Opinión
AMLO, un perfil de claroscuros
AMLO…
La democracia se entiende como una forma de gobierno en la cual el poder es ejercido por el pueblo. Por lo tanto, aquellos que conocemos como legisladores, fungen como representantes de las personas de una población para defender sus intereses y promover el bien común.
El presidente
Una las expresiones más importantes dentro de la democracia es la elección de nuestros legisladores, gobernadores de estados y el presidente de nuestro país. El presidente, esa persona en la cual recae la mayor responsabilidad de hacer del país un mejor lugar para vivir y que en nuestra sociedad reine la tranquilidad.
El tamaño de responsabilidad que recae en él es enorme, es el responsable de velar por el bienestar de más de 120 millones de habitantes, el responsable de lidiar con todos los países del mundo, con sus diferentes culturas, pensamientos, religiones, intereses económicos y hasta berrinches, el responsable de ejercer el estado de derecho del país, quién debería ser la persona más correcta, coherente y posiblemente pretender que es una persona inteligente, educada y sin defectos. Porque este país quiere personas perfectas, o al menos así lo esperan.
Pero alguna vez nos hemos puesto a pensar en escalas de mejores presidentes del mundo, ¿cuál es el mejor presidente?, no el más popular, ni el más guapo, ni el más noble, ni el más poderoso o el más rico. Simplemente ¿qué características debe tener el mejor presidente del mundo? o mejor aún, ¿qué características debería de tener el próximo presidente de México? Interesante, creo que pocas veces lo he escuchado en programas de televisión o radio en este país.
Recordemos aquella frase que dice: «Inteligente aquel que sabe a dónde quiere ir». Deberíamos saber qué tipo de presidente queremos, pero este artículo no será para responder esta pregunta.
Precandidatos a la presidencia
Se trata de los precandidatos presidenciales. Aquellos que traen casi todo el año 2017 haciéndose publicidad para estar en nuestras mentes de que serán ellos quienes deben quedar en la «silla grande». Entre estas figuras ya destacan: Antonio Meade del PRI, Ricardo Anaya del PAN-PRD-MC, Andrés Manuel López Obrador de MORENA-PT-EC y los independientes Margarita Zavala y Jaime Rodríguez «El Bronco».
¿Son pocos?, ¿son muchos? Si lo comparamos con el número de precandidatos y partidos políticos de hace 30 años, podemos decir que sí tenemos muchos nombres de gran fuerza, pero sobre todo fuerza política.
¿Serán los mejores precandidatos en cada partido político? Seguramente no. Son aquellos precandidatos detectados con mayor empatía con las masas de este país, aquí el juego es de carisma, y quienes lo tienen más que entendido son aquellos con gran experiencia.
El candidato de mayor empatía
Hablemos de uno de ellos, de los que realmente pueden tener una empatía con las masas y permitámonos hacer una breve descripción de él. Sin llegar más a fondo, solo repasemos un poco quien es:
Andrés Manuel López Obrador (MORENA): Más que conocido por la mayoría del pueblo mexicano, tiene 64 años, nació en el Estado de Tabasco, licenciado en Ciencias Políticas y Administración Publica por la UNAM, ex priista, ex perredista, viudo y vuelto a casar, padre de cuatro varones. Y ésta será la tercera ocasión que busca ser presidente de este país.
Este personaje ha demostrado ser una persona obstinada, también ha demostrado ser incongruente, falto de conocimiento; con fuertes inclinaciones a tomar decisiones totalmente fuera del alcance de este país y su situación actual.
Perseverancia
Es un hombre al que se le ha venido notando esa pérdida de fuerza durante este último periodo, el hombre viene cansado y con justa razón, ha buscado esta oportunidad por más de 12 años, puede ser que al momento de alcanzar la presidencia se le hará cortísimo el tiempo, y sinceramente espero que ese tiempo de espera y lucha valga bien la pena para ocupar el espacio tan anhelado.
