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Apología del fracaso

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Altavox, música, derrota,
DeShawn: Quiero ser presidente algún día.
 
Freddy: Eso no va a pasar.
 
DeShawn: Pero él dijo que podría serlo.
 
Freddy: Escúchame, chico, te mintió. La verdad es que jamás serás presidente. Es como esos pósters que tienes de los jugadores de básquetbol. Ellos también dicen que puedes ser una superestrella, pero nacieron para medir dos metros y si no los tuvieran, ¿qué habrían sido?, nada. La mitad de ellos ni siquiera puede leer un libro. No chico, este lugar no es ni para mí ni para ti. Es bueno tener sueños mientras no sean fantasías. Si dejas que los demás te convenzan, es tu culpa, ¿me entiendes?
 
DeShawn: Sí, abuelo.
Visita de Freddy y DeShawn al Presidente Frank Underwood en la Casa Blanca.
House of Cards, capítulo 34.

 

Existimos y nos movemos en una era donde la narrativa del éxito campea a sus anchas por calles y avenidas; nutrida por manuales del buen emprendedor, expedientes de innovación, consejos útiles y literatura de autoayuda. La marabunta hace a veces imposible distinguir una cosa de la otra, y acabamos bebiendo un licuado que lleva todo tipo de ingredientes.

 

Cuando menos te das cuenta, tienes a tu vecino o a tu pariente más cercano en el camino del éxito, «triunfando como siempre» y diciendo con una convicción casi religiosa: «la cima es un lugar alcanzable, es algo complejo y requiere esfuerzo, dedicación, pero no es imposible». Hasta ahí todo correcto y de acuerdo, el problema es que esa visión, podría ser un tanto limitada.

 

Desde niños vivimos inmersos en esta burbuja de buenas intenciones discursivas que nos invita a soñar sin límites, a lograr nuestros propósitos a toda costa, a no dejarnos amedrentar. La meritocracia en todo su esplendor.

 

La competencia es una característica innata del modelo capitalista, el ser mejor que el otro —en una aparentemente «sana lid»— da motivación a toda actividad humana, desde el deporte hasta los negocios.

 

En esa estructura, el fracaso es visto como el paso necesario en la ruta hacia el éxito: «Es encontrar mil y una maneras de no hacer las cosas», «Walt Disney estuvo en la bancarrota» «A  Einstein lo expulsaron de la escuela», nos suelen decir para no desanimarnos, entiendo que el fracaso es, inicialmente, la capacidad de reconfigurarnos para después triunfar..

 

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«Paper Bag» / Fiona Apple
Es el eterno dilema del vaso medio lleno o el vaso medio vacío, que divide a los optimistas de los pesimistas, a los que se se atreven a darse segundas oportunidades y a los que desisten.

 

El asunto es que, dentro de una sociedad en la que todo mundo fuera exitoso en su propia esfera, el éxito perdería su razón de ser como distinción. He ahí la contradicción.

 

El sistema llama mediocre al carente de ambición y premia al tenaz y talentoso, lleva todo hacia una escalada armamentista, donde gana el que la tenga más grande. No hay razón de detenerse a pensar qué hemos hecho y porqué, si no, el de enfrente nos gana la partida.

 

Al ejecutivo de la Generación X le repatea el millenial que decide abandonar su trabajo porque no le apasiona, mientras que el insaciable millenial abandona su puesto porque no logra la satisfacción inmediata de su anhelo. La serpiente se muerde la cola.

 

«Loser» / Beck
Tal vez haría falta detenernos a saborear el fracaso, a barajar la posibilidad de que probablemente, como pasa con la mayoría de las personas, nuestros deseos y sueños no se verán cumplidos, al menos no todos, o unos pocos sí y otros muchos no, porque finalmente, eso es la vida.

