Los libros más vendidos y que nunca vas a leer

Antes de iniciar me gustaría hacer una confesión. Me declaro un comprador compulsivo de libros y también un acumulador de ejemplares sin leer, arrumbados en su plástico y esperando una oportunidad para ser abiertos. ¿Por qué lo hago? Tal vez porque siento que si no lo compro en ese momento dejará de existir, o nunca más lo volveré a ver, o tal vez siento que ese libro me necesita, quiere que alguien se lo lleve a casa.
¿Y a ustedes les ha pasado?
Y es que nada más entro en una librería y digo vengo a ver, y al final salgo con 3 o 4 nuevos que pondré en lista de espera, que se quedarán en el rincón, hasta que un buen día llegue su turno, el cual es indefinido.
Esto es algo que se transmite a otra latitud, la cual me imagino que está por encima del comprar compulsivamente y dejar para después.
Qué tal esos que dicen que ya leyeron un libro del que todo mundo habla, sólo para quedar bien o sentirse culto y en onda.
Claro que pasa, siempre pongo el mismo ejemplo: es como esos que dicen que comprendieron de cabo a rabo el Ulises de Joyce, y una de dos, nunca lo han agarrado o de plano no le entendieron y lo avenaron por ahí.
Es como los que fanfarronean poniendo frases de García Márquez o del propio Cortázar, y en su vida se han acercado siquiera a tomar entre sus manos un ejemplar de estos escritores.
No sé si sea algo grave, pero es pretender que hiciste algo sólo por entrar en un grupo de “hay que sentirnos cultos”, pero bueno ese tema ya lo abordé en una columna anterior y lo reitero: la literatura no te va a hacer mejor persona, ni tampoco es el camino fundamental para ser una persona culta y de conocimientos.
Boom por Arreola
Cerrando con esta parte pondría el reciente boom por Juan José Arreola y su centenario, todos se sienten expertos en materia, yo me une a un bando contrario, soy de los que ya lo leí, y no me cambió la vida e incluso me llegó a aburrir en partes. Insisto con lo de la literatura que se está haciendo vieja. Una disculpa a los puritanos y estudiados del tema, pero para mí Arreola no es fundamental, soy más del barco de Ibargüengoitia y Rulfo.
Y bueno, dejando de lado ese tema (aunque va de la mano), hace unos días volvió a circular por la red la lista de los 20 libros más vendidos de todos los tiempos. Digo volvió porque ya es vieja y no la ha llegado algún nuevo título que logre destronar a los que ya están instalados. Y muchos han alzado la mano y dicho ya los leí, pero será cierto. Vamos a analizar la dichosa lista, yo mismo tomaré postura en cada título y les diré si realmente lo leí o lo compré y lo arrumbe o de plano no sé ni de que están hablando. Vamos de atrás para adelante.

20. El nombre de la rosa (Umberto Eco)
Un libro complejo, difícil, pesado, con apostillas, escrito en partes en latín, enorme. No es sencillo, Umberto Eco definitivamente no es para cualquiera, hay que ser pacientes, sumergirse en una trama en la que parece que no pasa nada, rebuscada y que hasta el final se pone movida. No es de mis favoritos, sí lo leí, y siento que lo hice por querer demostrarme algo y lo demostré: no me convence la pretenciosidad de Eco.
Dicho esto, creo es un libro que ha sido vendido más por ser un encargo escolar que por otra cosa, es un best seller, muchos lo consideran clásico, pero es el ejemplo que daba, es de los que vas a decir que leíste y comprendiste, pero porque es más sencillo ver la película protagonizada por Sean Connery, que tampoco es la gran cosa.
19. Azabache (Anna Sewell)
Lo admito no lo conozco, ni me suena, ni lo he visto, ni lo han mencionado. Es un caso de un libro escrito a finales de los 1,800 y que obtuvo éxito en el mundo anglosajón. Acá poco hay que decir del tema, es una novela que habla sobre el bienestar de los animales y como tratar a la gente con amabilidad.
18. Ana de las Tejas Verdes (Lucy Maud)
Debo admitir que el libro no lo he leído, aunque últimamente se ha vuelto muy popular. Se trata de una novela dirigida al público infantil, que ha cobrado gran relevancia por ser la inspiración para la emotiva, bella y hermosa serie de Netflix que se titula Anne with an E, si no la han visto, la recomiendo, y será la excusa perfecta para pasarse a leer el libro.