El señor ha sido perseverante, y me parece algo valioso, que no es común dentro de nuestra sociedad mexicana y mucho menos de los tiempos actuales, donde todo se quiere y se tiene en muy poco tiempo. Sin embargo, más allá de presentarse como «presidente legítimo» desde el 2006 y dejar ese título hasta 2011, o al menos así lo refleja en su sitio oficial.
AMLO no ha hecho más que hacerse publicidad propia entre el pueblo mexicano, sin poder mencionar alguna iniciativa, logros, apoyos o fundaciones a largo plazo que él mismo haya liderado con resultados medibles y reales para poderse atribuir en estos últimos años, a excepción de su más grande logro, la conformación de MORENA, partido político con presupuesto gubernamental que le permite postularse directamente a la candidatura de la presidencia (sin obstáculos internos porque es de él) y que se ha convertido en la segunda fuerza política en México.
Ha fungido como un defensor del pueblo mexicano, embajador a título personal del mismo en los Estados Unidos, pero sin resultados realmente relevantes.
Sectores vulnerables de nuestro país
Me voy a aventurar a describir a las personas que se identifican con este precandidato, son personas que se sienten rechazadas o se han sentido rechazadas en algún momento de su vida por la misma sociedad que hemos creado. Al tener un discurso en defensa del pueblo contra el gobierno, AMLO acapara la atención del sector más necesitado de nuestro país, que es la mayoría. Atrapa las miradas de algunos jóvenes atraídos ya por esta ola a nivel mundial de hacer cambios importantes en la estructura de un país. Sin embargo, me parece que la clase media aún no ha quedado convencida con sus propuestas, mucho menos la clase alta. Y creo sinceramente como dice Andrés Manuel, que para ganarle a «la mafia del poder», va a necesitar más que el apoyo de esa mayoría de la población. La jugada es difícil y ya ha sentido dos veces como se queda en el «ya merito».
Ahora me voy a dejar llevar por sus buenos logros de apoyo moral hacia el pueblo mexicano, me adentraré a pensar en esas pesadas giras que ha hecho por todo el país donde tiene que viajar por aire, tierra y posiblemente agua para visitar rincón por rincón y repetir esa frase de esperanza prometida, pero jamás cumplida hacia aquellos que lo siguen y les han sido fieles durante estos doce últimos años. Dar una palabra de aliento no es nada fácil y menos para alguien que ha recorrido un largo tramo político para darlas y creerse capaz de cumplir sus promesas. Ser el héroe de muchas personas necesitadas tampoco es fácil, tienes que sentir que realmente lo eres, será como ser un padre de familia, donde los hijos pequeños sentirán con dolor la culpabilidad de su derrota. Ir a defender a los mexicanos fuera del país tampoco es algo sencillo, se necesita tener ese gran corazón para poner la cara frente al que piensa de manera diferente. Tener la inicitativa para llamar a manifestarse o pelear de manera colectiva reformas de nuestro país es de aplaudirse, son pocos los líderes que lo logran ante este país. Su tarea ha sido pesada, sin embargo ha sabido llevarla adelante.
No todo ha sido tan transparente como se debe hacer en una familia, la familia a la cual Andrés Manuel nos ha invitado a ser parte. Hasta ahora sabemos poco de como se ha financiado de 2006 a 2011 , en el año 2011 fundó MORENA y se entiende que a partir de ese año es el partido quien paga su sueldo para sobrevivir y hacer todas estas giras no sólo nacionales sino internacionales. En su sitio no refiere sus gastos personales y mucho menos los gastos que hace en sus giras. En la página oficial del partido político informan por ley lo que deben de dar a conocer, no es sencillo de leer, no me parece muy amigable la obtención de la información y no creo que vaya dirigido a dar información a sus seguidores. Lo que si pude lograr ver es el sueldo del presidente del partido que es él mismo y nos dice que gana $66,241.96 salario bruto, el resto del personal contratado gana entre $38,000 y $5,000 pesos.
