Opinión
Meade o el imposible milagro de alcanzar la Presidencia
Meade o el imposible milagro de alcanzar la Presidencia
José Antonio Meade Kuribreña, candidato a la presidencia de México por el Partido Revolucionario Institucional. Sí, el PRI, ese partido que todos sabemos ha estado arraigado a la presidencia de este país durante años, y no se quiere soltar. Nuestros padres lo han padecido, nuestros abuelos, y hasta nuestros bisabuelos.
Meade Kuribreña, al leerlo, de entrada resaltan sus apellidos extranjeros. Meade de origen irlandés, y Kuribreña, una mezcla de apellidos de sus abuelos maternos Kuri Kuri de origen libanés y Breña de origen español. Pues no estamos errados, el candidato definitivamente tiene esta influencia externa, sin embargo, la familia Meade está establecida en México desde mediados de 1830 y se dedicaban al comercio en aquellos tiempos. Este apellido es realmente conocido en San Luis Potosí y forman un grupo dentro de la socialité de aquel estado. El padre de Pepe Toño, Dionisio Meade, es un político mexicano militante del PRI y su tío abuelo materno, Daniel Kuri Breña, es fundador del Partido Acción Nacional (PAN) junto con Manuel Gómez Morín y Luis Calderón. Ahora podemos entender un poco mejor por qué José Antonio se mueve entre los miembros de los dos partidos sin problemas.
Tiene 49 años, nació y creció en la Ciudad de México. Casado desde los 25 años con Juana Cuevas Rodríguez, tienen tres hijos, dos hombres y una mujer. Estudió Economía en el ITAM (mención honorífica) y Derecho en la UNAM, como era costumbre dentro de los futuros jóvenes políticos de aquel entonces. Su doctorado que tanto “presume” en sus spots comerciales, lo hizo en Yale con especialidad en Finanzas Publicas y Economía Internacional. Comenzó su carrera profesional en 1991 como analista de planeación en la Comisión Nacional de Seguros y Finanzas (CONSAR), y para el año 2002 ya era nombrado director de BANRURAL.
Si hacemos los números, el doctor José Antonio Meade comenzó su licenciatura en 1987, pensando y asumiendo que estudiaría la carrera de Economía y Derecho al mismo tiempo seguramente terminaría cuatro años después, en 1991, justo cuando inicia su carrera profesional. El Doctorado en Yale lo terminó en 1997, entonces tendría que haberlo comenzado 4 o 5 años antes, esto quiere decir que comenzó en 1992 o 1993.
Conclusión: el doctor José Antonio Meade con escasos siete años de experiencia laboral, a los 33 años, tomaba el cargo de director de uno de los Bancos más importantes de ese tiempo (BANRURAL) y que estaría en banca rota (bajo el sexenio de Vicente Fox), lo cual lo llevó a tomar la decisión de “refundarlo”. Es decir, desaparecerlo y formar una nueva institución para retomar los objetivos de aquella institución. Es de conocimiento popular que el campo no ha tenido el crecimiento esperado en los últimos 30 años. Al contrario, ha decrecido fuertemente, sobre todo en ciertos sectores.
El padre de José Antonio llegaría a ser director general de Promoción Fiscal de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de 1983 a 1988. Su hijo lo sería también 20 años después, pues en el año 2008 llegó a ser subsecretario de ingresos de la SHCP. Meade Kuribrema ha mencionado en entrevistas que él aspiraba como máximo a tener el mismo puesto que su padre, pero que la vida le dio una sorpresa y llegó a ser titular de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público. Y no sólo eso, Pepe Toño se ganó la confianza de priistas y panistas y ha estado al frente de cinco secretarías:
2011 Secretaría de Energía ( Felipe Calderón – PAN )
2012 Secretaria de Relaciones Exteriores ( Enrique Peña Nieto – PRI )
2015 Secretario de Desarrollo Social ( Enrique Peña Nieto – PRI )
2016 Secretaria de Hacienda y Crédito Público (Enrique Peña Nieto – PRI )
En total son cinco años, en los que sólo estuvo unos meses en Secretaría de Energía y tres años en la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Una gran experiencia en las instituciones de gobierno, sin ser militante del PRI ni del PAN, trabajando a lado de los líderes más controversiales de los últimos años en México, haciéndolo bien en algunas ocasiones y haciéndolo muy mal en otras. A José Antonio Meade le vuelve a sonreír la vida, se encuentra en el momento adecuado en el lugar indicado. Sus amigos y compañeros de trabajo han cometido errores que serán imperdonables por el pueblo de México y, por ello, les será imposible repetir el milagro de 2012.
