Opinión
Las nuevas fake news
Cuando recién comencé a utilizar internet, recuerdo que mis padres siempre me decían: “No todo lo que veas en la web es real”; bajo este argumento, buscaban protegerme de caer en estafas, fraudes, virus o que viera contenido que no era apto para mi edad; si somos contemporáneos, seguramente a usted también le dijeron algo similar y le tocó vivir de cerca el progreso del internet: Desde tener que optar por utilizar el teléfono o la computadora (ya que no podías llamar o recibir llamadas si te conectabas), ingresar un código que venía en tarjetas de empresas como AOL o Todito Card, para tener un porcentaje de horas para navegar (como si fuera un ciber) y en caso de terminar, había que comprar otra y así sucesivamente, hasta poder tener el internet en la palma de nuestra mano, y tener la posibilidad de estar leyendo este texto en cualquier lugar del mundo, no importa la hora.
Hoy en día, resulta casi imposible concebir nuestra vida sin el internet y la tecnología, ya que muchos aspectos de nuestra cotidianidad giran alrededor de él. Con la llegada de los smartphones, se simplificaron en uno solo, una gran cantidad de aparatos que realizaban distintas funciones, piénselo un poco, antes había necesidad de traer un reloj, un cuaderno, una pluma, una cámara, una computadora, una calculadora, un dispositivo para reproducir música, libros, etc. Ahora, todo eso y más viene en un aparato que cabe en nuestro bolsillo; si eso nos lo hubieran dicho cuando recién comenzábamos a explorar el internet, nunca lo hubiéramos creído.
A lo largo de este tiempo, el internet y la tecnología han alcanzado niveles que antes solo veíamos posibles en las películas de ficción, sobre todo a raíz de la pandemia, su desarrollo ha incrementado exponencialmente, lo que ha implicado a la par, una serie de regulaciones para evitar su mal uso. Precisamente durante la pandemia, fuimos testigos de innumerables videos, imágenes y noticias con información falsa sobre el virus del Covid-19; desde remedios caseros, teorías de la conspiración, soluciones milagrosas, desacreditación de las vacunas, en fin, cada día veíamos algo nuevo sobre un virus del que no teníamos información y ante esta ausencia de certezas, en muchos casos se cayó en las garras de las fake news.
Sin embargo las noticias falsas no son nuevas, tampoco son un producto que haya sido creado gracias al internet, ya que siempre han existido, el problema es el alto nivel de propagación que tienen actualmente, fuera de todo control y regulación, además del impacto que generan en la población que las ve. ¿Recuerda las manifestaciones de personas en Estados Unidos diciendo que el Covid era un mito? ¿Los ataques y agresiones hacia el personal de salud? ¿o las personas que creían que tomando cloro iban a terminar con el virus? Estas son algunas de las consecuencias que han logrado tener este tipo de noticias en nuestra sociedad. Anteriormente las fake news eran solamente un texto acompañado de imágenes o videos con información e imágenes sacadas de contexto; sin embargo, hoy, gracias al desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA), el bombardeo de fake news está más presente que nunca.
Hace unos días circularon unas imágenes del Papa Francisco, donde aparece utilizando lentes de sol y un abrigo blanco de la exclusiva marca Balenciaga. Mucha gente creyó que eran fotografías inéditas e inmediatamente comenzaron a compartirlas en redes, volviéndose virales debido a la controversia y el debate que suscitaron; por un lado, a favor de que el Papa vistiera un estilo más relajado y fuera de protocolos, por otro, hubo quienes criticaron sobre cómo podía darse esos lujos, cuando la población mundial padecía de pobreza y hambre, en resumen, se suscitó un debate real sobre imágenes irreales…Otro caso reciente en el mismo tenor, fueron las imágenes sobre el supuesto arresto de Donald Trump por la policía de New York, al igual que con el Papa Francisco, miles de usuarios compartieron las fotografías, creyendo que eran reales. Al igual que con las fake news, las imágenes generadas mediante Inteligencia Artificial, han logrado engañar a más de una persona y poner en tela de juicio, los riesgos que esta conlleva.
Debido a su programación, la IA puede ser utilizada para inspirar nuevas creaciones o resolver tareas rutinarias y sistemáticas, sin embargo, por otro lado, también puede ser utilizado para realizar deepfakes (falsedades profundas en español), los cuales, son archivos de vídeo, imagen o voz, hechos por un programa de inteligencia artificial para que parezcan originales, auténticos y reales. Esto ha generado gran polémica, debido a los riesgos que pueden generar, ya que se pueden copiar rostros, manipular expresiones faciales e incluso imitar el habla de las personas, a través de una combinación de algoritmos y códigos que permiten superponer el rostro de alguien en el de otra persona, por lo tanto, pueden ser utilizados para tergiversar hechos pasados, suplantar personas, cometer fraude, desacreditar a alguien, generar desinformación, etc…
Es indispensable seguir este tema de cerca, ya que la IA llegó para quedarse, no es el futuro, es el presente y debemos estar preparados con información que nos permita (así como cuando surgió el internet) comprender sus alcances y limitaciones, para poder regular y utilizarla en pro de las personas.
Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.
Sobre el autor
Luis Sánchez Pérez es doctorante y maestro en Políticas y Seguridad Públicas en IEXE Universidad, abogado por la Universidad de Guadalajara. Profesor de asignatura en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Enrique Díaz de León. Investigador de medios de comunicación y participación ciudadana en el Laboratorio de Innovación Democrática. Colaborador semanal en Milenio, El Occidental y El Semanario.