Dejemos que el Sr. Andrés Manuel haga todo el protocolo necesario para convertirse en candidato oficial de su propio partido político, analicemos más adelante cuáles van a ser las propuestas de esta «nueva» candidatura y veamos si hacen en esta ocasión congruencia con la realidad de este país que bien le hace falta un líder que no sólo haga propaganda sino haga realidad los cambios que tanto requiere esta nación.
Evelyn Villanueva Macdonel estudió Negocios Internacionales en Guadalajara, actualmente termina una maestría en Economía en Italia. Apasionada por México, sus tradiciones y cultura. Emprendedora, empresaria y desarrolladora de nuevos proyectos. Completamente a favor de romper esquemas, innovar y transformar. En la actualidad se desempeña en el LID como Investigadora en temas de desigualdad socioeconómica.
Opinión
La lucha por dignificar el Congreso de Jalisco: Reflexiones sobre el libro de Mara Robles
El Libro Blanco titulado “Defender lo que se ama” es un documento que nace de la necesidad de dejar un registro claro y exhaustivo de lo que se hizo durante la legislatura de Mara Robles en el Congreso de Jalisco.
Pero es más que un informe técnico al final de una legislatura: es una invitación a que se explore una parte fundamental de la reciente historia política de Jalisco, en particular, los temas que marcaron la agenda de Mara Robles.
Entre sus páginas, se encuentran luchas tan importantes como la batalla por asegurar agua potable limpia para el área metropolitana de Guadalajara, la lucha constante por el equilibrio de poderes y otros temas esenciales para el fortalecimiento de la democracia jalisciense.
El capítulo que quiero destacar aquí, sobre la reingeniería administrativa del Congreso, es una pieza clave dentro de este relato más amplio.
No solo porque formé parte del equipo que lideró esta reforma bajo la dirección de Mara, sino porque refleja una de las mayores aspiraciones de nuestra legislatura: dignificar el poder legislativo en un contexto de desconfianza generalizada.
La lucha por reorganizar y reducir la nómina del Congreso, haciéndolo más eficiente y menos dependiente de los favores políticos, fue un desafío monumental en medio de una legislatura marcada por retos tanto internos como externos.
Este libro no solo documenta el arduo trabajo realizado, sino que lo convierte en una reflexión sobre la política en acción, sobre lo que significa hacer reformas estructurales en un entorno donde la percepción pública del Congreso está por los suelos.
Al igual que la batalla por el agua limpia o el equilibrio de poderes, la reingeniería administrativa fue un tema que tocaba los cimientos de nuestra democracia local, aunque quizás no recibiera la misma atención mediática.
La narrativa de este capítulo, titulada con la mordaz referencia “La fiesta de la insignificancia”, retoma el espíritu irónico de Milan Kundera para ilustrar las dificultades de intentar cambiar una estructura que parecía inamovible.
El Congreso de Jalisco, en ese momento, se encontraba en una situación crítica: una nómina abultada, un gasto desproporcionado en servicios personales, y una estructura organizativa desordenada que favorecía el influyentismo y el nepotismo. Nuestra misión era ponerle fin a ese caos y establecer un sistema más justo, eficiente y transparente.
La invitación a leer este capítulo es, en realidad, una invitación a conocer una parte de la historia política jalisciense que pocos quieren discutir: el desorden interno de nuestras instituciones públicas. A través de este esfuerzo, logramos realizar un diagnóstico exhaustivo con el apoyo del IMCO, que nos permitió entender la magnitud del problema.
El estudio reveló que el Congreso de Jalisco tenía una de las nóminas más caras y menos eficientes del país. Descubrimos, por ejemplo, que existía un exceso de auxiliares administrativos, que había disparidades salariales incomprensibles y que muchas adscripciones de personal no correspondían con la realidad.
A lo largo de este capítulo, se pueden encontrar detalles específicos sobre las soluciones que propusimos, desde la reducción del personal hasta la implementación de un servicio civil de carrera.
Estas propuestas, aunque encontraban resistencia, tenían como objetivo transformar una institución que, en lugar de servir al pueblo, se había convertido en una fuente de gasto innecesario.