El PRI, en un nuevo giro, postula a Jose Antonio Meade como su candidato a la presidencia de la República, apostándole a que el pueblo vote por el candidato y no por el partido político que ya está bastante “quemado”. Gran tarea le han asignado a Pepe Toño, cargar con toda la mala reputación del partido que lo respalda e intentar dar la cara ante todo México para poder convencer de que esta vez será diferente.
Se le ha visto en entrevistas en todos los canales, con influencers, en conferencias, en universidades y con empresarios. Aun así no ha podido repuntar. En esta ocasión, este México no solo está cansado, sino enfurecido, y lo ha colocado en tercer lugar según las encuestas actuales. El discurso de José Antonio y sus allegados es aterrador. Hablan de un futuro próspero. Quieren disminuir la corrupción, la desigualdad e incrementar la seguridad en el país. Y las preguntas de México son: ¿Y por qué no lo hiciste en esos cinco años que estuviste en las secretarías? Estuviste en SEDESOL y no hubo grandes logros ¿Por qué hasta ahorita es que te llega la preocupación?
En efecto, me parece un discurso totalmente errado y perdedor. Tuve la oportunidad de asistir a una de las pláticas que ha dado Meade en su campaña a la presidencia. Se nos permitió hacer preguntas al candidato. Una de las preguntas obvias fue acerca de la inseguridad: ¿qué es lo que haría para mejorar la seguridad en el país? Nos respondió que va a quitarle las armas a los criminales y el dinero. ¿Qué? ¿Es en serio? ¿Y cómo lo va a hacer? “Estamos en el hoyo y cavando”, pensé, “No lo puedo creer”.
Otra de las asistentes, empresaria, le preguntó cómo es que él haría para apoyar a los pequeños empresarios que estaban ahí presentes. “Pues votando por mí, así es como mejor les puedo ayudar”, dijo el candidato. Ah caray, “Ahora sí no hay pa´donde”, me dije, con esas respuestas no hay mucho que decir. Este candidato tendrá mucha experiencia, como él pregona, pero me quedo con dos impresiones:
- O no tenía la respuesta exacta para esa pregunta y la evadió.
- O realmente no tiene interés genuino sobre los asuntos de este país.
Su discurso era memorizado. Si lo sacas de su área de confort no podrá responderte. No es auténtico. Carece de una preocupación real. Muestra desinterés por este país, y creo mucho menos le interesa ser Presidente de la República.
Analicemos algunas de sus propuestas. En su sitio web nos encontramos con sus compromisos por Estado. Revisemos sus compromisos con Jalisco:
Resolver el problema del agua en Guadalajara.
Segunda pista del aeropuerto.
Construcción de 300 km de ciclovía en todo el estado.
Fortalecer el transporte masivo de la zona metropolitana. Por ejemplo, el Peribus y un transporte masivo de la Barranca al Aeropuerto.
Impulsar y fortalecer la ciudad creativa digital. Habrá una nueva Universidad Pública enfocada a innovación.
Mis respuestas:
Si, es problema del agua es uno que hemos tenido desde hace muchos años, y que nuestro actual gobernador (Del PRI) y el Presidente de la República (Del PRI) no han podido resolver. ¿Cómo es que ahora si se va a resolver? – En Guadalajara llueve mucho, ¿Porque no se ha rescatado esa agua? ¿Porque cada año la ciudad está inundada?
¿Es enserio que la segundo pista del aeropuerto es el punto dos más urgente en Jalisco? Aquí el tema son los terrenos del Ejido del Zapote, que no es nuevo, y el actual Gobernador tampoco ha podido resolver (leer cita).
Las ciclovías es una buena iniciativa, pero, de nuevo ¿es realmente el punto tres más urgente en Jalisco?
