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Sesgos, prismas y post-verdades

Publicada

Por Oliver Zazueta

Durante uno de los capítulos de El Hombre Que Viajó Sólo (1954), obra del autor rumano Constant Virgil Gheorghiu –quien fuera vilipendiado por escribir un texto contra los judíos del cual después renegó—, el protagonista de la novela, Traïan Matisi, un joven periodista-escritor asignado al frente de guerra, vive un episodio que al paso de los años manchará su imagen pública.

Era el periodo de entreguerras y Rumania sufría la invasión de los soviéticos.

En el pasaje en cuestión, Traïan se encuentra en una zona minada y narra su convivencia con un soldado alemán, quien le advierte sobre las bombas, le invita un cigarro e incluso mantiene una conversación animada con él.

En aquel entonces, los nazis aún no eran lo que eran en el imaginario mundial. El novel escritor narraría su encuentro en un libro en el que se desvive en elogios al soldado referido, mientras que alaba al ejercito que los ayuda en su lucha contra los opresores rusos.

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“Todo es Mentira” / Fangoria Feat. Julieta Venegas

Décadas después, durante su exilio en París, una vez que Rumania ya había sido ocupada por la URSS, Matïsi se convierte en un connotado autor que cae en desgracia, cuando la crítica, que alababa su obra intermedia, descubre este temprano desliz literario en favor de los germanos.

Amigos cercanos lo conminan a que se desdiga, pero él se niega, alegando que la anécdota era correcta, y que no tenía más que agradecimiento para aquel recluta. Fue el fin de su carrera.

Traïan no mentía; aunque es obvio que el régimen nazista cometió horrores inimaginables, no podía cambiar la impresión que aquel hombre le había dejado. La mayoría de los seres humanos, vivimos así nuestras vidas, juzgando la realidad a partir de nuestro entorno inmediato, de ahí los sesgos con los que interpretamos el mundo. Esto tiene cierta lógica, pues somos nuestra circunstancia.

“Naive” / Blue and Broke

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Verdad o mentira son términos con los que jugamos a diario. El año pasado, a la luz de la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, se acuñó el neologismo de post-verdad, para referirse a todas aquellas ideas, “fake news”, supuestos y suposiciones que abundan en internet, especialmente en redes sociales, usados para moldear a la opinión pública. Manipulaciones que hoy han cobrado una especial trascendencia y un debate necesario a la luz de las revelaciones de la intervención rusa en el proceso electoral estadounidense y escándalos como el de la empresa Cambridge Analytica que usó de manera indebida datos de millones de usuarios de Facebook y que además ofrecía entre sus servicios no sólo minería de datos y comunicación estratégica, sino tácticas poco legítimas en procesos electorales.

Como si fuera una reedición de la teoría de la aguja hipodérmica, en la que la manipulación mediática incide en nuestras decisiones a través de la psicosis social –¿recuerdan a Orson Wells y su invasión alienígena?—, asistimos a una denuncia constante de estas estrategias de falsas premisas, de bots y no bots que las replican.

“The Fake Headlines” / Andrew Bird

Si  bien, es obvio que los grandes poderes no están exentos de comandar una manipulación de las mentes de los ciudadanos al servicio de sus intereses, lo que ocurre también es la reafirmación de los miedos y enojos individuales, de los prejuicios de una sociedad que cierto sector bien intencionado en redes sociales se negaba a creer que existía.

Conforme las redes ampliaron su alcance, grupos que antes desconfiaban de estos espacios han tomado coraje para alzar la voz, tomaron por asalto la red y se dedicaron a darse palmadas entre sí. No les extrañe que lo hagan, todos hacemos lo mismo, a menos que seas un troll consumado, pocos quieren entrar a Facebook para ser insultados y cuestionados.

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Conociendo la naturaleza humana, los creadores del algoritmo optaron por el beneficio de la disonancia cognitiva. La mayoría de las veces recibimos sólo información que confirma nuestras opiniones, tal como afirma Eli Pariser, esta abundancia de ideas afines funciona como un filtro burbuja que nos protege contra conceptos disonantes.

Como Traïan Matisi, le vemos el lado bueno al soldado alemán, es lo que nos dice nuestra experiencia, aunque sus compañeros hayan sido unos asesinos.

“Total Entertainment Forever” / Father John Misty

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