 

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El cine, la literatura y la música de las últimas décadas nos han entregados ejemplares notables de gente común, que no necesariamente son infelices. El perdedor, el rechazado, el geek, el freak, el outsider, el triste, todos tienen un turno en la ruleta, hay que ver que con las desgracias también caminamos.

 

«Common People» / Pulp
Atemperar nuestra noción del éxito es adecuarnos a nuestras circunstancias, cualidades y oportunidades. Si la felicidad es el objetivo, ¿porque no podría ser feliz alguien siendo un albañil o un jardinero, y no un exitoso empresario o un astro físico de la NASA?

 

No se trata de renunciar a la excelencia ni al trabajo arduo ni a la posibilidad de que con el esfuerzo se incrementan las chances de alcanzar nuestros objetivos. Es más bien un clamor de templanza, de reconocer que el azar y los imponderables también juegan un rol en este drama. A veces Dios —si así quieren llamarlo—, sí juega a los dados.

 

«I Am a Man of Constant Sorrow» / Soogy Bottom Boys
«Diggin A Grave» / Micah P. Hinson
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¡Huy, qué miedo!

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¡Huy, qué miedo!...

¡Huy, qué miedo!…

Monstruos, fantasmas, espectros, demonios, psicópatas y asesinos seriales, el catálogo del miedo es vasto. El cine, la televisión (y ahora el streaming) se han encargado de difundirlo y popularizarlo durante buena parte del Siglo 20 y lo que llevamos del 21.

Es la canción la que le ha dado un toque lúdico a lo que pretende ser aterrador. Te presentamos algunas piezas sonoras que se han encargado de darle encanto a relatos freak, paródicos y oscuros, y que hoy en día se ganaron un sitio en la categoría de clásicos.

“Banana Boat Song” / Harry Belafonte

El director Tim Burton recurrió al calypso de los años 50, en la voz de Harry Belafonte Jr. para ambientar su filme Beetlejuice (1988), la historia de un fantasma irreverente y mal portado (encarnado por Michael Keaton), que le hace la vida de cuadritos a dos fantasmas recién fallecidos y a una joven chica. Dos piezas de esta cinta se han vuelto emblemáticas, “Banana Boat Song” y “Jump In The Line”.

“The Munster Theme” / Los Straijackets

Compuesto por Jack Marshall, este tema instrumental sirvió de preámbulo a la serie televisiva que en México se tituló La Familia Monster (1964-1966) sobre una disfuncional familia de monstruos y vampiros. Los Straijackets hicieron suya la versión y le dieron un aire mucho más surf que la original.

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“El Médico Brujo” / El Loco Valdez

Esta canción fue parte de la película Dos Fantasmas y Una Muchacha (1958), en la que participaron Germán Valdés “Tin Tan” y su hermano Manuel “El Loco” Valdés. Cabe destacar que la pieza, cantada por El Loco, se popularizó con los años y entró a varios recopilatorios. Los comediantes también hicieron otro filme con espectros cantarines, llamado Los Fantasmas Burlones (1963).

“Esto Es Halloween” / Elenco de El Extraño Mundo de Jack

Otro clásico del género, dirigido por Henry Selick y producido por Tim Burtones la historia de The Nightmare Before Christmas (1993) –que en nuestro país tuvo el infame nombre de El Extraño Mundo de Jack—, filme animado en stop motion en donde Jack Skellington rey de Halloween Town decide hacerse con el control de la Navidad. La canción de apertura es contundente.

“Time Warp” / Elenco de The Rocky Horror Picture Show

The Rock Horror Picture Show hoy es considerada una película de culto por su estética, contenido y apuesta creativa. Este musical, que llegó primero al teatro como un tributo al cine de terror y ciencia ficción de serie B y que finalmente fue filmado en 1975 bajo la dirección de Jim Sharman, introdujo elementos de travestismo, sexualidad y personajes marginales. “Time Warp” es la canción insignia de esta cinta.

