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La crisis de seguridad en Guadalajara y la pérdida del asombro

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Las crisis de seguridad en Guadalajara no son nuevas…

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Las ejecuciones que vivimos en múltiples puntos de Guadalajara, la semana pasada, forman parte de un patrón de violencia que ya tiene varios años repitiéndose en nuestra ciudad. Si bien la escalada de crímenes se enmarca en la tendencia nacional, la Perla Tapatía aún conserva su capacidad de asombro ante hechos como esos. Capacidad que, no obstante, va erosionándose peligrosamente, con cada nuevo reporte de las atrocidades cometidas.

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Pero sería iluso pensar en Guadalajara como la ciudad provinciana e idílica donde “antes esto no pasaba”. Las ciudades, en cuanto que espacios urbanos físicos, pero también simbólicos, son depositarias de los elementos que sus habitantes deciden otorgarles.

Retomando lo escrito por Sergi Valera (1997), la Guadalajara de 2018 no es simplemente la víctima de condiciones externas, sino que se vuelve “la expresión de ideologías sociales imperantes en un determinado contexto”. El interior y el exterior tienen la misma capacidad transformadora, porque nuestra metrópoli no es un espacio estático.

La Guadalajara de los contrastes

Es decir, esta ciudad nos representa a los tapatíos, al servir de espejo para nuestros anhelos, obsesiones, errores, triunfos y creencias. “Guadalajara es lo que los tapatíos hacen de ella”, me atrevo a decir, parafraseando a Alexander Wendt, un teórico de las Relaciones Internacionales. Lo “bueno” y lo “malo” (como cada quien decida interpretarlo) están presentes en un mismo espacio, porque quienes vivimos en esta ciudad le vamos dando forma, día con día.

Fieles a los conceptos que tenemos sobre la identidad mexicana (de Bonfil Batalla a Paz), podemos decir que Guadalajara tiene una raíz doble. Pero estas líneas no son una incursión antropológica sobre la identidad nacional o tapatía (ni me atrevería a intentarlo). No, lo que me interesa rescatar es otro tipo de naturaleza doble; la que percibimos todos los días, cuando caminamos la ciudad y notamos sus amplios contrastes.

Foto: Especial

Fundación y muerte

14 de febrero de 1542: Después de tres asentamientos previos, ordenados por Nuño Beltrán de Guzmán, la ciudad de Guadalajara queda fundada en el Valle de Atemajac por Cristóbal de Oñate.  Es establecida con el rango de ciudad, al obtener el título de Carlos I. De acuerdo con las crónicas de la época (según lo rescatado por el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal del Gobierno de Jalisco), la nueva ciudad sufrió una serie de enfrentamientos, desde los primeros intentos por asentarse.

Un año antes de la fundación definitiva, los conquistadores se enfrentaron con los indígenas de la zona, en la llamada Guerra del Mixtón. Pero la batalla también se libró en el frente religioso, pues una vez que la resistencia indígena fue derrotada, se invocó a San Miguel Arcángel como uno de los primeros protectores o “patrones” de la ciudad. La epopeya bíblica de un Miguel comandando ejércitos, se reprodujo en la Nueva España; quizá anunciando el arraigo católico que Guadalajara conserva hasta nuestros días.

Episodio más escabroso

25 de noviembre de 2011: en uno de los episodios más escabrosos de nuestra historia metropolitana, tres camionetas con las luces encendidas y las puertas abiertas quedaron abandonadas debajo de los Arcos del Milenio. Al poco tiempo, la policía fue alertada y, repartidos en los vehículos, se encontraron 26 cadáveres. Tenían signos de asfixia y uno de los cuerpos yacía decapitado. Las víctimas estaban acompañadas de un mensaje alusivo a la guerra entre cárteles rivales del narcotráfico; además de una amenaza al gobierno del estado, que por entonces lideraba Emilio González Márquez.

Todo ello, a unos días de iniciar la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, y en pleno año de los Juegos Panamericanos. Casi cinco siglos después de la fundación, la ciudad estuvo bajo una especie de “asedio interno”, presa del miedo. La tarde todavía expone las sombras de aquellos cuerpos sin vida, sobre la obra de Sebastián.

