Siete libros imperdibles de Rius, descritos por Rius

Rius…
El caricaturista por excelencia de la vida política y social de México durante la segunda mitad del siglo XX fue Rius, quien con su humor y crítica formó a generaciones e inspiró a los jóvenes moneros.
Eduardo del Río, conocido como Rius, falleció hace un año, el 8 de agosto. Además de caricaturista fue escritor, activista, vegetariano y formador de las nuevas generaciones, ya que a partir de su obra era posible comprender cualquier fenómeno de manera sencilla.
También participó en medios de comunicación como Proceso, Sucesos, Política, La Jornada, El Universal, Ovaciones, La Prensa, y otros.
Aquí te dejamos siete de sus mejores libros, descritos por el propio Rius.

Marx para principiantes
“Después del inesperado éxito de Cuba, los camaradas del Partido me sugirieron hiciera uno sobre don Carlos Marx. Ingenuo de mí, acepté el reto sin saber en lo que me metía porque “traducir” a Marx a un lenguaje popular resultó un trabajo de Hércules (cuando estaba en edad), pero el libro tuvo un éxito inmediato y fue adoptado por toda la izquierda mundial. Este libro, además, fue la base del nacimiento de la serie de libros “for beginners” que lanzó la editorial inglesa Writers & Readers con un éxito morrocotudo para ellos. A mí me deben todavía como chorrocientos mil dólares, pues la editorial se dividió y los pillos se quedaron con ella”.

La panza es primero
“Sin exagerar ni presumir, pienso que este libro ha sido el más vendido de todos. Quizás se deba a que el primer tiraje fue de 50,000 mil ejemplares y a un precio increíblemente barato. Casi se volvió la Biblia de los vegetarianos y animó a mucha gente a dejar de comer carne.
Fue también el primer libro que cuestionó seriamente la comida dizque mexicana, al hacer ver que la mejor y auténtica comida mexicana (no la criolla) es comida vegetariana. (Con los pecadillos veniales de nuestros antepasados como chapulines, pequeñas aves, guajolote y cosas así de ricas) Pero definitivamente recuerden que los compañeros aztecas NO consumían carnes rojas… Por la sencilla razón de que NO existían en estas latitudes. El libro se sigue vendiendo y ya pasó del medio millón”.

Hitler para masoquistas
“El libro sobre Adolfo Hitler, de pocas páginas, tuvo el honor de ser escogido en Alemania para encabezar una enorme exposición de caricaturas sobre Hitler, que se llevó a cabo en 1995 conmemorando el fin de la Segunda Guerra Mundial. Participaron todos los moneros que hicieron cartones de Hitler antes y durante la Segunda Guerra Mundial. Para la portada me fusilé al gran Gulbransson, a quien el Chango Cabral también se fusilaba. No somos nada.
Curiosamente, este libro fue propuesto a una editorial alemana para ser publicado allá, pero, no sé por qué, tuvieron miedo de hacerlo, contestándome que ‘por el momento no lo consideraban publicable’ (estaban en su mejor momento las cabezas rapadas neo nazis). El libro fue hecho en pocas semanas, no recuerdo por qué, y siento que pudo haber sido mejor y más amplio. Pero en fin, ya ni llorar es bueno”.

El mito guadalupano
“Cuando hice El mito Guadalupano esperaba lo peor. Creo que es el libro por el que más he temido ser agredido, pero no. Cuando se publicó, pensaba yo que me iba a linchar una turba de fervorosos guadalupanos encabezados por Serrano Limón o los sobrevivientes de los Cristeros. Pero no.
Lo presenté en Morelia (imaginase) y me sorprendió la aceptación que tuvo de parte del público, Llego a la conclusión de que, en México, los que aún creen en las Apariciones y llevan a cabo sus peregrinaciones a la Villa, no leen. Y menos mis libros.
Me ha sorprendido también que, hasta la fecha, nadie ha salido a atacar públicamente mi libro. Ni en la prensa ni en el radio, he sabido de algún canónico o cura que se haya metido con él. Lo que me hace creer que, al igual que el Abad Schulemburg, mi libro dice la verdad. Y más en estas últimas ediciones, corregidas, aumentadas y con preciosa portada de Francisco Toledo”.