Para mí, como parte del equipo responsable de esta reingeniería, fue un proceso de aprendizaje constante. Cada intento de reforma, cada mesa de trabajo y cada negociación nos enseñaba lo difícil que es implementar cambios estructurales en una institución que, en muchos sentidos, estaba diseñada para resistir esos mismos cambios.
Sin embargo, al leer este capítulo, no quiero que se vea solo la frustración de lo que no se logró, sino también la esperanza de lo que sí se sembró. Este libro blanco es un testimonio de las bases que dejamos para que las futuras legislaturas puedan continuar con la tarea de sanear el Congreso.
Al invitar al lector a sumergirse en este libro, también lo invito a reflexionar sobre lo que significa defender lo que se ama en el servicio público. No solo se trata de lograr victorias visibles, sino de persistir, de intentar transformar estructuras que a veces parecen impenetrables.
Así como la lucha por un agua potable limpia en Guadalajara o la búsqueda de un equilibrio de poderes son batallas fundamentales, la reingeniería administrativa del Congreso es otro frente en esa guerra por dignificar la política y hacerla realmente útil para la ciudadanía.
Es por esto que considero vital que este libro sea leído en su totalidad. No solo para entender algunos hitos políticos recientes de Jalisco, sino para valorar los esfuerzos que se han hecho, muchas veces desde la invisibilidad, para transformar las instituciones que deberían estar al servicio de todos.
Este capítulo, en particular, es una crónica de esa lucha silenciosa, y espero que, al leerlo, los ciudadanos puedan comprender mejor el trabajo que hicimos, los obstáculos que enfrentamos y, sobre todo, la importancia de no abandonar jamás la lucha por un gobierno más justo y eficiente.
Sobre el autor
Humberto Mendoza es un profesional comprometido en el campo del diseño y evaluación de políticas públicas en Jalisco. Es licenciado en Administración Gubernamental y Políticas Públicas Locales por la Universidad de Guadalajara con un Máster en Antropología en la Universitat Autònoma de Barcelona. Actualmente, lidera el Órgano Técnico de Administración y Planeación Legislativa en el Congreso de Jalisco.
Opinión
Sheinbaum: Entre la continuidad y la promesa de un nuevo rumbo
El 1 de octubre, Claudia Sheinbaum tomó protesta como la primera presidenta de México, un hecho histórico que marca un hito en la política del país. Su primer día en el cargo estuvo cargado de simbolismo, referencias al pasado inmediato y un claro mensaje de continuidad hacia el obradorismo, que definió los últimos seis años de la administración federal. Sin embargo, detrás de este telón de continuidad, Sheinbaum busca imprimir su propio sello con propuestas que, aunque enmarcadas en la narrativa de la transformación, muestran una orientación que podría significar un cambio de rumbo en algunos temas clave.
El evento de la toma de protesta estuvo dividido en dos actos principales. Primero, Sheinbaum asumió el poder en el Congreso, un momento solemne marcado por la entrega de la banda presidencial. Luego, en un evento frente a sus seguidores en el Zócalo de la Ciudad de México, delineó sus “100 compromisos” para los primeros 100 días de su gobierno. Esta lista no solo buscaba conectar con su base, sino también señalar el camino que pretende seguir en su mandato.
Pero, ¿cuál es el verdadero mensaje detrás de estos compromisos? La respuesta parece estar en la dualidad que Sheinbaum debe gestionar: mantener la herencia política de López Obrador mientras define su propio liderazgo.
Continuidad versus Cambio
Claudia Sheinbaum no rehuyó su filiación con el obradorismo. Los primeros minutos de su discurso ante el Congreso los dedicó a agradecer a su antecesor y mentor político. Sin embargo, en los detalles de sus propuestas y en la selección de los temas prioritarios, la nueva presidenta parece inclinarse hacia una agenda que busca diferenciarse. El énfasis en la igualdad sustantiva, el impulso a las energías renovables y un enfoque renovado en la primera infancia no son casualidades, sino una declaración de intenciones para reconfigurar las prioridades del gobierno.
