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Herida, pero no de muerte, Argentina avanza a octavos dramáticamente
Herida, pero no de muerte. Así lucía la selección de Argentina antes de llegar a su encuentro con Nigeria, equipo que fue doblemente salvador de los sudamericanos, en primera instancia al vencer a Islandia dando vida matemática a la Albiceleste, y en segunda al ceder en los últimos minutos de juego ante la presión, Rojo fue el verdugo de los africanos con un empalme de volea a minutos de concluir el duelo. Argentina ganó 2-1 con un Messi, que si bien anotó por fin un gol, se le ve desconectado, y ahora tendrán que conectar nuevamente para enfrentar a Francia en octavos de final.
Desde el inicio del juego los argentinos buscaron el resultado. Era matar o morir. La recompensa llegó al minuto 14 cuando Banega le filtró un balón a Lionel Messi, que no desaprovechó para por fin hacerse presente en este Mundial. El 1-0 se mantuvo hasta el final del primer tiempo para complacencia de los aficionados al estadio de San Petersbugo.
Para el complemento el nerviosismo era evidente en el gradería, incluso en el palco donde se encontraba Diego. Todos los ojos observando el campo y de vez en cuando dando un vistazo al encuentro entre Croacia e Islandia, porque las matemáticas son fundamentales cuando solo tienes un punto en la bolsa.
El drama comenzó al 49. Javier Mascherano defendiendo el área se colgó a un nigeriano. Penal. Los reclamos pidiendo el VAR fueron ignorados. Desde el manchón vino Moses para empatar los cartones, Argentina estaba eliminada de concluir el marcador así, de haberse dado sería la cuarta ocasión consecutiva que avanza a ronda de octavos.
El milagro se gesta
Nigeria se vio abrumado ante la presión albiceleste. La impresión era que en cualquier momento caería el gol del triunfo, pero esa impresión se vio alargada desde el minuto 51 y la agonía era mayor, ni Messi, ni Higuaín, ni Di María, ni Agüero, habían podido descifrar la combinación. Marcos Rojo, un defensa. Un defensa y de volea metía a Argentina a octavos. Un defensor logró que el estadio y Argentina entera se desbordaran en alegría, en llanto, en rezos, en agradecimiento.
Diego apuntó con sus dedos medios a la afición y Rojo en su espalda cargaba a Messi. Irónico. El marcador favoreció a quien buscó el triunfo con más ahínco. Herida pero no de muerte estaba Argentina.