Ya le va atinando mejor, fortalecer el transporte masivo es muy importante en la ZMG. Sin embargo, la solución debe estar enfocada en disminuir el tráfico. Necesitamos un metro subterráneo. De lo contrario, la ciudad va a colapsar. Propuesta errada
¡Excelente! Quedamos en espera de los recursos ya autorizados del nivel Federal y que no han llegado.
¿Y la inseguridad del Estado, dónde quedo? La desigualdad de la que tanto habla, ¿no hay alguna propuesta en específico para el Estado? Empleo bien remunerado, ¿alguna propuesta? Vaya que se ha quedado corto este candidato.
En resumen, José Antonio Meade no tiene ni el carisma, ni el empuje, ni la fuerza para ser presidente de este país. Va por el partido más viejo y oscuro. Sus propuestas son débiles y cuando no tiene la respuesta memorizada no tiene la capacitación (o la autorización) para responder. Toda propuesta, iniciativa o mejora es a futuro, como si el actual presidente no fuera parte de su grupo, y como si el pasado pudiera borrarse en un instante.
Partido incorrecto, propuestas erradas y un candidato simulado. La fórmula perfecta para perder estas elecciones del 2018.
Evelyn Villanueva Macdonell estudió Negocios Internacionales en Guadalajara, actualmente termina una maestría en Economía en Italia. Apasionada por México, sus tradiciones y cultura. Emprendedora, empresaria y desarrolladora de nuevos proyectos. Completamente a favor de romper esquemas, innovar y transformar. En la actualidad se desempeña en el LID como Investigadora en temas de desigualdad socioeconómica.
Opinión
La lucha por dignificar el Congreso de Jalisco: Reflexiones sobre el libro de Mara Robles
El Libro Blanco titulado “Defender lo que se ama” es un documento que nace de la necesidad de dejar un registro claro y exhaustivo de lo que se hizo durante la legislatura de Mara Robles en el Congreso de Jalisco.
Pero es más que un informe técnico al final de una legislatura: es una invitación a que se explore una parte fundamental de la reciente historia política de Jalisco, en particular, los temas que marcaron la agenda de Mara Robles.
Entre sus páginas, se encuentran luchas tan importantes como la batalla por asegurar agua potable limpia para el área metropolitana de Guadalajara, la lucha constante por el equilibrio de poderes y otros temas esenciales para el fortalecimiento de la democracia jalisciense.
El capítulo que quiero destacar aquí, sobre la reingeniería administrativa del Congreso, es una pieza clave dentro de este relato más amplio.
No solo porque formé parte del equipo que lideró esta reforma bajo la dirección de Mara, sino porque refleja una de las mayores aspiraciones de nuestra legislatura: dignificar el poder legislativo en un contexto de desconfianza generalizada.
La lucha por reorganizar y reducir la nómina del Congreso, haciéndolo más eficiente y menos dependiente de los favores políticos, fue un desafío monumental en medio de una legislatura marcada por retos tanto internos como externos.
Este libro no solo documenta el arduo trabajo realizado, sino que lo convierte en una reflexión sobre la política en acción, sobre lo que significa hacer reformas estructurales en un entorno donde la percepción pública del Congreso está por los suelos.
Al igual que la batalla por el agua limpia o el equilibrio de poderes, la reingeniería administrativa fue un tema que tocaba los cimientos de nuestra democracia local, aunque quizás no recibiera la misma atención mediática.
La narrativa de este capítulo, titulada con la mordaz referencia “La fiesta de la insignificancia”, retoma el espíritu irónico de Milan Kundera para ilustrar las dificultades de intentar cambiar una estructura que parecía inamovible.
El Congreso de Jalisco, en ese momento, se encontraba en una situación crítica: una nómina abultada, un gasto desproporcionado en servicios personales, y una estructura organizativa desordenada que favorecía el influyentismo y el nepotismo. Nuestra misión era ponerle fin a ese caos y establecer un sistema más justo, eficiente y transparente.
La invitación a leer este capítulo es, en realidad, una invitación a conocer una parte de la historia política jalisciense que pocos quieren discutir: el desorden interno de nuestras instituciones públicas. A través de este esfuerzo, logramos realizar un diagnóstico exhaustivo con el apoyo del IMCO, que nos permitió entender la magnitud del problema.
