Black Panther: un héroe que se vuelve leyenda

Black Panther…

Pocas veces una cinta de superhéroes, aunque no tiene todas las respuestas, trata de mandar un mensaje directo sobre lo que es y representa. Black Panther (2018) es una de las películas de este género que es orgullosa y merece un lugar en el trono de “las buenas” del Universo Cinematográfico de Marvel.

Sin embargo, no me adelantaré. Black Panther es un filme gringo de superhéroes dirigido por Ryan Coogler, donde actúan Chadwick Boseman, Michael B. Jordan, Lupita Nyong’o y el tipo de Get Out (2017).

La trama. Continuamos los eventos de Captain America: Civil War (2016); T’Challa, después de la muerte de su padre, el rey de Wakanda, debe regresar a su hogar y coronarse rey. Sin embargo, debe lidiar con los pecados de sus ancestros, un familiar aparecerá para tratar de quitarle el trono y pondrá en peligro a la raza humana.

Éste—con varias fallas argumentales, que no lo hacen sólido en su guion—es un filme sentimental acerca de relaciones, familia; dos puntos de vista que se encuentran y enfrentan, decisiones, odio, venganza, guerra; una mirada sincera, dura a la actualidad y realidad. Mientras unos exigen se edifiquen muros, otros piden que se construyan puentes para contrarrestar la miseria y sufrimiento de millones. Su mensaje es poderoso y como película basada en comics, cumple.

Lo anterior, por desgracia, se ve opacado por los elementos pedorros que acompañan a las cintas Marvel. Efectos especiales chidos y luego chafones; edición rara y elementos que no encajan y desconciertan al espectador; los clásicos clichés de película de superhéroes afectan el desarrollo de la historia y la hacen “floja” o blanda. No sorprende, es la fórmula que funciona repetida una y otra vez.

Lo perdono por sus actuaciones, estilo y banda sonora; estos tres elementos tienen una poderosa presencia, hacen única a la cinta; sus diseños e ideas, la música con notas tribales africanas, tienen identidad y sus personajes no son los clásicos muñecos que se venden por separado en el supermercado.

Son interesantes y su desarrollo es aceptable, bueno, al menos cuatro de ellos; al resto del elenco, una vez terminada la película, los olvidarás. No obstante, los principales dan todo en cada escena. Vale la pena verse en la pantalla. Nuestro héroe es tan bueno como el villano, ambos tienen puntos de vista válidos que ponen en perspectiva la situación y tienen una razón para hacer lo que hacen; tienen una motivación, son identificables, fuertes, casi sólidos.

Black Panther no es un Tony Stark o Doctor Strange, es un hombre noble, inteligente, que le importa lo que hace, su gente, el honor y destino, es lo que deseamos ver en un rey. Por otro lado, el villano tiene puntos sólidos para tomar decisiones que suenan terribles a largo plazo. No diré más, no quiero espoilear.

Hablando de spoilers, sí, en ésta también hay dos escenas poscreditos que se atan al gran evento cinematográfico de superhéroes de este año: Avengers: Infinity War.

¿Vale la pena verla?

Black Panther merece su lugar en el trono como una entrega decente porque hace lo correcto; nos recuerda qué es lo que hace a un superhéroe un ser humano, que los comics tienen relevancia y pueden contar historias maduras; cómo un simple mortal puede convertirse en leyenda, cómo podemos cambiar y, tal vez, combatir la ignorancia, el miedo y la locura si somos valientes y defendemos lo que es realmente importante. Hay que verla, para entenderla y recibir su mensaje.

Hasta entonces, saludos y recuerden, así como en la vida, todo pasa en el cine.

Arthur Tartarosky         Entretenimiento       Sala 3