El rumor de la discordia

10 de septiembre de 2016: El Frente Nacional de la Familia, a través de su Capítulo Jalisco, se sumó a la marcha contra el matrimonio igualitario que tuvo lugar en varias ciudades del país. Los manifestantes exigieron una reforma a la constitución para que el matrimonio fuese considerado como tal, sólo si estaba conformado por un hombre y una mujer. El mensaje se centró en la defensa de lo que, a su juicio, debía ser una familia tradicional; además del derecho a educar a sus hijos sin “ideologías de género”.

Las pancartas mostraban mensajes que reproduzco justo como los vi: “el matrimonio es entre un hombre y una mujer”, “a mis hijos los educo yo”, y “no queremos 2 papas ni 2 mamas”.  Los requisitos incluyeron vestir de blanco, llevar globos azules y rosas, entre otros de carácter simbólico. La buena ortografía en los carteles fue opcional. En cuanto al número de asistentes, la cantidad cambiaba en función de quién daba la cifra: los organizadores dijeron que en La Minerva partieron con un contingente de casi 200,000 personas. Protección Civil de Jalisco, por su parte, no reportó más de 60,000 asistentes.

11 de septiembre de 2016: Afuera del Teatro Degollado –cuyo frontispicio se adorna con la frase “que nunca llegue el rumor de la discordia”–, tuvo lugar una propuesta de matrimonio. Apolo, las nueve musas y quienes pasamos por ahí, fuimos testigos de cómo un chico le pidió a otro que se casara con él.

“Que nunca llegue el rumor de la discriminación”, parecía decir la fachada.

La ciudad de La Minerva

Febrero de 1542: “Señores, el Rey es mi gallo y soy de parecer que nos pasemos al Valle de Atemajac”. Esa es la frase que se le atribuye a Doña Beatriz Hernández, cuyo monumento se encuentra cerca de la Plaza Fundadores. De acuerdo con las crónicas, ella y su esposo, Juan Sánchez de Olea, encabezaron una de las sesenta y tantas familias que se establecieron en la recién fundada Guadalajara.

Famosa por ser “desenvuelta y con pensamiento propio”, seguramente se le describía con recelo, en la época a la que perteneció. La placa que acompaña su escultura (realizada por Ignacio Garibay en 1987), describe su determinación como instrumental en el asentamiento definitivo de la ciudad; según se dice, logró convencer al resto de familias españolas para establecerse en el espacio que hoy ocupa Guadalajara, estando segura de las condiciones favorables que ofrecía el Valle de Atemajac.

Independientemente de la versión romántica de la historia tapatía, la figura de Hernández es una invitación a la reflexión. En la narración que se hace de los procesos históricos, ¿no termina siempre minimizada la participación femenina? Guadalajara se distingue por ser paradigmática.

Contradicciones, la Minerva

Abril de 2017: el año pasado, Guadalajara se volvió parte de una estadística nada honrosa. Según lo reportado por la Universidad de Guadalajara, los feminicidios en Jalisco se incrementaron un 130 por ciento, durante los últimos veinte años. Muchos de los casos de violencia de género, ocurren en la Zona Metropolitana. Apunta el estudio que, “en la mayoría de los casos, las mujeres son asesinadas por sus propias parejas. En muchos de ellos, tienen órdenes de protección que no resultan efectivas porque no hay un seguimiento adecuado”.

Guadalajara también se distingue por sus contradicciones.  La Minerva, símbolo imponente del carácter femenino de la ciudad, es al mismo tiempo la custodia y la testigo silenciada.

Foto: Agencia enfoque

Pura tierra mojada

En Guadalajara, el viento ondea las fotos de los desparecidos que cuelgan de la Glorieta Niños Héroes, con la misma intensidad que transporta el aroma de las tortas ahogadas, por las calles de los mercados. La ciudad representa la contaminación audiovisual que trae consigo el periodo electoral, pero también al hombre que vi llorar en una banca de Chapultepec, hace unas semanas. Sin importarle que lo juzgasen por ello, se atrevió a recordarnos nuestra humanidad. Pese a los tiempos que corren, todavía podemos sentir.

Esta ciudad es el frenesí de consumo en épocas decembrinas, pero también es un niño de ocho años, entrando por primera vez al tianguis navideño que solía estar enfrente de la Casa de Los Perros, allá por el año 2000. Es todos los encuentros que ocurren en el área de llegadas del aeropuerto, cada que el Año Nuevo está cerca.