“Tubular Bells” / Mike Oldfield

Parte de una obra completa durante el apogeo del progresivo, del disco Tubular Bells (1973) del compositor y multiinstrumentista británico Mike Oldfield, este fragmento se hizo icónico al ser parte de la banda sonora del filme El Exorcista (1973) de William Friedkin, en el que una niña es poseída por el demonio Pazuzu.

 

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Etiquetas:  Altavox      Oliver Zazueta      Entretenimiento

 

(JCS)

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Cuando la canción sangra

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2 de octubre no se olvida,

Cuando la canción sangra…

Fueron algunas de las noches más oscuras de la memoria histórica de la humanidad, en las que el poder usó la violencia de manera excesiva y autoritaria, en las que la sangre corrió y manchó el pavimento y eliminó, sólo temporalmente, las ansias de cambio y revolución. En México, esta semana se cumplen 50 años de la masacre a estudiantes realizada el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, pero aquí, al igual que en otras latitudes, la música ha sido uno de los escudos en contra del olvido y la irrelevancia, a favor de la justicia y la verdad histórica. He aquí algunos ejemplos:

“Antes de Que Nos Olviden” / Caifanes

Este tema es todo un himno para la generación que vivió su juventud en los años 90, pero además es el tributo que la banda Caifanes le rindió a los estudiantes caídos en la Plaza de las Tres Culturas el 2 de octubre de 1968, así como a otros grupos vulnerados por el Estado mexicano como los indígenas. Aquí una versión especial hecha por Saúl Hernández, Gran Sur, Meme y Torreblanca para los premios Ariel 2018. Otros proyectos nacionales como Maldita Vecindad, Panteón Rococo, El Tri u Óscar Chavez, han compuesto piezas dedicadas al movimiento del 68.

“Ari Im Sokhag” / Serj Tankian ft. Larisa Ryan

Tema oficial del filme 1915, dirigido por Garin Hovannisian, en el cual se habla del llamado Genocidio Armenio, evento durante el cual cerca de dos millones de armenios fueron deportados y masacrados por el gobierno de los Jóvenes Turcos del Imperio Otomano. Esta es una reversión de la composición original de Barsegh Kanachyan, hecha por Serj Tankian, vocalista de System of a Down.

Sunday Bloody Sunday / U2

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En su disco War (1982), la banda irlandesa U2 creó un tema que hace referencia a los trágicos sucesos de la ciudad de Derry en Irlanda del Norte, el 30 de enero de 1972, cuando una protesta en contra de una ley para encerrar a sospechosos de terrorismo sin juicio – en medio del contexto del conflicto entre el IRA y el gobierno británico—, terminó con 14 muertos en lo que después fue llamado “Domingo Sangriento de 1972”.

“The Guns of Brixton” / Nouvelle Vague

Dentro del ya legendario álbum London Calling (1979), de la agrupación británica The Clash, venía este track de influencia reggae, cuya letra, compuesta por el bajista Paul Simonon, hace referencia a los disturbios callejeros de Brixton, motivados por la crisis económica y la represión de la policía. Bandas como Arcade Fire y Los Fabulosos Cadillacs han reversionado el tema, aquí te presentamos la versión de Nouvelle Vague.

“Yo Pisaré Las Calles Nuevamente” / Reincidentes

La banda sevillana de punk Reincidentes retomó este tema original del cantautor cubano Pablo Milanés que recuerda al golpe militar dado en contra de Salvador Allende en Chile el 11 de septiembre de 1973 y que a la postre, causaría miles de asesinatos y desapariciones atribuidos a la junta castrense que encabezó Augusto Pinochet.

“Papaotuai” / Stromaë

En los 90, la guerra en Ruanda trajo severas perdidas y muertes masivas, una masacre que contabiliza cerca de un millón de víctimas de la minoría Tutsi. Artistas como Gaël Faye o Stromaë han dedicado temas a esta tragedia en la que muchos de sus familiares estuvieron involucrados. En “Papaotuai”, Stromaë de origen belgo-ruandés recuerda a su padre, a quien perdió en este conflicto.

