me dijo: sí, hagámoslo. Entonces hicimos un bastidor, con un costal de azúcar, lo abrimos, y eso fue lo que montamos.

¿Y qué pintaste?

Bueno, la ignorancia es atrevida. Copié nada menos que Santa Ana, la Virgen y el Niño (de Leonardo da Vinci). Fue maravilloso; al estarlo haciendo, durante el tiempo que duré haciéndolo, me pareció mágico. Era indescriptible la sensación que estaba viviendo. No solo en el acto, sino después del acto de pintar, todo el tiempo que estuviese en contacto con la obra.

¿Qué te ocurría? ¿Una especie de abstracción del mundo?

No. Al contrario, al contrario. Era la sensación de sentirme integrado, yo que siempre me sentí desintegrado del mundo. Me sentía parte del universo cuando me ponía a pintar. Y entonces, simplemente dije: yo quiero hacer eso.

Claro, inmediatamente después, porque tengo ese carácter, pensé: ¿pero yo qué voy a hacer? Ya existe Leonardo da Vinci, Rembrandt, Van Gogh… Todos los artistas que admiro. ¿Y yo qué? Afortunadamente, una voz interior me dijo: No vas a competir, no son las olimpiadas. El arte no es saber quién llega primero o quién puede más, sino es hablar de las cosas que emocionan. Ninguno de ellos nació en una vecindad, cerca del mercado San Juan de Dios, como tú. Y entonces, eso me dio la base de mi trabajo.

¿Tu entorno? ¿Tu contexto específico?

Sí. Mi trabajo es la acumulación, tanto de la fruta, de las máscaras, de las muñecas de cartón, así, como en los mercados, que todo lo hacen en rumas. Yo no pinto una manzana ni un cántaro, sino miles. Y esa fue mi solución para trabajar.

Han pasado décadas y te ha tocado ver periodos muy interesantes de México y el mundo. ¿Hay algún periodo en el que estuvieras desarrollando tu obra y te sintieras especialmente interesado?

No, siempre he ido desfasado en el tiempo. Yo no voy con el tiempo en que vivo. Mi interés es hacer algo que te emocione y que te haga sentir bien cuando lo ves, nada más. Yo no tengo mensajes que mandar ni mucho menos mensajes políticos. Es simplemente hacer un jardín y mostrártelo para que lo contemples.

¿Se trata solo de la contemplación?

Sí. Ahora te puedo decir, 60 años después, que he comprobado que el arte tiene la capacidad de sanar a través de la contemplación.

¿Cómo exactamente?

Pues, contemplar una obra puede transformarte. Transformar tu estado de ánimo de manera que tus defensas te protejan de una enfermedad o te eliminen un malestar. No estoy hablando de medicina. Estoy hablando del alma y de las emociones, pero es físico también, es físico. Tu sistema inmunológico se fortalece al ver algo que te emociona. Por lo tanto, te alivia.

Tu obra es particularmente bella, colorida, alegre…


Obsesiva. Es una especie de mantra. Esa es la otra parte que cura. Es una vibración. Cada vez que yo hago un cuadro, trato de que vibre. Y nosotros somos vibración, nosotros somos polvo de estrellas. Las plantas son polvo de estrellas, las piedras son polvo de estrellas. Lo que nos diferencia es la vibración. Vibramos a diferentes velocidades y por eso las plantas son como son y nosotros como somos.


Cuando una obra es oscura o violenta, ¿actúa a la inversa?

No, no, no. También puede ser sanadora. La imagen no tiene que ver con lo que a ti te sucede. Es un espejo. Depende del espectador. No es importante lo que nos sucede, sino lo que hacemos con lo que nos sucede. Yo, por las características de mi educación y mi contexto, podría ser un asesino. Tengo el derecho de matar. Pero, preferí hacer un jardín.

Tienes una nueva exposición en puerta. ¿Cómo nació el proyecto?

Por una invitación de la Universidad Panamericana que está interesada en abrir un ala de la universidad para el arte. Me preguntaron que si me gustaría participar en una exposición y acepté.

¿Por qué te gustó la idea?

Por el contacto con la juventud, que no va a las galerías. Entonces, pues, si la montaña no viene a mí, yo voy a la montaña.

¿Cuál es el concepto de la exposición?

Es una especie de retrospectiva porque son piezas de distintas épocas: papeles, óleos, esculturas, todas las técnicas que he trabajado. Obras desde el (año) 72’ hasta obras contemporáneas, hechas el mes pasado. 


Vamos a ver una línea de tiempo de 60 años de carrera…

Sí. Sesenta y dos años de carrera. Van a hacer falta algunas obras, de una etapa en que trabajaba piezas gigantescas.