Siendo hogar de la FIL, tiene casi una vocación renacentista, aunque está perennemente atascada en Mariano Otero y López Mateos, en las horas pico. Pese a sus aspiraciones cosmopolitas, le voltea la cara a los migrantes centroamericanos que transitan por Avenida Inglaterra. Es el Silicon Valley mexicano, que a la vez no encuentra cómo resolver el problema del transporte público, y construye una nueva línea del Tren Ligero, cada cierto número de décadas.

Después de todo, es la ciudad de los claroscuros 

Unas veces, es la rueda de fuego que Shakespeare recuperó de la mitología griega, para relatar el ciclo de castigos que el Rey Lear debió aceptar; otras, es la ciudad al filo de la eternidad, con la que soñaba Gene Roddenberry en el idealismo más universal. En el sentido de Kawabata, es lo bello y también lo triste.

Pero con todo y su naturaleza doble, la ciudad es nuestra. En ella conviven muchas Guadalajaras. Y aunque las lluvias tarden en asomarse, también es la que huele a tierra mojada.

Cristian J. Vargas Díaz es licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad de Guadalajara, e “intrigoso” como consecuencia. Les debe a Ray Bradbury, Juan Rulfo y Thomas Mann su gusto por la literatura y su vejez prematura. Cinéfilo y “seriéfago” enfermizo, sigue aprendiendo a escribir.

 

Bolígrafo    Seguridad

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Por la justicia y la libertad de México

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Marcha Generación Z

¡Ciudadanos de México! ¡Colegas profesionistas!

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Hoy, en este momento crucial para nuestra nación, ya no basta con la indignación pasiva. Es imperativo que el pueblo de México salga a las calles. Nuestros profesionistas están abandonando el País, nuestros empresarios viven en la zozobra, y el pueblo vive con miedo.

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Estamos envueltos en una espiral de narco-gobierno. Nos deslizamos por un tobogán sin salida, atrapados en un túnel sin fondo donde no se ve la luz.

Y en esa oscuridad, al que alza la voz, al que resulta incómodo, le quitan la vida.

Hablamos de ‘gobernabilidad’ como si fuera un concepto abstracto, ¡pero tiene un rostro! Tiene el rostro de las madres buscadoras, el rostro del empresario extorsionado, el rostro del joven reclutado a la fuerza. ¡El régimen le ha fallado a las víctimas! Ha reemplazado la balanza de la justicia por el silencio de la complicidad.

¡Por eso hoy nos tenemos que levantar en honor a Carlos Manzo! Él fue aquel David que perdió la vida enfrentando a Goliat, por la falta de apoyo que imploró a gritos a una presidencia que lo ignoró.

¡Esta Presidencia es una analogía de Díaz Ordaz en pleno siglo XXI! ¡Qué terrible ironía! Cuando eran oposición, marchaban cada 2 de octubre recordando la masacre. Sin embargo, ahora que están en el poder, han salido peores que Díaz Ordaz y que todos los gobiernos priistas juntos. 

Este movimiento trasciende partidos y colores. Es imperativo llamar a todos los miembros de la oposición, a todos los partidos sin distinción, a los ex integrantes del Poder Judicial, a los ex ministros de la Corte, a los médicos, a los agricultores, a los emprendedores, y a todos los disidentes del actual régimen que no están de acuerdo con la forma de gobierno. Hacemos un llamado a los militares que, en silencio, tampoco están de acuerdo con este régimen.

Esta lucha afecta a todos, desde el señor que vende fruta en la esquina hasta el dueño de las grandes empresas. Las compañías mexicanas, y las transnacionales con presencia en nuestro País, también se ven afectadas. La falta de certeza jurídica pone en riesgo las inversiones, los empleos y la estabilidad económica. La unión de todas estas voces y la fuerza de la sociedad civil es la única vía para enfrentar el totalitarismo y defender los pilares de la República.

Hago un llamado urgente a los colegios de abogados, de contadores, de ingenieros, de arquitectos y de médicos.

¡Deben despertar! Deben dejar atrás sus cómodos estatutos de «no intervención en cuestiones políticas». Les pregunto: ¿De qué sirve todo su conocimiento? ¿De qué sirven sus investigaciones, sus congresos y sus ponencias académicas, si la Nación se desmorona ante sus ojos?

