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Opinión

Periodismo de paz en tiempos de López Obrador

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periodismo de paz méxico

“El periodismo de paz como paradigma va mucho más allá de lo meramente informativo. Su potencial transformador reside en la capacidad para incorporar cuestiones fundamentales sobre el funcionamiento mismo de la sociedad”.
Eva Ruiz Espinar. 

 

Es una tradición de los medios de comunicación contar la historia de los primeros 100 días de un gobierno. Así lo harán cuando lleguen los del presidente Andrés Manuel López Obrador y vienen a la mente las consultas, el nuevo aeropuerto, la reciente cancelación de la Reforma Educativa y la desaparición del Seguro Popular.

Sin embargo, este recuento de notas y titulares no logra rascar la superficie. La razón de esto es profunda y compleja, obedece a inercias históricas del periodismo mexicano, pero también a los problemas nuevos surgidos de un deslizamiento de la definición de ‘objetividad’ para propósitos políticos. El periodismo como medio y no como fin y su relación con un régimen que se autodenomina histórico y transformador. Encima, lidiar con el peso de hacer historiografía en tiempo real y una frecuencia incrementada de la presencia del presidente en los medios por sus conferencias de prensa diaria nos dejan con varios dilemas acerca del rol del periodismo.

El periodismo de antaño tenía la tarea de hacer recuentos de hechos de la manera más objetiva posible: declaraciones, números, personajes y cómo se relacionan. Esta suma ayudaba a que las personas tuvieran información para decidir su opinión. Sin embargo, en la época de las fake news, los ‘trascendidos’ y las columnas de opinión, las explicaciones del mundo se han agotado. Señalar lo malo ya no basta y documentar paso a paso cómo políticos y líderes usan el enojo para ascender al poder no ha evitado que esto suceda y mucho menos ha hecho más difícil que se tomen decisiones equivocadas en muchos aspectos.

Un nuevo tipo de periodismo

Se necesita un nuevo tipo de periodismo ante esta inminente cobertura. Políticos en muchas partes del planeta, desde las Filipinas hasta Estados Unidos nos han demostrado lo peligroso que puede ser seguir la inercia del ciclo noticioso de 24 horas (el denominado efecto CNN) de lo cual se nos ha advertido desde al menos 2005, como lo consignó Gilboa.

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Ante conflictos cada vez menos tradicionales y más asimétricos, quedan varias preguntas. ¿Por qué no hemos podido procesar bien el elemento multi-actor de los conflictos modernos? ¿Por qué seguimos empeñados en usar un marco de referencia maniqueo que aparte de proponer la dicotomía bueno-malo se limita a decir que en un conflicto hay solamente actor 1 y actor 2?

Aferrarse a esta manera de explicar el mundo es probablemente una de las causas de la fuga de lectores de medios tradicionales a medios alternativos en donde encuentran una “sensación de sinceridad”, es decir, sienten que se cuentan las verdaderas razones y causas de un conflicto. Sin embargo, estos medios alternativos muchas veces solo amplifican y confirman las distorsiones de la realidad de una gran parte de la opinión pública – constantemente buscamos información que confirme nuestras creencias, en vez de buscar información y luego formar nuestra visión del mundo. Ciertamente ello es sesgo humano pero el periodismo debe de estar por encima de ello.

El periodismo de paz

Ante esta enorme complejidad, el periodismo de paz debe de ayudarnos a superar esta encrucijada. Contar las anécdotas de la toma de protesta y los excesos verbales de funcionarios y Senadores no harán ningún bien más que llenar páginas y redes sociales con recuentos y lugares comunes de cosas que ya sabemos. En medio de estas anécdotas hay oportunidad para buscar espacios y comenzar a crear algo nuevo –elevar el nivel de crítica, contrapeso y oposición que este tiempo nos demanda. La sugerencia de Galtung de no reducir un conflicto a dos actores abre suficiente espacio periodístico para hacer muchas cosas valiosas– descubrir personas que han sido afectadas por el conflicto pero que no tienen espacio ni en la toma de decisiones ni en la opinión pública.