El estudio reveló que el Congreso de Jalisco tenía una de las nóminas más caras y menos eficientes del país. Descubrimos, por ejemplo, que existía un exceso de auxiliares administrativos, que había disparidades salariales incomprensibles y que muchas adscripciones de personal no correspondían con la realidad.
A lo largo de este capítulo, se pueden encontrar detalles específicos sobre las soluciones que propusimos, desde la reducción del personal hasta la implementación de un servicio civil de carrera.
Estas propuestas, aunque encontraban resistencia, tenían como objetivo transformar una institución que, en lugar de servir al pueblo, se había convertido en una fuente de gasto innecesario.
Para mí, como parte del equipo responsable de esta reingeniería, fue un proceso de aprendizaje constante. Cada intento de reforma, cada mesa de trabajo y cada negociación nos enseñaba lo difícil que es implementar cambios estructurales en una institución que, en muchos sentidos, estaba diseñada para resistir esos mismos cambios.
Sin embargo, al leer este capítulo, no quiero que se vea solo la frustración de lo que no se logró, sino también la esperanza de lo que sí se sembró. Este libro blanco es un testimonio de las bases que dejamos para que las futuras legislaturas puedan continuar con la tarea de sanear el Congreso.
Al invitar al lector a sumergirse en este libro, también lo invito a reflexionar sobre lo que significa defender lo que se ama en el servicio público. No solo se trata de lograr victorias visibles, sino de persistir, de intentar transformar estructuras que a veces parecen impenetrables.
Así como la lucha por un agua potable limpia en Guadalajara o la búsqueda de un equilibrio de poderes son batallas fundamentales, la reingeniería administrativa del Congreso es otro frente en esa guerra por dignificar la política y hacerla realmente útil para la ciudadanía.
Es por esto que considero vital que este libro sea leído en su totalidad. No solo para entender algunos hitos políticos recientes de Jalisco, sino para valorar los esfuerzos que se han hecho, muchas veces desde la invisibilidad, para transformar las instituciones que deberían estar al servicio de todos.
Este capítulo, en particular, es una crónica de esa lucha silenciosa, y espero que, al leerlo, los ciudadanos puedan comprender mejor el trabajo que hicimos, los obstáculos que enfrentamos y, sobre todo, la importancia de no abandonar jamás la lucha por un gobierno más justo y eficiente.
Sobre el autor
Humberto Mendoza es un profesional comprometido en el campo del diseño y evaluación de políticas públicas en Jalisco. Es licenciado en Administración Gubernamental y Políticas Públicas Locales por la Universidad de Guadalajara con un Máster en Antropología en la Universitat Autònoma de Barcelona. Actualmente, lidera el Órgano Técnico de Administración y Planeación Legislativa en el Congreso de Jalisco.
Opinión
Sheinbaum: Entre la continuidad y la promesa de un nuevo rumbo
El 1 de octubre, Claudia Sheinbaum tomó protesta como la primera presidenta de México, un hecho histórico que marca un hito en la política del país. Su primer día en el cargo estuvo cargado de simbolismo, referencias al pasado inmediato y un claro mensaje de continuidad hacia el obradorismo, que definió los últimos seis años de la administración federal. Sin embargo, detrás de este telón de continuidad, Sheinbaum busca imprimir su propio sello con propuestas que, aunque enmarcadas en la narrativa de la transformación, muestran una orientación que podría significar un cambio de rumbo en algunos temas clave.
El evento de la toma de protesta estuvo dividido en dos actos principales. Primero, Sheinbaum asumió el poder en el Congreso, un momento solemne marcado por la entrega de la banda presidencial. Luego, en un evento frente a sus seguidores en el Zócalo de la Ciudad de México, delineó sus “100 compromisos” para los primeros 100 días de su gobierno. Esta lista no solo buscaba conectar con su base, sino también señalar el camino que pretende seguir en su mandato.
Pero, ¿cuál es el verdadero mensaje detrás de estos compromisos? La respuesta parece estar en la dualidad que Sheinbaum debe gestionar: mantener la herencia política de López Obrador mientras define su propio liderazgo.