17. El libro del sentido común del cuidado de bebés y niños (Dr. Benjamin Spock)
Ok…pues ahí está el clásico para los padres primerizos, también lo encuentran como Tu hijo. Este libro fue revolucionario porque invitaba a los padres a tratar a sus hijos como individuos. En fin.
16. Heidi (Johanna Spyri)
Sí, si es eso que están pensando, es la novela original en la que se basa el animé homónimo, esa desgarradora serie llena de drama y que hoy funciona para aventarse varios memes. Es un libro difícil de encontrar, me desmarco, no me sumaría a leerlo, siento que ya es algo muy del pasado.
15. El camino a Cristo (Ellen G. White)
No es la Biblia, pero es algo similar. Paso. Sin comentarios.

14. El Alquimista (Paulo Cohelo)
El amo y señor de los engaña bobos, de las frases ridículas para subir en Face con una imagen de su rostro con cara de intelectual. Yo sí caí, leí este libro de superación, que debo decir no es taaaaaaan malo. Su gran problema es que el escritor brasileño se dedicó a remezclar las ideas de este libro en el resto de su bibliografía. Eso sí, este es el libro por excelencia de: yo ya lo leí obvio, es parte del starterpack de me siento hombre de negocios o soy emprendedor porque estoy en una pirámide multinivel.
13. El guardián entre el Centeno (J.D. Salinger)
He aquí el claro ejemplo de libro que se debe comprar, se debe tener en la biblioteca, es un básico, ya que lo leamos es otra cosa. Siempre le he tenido ganas, pero nunca me he dado a la tarea de. Realmente es una obra que es transgresora y que muchos leen por dos cosas: morbo o trabajo escolar. Sí le tengo ganas, pero necesito que alguien que de verdad lo haya leído un día venga y me convenza.
12. El código Da Vinci (Dan Brown)
No lo llamaré gusto culposo, no lo siento así, pero este es uno de mis libros favoritos. Sé que muchos lo leyeron por morbo, otros más lo odian con todo su ser, otros más pseudo intelectuales lo denigran por sus datos de historia inexactos, pues les presento el mundo fantástico de las novelas literarias, en donde hay algo que se llama: ficción. Explico rápido el por qué lo preció, es un libro que me hizo querer leer más, adentrarme más a la literatura y que es sumamente divertido y lleno de emociones. No tiene fallo para los lectores primerizos.
11. Ella (Henry Ridder Haggard)
Este es el inicio de una tetralogía fantástica que es reconocida como una de las mejores de la historia, el hecho de que por acá consumamos más de las sagas juveniles, ha hecho que este libro se salga de los catálogos que se pueden encontrar en librerías Sigo con las ganas, espero pronto lo encuentre.
10. El león, la bruja y el armario (C.S. Lewis)
La segunda parte de la saga de las Crónicas de Narnia cobró mayor relevancia por su adaptación al cine. Es un libro entretenido e ideal para los que van iniciando en el mundo de la literatura. Esta serie de libros son de mis favoritos, una historia bien narrada y que tal vez no está a la altura de un Tolkien, pero por algo eran tan buenos amigos.
9. Diez Negritos (Agatha Christie)
La ama y señora de la novela negra. Suspenso, espías, detectives, de todo. Esta señora me ha regalado grandes aventuras y emociones, y a pesar de que muchos ya la consideran pasada de moda, la verdad es que como Agatha no hay dos, de verdad aquí sí debería aplicar el vamos leyendo a la maestra.
8. Triple Representatividad (Jiang Zemmin)
Trata sobre la teoría política del comunismo chino…y pues ya con la política de por acá tenemos. Será interesante para los adentrados en el tema o bien los que se sienten bien de izquierda y odian al capitalismo.

7. Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas (Lewis Carroll)
Sí, lo leí. Sí, me aburrí como nunca. Es un libro enredoso, que tiene a su favor la adaptación de Disney, pues su colorido universo atrapó a mucha gente que después le dieron chance al libro. Seamos realistas, cada cuando leen alguien que diga y presuma que leyó la obra de Carrooll, más bien se identifican con la película. Aunque vuelvo a lo mismo, no falta el que diga el libro es mejor que la película. Yo les digo: los dos son igual de aburridos. Gracias.
6. Sueños en el pabellón rojo (Cao Xueqin)
Considerada como una obra cumbre de la literatura china es difícil de encontrar hoy en día, y pues nunca hay que decir nunca.
5. El Hobbit (JRR Tolkien)
El libro para niños que escribió Tolkien y que después se convirtió en una trilogía para el cine. Un libro básico, que da rienda suelta a todo el universo de la Tierra Media. Básico para los amantes de la literatura fantástica y un libro sumamente entretenido. Estoy orgulloso de haberlo leído.