Todo ese conocimiento se vuelve en vano si no lo comparten, si no lo usan para defender a la sociedad. Ese velo de supuesta neutralidad que cubre a las barras y colegios es, a todas luces, un acto de cobardía. Se vuelven profesionales que venden humo.

Son muy cómodos al estar «investigando» o «dando asesorías», pero no asesoran al pueblo. Y lo más grave: le fallan a la Generación Z, que tanto necesita de nosotros. Esos jóvenes, olvidados por el gobierno, son el futuro de México y necesitan nuestra guía, no nuestra omisión.

¿Y dónde están los intelectuales? ¿Dónde están los académicos que escriben sobre la democracia desde la comodidad de sus cubículos? ¿Dónde están las voces que antes eran críticas y hoy callan por privilegio o por miedo?

¡Su silencio es una traición! El conocimiento que no se usa para defender al pueblo es un lujo inútil. ¡La pluma que no se atreve a señalar al tirano es una pluma muerta!

El régimen actual presume eventos internacionales mientras el País se desangra. Por ello, ante la flagrante falta de gobernabilidad en México, hacemos un llamado a la comunidad internacional y a la FIFA.

Es imperativo exigir la cancelación del Mundial de Fútbol.

La lógica es simple y brutal: si el gobierno de México no puede proteger a sus propios habitantes, ¡mucho menos podrá proteger a sus visitantes!

El cambio de rumbo en México es una responsabilidad de todos. La marcha de este 15 de noviembre tiene que ser el parteaguas que nos permita, por fin, ver la luz al final del túnel.

No podemos permitir que, de cara al 2030, nuestro país siga secuestrado por los pensamientos comunistas fallidos del siglo XX. Eso ya debe quedar atrás.

Hablamos de la Generación Z como nuestra esperanza. ¡Y lo son! Pero seamos claros: no podemos pedirles a ellos que arreglen el desastre que nuestra generación está permitiendo. Antes de pedirles que tomen la estafeta, debemos preguntarles: ¿Qué país les estamos heredando? ¿Un país de fosas o un país de oportunidades?

¡La lucha de hoy no es solo por nosotros, es para poder mirarlos a los ojos mañana y decirles que no fuimos cobardes!

Es el momento de que, de la mano de esta nueva generación, tomemos con rumbo y con responsabilidad el cambio que México necesita. 

¡Pero que la marcha no sea el fin, que sea el principio! Que sea el nacimiento de un nuevo pacto social, donde los profesionistas, los jóvenes y los ciudadanos de bien nos unamos para proponer el México que sí queremos. ¡Basta de resistir, es hora de construir!

¡Por la justicia, por la libertad y por el futuro de México!

Sobre el autor

Fernando Arango Ávila es jurista y académico. Doctor en Ciencias de lo Fiscal, y actualmente cursa un posdoctorado en Derecho. Actualmente, combina su experiencia práctica con su labor investigativa. Escribe: drarango83@gmail.com.

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Opinión

Gavin Newsom y la ‘nación’ de los 60 millones de mexicanos

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Gavin Newsom y la 'nación' de los 60 millones de mexicanos

El anuncio de las intenciones del gobernador de California, Gavin Newsom, de contender en las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos, marca un punto de inflexión con profundas implicaciones para el electorado de origen mexicano y la redefinición del poder en el país. 

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Este movimiento no sólo abre un camino de esperanza para millones de personas y New Mexicans, sino que consolida el liderazgo de un frente político que busca darle voz a la “nación” demográfica y cultural que emerge en el suroeste del país.

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Este movimiento se respalda en la masa demográfica de 60 millones de mexicanos en Estados Unidos, una fuerza que, sumada al apoyo de una gran cantidad de mexicanos en México, podría representar una base electoral sin precedentes para Newsom.

El concepto de “The New Mexicans States of America” no es una propuesta secesionista, sino una etiqueta conceptual para describir una realidad demográfica y cultural irreversible. 

En los estados de Nuevo México, Arizona y California, el poder del soft power mexicano ha gestado una diáspora (comunidad) con millones de personas que, juntas, suman una fuerza monumental entre esos 60 millones de mexicanos en Estados Unidos. 