Manual del perfecto ateo
“Con este libro me gané mi segunda excomunión, lo que me llena de santo orgullo. Se ha traducido al inglés, italiano y japonés (y alemán perdón), y en Austin Texas lo estuvieron leyendo en la radio, como cápsulas informativas, durante un año. Es un buen regalo para su padre confesor, creo. Si aún le quedan (…)”.

La Biblia, esa linda tontería
“Un libro medio irreverente (para los que creen todavía que la Biblia es un libro “divino”), que se complementa con el agotado libro basado en los dibujos de Doré.
Una selección de esos collages que forman el libro se presentó en El Festival Cervantino de Guanajuato, donde las autoridades panistas y otros persignados, impidieron que la comitiva oficial del Gobernador (panista) y adláteres, viera e inaugurara la exposición. En pleno 2003, imagínense”.

El diccionario de la estupidez humana
“A muchos les sorprendieron que un diccionario de la estupidez fuera tan delgadito. En realidad, el tema da para hacer una enciclopedia de 19 tomos, pero nadie la compraría, más que para contemplar los metros de librero sin llenar. (Y eso si el color de los libros hacía juego con la sala)”.
Mayra Torres de la O es maestra en Transparencia y Protección de Datos Personales. Ha escrito para medios como El Informador y Público-Milenio.
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El arte tiene la capacidad de sanar: Ismael Vargas