Para muestra, un botón: en los medios nacionales mucho se habla del Tren Maya y la decisión de consultar de manera muy deficiente a la población, se habla de estudios de impacto ambiental, del hábitat del jaguar, en fin, se habla de todo. Solo no se habla de una cosa: ni en un solo medio se ha visto una sola palabra dicha directamente por los habitantes potencialmente afectados (o beneficiados) por el proyecto. Este tipo de ceguera es la que busca curar el periodismo de paz.

Andrés Manuel López Obrador, AMLO, Nuevo Aeropuerto

Fotos: Notimex.

Proponer soluciones

Proponer soluciones y no reducir el conflicto a dos lados es parte de esta apuesta del periodismo de paz. Debe de quedar claro que los problemas nacionales no son solo del presidente y los partidos que no están en el gobierno y que hay muchas más maneras de resolver nuestros problemas. Vuelvo al ejemplo anterior y al de la infame consulta del NAIM. Muestra de esta ceguera es ello es que, en la cobertura de las consultas nadie preguntó a las personas cómo les gustaría poder participar en su democracia. Para quienes vemos posibles problemas y un fuerte cuestionamiento a organizarnos en democracia y con balances y contrapesos, esto debe de preocuparnos y ocuparnos para proponer soluciones a estos dilemas. Si no, la inercia seguirá marcando el ritmo.

La paz como oportunidad

Los proponentes del periodismo de paz postulan que para que la paz tenga una oportunidad, debe de ser reconocida públicamente. Ya Galtung nos pone enfrente de manera clara una pregunta que parece evidente: ¿a qué conflicto obedece la violencia que vemos? Más importante aún: ¿Cuál es la razón de que exista este conflicto y qué vías no se han explorado aún para resolverlo?

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El periodismo debe de implantar las ideas no tradicionales de resolución de conflictos para sernos útil. Pero solo vendrá en nuestro auxilio si lo usamos. Los primeros intentos de coordinación entre medios en México dejaron un sinsabor que pronto se tornó en ausencia. Los intentos de responder a la crisis nacional derivaron en tímidos esfuerzos sin seguimiento; como el infame Acuerdo para la cobertura informativa de la violencia del 2011 que no solamente preocupa por su poca inercia; sino que pone en evidencia lo difícil que es orquestar cualquier iniciativa para hacer cierto tipo de periodismo.

Reducir el conflicto

¿Qué beneficios habría de tener no reducir el conflicto a dos y atreverse a proponer soluciones? Es difícil saberlo. Incluso podemos decir que proponer alternativas es un asunto abrumador, implica arriesgarse a estar equivocado. Sin embargo, la apuesta del periodismo de paz es valiente; significa tomar el conflicto en nuestras propias manos para transformarlo en soluciones que provoquen que pensemos de manera diferente.

Esto va a demandar de quienes hacen periodismo una posición diferente. Muchas veces, la mera crítica desde los medios se veía como suficiente contrapeso al poder. Hoy en día, ejercer el poder es más complejo contar esa historia va a costar más trabajo. Sin embargo, en México y Jalisco hay periodistas que no solo hacen recuentos, sino que investigan, que no prejuzgan, sino que preguntan y que incluso sugieren vías y mundos posibles. Van por el camino correcto, aunque sean unos cuantos. Están construyendo paz en estos tiempos tan convulsos.

 


*Luis Sánchez Pérez es investigador de Medios de Información y Mecanismos de Participación Ciudadana en el Laboratorio de Innovación Democrática (LID) y Consejero en Defensa de las Audiencias del Sistema de Radio, Televisión y Cinematografía de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

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Etiquetas: Bolígrafo    Laboratorio de Innovación Democrática

 

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México necesita mejores universidades públicas

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México necesita mejores universidades públicas

El Foro sobre Evaluación en la Educación Superior, organizado por Mara Robles Villaseñor en Guadalajara, Jalisco, fue un espacio esencial para discutir uno de los temas más relevantes y menos abordados en el ámbito educativo: la evaluación en las universidades mexicanas. Este foro se vuelve particularmente importante en un contexto marcado por una serie de transformaciones institucionales.

