Opinión

El metro: una bomba de tiempo

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El pasado 7 de enero, el Metro de la Ciudad de México vivió uno de sus peores accidentes en su historia; dos trenes de la Línea 3 chocaron, dejando una persona muerta y un centenar de heridos.

Aunado a esto, durante la segunda semana de enero se reportaron varias anomalías en diversas estaciones, que han terminado por sacar a la luz, el descuido, la falta de mantenimiento y atención al principal motor de la capital del país. Dentro de los reportes destacan el desalojo por humo de un tren en la estación Nezahualcóyotl de la Línea B; desalojo de tren en Línea 5 por humo en una llanta, desalojo de una estación de la Línea 3 y el desprendimiento de dos vagones en la estación de Polanco de la Línea 7.

Estos hechos provocaron que el pasado jueves 12 de enero, la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, anunciara con el aval del gobierno federal, la incorporación de 6 mil 60 elementos de la Guardia Nacional para realizar labores de seguridad en las diversas estaciones del Metro, ante “episodios catalogados fuera de lo normal”.

El anuncio de esta medida sorprendió y provocó un fuerte rechazo en gran parte de la población, quienes consideran que la principal problemática no es la seguridad, sino la falta de mantenimiento y atención de los reportes de anomalías a lo largo y ancho de su red ferroviaria. Por su parte, el presidente López Obrador, argumentó que la presencia de los elementos es para cuidar a la gente ante un posible sabotaje: “(…) Cómo no vamos a utilizar a la Guardia Nacional si se trata de cuidar a la gente del metro ¿Por qué no hacerlo?, ¿Qué tal si son actos provocados y lo que quieren es que suceda una desgracia mayor, no lo vamos a evitar? (…) Se trata de una acción preventiva, básicamente, y esto va acompañado de una revisión de todas las instalaciones, de un diagnóstico, de la situación de los talleres, vías y equipos”.

La narrativa de que se intenta sabotear el metro puede resultar muy peligrosa, dado que exime de responsabilidad a la actual administración capitalina, que aunque por un lado, vive un constante ataque por parte de la oposición (dado el favoritismo que se ha mostrado hacia Claudia Sheinbaum para ser el relevo del presidente), por el otro, es imposible ocultar el desgaste que tiene el sistema de transporte público de la capital, pero sobre todo, su falta de presupuesto desde que comenzó la gestión morenista en la CDMX: En 2018, el Metro operó con 22 mil 882 millones 527 mil 931 pesos, el último presupuesto aprobado por la administración del perredista Miguel Ángel Mancera, sin embargo durante el primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum, hubo una reducción de 3 mil 862 millones 754 mil 772 pesos; presupuesto que a lo largo del sexenio se ha ido reduciendo cada vez más, al grado de que para el año 2022, se destinaron 17 mil 102 millones 842 mil 845 pesos, lo que representa 5 mil 780 millones de pesos menos respecto al inicio de la administración. Si a esto le sumamos que los factores de inflación y densidad poblacional van al alza, es inevitable que cualquier ejercicio de labores sea cada vez más limitado y por ende, más ineficiente.

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Por su parte, y sustentando esta tesis, el líder del Sindicato Nacional de Trabajadores del SCT Metro, Fernando Espino, declaró que los accidentes tienen su origen en un asunto 100 por ciento técnico, ya que la raíz del problema es la falta de mantenimiento, refacciones, materiales, equipos, herramientas y lo necesario para dar mantenimiento tanto a trenes como a las instalaciones. Esto coincide además con las distintas denuncias por escrito que han hecho, ante la falta de materiales para dar mantenimiento al transporte. ¿Entonces dónde está el problema realmente?

Pareciera ser que a Claudia Sheinbaum le está ocurriendo lo mismo que a López Obrador, y que, al solamente importarle su proyecto político, está dejando de lado la autocrítica y fincando en otros, la responsabilidad de sus acciones y omisiones. Por ejemplo: ¿cuántas de las anomalías no se pudieron haber resuelto y quizá hasta evitar alguno de los accidentes, si el dinero que se invirtió en las pintas de bardas con la leyenda #EsClaudia, se hubiera utilizado en mantenimiento del Metro? Si en verdad hubiera un sabotaje al Metro, la Guardia Nacional quizá podría evitarlo, pero no le dará mantenimiento, y ese es el trasfondo, al igual que todas las máquinas, las que no se aceitan y limpian, se oxidan y rompen, e incluso con el uso y el paso del tiempo se van desgastando y es necesario hacer cambios. Ahora imagínense ¿qué pasaría si no se le da reparación y mantenimiento con todos los recursos necesarios, a una maquinaria que tiene más de medio siglo? No tiene que imaginarlo porque lamentablemente, ya lo estamos viviendo. El Metro de la CDMX es una bomba de tiempo que aún puede desactivarse, pero si no se hace de manera inmediata y definitiva, podría costar hasta un proyecto presidencial…

Nos leemos la siguiente semana con mejores noticias y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

 

 

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Sobre el autor
Luis Sánchez Pérez es doctorante y maestro en Políticas y Seguridad Públicas en IEXE Universidad, abogado por la Universidad de Guadalajara. Profesor de asignatura en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Enrique Díaz de León. Investigador de medios de comunicación y participación ciudadana en el Laboratorio de Innovación Democrática. Colaborador semanal en Milenio, El Occidental y El Semanario.

 

 

 

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