¿Qué pasó con esas obras? He visto algunas y son impresionantes.


Tengo algunas, pero no hay espacio para exponerlas. Son obras monumentales de 12 metros.

Hablemos de los tiempos que corren. Me decías que los chicos no van a las galerías. Fue justamente eso lo que te interesó de esta nueva exposición; poder acercarte a los jóvenes con tu obra.

Sí, porque tengo la esperanza de que el arte sea capaz de distraerlos. O sea, tengo la ilusión de poder rescatar su atención.
Claro que está terrible, porque hace muchos años que nos están destruyendo, nos han hecho indiferentes, nos han estupidizado. Y si algo es importante es la curiosidad. Para que tú inventes un avión, tienes que tener la curiosidad de saber hacerlo que vuele y que no se te caiga.
En este caso, no me interesa que sean pintores. Lo que me interesa es que vean otra opción del mundo. Si una obra mía despierta su creatividad en el terreno que sea… a lo mejor no van a pintar, si no, van a manejar un aparato digital maravilloso que va a hacer algo holístico, qué sé yo.

Ese tipo de cosas ocurren con el arte…

Así es, exacto. En eso creo.

¿Hay planes a futuro con la exposición?

Sí, parece que estará en la Universidad (Panamericana Campus Guadalajara) hasta diciembre, y después se la van a llevar a la Ciudad de México y a algunos otros lugares. 


¿Eso te emociona?

Sí. Por lo mismo. No me importa que no esté a la venta mi obra, que no me compren. Eso nunca me ha interesado. Me interesa la posibilidad de que a algún niño, a algún joven le cambie la vida.

Ismael Vargas
El artista Ismael Vargas inaugura su exposición este martes en la Universidad Panamericana. Foto: Siker / Juan Carlos Sagredo.
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Cultura

Tendrá reestreno mundial la zarzuela El Orgullo de Jalisco en el Teatro Degollado

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zarzuela El Orgullo de Jalisco

El próximo 14 de septiembre, el Teatro Degollado será escenario del reestreno mundial de la zarzuela El Orgullo de Jalisco, del compositor español Federico Moreno Torroba, con la presencia del tenor Plácido Domingo como invitado de honor. 

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La obra vuelve a los escenarios tras 78 años de su estreno en el Teatro Arbeu de la Ciudad de México.

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La puesta en escena contará con la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera en el rol de Cristina —papel que en 1947 interpretó Pepita Embil, madre de Plácido Domingo— y con el barítono mexicano Luis Ledesma como Paco Aldana. 

Ambos artistas han desarrollado una destacada trayectoria en escenarios internacionales como el Metropolitan Opera de Nueva York, la Royal Opera House de Londres, el Teatro alla Scala de Milán y el Teatro Colón de Buenos Aires.

Rescate patrimonial

Andrea Blanco Calderón, coordinadora General Estratégica de Desarrollo Social, explicó que el reestreno es un rescate patrimonial. 

La partitura, con libreto de Antonio Guzmán Aguilera, se localizó en 2020 por Rooney Josué Hernández Villanueva, quien realizó la edición crítica. El full score se encontraba en poder de la familia de Moreno Torroba y fue cedido a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE).

El secretario de Cultura, Gerardo Ascencio Rubio, destacó que “montar esta obra para nosotros, exactamente, 78 años después de su estreno y reestrenarla aquí en Guadalajara, donde no se presentó, realmente es un gusto, un honor y un aliciente para presentar a un público que tiene mucho tiempo y una larga tradición de gusto por el género de la zarzuela y por el género de la ópera en general”.

Plácido Domingo asistirá a la función

La producción reunirá a más de 130 artistas en escena, entre ellos 70 músicos de la Orquesta Sinfónica para la Escena de Jalisco y de la Orquesta Típica del Estado, 50 integrantes del Estudio de Ópera de Jalisco, el Coro del Estado y el Coro del Tec de Monterrey, todos bajo la dirección musical de Allen Vladimir Gómez Ruiz.

La dirección escénica estará a cargo de Leopoldo Falcón, conocido como “El Hombre Zarzuela de México”. La obra se presentará en tres actos que combinan la tradición española con aires populares mexicanos, en particular el son jalisciense.

Función especial

Plácido Domingo confirmó su asistencia como invitado de honor, en un evento que también representa un homenaje a la trayectoria de su madre. “El Orgullo de Jalisco” no figuraba hasta ahora en los catálogos internacionales de zarzuela, por lo que su reaparición en Guadalajara adquiere un carácter de rescate histórico y artístico.

La función está programada para el 14 de septiembre a las 18:00 horas en el Teatro Degollado. Los boletos están disponibles en Boletomovil.com y en taquillas del recinto, con precios que van de 50 a mil pesos.

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