A nivel federal, la creación de la nueva Secretaría de Educación Superior refleja un reconocimiento de la importancia estratégica de este nivel educativo, mientras que a nivel local, Jalisco se enfrenta a cambios importantes, como la renovación de la rectoría en la Universidad de Guadalajara (UdeG) y la inminente transición del gobierno estatal.

Mara Robles, en su papel como moderadora del foro, subrayó la falta de discusión sobre la evaluación en la educación superior, señalando que, a diferencia de la educación básica, donde este tema ha estado en el centro del debate público por años, las universidades han quedado relegadas a un segundo plano en términos de evaluación. Según Robles, este es el momento para que la educación superior sea evaluada desde una base técnica y académica rigurosa, elevando la calidad del debate y evitando discusiones infundadas.

La relevancia de esta discusión no puede ser subestimada, especialmente en un contexto donde las universidades y el sistema educativo en general enfrentan una serie de desafíos sociales y económicos. La evaluación, en este sentido, es una herramienta fundamental no solo para certificar la calidad académica, sino también para mejorar los procesos internos y garantizar que las universidades cumplan su rol en el desarrollo de la sociedad.

Durante el foro, se abordaron múltiples perspectivas sobre el papel de la evaluación en las universidades. Pedro Alejandro Flores Crespo propuso un enfoque centrado en el “bien común”, argumentando que la evaluación no debe reducirse a la certificación, sino que debe considerar las relaciones humanas y los procesos que ocurren dentro de la comunidad académica.

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Esta visión, en medio de los cambios que enfrenta la UdeG y otras instituciones, es crucial para reorientar el sistema educativo hacia el desarrollo integral de estudiantes y docentes.

Otro de los ponentes, Felipe Martínez Rizo, destacó la importancia de evaluar el aprendizaje en el aula desde una perspectiva crítica y sofisticada. Subrayó que la evaluación no debe limitarse a los niveles más bajos del aprendizaje, como la memorización, sino que debe aspirar a medir la creación de conocimiento y el razonamiento crítico en los estudiantes .

Asimismo, Eduardo Backhoff Escudero, experto en evaluación educativa, introdujo un tema clave: la inteligencia artificial (IA) como herramienta para mejorar los procesos de evaluación. Backhoff señaló que la IA tiene el potencial de transformar la evaluación del aprendizaje al proporcionar retroalimentación en tiempo real y ofrecer una personalización más efectiva del proceso educativo. Sin embargo, también advirtió sobre la necesidad de normar su uso y formar a los docentes para evitar dependencias excesivas o malas prácticas .

Este foro no solo abrió el debate sobre la evaluación en la educación superior, sino que también dejó sobre la mesa incógnitas fundamentales que deben seguir siendo discutidas. ¿Cuál es la función esencial de las universidades en México? ¿Qué tipo de universidades públicas queremos y necesitamos para enfrentar los desafíos contemporáneos del país? Y, quizá lo más complejo, ¿cómo podemos conciliar la necesidad de una evaluación rigurosa y justa con el respeto a la autonomía universitaria? Estas preguntas son claves para entender el futuro de la educación superior en México.

El foro nos invita a reflexionar sobre cómo podemos construir un sistema educativo que no solo sea eficiente, sino que también promueva la libertad académica y sirva como motor de desarrollo social. En un contexto de cambios políticos e institucionales, estas cuestiones se vuelven aún más urgentes y, sin duda, merecen una atención constante en los debates que están por venir.

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Sobre el autor

Humberto Mendoza es un profesional comprometido en el campo del diseño y evaluación de políticas públicas en Jalisco. Es licenciado en Administración Gubernamental y Políticas Públicas Locales por la Universidad de Guadalajara con un Máster en Antropología en la Universitat Autònoma de Barcelona. Actualmente, lidera el Órgano Técnico de Administración y Planeación Legislativa en el Congreso de Jalisco.

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Nuevo proyecto educativo para Sheinbaum

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El reciente foro “Propuestas Educativas para Nuevos Gobiernos”, organizado en el Congreso del Estado de Jalisco

El reciente foro “Propuestas Educativas para Nuevos Gobiernos”, organizado en el Congreso del Estado de Jalisco el pasado 11 de julio, no solo reunió a las principales voces en el ámbito educativo, sino que planteó con claridad los retos y las oportunidades para el próximo gobierno de la presidenta electa Claudia Sheinbaum.