 

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Altavox       Oliver Zazueta 

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Avisos mortuorios

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El artista frente a la muerte…

Antonius Block: «Nadie puede vivir mirando a la muerte y sabiendo que camina hacia la nada».

Muerte: «La mayor parte de los hombres no piensa ni en la muerte ni en la nada».

Antonius Block: «Pero un día llegarán al borde de la vida y tendrán que enfrentarse a las tinieblas».

Muerte: «Sí, y cuándo llegan…».

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Antonius Block: «Calla, ya sé lo que vas a decir».

«Confesión con la muerte»

El Séptimo Sello / Ingmar Bergman.

 

Por Oliver Zazueta

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La conciencia de nuestra propia finitud es una de las constantes preocupaciones de los hombres que se entregan a la reflexión o de aquellos que han vivido alguna experiencia cercana, pero la mayoría de las veces, es un tema que en nuestra agitada cotidianidad preferimos evitar o en la era digital convertirlo en un acrónimo del goce y el hedonismo, porque YOLO.

Pero el artista frente a la muerte puede quizás tener algunas ventajas, más si el fatal encuentro con el extraño tipo alto y oscuro está a la vuelta de la esquina. Es en el predio de la creatividad, donde los autores pueden exorcizar sus demonios, ponerse heideggerianos, alimentar la curiosidad sobre lo que ocurre al atravesar el umbral o de plano acostumbrarse a la idea —según las creencias que ejerzan— de esfumarse y perderse en el abismo.

Curiosamente, algunos músicos —algunos leyendas, otros talentosos— en el último año, han sabido, por obra y gracia de la ciencia médica, que están por ser expulsados del mundo tangible. 

La ventaja para nosotros, simples mortales, es que eso nos permite conocer, a través de su obra, las inmediaciones del destino de cada uno de los seres vivos de este planeta y porqué no, cuestionarnos sobre nuestra propia fragilidad.

Pau Dones, fundador de Jarabe de Palo, sabedor de que su cáncer estaba de vuelta se ha volcado a sincerarse en su propia música, y aunque en entrevistas afirma que la enfermedad no lo ha derrotado, es cierto que en «Humo», la canción a propósito, muestra una actitud dubitativa y un despojo tanto del miedo como de la fe.

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«Humo»

Jarabe de Palo

David Bowie, por su parte, entregó una pieza de relojería sobre la inminencia de su fin en el LP de principios de 2016, Black Star. En su álbum lo mismo concede, como epitafio sonoro, un anhelo claro de libertad , que hace referencia a lo sombrío y al sufrimiento de la agonía vital a ritmo de free jazz y sonidos litúrgicos.

«Lazarus»

David Bowie

En el disco número 14 de su carrera, You Want It Darker, Leonard Cohen también tuvo la oportunidad de despedirse con reverencia de sombrero, —incluso dejó sendos avisos en un artículo en The New Yorker y en una carta a su amiga Marianne Ihlen—. Como en un juego de cartas, Cohen anuncia su salida de la partida y avisa que está listo para lo siguiente. El réquiem lo mismo rebosa de góspel, vals y country en tonos de decadencia.

«You Want it Darker»

Leonard Cohen

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«I’m ready My Lord» confiesa el poeta canadiense en su mensaje, logrando conectar la resignación a la esperanza, latente en muchas almas humanas, ese anhelo de la perpetuación de la conciencia o de nuevas estadías espirituales. Ellos se nos adelantaron, pero haríamos bien, de vez en cuando, de preguntarnos que hay después del precipicio, pues como nos advierte Lester Burnham, el fatídico personaje de Belleza Americana (1999), quizás llegado el momento, podríamos estar muy molestos por lo sucedido o mejor, aceptar la belleza del mundo y sentir gratitud por cada sencillo momento de nuestra estúpida y pequeña vida. Algún día lo sabremos.

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