4. El principito (Antoine de Saint-Exupéry)
Un clásico, muy bonito, muy reflexivo, para niños y que bueno mucha gente estoy seguro que no ha leído, pero se han chutado las frases en Face o comparten las imágenes porque el monito se ve bonito. Una historia más de las que les contaba. Lo peor es que es un libro muy fácil de leer, está muy cortito.
3. El señor de los anillos (JRR Tolkien)
El inicio de la trilogía más famosa de la historia de la literatura épica. Spoiler: aquí sí se puede decir que el libro es mucho mejor que las películas, imagínense lo que es eso. Vale la pena que vean más allá de lo que ofrecen las obras maestras de Peter Jackson.

2. Historia de dos ciudades (Charles Dickens)
Me considero fan de Dickens, pero le he fallado, este libro es de los que tengo arrumbado, sé que es diferente a sus historias clásicas, pero simplemente hoy por hoy no me llama, no digo que sea obsoleto, pero vaya que ya dio el viejazo.
1.Don Quijote de la Mancha (Miguel de Cervantes)
El libro más vendido y el menos leído, si acaso habrá personas que conocen a los personajes, o que se han aventado el resumen, pero seamos realistas cuántos pueden presumir de realmente haberse aventado las 1,800 páginas o más que tiene este libro. Yo lo he intentado, lo juro, pero simplemente no he podido. Ahí está en mi lista de cosas que hacer antes de morir, del lado de las de no sé si lo vaya a hacer. Un clásico que todo mundo cree conocer, pero que estoy seguro muy, pero muy pocos, han devorado hasta el final.
El arte tiene la capacidad de sanar: Ismael Vargas

Con 60 años de carrera sobre sus hombros, el maestro Ismael Vargas aún se emociona con la idea de inspirar a otras y otros —los más jóvenes, principalmente— a replantearse el mundo que los rodea a partir de la contemplación y el contacto con el arte.
“Tengo la esperanza de que el arte sea capaz de distraerlos. O sea, tengo la ilusión de poder rescatar su atención”, dice en entrevista exclusiva para Siker.
Con ese propósito, el destacado pintor tapatío se embarcó en la preparación de una exposición retrospectiva, titulada La vida: Tiempo codificado en la que reunirá 25 obras realizadas en distintos momentos de su trayectoria como artista, y que será exhibida en la Universidad Panamericana Campus Guadalajara a partir del próximo martes 4 de noviembre.
Nacido en 1947 —cineasta, escritor, pintor y escultor—, Ismael Vargas encontró su vocación a los 13 años de edad, enamorado de las pinturas que se imprimían en las cajetillas de los cerillos con que su madre encendía la estufa.
Con la certeza inequívoca de que la pintura era el camino natural que le trazaba la vida, plasmó desde sus primeros lienzos las acumulaciones de objetos que atiborraban los puestos del mercado San Juan de Dios que visitaba de niño.
Sus obras están llenas de pequeñas palomas de barro, muñecas de cartón, trompos, canicas, mariposas y carritos de madera; acumulados de forma obsesiva como se acumulan las plegarias en las capillas o los Om en los monasterios. Una especie de vibración pictórica.
“Es una especie de mantra (…) Es una vibración. Cada vez que yo hago un cuadro, trato de que vibre”, dice y luego sostiene: “Ahora te puedo decir, 60 años después, que he comprobado que el arte tiene la capacidad de sanar a través de la contemplación”.
Iniciaste tu carrera a los 13 años, ¿cómo comenzó todo?
Por frustración. Yo quería ser torero. Y cuando me enfrenté a un becerro, salí corriendo, y supe que me gustaba ver los toros desde la barrera. Luego quise ser cantante de ópera y no canto ni las de Cri-Cri. Por entonces, tenía tiempo de coleccionar y recortar las portadas de los cerillos Clásicos de Lujo que traían reproducciones de pinturas. Y yo no tenía libros de arte, pero hice una especie de libro de arte al pegar todas estas cartitas en un cuaderno. Y entonces, le pregunté a mi papá que qué era eso, y me dijo: es un bastidor en donde se monta una tela y con pinceles y colores se pinta lo que tú quieras. Eso me pareció magnífico. Y le dije: ¿me ayuda a intentar hacer uno? Y me dijo: sí, hagámoslo. Entonces hicimos un bastidor, con un costal de azúcar, lo abrimos, y eso fue lo que montamos.
