Opinión

¿Necesitamos más puestos fijos en el Centro?

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¿Has notado cuánto han cambiado los puestos de periódicos en el Centro Histórico de Guadalajara en los últimos 20 años?

Las nuevas tecnologías a las que todos y todas tenemos acceso a través de nuestro celular y están cada día más a la mano de la mayoría de la población vinieron a cambiar el funcionamiento de dos oficios con notable presencia en las calles de la Ciudad: los voceadores y los taxistas, con la casi extinción de los periódicos impresos y el cambio de los taxis a las plataformas virtuales.

Esto, aunque de una manera poco notoria también tiene un impacto directo en la imagen urbana de la Ciudad pues los puestos de periódicos fueron por años nodos de acceso a la información y a su vez los puestos de taxis los puntos donde podíamos acceder a un servicio seguro de movilidad.

Estos puestos robustos de lámina de acero acanalada, los de periódicos siempre con los logos del periódico que patrocinaba la pintura, o los de taxis con el clásico azul y amarillo como los mismos taxis de hace años, muchas veces invadían banquetas y apenas dejaban paso a los peatones.

A principios del siglo los puestos de periódicos comenzaron a ser sustituidos por módulos estandarizados de un diseño industrial más elaborado, que permitía instalar publicidad en sus lados, esto por una contraprestación del municipio quien concesionó la publicidad en el espacio público a cambio de mobiliario.

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Estos grandes módulos mucho más robustos, se convirtieron en tiendas no solo de periódicos y revistas, si no de dulces, cigarros y demás artículos que los transeúntes de la zona pudieran necesitar. Ubicados en su mayoría en el Centro, por las principales avenidas, muy cercanos a los cruces y a las paradas de autobuses, por lo general.

Los de los taxistas no ha tenido tanta evolución, o siguen siendo de lámina o algunos sitios con más recursos tuvieron la osadía de hacer una construcción permanente.

En los últimos años los de periódicos han tenido una evolución radical, ya que además de usar sus lados como publicidad, los han convertido en un elemento publicitario completo, poniéndole un color que combina con la publicidad y los logos del anunciante en la parte superior, claro esto a cambio de la limpieza del mismo.

En el 2014 hubo un intento por colocar algunos módulos en sitios estratégicos de buena calidad sin logos ni publicidad, para sustituir los ya deteriorados de periódicos, o taxis, pero por el cambio de administración algunos quedaron instalados sin uso a la fecha, y algunos de los que sí fueron asignados a un usuario se encuentran sucios y rayados, pues no cuentan con el servicio de mantenimiento y los comerciantes no han logrado mantenerlos en buenas condiciones.

En el 2015, durante la administración municipal del hoy gobernador Enrique Alfaro, se anunció un gran proyecto que buscaba regular el ambulantaje del Centro de Guadalajara para lo cual se desarrollaron módulos móviles y fijos. El módulo fijo se desarrolló con la finalidad de tener un diseño exclusivo para Guadalajara y que poco a poco fuera sustituyendo de manera estandarizada todos los módulos de la Ciudad empezando por los del Centro histórico.

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Sin embargo, este proceso ha sido lento pues se desarrolló un primer prototipo, que, por cierto, está sin uso en la esquina de Gregorio Dávila y Juan Manuel, y fue hasta 2018 que se licitó el desarrollo de 25 módulos por un costo total de poco más de 11 millones de pesos, es decir, un costo de 442 mil pesos por módulo.

Estos módulos han sido instalados en el Paseo Alcalde, al parecer 15 asignados a los puestos de periódicos existentes en el corredor que van desde los dos Templos hasta la Normal y 10 más serán usados con fines de promoción turística.

Proyectos como estos para lograr el impacto esperado deben de ir acompañados de una gestión social y administrativa previa, con acuerdos con los comerciantes y reglamentos de manejo explícitos para asegurar el mantenimiento de la calidad del servicio ofrecido, así como la buena imagen homogénea de los mismos.

Además, deben de ir acompañados de un diagnóstico donde se ubiquen todos los módulos y sus condiciones, pues las necesidades de la población de cuando fueron instalados no son las mismas en la actualidad.

Muchos ya se encuentran abandonados, convertidos en bodegas, o con horarios de servicio muy cortos, además con las nuevas políticas de movilidad no cumplen con los lineamientos, ya que algunos se encuentran instalados en cruces peatonales o en banquetas angostan por las que no podría pasar una silla de ruedas.

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Pero sobre todo creo que estamos en un punto donde se debería hacer una reflexión profunda de si necesitamos este tipo de módulos en los espacios públicos, que por la experiencia que tenemos terminan convirtiéndose en grandes mamparas publicitarias, o en módulos deteriorados de diferentes colores, tipos y formas, además de obstáculos para los peatones, que en conjunto dan una imagen desordenada de la Ciudad.

Si a estos les sumamos, los de lotería, venta de flores, turismo, policía y demás comercios que creen que el espacio público puede ser utilizado libremente, esto se convierte en un gran tema a abordar. A mí en la escuela me enseñaron que “menos es más” y creo que esto debería de ser la política de las nuevas administraciones en relación a la instalación de módulos en el espacio público.

 

Sobre la autora 

El desarrollo profesional y académico de Ursula Barreda se ha centrado en temas relacionados con la ciudad, el territorio, el arte, el patrimonio, el espacio público, la movilidad y la sustentabilidad. Estudió el Doctorado de Ciudad, Territorio y Sustentabilidad en la Universidad de Guadalajara. Además, cuenta con publicaciones de artículos de investigación científica de temas relacionados al patrimonio, y el centro histórico.

 

 

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