Opinión
Hay males que sí duran 100 años
No hay mal que dure 100 años, reza un famoso refrán que trata de consolar a quien padece una desgracia, con la esperanza de que su malestar no será duradero, sin embargo hay algunas que al parecer sí lo son… El pasado 9 de julio, falleció a la edad de 100 años, el ex presidente Luis Echeverría Álvarez, quien gobernó México de 1970 a 1976 durante el régimen de más de 70 años del Partido Revolucionario Institucional (PRI) como partido político hegemónico y partido de Estado para algunos analistas. Si bien, como todas las administraciones tienen sus claroscuros y matices, la de Luis Echeverría siempre será recordada como una gestión donde el autoritarismo y la represión fueron sus principales características.
Durante la mañana del 9 de julio, el presidente Andrés Manuel López Obrador expresó sus condolencias ante el deceso del ex mandatario, este hecho fue cuestionado fuertemente por sus críticos y afines, debido a lo que representó Echeverría, sobre todo para aquellas personas que se identifican con la ideología de izquierda, ya que en la década en la que Echeverría fue Secretario de Gobernación y posteriormente Presidente de la República, fueron fuertemente reprimidos, desaparecidos, torturados y asesinados impunemente, cientos de simpatizantes y líderes de movimientos sociales; las masacres más conocidas en las que trasciende su participación como responsable, son la Matanza de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968 y el “Halconazo”, el 10 de junio de 1971, ambos en la Ciudad de México.
Gilberto Niebla, integrante del Comité 68, declaró: “Echeverría mandó ocupar el Edificio Chihuahua y sus hombres comenzaron a disparar contra el Ejército cuando éste se acercó y contra la multitud. Los asesinos de 1968 son los hombres de Echeverría de la Dirección Federal de Seguridad y por otro lado los militares que también fueron víctimas de la balacera porque en realidad fue una emboscada contra nosotros los estudiantes y contra los militares, también hay que decirlo”.
Además, durante su gobierno, se vivió una serie de secuestros y asesinatos contra guerrilleros, empresarios, políticos, y activistas, lo que llevó a calificar esta época de la Historia mexicana, como “Guerra sucia”; este negro episodio de la vida pública y política de México, podría compararse con el terrorismo de Estado que se vivió en los países de Sudamérica con los regímenes de las dictaduras, como Chile y Argentina, donde el objetivo era disolver y eliminar a los movimientos de oposición política al gobierno en turno. Sin embargo, la categoría de “sucia”, de alguna manera eximió de responsabilidad al Gobierno Mexicano, porque todos estos eventos se dieron dentro de una democracia y el partido en el poder (PRI) hizo todo lo posible para evitar que estos crímenes salieran a la luz.
Echeverría no pudo ser llevado a juicio por sus acciones, debido a que se le buscaba juzgar por el cargo de genocidio, sin embargo, un juez rechazó la detención del ex presidente argumentando que los delitos habían prescrito. Posteriormente fue detenido en 2006, pero por razones de salud cumplió un breve arresto domiciliario; en 2009 cuando un juez determinó su libertad absoluta y su exoneración por la matanza de Tlatelolco. Para muchos, el ex presidente murió impune, nunca se le pudo juzgar y se fue como uno de los tantos funcionarios intocables que tuvo México en el siglo pasado.
Se podrían nombrar distintos logros en materia de apertura de relaciones exteriores y creación de instituciones que trascienden hasta nuestra fecha como el Fonacot, la Universidad Autónoma de Metropolitana (UAM), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el Infonavit, entre otros; sin embargo la elevada inflación, la deuda externa y la recesión que vivió el país durante su gobierno; además de los crímenes y violaciones a derechos humanos de los que se le acusa como responsable, eclipsaron todo lo demás y será recordado como uno de los presidentes más oscuros de los últimos 100 años. Nos leemos la siguiente semana con mejores noticias y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.