Con 60 años de carrera sobre sus hombros, el maestro Ismael Vargas aún se emociona con la idea de inspirar a otras y otros —los más jóvenes, principalmente— a replantearse el mundo que los rodea a partir de la contemplación y el contacto con el arte.
“Tengo la esperanza de que el arte sea capaz de distraerlos. O sea, tengo la ilusión de poder rescatar su atención”, dice en entrevista exclusiva para Siker.
Con ese propósito, el destacado pintor tapatío se embarcó en la preparación de una exposición retrospectiva, titulada La vida: Tiempo codificado en la que reunirá 25 obras realizadas en distintos momentos de su trayectoria como artista, y que será exhibida en la Universidad Panamericana Campus Guadalajara a partir del próximo martes 4 de noviembre.
Nacido en 1947 —cineasta, escritor, pintor y escultor—, Ismael Vargas encontró su vocación a los 13 años de edad, enamorado de las pinturas que se imprimían en las cajetillas de los cerillos con que su madre encendía la estufa.
Con la certeza inequívoca de que la pintura era el camino natural que le trazaba la vida, plasmó desde sus primeros lienzos las acumulaciones de objetos que atiborraban los puestos del mercado San Juan de Dios que visitaba de niño.
Sus obras están llenas de pequeñas palomas de barro, muñecas de cartón, trompos, canicas, mariposas y carritos de madera; acumulados de forma obsesiva como se acumulan las plegarias en las capillas o los Om en los monasterios. Una especie de vibración pictórica.
“Es una especie de mantra (…) Es una vibración. Cada vez que yo hago un cuadro, trato de que vibre”, dice y luego sostiene: “Ahora te puedo decir, 60 años después, que he comprobado que el arte tiene la capacidad de sanar a través de la contemplación”.
Iniciaste tu carrera a los 13 años, ¿cómo comenzó todo?
Por frustración. Yo quería ser torero. Y cuando me enfrenté a un becerro, salí corriendo, y supe que me gustaba ver los toros desde la barrera. Luego quise ser cantante de ópera y no canto ni las de Cri-Cri. Por entonces, tenía tiempo de coleccionar y recortar las portadas de los cerillos Clásicos de Lujo que traían reproducciones de pinturas. Y yo no tenía libros de arte, pero hice una especie de libro de arte al pegar todas estas cartitas en un cuaderno. Y entonces, le pregunté a mi papá que qué era eso, y me dijo: es un bastidor en donde se monta una tela y con pinceles y colores se pinta lo que tú quieras. Eso me pareció magnífico. Y le dije: ¿me ayuda a intentar hacer uno? Y me dijo: sí, hagámoslo. Entonces hicimos un bastidor, con un costal de azúcar, lo abrimos, y eso fue lo que montamos.
¿Y qué pintaste?
Bueno, la ignorancia es atrevida. Copié nada menos que Santa Ana, la Virgen y el Niño (de Leonardo da Vinci). Fue maravilloso; al estarlo haciendo, durante el tiempo que duré haciéndolo, me pareció mágico. Era indescriptible la sensación que estaba viviendo. No solo en el acto, sino después del acto de pintar, todo el tiempo que estuviese en contacto con la obra.
¿Qué te ocurría? ¿Una especie de abstracción del mundo?
No. Al contrario, al contrario. Era la sensación de sentirme integrado, yo que siempre me sentí desintegrado del mundo. Me sentía parte del universo cuando me ponía a pintar. Y entonces, simplemente dije: yo quiero hacer eso.
Claro, inmediatamente después, porque tengo ese carácter, pensé: ¿pero yo qué voy a hacer? Ya existe Leonardo da Vinci, Rembrandt, Van Gogh… Todos los artistas que admiro. ¿Y yo qué? Afortunadamente, una voz interior me dijo: No vas a competir, no son las olimpiadas. El arte no es saber quién llega primero o quién puede más, sino es hablar de las cosas que emocionan. Ninguno de ellos nació en una vecindad, cerca del mercado San Juan de Dios, como tú. Y entonces, eso me dio la base de mi trabajo.
¿Tu entorno? ¿Tu contexto específico?
Sí. Mi trabajo es la acumulación, tanto de la fruta, de las máscaras, de las muñecas de cartón, así, como en los mercados, que todo lo hacen en rumas. Yo no pinto una manzana ni un cántaro, sino miles. Y esa fue mi solución para trabajar.
Han pasado décadas y te ha tocado ver periodos muy interesantes de México y el mundo. ¿Hay algún periodo en el que estuvieras desarrollando tu obra y te sintieras especialmente interesado?
No, siempre he ido desfasado en el tiempo. Yo no voy con el tiempo en que vivo. Mi interés es hacer algo que te emocione y que te haga sentir bien cuando lo ves, nada más. Yo no tengo mensajes que mandar ni mucho menos mensajes políticos. Es simplemente hacer un jardín y mostrártelo para que lo contemples.
¿Se trata solo de la contemplación?
Sí. Ahora te puedo decir, 60 años después, que he comprobado que el arte tiene la capacidad de sanar a través de la contemplación.
¿Cómo exactamente?
Pues, contemplar una obra puede transformarte. Transformar tu estado de ánimo de manera que tus defensas te protejan de una enfermedad o te eliminen un malestar. No estoy hablando de medicina. Estoy hablando del alma y de las emociones, pero es físico también, es físico. Tu sistema inmunológico se fortalece al ver algo que te emociona. Por lo tanto, te alivia.
Tu obra es particularmente bella, colorida, alegre…
Obsesiva. Es una especie de mantra. Esa es la otra parte que cura. Es una vibración. Cada vez que yo hago un cuadro, trato de que vibre. Y nosotros somos vibración, nosotros somos polvo de estrellas. Las plantas son polvo de estrellas, las piedras son polvo de estrellas. Lo que nos diferencia es la vibración. Vibramos a diferentes velocidades y por eso las plantas son como son y nosotros como somos.
Cuando una obra es oscura o violenta, ¿actúa a la inversa?
No, no, no. También puede ser sanadora. La imagen no tiene que ver con lo que a ti te sucede. Es un espejo. Depende del espectador. No es importante lo que nos sucede, sino lo que hacemos con lo que nos sucede. Yo, por las características de mi educación y mi contexto, podría ser un asesino. Tengo el derecho de matar. Pero, preferí hacer un jardín.
Tienes una nueva exposición en puerta. ¿Cómo nació el proyecto?
Por una invitación de la Universidad Panamericana que está interesada en abrir un ala de la universidad para el arte. Me preguntaron que si me gustaría participar en una exposición y acepté.
¿Por qué te gustó la idea?
Por el contacto con la juventud, que no va a las galerías. Entonces, pues, si la montaña no viene a mí, yo voy a la montaña.
¿Cuál es el concepto de la exposición?
Es una especie de retrospectiva porque son piezas de distintas épocas: papeles, óleos, esculturas, todas las técnicas que he trabajado. Obras desde el (año) 72’ hasta obras contemporáneas, hechas el mes pasado.
Vamos a ver una línea de tiempo de 60 años de carrera…
Sí. Sesenta y dos años de carrera. Van a hacer falta algunas obras, de una etapa en que trabajaba piezas gigantescas.
¿Qué pasó con esas obras? He visto algunas y son impresionantes.
Tengo algunas, pero no hay espacio para exponerlas. Son obras monumentales de 12 metros.
Hablemos de los tiempos que corren. Me decías que los chicos no van a las galerías. Fue justamente eso lo que te interesó de esta nueva exposición; poder acercarte a los jóvenes con tu obra.
Sí, porque tengo la esperanza de que el arte sea capaz de distraerlos. O sea, tengo la ilusión de poder rescatar su atención.
Claro que está terrible, porque hace muchos años que nos están destruyendo, nos han hecho indiferentes, nos han estupidizado. Y si algo es importante es la curiosidad. Para que tú inventes un avión, tienes que tener la curiosidad de saber hacerlo que vuele y que no se te caiga.
En este caso, no me interesa que sean pintores. Lo que me interesa es que vean otra opción del mundo. Si una obra mía despierta su creatividad en el terreno que sea… a lo mejor no van a pintar, si no, van a manejar un aparato digital maravilloso que va a hacer algo holístico, qué sé yo.
Ese tipo de cosas ocurren con el arte…
Así es, exacto. En eso creo.
¿Hay planes a futuro con la exposición?
Sí, parece que estará en la Universidad (Panamericana Campus Guadalajara) hasta diciembre, y después se la van a llevar a la Ciudad de México y a algunos otros lugares.
¿Eso te emociona?
Sí. Por lo mismo. No me importa que no esté a la venta mi obra, que no me compren. Eso nunca me ha interesado. Me interesa la posibilidad de que a algún niño, a algún joven le cambie la vida.