Continuidad versus Cambio
Claudia Sheinbaum no rehuyó su filiación con el obradorismo. Los primeros minutos de su discurso ante el Congreso los dedicó a agradecer a su antecesor y mentor político. Sin embargo, en los detalles de sus propuestas y en la selección de los temas prioritarios, la nueva presidenta parece inclinarse hacia una agenda que busca diferenciarse. El énfasis en la igualdad sustantiva, el impulso a las energías renovables y un enfoque renovado en la primera infancia no son casualidades, sino una declaración de intenciones para reconfigurar las prioridades del gobierno.
Un aspecto que destacó en su discurso fue su compromiso con la equidad de género. Sheinbaum subrayó su condición de primera presidenta mujer, señalando que su gobierno buscará integrar la perspectiva de género en todas las políticas públicas. Hablar de feminicidios, de discriminación laboral y de políticas de apoyo a mujeres de la tercera edad no es solo una cuestión de retórica, sino un intento por diferenciarse de su predecesor, cuyo enfoque en los programas sociales para adultos mayores fue el pilar de su administración.
Por otro lado, Sheinbaum también introdujo ideas que se alejan de las prioridades tradicionales del obradorismo. Entre ellas, el impulso a la innovación tecnológica y a la creación de una infraestructura científica nacional, temas que López Obrador había dejado en un segundo plano. Con propuestas como el desarrollo de manufactura de alto valor y la creación de un satélite nacional, Sheinbaum sugiere una visión que combina el desarrollo social con el impulso al crecimiento económico.
Desafíos Financieros y Políticos
Uno de los principales retos que enfrenta la nueva presidenta es el margen financiero limitado para implementar su ambiciosa agenda. Con un presupuesto fuertemente comprometido y prioridades heredadas que consumirán gran parte del gasto público, Sheinbaum tendrá poco espacio para maniobrar en el corto plazo. Además, muchos de sus compromisos dependen de un aumento en el presupuesto destinado a áreas clave como educación e innovación, lo cual no será fácil de lograr sin enfrentar tensiones internas en su propio partido y oposición desde los sectores más conservadores.
Esta tensión se refleja en la cautela que mostró al presentar algunas de sus propuestas. Por ejemplo, al hablar de extender la pensión para mujeres a partir de los 60 años, Sheinbaum señaló que lo haría de manera progresiva, comenzando con las mujeres de 64 y bajando gradualmente la edad. Este enfoque refleja no solo una estrategia presupuestal, sino también una evaluación política de lo que será posible en los próximos meses.
Un nuevo rostro para la transformación
Sheinbaum hereda un país profundamente dividido, con retos estructurales que van más allá de la popularidad de su predecesor. La agenda ambiental, con un énfasis en energías renovables, representa una ruptura con la visión que mantuvo la administración pasada, que favoreció las energías fósiles y frenó la inversión en tecnología limpia. Si logra implementar su visión, Sheinbaum podría abrir un nuevo capítulo para México, uno en el que la sustentabilidad y el desarrollo económico no estén en conflicto.
Sin embargo, el camino no será sencillo. La continuidad con el obradorismo es un arma de doble filo: le proporciona una base leal de apoyo, pero al mismo tiempo limita su capacidad de distanciarse y de articular una nueva narrativa que capture a los sectores moderados y a la oposición. En última instancia, el éxito de Sheinbaum dependerá de su habilidad para combinar lo mejor de ambos mundos: la promesa de continuidad con la capacidad de adaptación a los nuevos desafíos.
La pregunta que queda en el aire es si, más allá de la retórica, Sheinbaum tendrá el tiempo y los recursos necesarios para redefinir la “transformación” sin romper con las expectativas del obradorismo. Solo el tiempo dirá si este equilibrio es sostenible o si, eventualmente, se verá obligada a elegir un camino distinto.
Sobre el autor
Humberto Mendoza es un profesional comprometido en el campo del diseño y evaluación de políticas públicas en Jalisco. Es licenciado en Administración Gubernamental y Políticas Públicas Locales por la Universidad de Guadalajara con un Máster en Antropología en la Universitat Autònoma de Barcelona. Actualmente, lidera el Órgano Técnico de Administración y Planeación Legislativa en el Congreso de Jalisco.