¿Y qué pintaste?
Bueno, la ignorancia es atrevida. Copié nada menos que Santa Ana, la Virgen y el Niño (de Leonardo da Vinci). Fue maravilloso; al estarlo haciendo, durante el tiempo que duré haciéndolo, me pareció mágico. Era indescriptible la sensación que estaba viviendo. No solo en el acto, sino después del acto de pintar, todo el tiempo que estuviese en contacto con la obra.
¿Qué te ocurría? ¿Una especie de abstracción del mundo?
No. Al contrario, al contrario. Era la sensación de sentirme integrado, yo que siempre me sentí desintegrado del mundo. Me sentía parte del universo cuando me ponía a pintar. Y entonces, simplemente dije: yo quiero hacer eso.
Claro, inmediatamente después, porque tengo ese carácter, pensé: ¿pero yo qué voy a hacer? Ya existe Leonardo da Vinci, Rembrandt, Van Gogh… Todos los artistas que admiro. ¿Y yo qué? Afortunadamente, una voz interior me dijo: No vas a competir, no son las olimpiadas. El arte no es saber quién llega primero o quién puede más, sino es hablar de las cosas que emocionan. Ninguno de ellos nació en una vecindad, cerca del mercado San Juan de Dios, como tú. Y entonces, eso me dio la base de mi trabajo.
¿Tu entorno? ¿Tu contexto específico?
Sí. Mi trabajo es la acumulación, tanto de la fruta, de las máscaras, de las muñecas de cartón, así, como en los mercados, que todo lo hacen en rumas. Yo no pinto una manzana ni un cántaro, sino miles. Y esa fue mi solución para trabajar.
Han pasado décadas y te ha tocado ver periodos muy interesantes de México y el mundo. ¿Hay algún periodo en el que estuvieras desarrollando tu obra y te sintieras especialmente interesado?
No, siempre he ido desfasado en el tiempo. Yo no voy con el tiempo en que vivo. Mi interés es hacer algo que te emocione y que te haga sentir bien cuando lo ves, nada más. Yo no tengo mensajes que mandar ni mucho menos mensajes políticos. Es simplemente hacer un jardín y mostrártelo para que lo contemples.
¿Se trata solo de la contemplación?
Sí. Ahora te puedo decir, 60 años después, que he comprobado que el arte tiene la capacidad de sanar a través de la contemplación.
¿Cómo exactamente?
Pues, contemplar una obra puede transformarte. Transformar tu estado de ánimo de manera que tus defensas te protejan de una enfermedad o te eliminen un malestar. No estoy hablando de medicina. Estoy hablando del alma y de las emociones, pero es físico también, es físico. Tu sistema inmunológico se fortalece al ver algo que te emociona. Por lo tanto, te alivia.
Tu obra es particularmente bella, colorida, alegre…
Obsesiva. Es una especie de mantra. Esa es la otra parte que cura. Es una vibración. Cada vez que yo hago un cuadro, trato de que vibre. Y nosotros somos vibración, nosotros somos polvo de estrellas. Las plantas son polvo de estrellas, las piedras son polvo de estrellas. Lo que nos diferencia es la vibración. Vibramos a diferentes velocidades y por eso las plantas son como son y nosotros como somos.
Cuando una obra es oscura o violenta, ¿actúa a la inversa?
No, no, no. También puede ser sanadora. La imagen no tiene que ver con lo que a ti te sucede. Es un espejo. Depende del espectador. No es importante lo que nos sucede, sino lo que hacemos con lo que nos sucede. Yo, por las características de mi educación y mi contexto, podría ser un asesino. Tengo el derecho de matar. Pero, preferí hacer un jardín.
Tienes una nueva exposición en puerta. ¿Cómo nació el proyecto?
Por una invitación de la Universidad Panamericana que está interesada en abrir un ala de la universidad para el arte. Me preguntaron que si me gustaría participar en una exposición y acepté.
¿Por qué te gustó la idea?
Por el contacto con la juventud, que no va a las galerías. Entonces, pues, si la montaña no viene a mí, yo voy a la montaña.
¿Cuál es el concepto de la exposición?
Es una especie de retrospectiva porque son piezas de distintas épocas: papeles, óleos, esculturas, todas las técnicas que he trabajado. Obras desde el (año) 72’ hasta obras contemporáneas, hechas el mes pasado.
Vamos a ver una línea de tiempo de 60 años de carrera…
Sí. Sesenta y dos años de carrera. Van a hacer falta algunas obras, de una etapa en que trabajaba piezas gigantescas.