Tendrá reestreno mundial la zarzuela El Orgullo de Jalisco en el Teatro Degollado

El próximo 14 de septiembre, el Teatro Degollado será escenario del reestreno mundial de la zarzuela El Orgullo de Jalisco, del compositor español Federico Moreno Torroba, con la presencia del tenor Plácido Domingo como invitado de honor.
La obra vuelve a los escenarios tras 78 años de su estreno en el Teatro Arbeu de la Ciudad de México.
La puesta en escena contará con la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera en el rol de Cristina —papel que en 1947 interpretó Pepita Embil, madre de Plácido Domingo— y con el barítono mexicano Luis Ledesma como Paco Aldana.
Ambos artistas han desarrollado una destacada trayectoria en escenarios internacionales como el Metropolitan Opera de Nueva York, la Royal Opera House de Londres, el Teatro alla Scala de Milán y el Teatro Colón de Buenos Aires.
Rescate patrimonial
Andrea Blanco Calderón, coordinadora General Estratégica de Desarrollo Social, explicó que el reestreno es un rescate patrimonial.
La partitura, con libreto de Antonio Guzmán Aguilera, se localizó en 2020 por Rooney Josué Hernández Villanueva, quien realizó la edición crítica. El full score se encontraba en poder de la familia de Moreno Torroba y fue cedido a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE).
El secretario de Cultura, Gerardo Ascencio Rubio, destacó que “montar esta obra para nosotros, exactamente, 78 años después de su estreno y reestrenarla aquí en Guadalajara, donde no se presentó, realmente es un gusto, un honor y un aliciente para presentar a un público que tiene mucho tiempo y una larga tradición de gusto por el género de la zarzuela y por el género de la ópera en general”.
Plácido Domingo asistirá a la función
La producción reunirá a más de 130 artistas en escena, entre ellos 70 músicos de la Orquesta Sinfónica para la Escena de Jalisco y de la Orquesta Típica del Estado, 50 integrantes del Estudio de Ópera de Jalisco, el Coro del Estado y el Coro del Tec de Monterrey, todos bajo la dirección musical de Allen Vladimir Gómez Ruiz.
La dirección escénica estará a cargo de Leopoldo Falcón, conocido como “El Hombre Zarzuela de México”. La obra se presentará en tres actos que combinan la tradición española con aires populares mexicanos, en particular el son jalisciense.
Función especial
Plácido Domingo confirmó su asistencia como invitado de honor, en un evento que también representa un homenaje a la trayectoria de su madre. “El Orgullo de Jalisco” no figuraba hasta ahora en los catálogos internacionales de zarzuela, por lo que su reaparición en Guadalajara adquiere un carácter de rescate histórico y artístico.
La función está programada para el 14 de septiembre a las 18:00 horas en el Teatro Degollado. Los boletos están disponibles en Boletomovil.com y en taquillas del recinto, con precios que van de 50 a mil pesos.
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