Este foro, convocado y liderado por la incansable diputada Mara Robles, puso sobre la mesa las propuestas más urgentes y necesarias para transformar la educación en nuestro País.

A las 10:30 horas, figuras de renombre como Sylvia Schmelkes, Sylvia Ortega, Martha Vergara y Enrique Velázquez se dieron cita en el Patio Constituyentes del Congreso para discutir las reformas que se requieren para enfrentar los desafíos actuales en la educación. Cada uno de estos expertos presentó recomendaciones específicas que, si son adoptadas por el próximo gobierno, podrían dar un giro crucial al sistema educativo mexicano.

Mara Robles destacó su apoyo a Claudia Sheinbaum, reconociendo su trayectoria como defensora de la educación pública y como académica de alto nivel. Subrayó que el objetivo de este foro fue garantizar que las propuestas de los expertos lleguen a las autoridades nacionales y se conviertan en acciones concretas.

“La educación debe ser una prioridad estratégica”, afirmó Robles, convencida de que este es el momento para relanzar el debate educativo no solo en Jalisco, sino en todo el País.

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Sylvia Schmelkes, por su parte, insistió en la necesidad de recuperar la percepción de la educación como un derecho humano fundamental, lamentando el impacto negativo que la pandemia ha tenido en la matrícula escolar, especialmente en las comunidades rurales e indígenas. Schmelkes planteó que es urgente mejorar los resultados de aprendizaje en habilidades básicas como la lectura y las matemáticas, y pidió al nuevo gobierno que invierta más en educación, no solo en cantidad, sino también en calidad y equidad .

Sylvia Ortega ofreció una perspectiva más estructural, sugiriendo una reforma educativa integral que aborde los cambios demográficos, tecnológicos y ambientales que impactan al país. Ortega abogó por una coordinación intersectorial que permita a la educación ser un verdadero motor de transformación social y económica .

El diputado Enrique Velázquez también puso sobre la mesa propuestas clave, señalando que la educación debe ser vista como una herramienta crucial para reducir la pobreza. Velázquez destacó la importancia de vincular los programas sociales con la educación para evitar la deserción escolar, además de una mayor inversión en áreas clave como matemáticas y lectura .

Finalmente, Martha Vergara hizo un llamado urgente para mejorar la infraestructura educativa en Jalisco y en todo el país, señalando que sin instalaciones adecuadas y suficientes, los esfuerzos por mejorar la calidad educativa estarán condenados al fracaso

La pregunta que nos deja el foro no es si podemos hacerlo, sino si Claudia Sheinbaum está dispuesta a ser la líder que transforme la educación en México. Ya no hay espacio para la tibieza. ¿Será Claudia la presidenta que finalmente ponga a la educación en el centro de su agenda, o permitirá que se pierda esta oportunidad histórica?

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El momento es ahora, y la educación no puede esperar. Si el nuevo gobierno toma decisiones firmes desde el principio, esta podría ser la administración que logre lo que tantas otras han prometido sin cumplir. Claudia tiene el poder y la visión para hacerlo, y México espera que se atreva a dar ese paso.

Sobre el autor

Humberto Mendoza es un profesional comprometido en el campo del diseño y evaluación de políticas públicas en Jalisco. Es licenciado en Administración Gubernamental y Políticas Públicas Locales por la Universidad de Guadalajara con un Máster en Antropología en la Universitat Autònoma de Barcelona. Actualmente, lidera el Órgano Técnico de Administración y Planeación Legislativa en el Congreso de Jalisco.

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Órganos autónomos en la mira: El debate sobre su desmantelamiento 

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El debate sobre la propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador para eliminar varios órganos autónomos en México ha generado posiciones encontradas. Escribe Humberto Mendoza
El debate sobre el desmantelamiento de los órganos autónomos marcará la agenda legislativa. Foto: Especial.

El debate sobre la propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador para eliminar varios órganos autónomos en México ha generado posiciones encontradas. Por un lado, el oficialismo defiende la medida como una forma de racionalizar el gasto público y redirigir recursos hacia programas prioritarios, mientras que la oposición y diversos sectores de la sociedad ven en esta acción un riesgo para la transparencia, la rendición de cuentas y el equilibrio de poder.

