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FICG37: How to kill a cloud: el control del caos
Desde que el ser humano habita este planeta ha estado gobernado por lo incontenible, el azote del clima dicta sus movimientos, sus hábitos, su modo de ser en la tierra, y su sueño ha sido ser el amo del caos. El desarrollo científico le ha permitido domar ciertos aspectos del titán, sin embargo, hay preguntas éticas implicadas en ello.
Es esta premisa, sobre este anhelo de someter a la naturaleza para evitar ser devorado por ella, la que se convierte en el punto de partida para How to Kill a Cloud (Finlandia-Dinamarca, 2021) documental de la finlandesa Tuija Halttunen que compite en la sección de Cine Socioambiental del FICG37.
El Santo Grial de la investigación atmosférica es la siembra de nubes, lograr que en sitios donde prácticamente no llueve pueda caer agua y así transformar ecosistemas hostiles. Desde hace 70 años que se realizan estudios para ello, y los resultados aún son muy conservadores.
Hannele Korhonen es una científica finlandesa que se dedica a este campo de investigación. Su vida dará un giro total cuando consigue una subvención de 1.5 millones de dólares, luego de una convocatoria del gobierno de Emiratos Árabes Unidos para dar mayor vida a su árido territorio. La película gira en torno a esta oportunidad, y sobre todas las agendas ocultas, los problemas culturales, de género, pero también los dilemas morales que implica la puesta en práctica de esta posibilidad de la ciencia.
El tono que toma el documental sorprende al espectador, porque fácilmente podría haberse convertido en una apología del avance científico, pero logra evitar esta tentación y establece en cambio, una intensa reflexión sobre lo peligroso que pueden ser algunas de nuestras decisiones tanto para nosotros como para las futuras generaciones. Estamos ante un trabajo a medio camino entre investigación periodística y poética visual, que nos lleva, necesariamente, al pensamiento filosófico.
El campo visual es un gran aliado de la narrativa que ofrece How to Kill…, tomas cenitales del desierto y de las grandes urbes que se han construido ahí gracias a los ingresos petroleros; lluvia sobre los cristales, varios “extreme close up” que entran al espacio íntimo de la protagonista y nubes, muchas nubes de todas formas, colores y tipos, nubes agraciadas, nubes tenues, nubes amenazantes.
La voz en off, que inserta comentarios y disgregaciones a propósito del tema tratado, se convierte en una especie de conciencia crítica sobre lo que sucede en la historia de Korhonen, quien ante el deseo de dejar una huella en el relato de la humanidad, se desmarca ante los cuestionamientos de que sí esta clase de experimentos no es alterar el equilibrio de lo natural, robar los recursos hídricos de otros sitios del mundo, jugar a dios, a fin de cuentas, dirá la investigadora, desde hace décadas que los humanos hemos alterado la entropía planetaria.
Pero Korhonen no sólo enfrentará el problema del uso de la ciencia para el bien o para el mal, sabrá que su condición de mujer le pondrá algunos obstáculos en su meta social; que convivir con la sociedad árabe la hará darse cuenta de sus contradicciones culturales, de cómo funciona el juego del poder, de los intereses ocultos que pueden existir detrás del dominio del clima –algo que incluso puede tener incidencia en la seguridad nacional y la competencia entre naciones-, de los esfuerzos, a veces infructuosos, de algunos miembros de la comunidad internacional por proteger el bien común de las ambiciones imperialistas.
Las nubes, nos dice la narradora, contienen el aroma de nuestra vida en la tierra, algo que aunque es literal –pues hay partículas fragantes en ellas- es a la vez un juego metafórico de la relación entre lo humano y lo natural, una simbiosis que debe mantenerse en un balance armónico, si queremos asegurar la permanencia de nuestra especie sobre la tierra.
FUNCIONES
How to Kill a Cloud
Domingo, 12 de junio / 20:00 h / Pantalla Bicentenario
Lunes, 13 de junio / 21:10 h / Cinemex Sania 02