Opinión

Mondiacult 2022 hacia la cultura de paz

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Cada vez es más reconocido el valor que aporta la cultura y sus prácticas a la sociedad, hemos sido testigos de los avances en investigación que legitiman los resultados de grupos intervenidos por programas y prácticas culturales, al igual que sus éxitos en la vida de las personas, como bajar índices de violencia, evitar la marginación, reconocer las tradiciones que nacen y crecen dentro de las comunidades motivando las acciones que ya se implementan entre cada sector, sin mencionar la derrama económica que a partir de referirlo como economía naranja ha tomado fuerza e incluso ciertos países apuestan más por la inversión en este rubro como estrategia.

Ya lo mencionaba en columnas pasadas que incluso la importancia en la labor del gestor cultural como mediador e intermediario de las manifestaciones y movimientos culturales, más que imponer se encargaba de escuchar convirtiéndose en un cómplice y facilitador para la ejecución de diversos fines con el bien común.

Sin embargo, los gestores y estudiosos de la materia deben tomar como un sostén aliado a las instituciones gubernamentales, asociaciones y organizaciones desde lo local, federal hasta instancias internacionales que apoyan iniciativas donde la cultura se destaca como un derecho humano.

No hace falta regresar a consultar la agenda 2030 de la UNESCO que ya cumple casi 6 años, donde se plantearon 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y 169 metas, mismas que buscan incidir en causas estructurales de la pobreza, permitiendo combatir las desigualdades y generando oportunidades para mejorar la calidad de vida de la población.

Regresando a la actualidad y considerando que esta reunión fue prepandémica y aún no concebíamos que una sacudida mundial podía llegar a afectar a todos los rubros existentes. Este año 2022, el pasado 28 al 30 de septiembre, se volvieron a reunir en esta ocasión en México, 157 líderes donde discutieron el rumbo de la cultura en el planeta para las próximas décadas, tomando como premisa a la cultura como fundamento de paz.

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Esta sesión es la segunda conferencia mundial que impulsa la UNESCO en México, la primera edición fue hace 40 años y ese manifiesto ya caducó debido a que la cultura de la mano de la sociedad siempre está en constante estado de cambio.

El objetivo Mondiacult 2022 es ofrecer respuestas nuevas a los problemas actuales que afectan los bienes culturales materiales e intangibles, durante 3 días de actividades, 49 foros internacionales y 126 países participantes se dialogaron nuevas políticas para las nuevas problemáticas.

Alejandra Frausto, Secretaria de Cultura federal comentó que: “La cultura construye no destruye, con ella podemos reparar la confianza y disipar el miedo, hacer comunidad, si no es la cultura que otra cosa podría mantenernos unidos”.

Cada país tiene sus propias dificultades y temas específicos, en México el tema del racismo es algo que no se ha podido erradicar y los temas de marginación, centralismo, discriminación, abuso de poder, gentrificación y desigualdad por mencionar algunos están presentes en la sociedad mexicana y arraigados incluso en las nuevas generaciones donde a pesar de existir más información y conciencia se presentan como problemas actuales.

Durante el foro Beatriz Gutiérrez Müller destaco que: “El racismo como ideología aun que se proscriba y condene sigue lacerando la dignidad humana y en nombre de la raza los racistas menoscaban a quienes no representan el modelo de belleza física o de inteligencia de otros”.

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Desde mi percepción considero que a partir lo local se pueden comenzar a visibilizar y apoyar a los agentes culturales, principalmente ciudadanos vecinos de comunidades que defienden causas específicas, que están dentro de las problemáticas y las vivencias cotidianas de estas dificultades los han hecho partícipes y fundadores de vigentes organizaciones comunitarias de base en diversas colonias de la ciudad; los problemas que ellos viven y las actividades propuestas desde esta trinchera a mi parecer son las que combaten de forma directa y en primer plano las necesidades de cada grupo.

Con lo anterior, no demerito las acciones globales que se hacen en pro de la cultura, las considero necesarias y pertinentes, las políticas públicas culturales parten del ejercicio de estos líderes, lo que consideraría ideal sería que las propuestas fueran implementadas tras la escucha de las necesidades reales de la sociedad y no desde el privilegio, percepción global o intuición instantánea de quienes nos representan.

 

 

Sobre la autora
Cristina Martínez Avendaño es licenciada en Diseño para la Comunicación Gráfica por la Universidad Enrique Díaz de León y maestra Gestión y Desarrollo Cultural por la Universidad de Guadalajara.

 

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