Un aspecto que destacó en su discurso fue su compromiso con la equidad de género. Sheinbaum subrayó su condición de primera presidenta mujer, señalando que su gobierno buscará integrar la perspectiva de género en todas las políticas públicas. Hablar de feminicidios, de discriminación laboral y de políticas de apoyo a mujeres de la tercera edad no es solo una cuestión de retórica, sino un intento por diferenciarse de su predecesor, cuyo enfoque en los programas sociales para adultos mayores fue el pilar de su administración.
Por otro lado, Sheinbaum también introdujo ideas que se alejan de las prioridades tradicionales del obradorismo. Entre ellas, el impulso a la innovación tecnológica y a la creación de una infraestructura científica nacional, temas que López Obrador había dejado en un segundo plano. Con propuestas como el desarrollo de manufactura de alto valor y la creación de un satélite nacional, Sheinbaum sugiere una visión que combina el desarrollo social con el impulso al crecimiento económico.
Desafíos Financieros y Políticos
Uno de los principales retos que enfrenta la nueva presidenta es el margen financiero limitado para implementar su ambiciosa agenda. Con un presupuesto fuertemente comprometido y prioridades heredadas que consumirán gran parte del gasto público, Sheinbaum tendrá poco espacio para maniobrar en el corto plazo. Además, muchos de sus compromisos dependen de un aumento en el presupuesto destinado a áreas clave como educación e innovación, lo cual no será fácil de lograr sin enfrentar tensiones internas en su propio partido y oposición desde los sectores más conservadores.
Esta tensión se refleja en la cautela que mostró al presentar algunas de sus propuestas. Por ejemplo, al hablar de extender la pensión para mujeres a partir de los 60 años, Sheinbaum señaló que lo haría de manera progresiva, comenzando con las mujeres de 64 y bajando gradualmente la edad. Este enfoque refleja no solo una estrategia presupuestal, sino también una evaluación política de lo que será posible en los próximos meses.
Un nuevo rostro para la transformación
Sheinbaum hereda un país profundamente dividido, con retos estructurales que van más allá de la popularidad de su predecesor. La agenda ambiental, con un énfasis en energías renovables, representa una ruptura con la visión que mantuvo la administración pasada, que favoreció las energías fósiles y frenó la inversión en tecnología limpia. Si logra implementar su visión, Sheinbaum podría abrir un nuevo capítulo para México, uno en el que la sustentabilidad y el desarrollo económico no estén en conflicto.
Sin embargo, el camino no será sencillo. La continuidad con el obradorismo es un arma de doble filo: le proporciona una base leal de apoyo, pero al mismo tiempo limita su capacidad de distanciarse y de articular una nueva narrativa que capture a los sectores moderados y a la oposición. En última instancia, el éxito de Sheinbaum dependerá de su habilidad para combinar lo mejor de ambos mundos: la promesa de continuidad con la capacidad de adaptación a los nuevos desafíos.
La pregunta que queda en el aire es si, más allá de la retórica, Sheinbaum tendrá el tiempo y los recursos necesarios para redefinir la “transformación” sin romper con las expectativas del obradorismo. Solo el tiempo dirá si este equilibrio es sostenible o si, eventualmente, se verá obligada a elegir un camino distinto.
Sobre el autor
Humberto Mendoza es un profesional comprometido en el campo del diseño y evaluación de políticas públicas en Jalisco. Es licenciado en Administración Gubernamental y Políticas Públicas Locales por la Universidad de Guadalajara con un Máster en Antropología en la Universitat Autònoma de Barcelona. Actualmente, lidera el Órgano Técnico de Administración y Planeación Legislativa en el Congreso de Jalisco.
Opinión
México necesita mejores universidades públicas
El Foro sobre Evaluación en la Educación Superior, organizado por Mara Robles Villaseñor en Guadalajara, Jalisco, fue un espacio esencial para discutir uno de los temas más relevantes y menos abordados en el ámbito educativo: la evaluación en las universidades mexicanas. Este foro se vuelve particularmente importante en un contexto marcado por una serie de transformaciones institucionales.