¿Qué pasó con esas obras? He visto algunas y son impresionantes.
Tengo algunas, pero no hay espacio para exponerlas. Son obras monumentales de 12 metros.
Hablemos de los tiempos que corren. Me decías que los chicos no van a las galerías. Fue justamente eso lo que te interesó de esta nueva exposición; poder acercarte a los jóvenes con tu obra.
Sí, porque tengo la esperanza de que el arte sea capaz de distraerlos. O sea, tengo la ilusión de poder rescatar su atención.
Claro que está terrible, porque hace muchos años que nos están destruyendo, nos han hecho indiferentes, nos han estupidizado. Y si algo es importante es la curiosidad. Para que tú inventes un avión, tienes que tener la curiosidad de saber hacerlo que vuele y que no se te caiga.
En este caso, no me interesa que sean pintores. Lo que me interesa es que vean otra opción del mundo. Si una obra mía despierta su creatividad en el terreno que sea… a lo mejor no van a pintar, si no, van a manejar un aparato digital maravilloso que va a hacer algo holístico, qué sé yo.
Ese tipo de cosas ocurren con el arte…
Así es, exacto. En eso creo.
¿Hay planes a futuro con la exposición?
Sí, parece que estará en la Universidad (Panamericana Campus Guadalajara) hasta diciembre, y después se la van a llevar a la Ciudad de México y a algunos otros lugares.
¿Eso te emociona?
Sí. Por lo mismo. No me importa que no esté a la venta mi obra, que no me compren. Eso nunca me ha interesado. Me interesa la posibilidad de que a algún niño, a algún joven le cambie la vida.

Tendrá reestreno mundial la zarzuela El Orgullo de Jalisco en el Teatro Degollado

El próximo 14 de septiembre, el Teatro Degollado será escenario del reestreno mundial de la zarzuela El Orgullo de Jalisco, del compositor español Federico Moreno Torroba, con la presencia del tenor Plácido Domingo como invitado de honor.
La obra vuelve a los escenarios tras 78 años de su estreno en el Teatro Arbeu de la Ciudad de México.
La puesta en escena contará con la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera en el rol de Cristina —papel que en 1947 interpretó Pepita Embil, madre de Plácido Domingo— y con el barítono mexicano Luis Ledesma como Paco Aldana.
Ambos artistas han desarrollado una destacada trayectoria en escenarios internacionales como el Metropolitan Opera de Nueva York, la Royal Opera House de Londres, el Teatro alla Scala de Milán y el Teatro Colón de Buenos Aires.
Rescate patrimonial
Andrea Blanco Calderón, coordinadora General Estratégica de Desarrollo Social, explicó que el reestreno es un rescate patrimonial.
La partitura, con libreto de Antonio Guzmán Aguilera, se localizó en 2020 por Rooney Josué Hernández Villanueva, quien realizó la edición crítica. El full score se encontraba en poder de la familia de Moreno Torroba y fue cedido a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE).
El secretario de Cultura, Gerardo Ascencio Rubio, destacó que “montar esta obra para nosotros, exactamente, 78 años después de su estreno y reestrenarla aquí en Guadalajara, donde no se presentó, realmente es un gusto, un honor y un aliciente para presentar a un público que tiene mucho tiempo y una larga tradición de gusto por el género de la zarzuela y por el género de la ópera en general”.
Plácido Domingo asistirá a la función
La producción reunirá a más de 130 artistas en escena, entre ellos 70 músicos de la Orquesta Sinfónica para la Escena de Jalisco y de la Orquesta Típica del Estado, 50 integrantes del Estudio de Ópera de Jalisco, el Coro del Estado y el Coro del Tec de Monterrey, todos bajo la dirección musical de Allen Vladimir Gómez Ruiz.
La dirección escénica estará a cargo de Leopoldo Falcón, conocido como “El Hombre Zarzuela de México”. La obra se presentará en tres actos que combinan la tradición española con aires populares mexicanos, en particular el son jalisciense.
Función especial
Plácido Domingo confirmó su asistencia como invitado de honor, en un evento que también representa un homenaje a la trayectoria de su madre. “El Orgullo de Jalisco” no figuraba hasta ahora en los catálogos internacionales de zarzuela, por lo que su reaparición en Guadalajara adquiere un carácter de rescate histórico y artístico.
La función está programada para el 14 de septiembre a las 18:00 horas en el Teatro Degollado. Los boletos están disponibles en Boletomovil.com y en taquillas del recinto, con precios que van de 50 a mil pesos.
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