Esta “nación” latente ha conquistado silenciosamente el tejido social, económico y cultural del país a través de su influencia en la música, la gastronomía, el deporte y el comercio. A pesar de las persecuciones y el trauma generado por el uso del ICE como herramienta de presión demográfica, la cultura se ha convertido en la armadura y el motor de resistencia de esta población.

La conexión geográfica y la herencia común han permitido que California, Nuevo México y Arizona funcionen como un corredor cultural y económico. Esta alianza natural de estados del suroeste se convierte en el epicentro de esta nueva fuerza política. 

Es aquí, en la cuna histórica del territorio mexicano en Estados Unidos, donde la diáspora ha mantenido viva su identidad, demostrando que las fronteras políticas no han logrado contener la unificación cultural. La cristalización de este poder es la respuesta pacífica a cualquier intento de alienación.

El ascenso de líderes como Gavin Newsom y la potencial vicepresidencia de Alex Padilla, es la constatación de que la revolución demográfica ha reescrito el mapa político desde dentro. La “Nación de los New Mexicans” está pasando de ser un poder cultural latente a una fuerza política activa. Al convocar a gobernadores clave y utilizar el soft power mexicano como estrategia, este movimiento busca construir una “barrera azul” de resistencia, transformando la resiliencia cultural en una palanca de poder electoral decisiva para las próximas elecciones presidenciales.

Newsom, al frente de California la cuarta economía mundial, se posiciona como un líder con la experiencia y la frescura necesarias para dirigir a los Estados Unidos. Su gestión como gobernador de California no solo se define por su capacidad para manejar una economía masiva, sino por una serie de logros progresistas que lo proyectan como el principal líder de la oposición a las políticas de la administración Trump.

Logros Clave de Gavin Newsom en California:

Protección de derechos reproductivos y sociales: Newsom ha consagrado protecciones en la Constitución de California para el aborto y las libertades reproductivas. Ha utilizado la autoridad de California para adquirir medicamentos clave y responder a interrupciones del suministro por motivos políticos.

Impulso a la clase trabajadora: Su administración ha impulsado legislaciones históricas para fortalecer a los trabajadores independientes, buscando mejorar las condiciones de vida de los californianos. Su oposición a la abolición de los acuerdos de contratación colectiva lo ha posicionado como un firme defensor de los derechos laborales.

Inversiones sociales masivas: Ha liderado la implementación de programas ambiciosos como el Pre-kínder universal y el financiamiento completo de comidas escolares gratuitas para todos los niños en California. También ha impulsado la expansión de programas de alfabetización y cursos de verano.

Abordando la crisis humanitaria y económica: Pese a las críticas por el alto costo de vida, la administraciónNewsom ha impulsado un enfoque progresista en la lucha contra la falta de vivienda. Más allá de la inversión récord en vivienda, el gobernador ha defendido la implementación de programas sociales innovadores, como el Care Court (Tribunal de Atención), diseñado para brindar tratamiento de salud mental y adicciones a personas sin hogar. Este tipo de políticas sociales complejas y audaces demuestran su disposición a enfrentar los problemas más difíciles del país, lo cual contrasta con las soluciones simplistas y punitivas que a menudo ofrece la oposición.

Resistencia y defensa migratoria: Newsom se ha convertido en una voz influyente a favor de los derechos de los inmigrantes, desafiando públicamente al gobierno federal. Ha movilizado a la Guardia Nacional para asistir en bancos de comida en respuesta a recortes federales y ha criticado duramente el despliegue de militares para tareas migratorias, advirtiendo que los regímenes autoritarios “empiezan por atacar a las personas con menos capacidad de defensa”.

Defensa del comercio transfronterizo y advertencia anti-Aranceles: Ha alertado consistentemente que las promesas de Trump de imponer un arancel del 25% a las importaciones mexicanas infligirían un daño económico devastador a California y a los consumidores. Al defender el libre comercio con México, Newsom protege el sustento de millones de New Mexicans que trabajan en sectores dependientes de este comercio transfronterizo.

El histórico gesto de Newsom al declarar el Día de Fernando Valenzuela el 1 de noviembre, cobra un significado póstumo aún más profundo. Fue una jugada maestra, ya que el 2 de noviembre es el tradicional Día de Muertos, enlazando dos celebraciones con un profundo toque mexicano. 