A nivel federal, la creación de la nueva Secretaría de Educación Superior refleja un reconocimiento de la importancia estratégica de este nivel educativo, mientras que a nivel local, Jalisco se enfrenta a cambios importantes, como la renovación de la rectoría en la Universidad de Guadalajara (UdeG) y la inminente transición del gobierno estatal.
Mara Robles, en su papel como moderadora del foro, subrayó la falta de discusión sobre la evaluación en la educación superior, señalando que, a diferencia de la educación básica, donde este tema ha estado en el centro del debate público por años, las universidades han quedado relegadas a un segundo plano en términos de evaluación. Según Robles, este es el momento para que la educación superior sea evaluada desde una base técnica y académica rigurosa, elevando la calidad del debate y evitando discusiones infundadas.
La relevancia de esta discusión no puede ser subestimada, especialmente en un contexto donde las universidades y el sistema educativo en general enfrentan una serie de desafíos sociales y económicos. La evaluación, en este sentido, es una herramienta fundamental no solo para certificar la calidad académica, sino también para mejorar los procesos internos y garantizar que las universidades cumplan su rol en el desarrollo de la sociedad.
Durante el foro, se abordaron múltiples perspectivas sobre el papel de la evaluación en las universidades. Pedro Alejandro Flores Crespo propuso un enfoque centrado en el “bien común”, argumentando que la evaluación no debe reducirse a la certificación, sino que debe considerar las relaciones humanas y los procesos que ocurren dentro de la comunidad académica.
Esta visión, en medio de los cambios que enfrenta la UdeG y otras instituciones, es crucial para reorientar el sistema educativo hacia el desarrollo integral de estudiantes y docentes.
Otro de los ponentes, Felipe Martínez Rizo, destacó la importancia de evaluar el aprendizaje en el aula desde una perspectiva crítica y sofisticada. Subrayó que la evaluación no debe limitarse a los niveles más bajos del aprendizaje, como la memorización, sino que debe aspirar a medir la creación de conocimiento y el razonamiento crítico en los estudiantes .
Asimismo, Eduardo Backhoff Escudero, experto en evaluación educativa, introdujo un tema clave: la inteligencia artificial (IA) como herramienta para mejorar los procesos de evaluación. Backhoff señaló que la IA tiene el potencial de transformar la evaluación del aprendizaje al proporcionar retroalimentación en tiempo real y ofrecer una personalización más efectiva del proceso educativo. Sin embargo, también advirtió sobre la necesidad de normar su uso y formar a los docentes para evitar dependencias excesivas o malas prácticas .
Este foro no solo abrió el debate sobre la evaluación en la educación superior, sino que también dejó sobre la mesa incógnitas fundamentales que deben seguir siendo discutidas. ¿Cuál es la función esencial de las universidades en México? ¿Qué tipo de universidades públicas queremos y necesitamos para enfrentar los desafíos contemporáneos del país? Y, quizá lo más complejo, ¿cómo podemos conciliar la necesidad de una evaluación rigurosa y justa con el respeto a la autonomía universitaria? Estas preguntas son claves para entender el futuro de la educación superior en México.
El foro nos invita a reflexionar sobre cómo podemos construir un sistema educativo que no solo sea eficiente, sino que también promueva la libertad académica y sirva como motor de desarrollo social. En un contexto de cambios políticos e institucionales, estas cuestiones se vuelven aún más urgentes y, sin duda, merecen una atención constante en los debates que están por venir.
Sobre el autor
Humberto Mendoza es un profesional comprometido en el campo del diseño y evaluación de políticas públicas en Jalisco. Es licenciado en Administración Gubernamental y Políticas Públicas Locales por la Universidad de Guadalajara con un Máster en Antropología en la Universitat Autònoma de Barcelona. Actualmente, lidera el Órgano Técnico de Administración y Planeación Legislativa en el Congreso de Jalisco.