Argumentos a favor: Austeridad y eficiencia

Los defensores de la propuesta del presidente destacan que la eliminación de estos órganos autónomos podría generar un ahorro significativo para el erario. Según estimaciones del propio López Obrador, se podrían liberar más de 100 mil millones de pesos que, en su visión, podrían destinarse a programas sociales y proyectos estratégicos que beneficiarían directamente a la población, como las pensiones para adultos mayores.

Además, se argumenta que muchos de estos organismos, creados en un contexto de desconfianza hacia el Poder Ejecutivo en los años noventa, ya no cumplen con su propósito original de manera eficaz. Los críticos de los órganos autónomos señalan que estos, en ocasiones, han caído en la burocratización y la falta de transparencia que se suponía debían combatir. Ejemplos como la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) han sido señalados por no cumplir completamente con sus objetivos, lo que cuestiona la justificación de su existencia independiente.

Otro punto a favor de la iniciativa es la idea de que estos órganos autónomos operan de manera aislada del Poder Ejecutivo, lo que podría hacerlos menos sensibles a las demandas y necesidades del electorado. Al incorporar sus funciones dentro de las secretarías de Estado, se busca que estas decisiones respondan más directamente a las políticas públicas del gobierno en turno, lo que, según los defensores, podría generar una mayor coherencia en la implementación de políticas.

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Argumentos en contra: Transparencia y equilibrio de poderes

Por otro lado, los opositores a la medida advierten que la desaparición de estos órganos autónomos podría debilitar los contrapesos esenciales en una democracia. Estos organismos fueron creados para garantizar que ciertas decisiones técnicas y de regulación no estuvieran sujetas a las fluctuaciones políticas, manteniendo así un grado de independencia necesario para la estabilidad institucional.

Un ejemplo citado frecuentemente es el del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), que ha jugado un papel crucial en la promoción de la transparencia gubernamental. Sin la autonomía que le permite actuar sin la influencia directa del ejecutivo, existe el riesgo de que las prácticas de opacidad y falta de rendición de cuentas se intensifiquen.

Además, la propuesta del presidente ha sido criticada por su falta de claridad en cuanto a cómo se gestionarán las funciones de estos órganos una vez que se integren en las secretarías de Estado. La ausencia de un plan detallado de reingeniería institucional y presupuestal genera incertidumbre sobre si las secretarías tendrán la capacidad técnica y los recursos necesarios para asumir estas responsabilidades sin que se vea afectada la calidad del servicio público.

También se han planteado preocupaciones respecto a los compromisos internacionales de México, como los establecidos en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Algunos de los órganos en riesgo de desaparecer, como la Cofece y el IFT, son fundamentales para cumplir con las obligaciones de regulación económica exigidas por estos acuerdos internacionales. Su eliminación podría traer repercusiones negativas en las relaciones comerciales y económicas de México con sus socios internacionales.

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Un futuro en juego

En resumen, el debate sobre la eliminación de los órganos autónomos en México enfrenta posturas bien definidas. Por un lado, se busca reducir el gasto público y centralizar las funciones en el Ejecutivo para una mayor coherencia en la implementación de políticas. Por otro, se teme que esta medida socave los contrapesos democráticos y la transparencia, pilares fundamentales en una democracia moderna.

El desenlace de esta iniciativa aún está por definirse, y dependerá en gran medida de cómo se aborden las preocupaciones y se presenten soluciones claras para garantizar que, de llevarse a cabo, la eliminación de estos organismos no signifique un retroceso en la calidad de la gobernanza y en los derechos de los ciudadanos. En este sentido, es crucial que el debate se mantenga abierto, informado y centrado en el interés público.

Sobre el autor

Humberto Mendoza es un profesional comprometido en el campo del diseño y evaluación de políticas públicas en Jalisco. Es licenciado en Administración Gubernamental y Políticas Públicas Locales por la Universidad de Guadalajara con un Máster en Antropología en la Universitat Autònoma de Barcelona. Actualmente, lidera el Órgano Técnico de Administración y Planeación Legislativa en el Congreso de Jalisco.

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