Opinión
México necesita mejores universidades públicas
El Foro sobre Evaluación en la Educación Superior, organizado por Mara Robles Villaseñor en Guadalajara, Jalisco, fue un espacio esencial para discutir uno de los temas más relevantes y menos abordados en el ámbito educativo: la evaluación en las universidades mexicanas. Este foro se vuelve particularmente importante en un contexto marcado por una serie de transformaciones institucionales.
A nivel federal, la creación de la nueva Secretaría de Educación Superior refleja un reconocimiento de la importancia estratégica de este nivel educativo, mientras que a nivel local, Jalisco se enfrenta a cambios importantes, como la renovación de la rectoría en la Universidad de Guadalajara (UdeG) y la inminente transición del gobierno estatal.
Mara Robles, en su papel como moderadora del foro, subrayó la falta de discusión sobre la evaluación en la educación superior, señalando que, a diferencia de la educación básica, donde este tema ha estado en el centro del debate público por años, las universidades han quedado relegadas a un segundo plano en términos de evaluación. Según Robles, este es el momento para que la educación superior sea evaluada desde una base técnica y académica rigurosa, elevando la calidad del debate y evitando discusiones infundadas.
La relevancia de esta discusión no puede ser subestimada, especialmente en un contexto donde las universidades y el sistema educativo en general enfrentan una serie de desafíos sociales y económicos. La evaluación, en este sentido, es una herramienta fundamental no solo para certificar la calidad académica, sino también para mejorar los procesos internos y garantizar que las universidades cumplan su rol en el desarrollo de la sociedad.
Durante el foro, se abordaron múltiples perspectivas sobre el papel de la evaluación en las universidades. Pedro Alejandro Flores Crespo propuso un enfoque centrado en el “bien común”, argumentando que la evaluación no debe reducirse a la certificación, sino que debe considerar las relaciones humanas y los procesos que ocurren dentro de la comunidad académica.
Esta visión, en medio de los cambios que enfrenta la UdeG y otras instituciones, es crucial para reorientar el sistema educativo hacia el desarrollo integral de estudiantes y docentes.
Otro de los ponentes, Felipe Martínez Rizo, destacó la importancia de evaluar el aprendizaje en el aula desde una perspectiva crítica y sofisticada. Subrayó que la evaluación no debe limitarse a los niveles más bajos del aprendizaje, como la memorización, sino que debe aspirar a medir la creación de conocimiento y el razonamiento crítico en los estudiantes .
Asimismo, Eduardo Backhoff Escudero, experto en evaluación educativa, introdujo un tema clave: la inteligencia artificial (IA) como herramienta para mejorar los procesos de evaluación. Backhoff señaló que la IA tiene el potencial de transformar la evaluación del aprendizaje al proporcionar retroalimentación en tiempo real y ofrecer una personalización más efectiva del proceso educativo. Sin embargo, también advirtió sobre la necesidad de normar su uso y formar a los docentes para evitar dependencias excesivas o malas prácticas .
Este foro no solo abrió el debate sobre la evaluación en la educación superior, sino que también dejó sobre la mesa incógnitas fundamentales que deben seguir siendo discutidas. ¿Cuál es la función esencial de las universidades en México? ¿Qué tipo de universidades públicas queremos y necesitamos para enfrentar los desafíos contemporáneos del país? Y, quizá lo más complejo, ¿cómo podemos conciliar la necesidad de una evaluación rigurosa y justa con el respeto a la autonomía universitaria? Estas preguntas son claves para entender el futuro de la educación superior en México.
El foro nos invita a reflexionar sobre cómo podemos construir un sistema educativo que no solo sea eficiente, sino que también promueva la libertad académica y sirva como motor de desarrollo social. En un contexto de cambios políticos e institucionales, estas cuestiones se vuelven aún más urgentes y, sin duda, merecen una atención constante en los debates que están por venir.
Sobre el autor
Humberto Mendoza es un profesional comprometido en el campo del diseño y evaluación de políticas públicas en Jalisco. Es licenciado en Administración Gubernamental y Políticas Públicas Locales por la Universidad de Guadalajara con un Máster en Antropología en la Universitat Autònoma de Barcelona. Actualmente, lidera el Órgano Técnico de Administración y Planeación Legislativa en el Congreso de Jalisco.