Opinión
Las celdas solares, ‘otro reto’ para la imagen urbana
Viene otro reto para la imagen urbana de Guadalajara… en favor de la ecología
Así como el exceso de cableado de fibra óptica por todas las calles es un problema, estamos a punto de enfrentar otro en la imagen urbana de las ciudades.
El uso de las azoteas tiene un vacío en la legislación, ya que no se cuenta con restricciones o requerimientos en pro de mantener la imagen urbana.
Por un lado, las azoteas son cada vez más utilizadas como espacios habitables y por otro, como espacios de servicio donde se colocan sistemas ecotecnológicos, entre ellos, los calentadores solares y las celdas solares, que son ya más accesibles para la población.
Las azoteas antes solo eran usadas para los tinacos, tanques de gas estacionario y los tendederos, ahora tienen otras variantes.
En pro de hacerlas más habitables o seguras se colocan barandales de diversos materiales, cercas, mallas ciclónicas, pergolados, viveros, estructuras para colocar iluminación, etc.
Y en pro de hacerlas más ecológicas sobre todo en negocios de alta demanda de energía eléctrica se colocan calentadores solares y paneles solares.
Las ecotecnologías, en específico las celdas solares en estructuras masivas son cada vez más constantes y su uso está comenzando a afectar la imagen urbana desde los pequeños poblados hasta en las grandes zonas metropolitanas.
Ya las podemos ver celdas solares instaladas en frente o al lado de monumentos como en la Plaza de Armas sobre el edificio, que era de Fábricas de Francia; también el comienzo de una instalación en un local aledaño al El Hospitalito en San Juan Cosalá en la Ribera de Chapala, ambos monumentos por determinación de Ley.
Y esto al parecer sin ninguna limitación o criterio.
La instalación de celdas solares en las azoteas se puede detectar en tortillerías, tienditas, carnicerías y todo tipo de comercio con alto consumo energético, normalmente con estructuras altas, y no al ras de la azotea.
El peso estructural que esto puede causar en una finca patrimonial podría ser comparable a la colocación de antenas o estructuras de anuncios espectaculares, elementos que sí cuentan con regulación.
Por lo menos en las zonas de protección patrimonial, colindantes a monumentos, y por supuesto monumentos y fincas relevantes, la instalación de celdas solares debe ir replegada de la fachada de la finca, asegurando que desde la calle no se vea.
Esto se puede lograr, además del repliegue, haciendo que éstas se instalen al ras de la azotea, quizá esta medida pueda reducir un poco la eficiencia de las celdas, pero la Ciudad entera lo agradecería mucho.
Creo que la conservación de la imagen urbana de la Ciudad no está peleada con las ecotecnologías o con el uso de los espacios de las azoteas, pero estamos obligados a encontrar las fórmulas aceptables que beneficien la imagen urbana y no que la afecten.
Aunque sea propiedad particular y sean instalaciones reversibles… si se ve desde la calle se debe de poder regular.
Antonio Gaudí uno de los arquitectos que promovió intensamente la utilización de las azoteas integrándolas a sus diseños de manera excepcional. Las diseñaba y las construía como si fueran una fachada más, diseñando las salidas de las chimeneas, los respiraderos y hasta los depósitos de agua. Ésta debería ser nuestra meta, pero creo que nos damos… con que desde la calle no se vea…
Sobre la autora
El desarrollo profesional y académico de Ursula Barreda se ha centrado en temas relacionados con la ciudad, el territorio, el arte, el patrimonio, el espacio público, la movilidad y la sustentabilidad. Estudió el Doctorado de Ciudad, Territorio y Sustentabilidad en la Universidad de Guadalajara. Además, cuenta con publicaciones de artículos de investigación científica de temas relacionados al patrimonio, y el centro histórico.