Este acto de poder político y celebración cultural contrasta directamente con la retórica anti-inmigrante. Al honrar a un ícono que unió a mexicanos a ambos lados de la frontera, Newsom solidifica su apoyo en un electorado mexicano crucial, utilizando este reconocimiento como un acto de diplomacia interna que fortalece los lazos con la comunidad.

La posible postulación de Newsom también catapulta al senador Alex Padilla hijo de padres, uno de Chihuahua y otro de Jalisco, a la posición de potencial vicepresidente de los Estados Unidos. Padilla, quien representa la herencia y la base demográfica de los New Mexicans, podría convertirse en el primer mexicano-estadounidense en ocupar dicho cargo. 

Hipotéticamente, esto lo colocaría como el candidato natural para ser el primer presidente de los Estados Unidos de ascendencia mexicana, un símbolo de la cristalización del poder político de esta población, muy a pesar del trauma que genera la alienación demográfica del presidente Donald Trump.

La juventud y el voto del mañana: El senador Padilla no solo representa la herencia; también encarna la voz de una nueva generación de New Mexicans. Su perfil conecta directamente con el voto joven y la alta tasa de natalidad de la diáspora (comunidad), que garantiza que su influencia política seguirá creciendo. Su posible ascenso a la vicepresidencia enviaría el mensaje de que el futuro de la democracia estadounidense no se definirá en Washington, sino en la energía, la juventud y la demografía del Suroeste.

Para enfrentar la presión del gobierno federal y el uso de ICE como brazo de presión contra las comunidades mexicano-americanas, es indispensable un frente de resistencia o «barrera azul» con el apoyo de gobernadores demócratas clave: Gobernadora Katie Hobbs (Arizona), gobernadora Michelle Lujan Grisham (Nuevo México), gobernadora Tina Kotek (Oregón), gobernador J. B. Pritzker (Illinois), gobernadora Kathy Hochul (Nueva York) y gobernador Bob Ferguson (Washington).

El Pacífico Noroeste (PNW), que incluye a Washington y Oregón, es una región fundamental para el concepto de los New Mexicans, extendiendo su alcance más allá del suroeste tradicional. Contrario a la percepción popular, estados como Washington han experimentado un crecimiento exponencial de la población de origen mexicano, la cual se ha convertido en una fuerza laboral crítica en la agricultura, la tecnología y el comercio. 

El gobernador de Washington, Bob Ferguson, ha demostrado su reconocimiento a esta diáspora (comunidad) al declarar la semana de la herencia mexicana, un gesto que resuena profundamente con el soft power de la comunidad.

Este frente en el PNW es estratégico, pues no solo suma votos, sino que le da a Newsom una base de apoyo que abarca toda la Costa Oeste, desde la frontera con México hasta Canadá. La diáspora (comunidad) mexicana en esta región es un testimonio de la expansión y la diversidad económica de los New Mexicans, que apoyarán a Newsom por sus políticas a favor de los derechos laborales, la protección de los inmigrantes y la defensa de la diversidad cultural. 

El PNW solidifica la narrativa de que el apoyo a Newsom no es un fenómeno local de California, sino un movimiento de alcance nacional.

El Poder de la cultura como arma política: La fuerza de este frente radica en el uso estratégico del soft power mexicano. La resistencia no se limita a decretos. Se ejerce en cada plato de comida, en la música regional y en la popularidad de íconos deportivos. 

El Mundial de 2026 y los juegos olímpicos de Los Ángeles 2028 no serán solo eventos deportivos, sino escaparates globales donde la cultura de los New Mexicans dictará la tendencia, demostrando que aquello que Trump intentó marginar es, de hecho, el capital cultural y económico más vibrante de la nación. Este soft power es la prueba de que, mientras ICE siembra miedo, la cultura siembra influencia y poder. 

El ascenso de Gavin Newsom a la palestra presidencial no es simplemente la historia de un político ambicioso; es la manifestación política de una profunda revolución demográfica y cultural liderada por los New Mexicans.

Sobre el autor

Fernando Arango Ávila es jurista y académico. Doctor en Ciencias de lo Fiscal, y actualmente cursa un posdoctorado en Derecho. Actualmente, combina su experiencia práctica con su labor investigativa. Escribe: drarango83@gmail.com.

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