Opinión

Cárteles mexicanos ¿terroristas?

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Todo comenzó el pasado viernes 3 de marzo, cuando en redes sociales comenzaron a circular diversos videos, donde se observaba a un grupo de hombres armados que cargaban cuerpos de personas inconscientes, tras una balacera en las calles de Matamoros. En uno de los videos, se puede observar a una mujer, aparentemente afroamericana, que también es obligada a subir a la camioneta donde se llevaron al resto de las personas. La noche del domingo 5 de marzo, el FBI emitió un comunicado donde informaba que 4 ciudadanos estadounidenses habían sido secuestrados durante su visita a Matamoros, Tamaulipas, tras haber cruzado por la frontera de Brownsville en una camioneta blanca, la cual fue atacada a tiros por el grupo armado, para posteriormente llevarse a 4 de sus tripulantes. Después de una serie de tensiones bilaterales entre México y EU, el martes 7 de marzo, se informó que las autoridades mexicanas habían encontrado a los 4 estadounidenses raptados, dos vivos y dos muertos, en una cabaña a las afueras de Matamoros. Además se sabe que una mujer mexicana de nombre Arely Pablo de 33 años, falleció por una bala perdida durante la agresión.

Un día después, un grupo de senadores estadounidenses pertenecientes al Partido Republicano, anunciaron que presentarán en la Cámara de Representantes, un proyecto de ley que promueve declarar a los cárteles del narcotráfico en México como organizaciones terroristas extranjeras, lo que facultaría al Ejército de EE.UU para intervenir y combatir a los grupos del narco, incluso en territorio mexicano. Según su listado, los cárteles que buscan registrar como grupos terroristas son: el de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación (CJNG), el del Golfo, los Zetas, del Noreste, de Juárez, de Tijuana, el de los Beltrán Leyva y la Familia Michoacana.

Ante estos hechos, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, arremetió contra los republicanos, llamándoles “mequetrefes e intervencionistas”, además de afirmar que defenderá la soberanía de México, por lo que el canciller de nuestro país, Marcelo Ebrard, viajó el pasado 14 de marzo a Washington para tener una reunión con los 50 cónsules mexicanos en Estados Unidos para dialogar sobre la situación y exponer la estrategia en materia de seguridad que ha tenido el gobierno mexicano, en torno al tráfico de drogas, especialmente de fentanilo, una de las principales preocupaciones que tiene el gobierno estadounidense. Por su parte, la Casa Blanca afirmó que no tienen la intención de incluir a los cárteles mexicanos dentro de la categoría de grupos terroristas.

Este debate no es algo nuevo en la agenda política de Estados Unidos, cabe recordar que en 2019 el expresidente republicano, Donald Trump, pidió que el cártel de Sinaloa, CJNG, de Tijuana, de Juárez y Los Zetas dejen de designarse como organizaciones criminales para tener la categoría de «grupos terroristas». Por lo tanto, podemos afirmar que el trasfondo es electoral, ya que en 2024 hay elecciones presidenciales en Estados Unidos, además de la elección de senadores, por lo que el Partido Republicano busca posicionar los temas que han sido el lastre del gobierno de Biden, como seguridad, economía, migración y violencia, para asegurar votos a través del discurso conservador y nacionalista.

¿Los cárteles pueden ser terroristas?

Los cárteles no pueden ser considerados terroristas porque no tienen una agenda política, ni buscan el cambio de un régimen o el derrocamiento de un gobierno.

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A diferencia de Al-Qaeda, Hamás, Hezbolá, ETA, el ELC o alguna de las organizaciones pertenecientes a la lista de grupos terroristas a nivel internacional, los cárteles mexicanos operan desde el pragmatismo, buscando maximizar sus ganancias, ya sea en territorio, económicas, políticas, sociales y demás, no enfocados hacia un objetivo marcado por una ideología de corte político, social o religioso. Esa es la gran diferencia, por ello, la presencia a nivel mundial que tienen grupos como el Cártel de Sinaloa o el CJNG, es tan grande, ya que han negociado, pactado y generado alianzas con todo grupo o institución, cuyo único interés sea el dinero.

Por otro lado, la cuestión semántica alrededor de lo que significa considerarlos como grupos terroristas, sería un cambio simplemente de forma y no de fondo, ya que el problema de la producción, tráfico y consumo de fentanilo y otras drogas ilegales en Estados Unidos, es un tema arraigado desde hace décadas, en el que el país norteamericano no está asumiendo el problema de salud pública que tiene, ni lo relacionado con el tráfico de armas, lavado de dinero y estructura criminal que sostiene a la existente en México. La solución requiere cooperación bilateral y no intervencionismo, porque ejemplos tenemos de sobra en los que EE.UU ha participado, y no terminan nada bien…

 

 

Sobre el autor
Luis Sánchez Pérez es doctorante y maestro en Políticas y Seguridad Públicas en IEXE Universidad, abogado por la Universidad de Guadalajara. Profesor de asignatura en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Enrique Díaz de León. Investigador de medios de comunicación y participación ciudadana en el Laboratorio de Innovación Democrática. Colaborador semanal en Milenio, El Occidental y El Semanario.

 

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