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Y la señalética de GDL, ¿qué es y para qué sirve?
La señalética en la ciudad, la encontramos en las calles y en teoría tiene como objetivo marcar las reglas de circulación.
La señalética vertical que son los letreros, informan (azul y verde), previenen (amarilla), marcan las restricciones de circulación (blanca con rojo), y prohibido (rojas).
Además, tenemos señalética horizontal, que está pintada en el piso. Para estas señales se usa la pintura en color blanco, que marca las líneas de alto y de carriles, las amarillas que marcan zonas prohibidas de estacionar, el rojo que marca cajones exclusivos para bomberos y de incorporación reciente, el verde que es usado en las ciclovías y para referir todo lo que tenga que ver con la circulación en bici.
Todo este conjunto de señales, que vienen de códigos internacionales, busca unificar cada vez más la forma de moverse dentro de las ciudades, y que, a su vez, cuando visites otra ciudad los códigos de comunicación sean los mismos, conformando un lenguaje de señas internacional.
Pero donde aprendemos que significan estas señales, yo en lo personal, lo aprendí de manera empírica y leyendo la Guía Roji, que normalmente traía un compilado de éstas; también recuerdo en la carretera entretenerme en tramos del trayecto diciéndole a mi papá cada señal que pasábamos.
En el ámbito laboral me tocó trabajar de cerca con la inserción de la nueva señalética ciclista que se ha colocado en la Ciudad, para lo cual existen normas establecidas que se tiene que seguir.
Para obtener una licencia nueva de conducir, puedes tomar un curso de dos horas, en la Secretaría de Movilidad.
Cuando te infraccionan, en el municipio de Guadalajara, para obtener un descuento es obligatorio es obligatorio tomar un curso de educación vial, con un costo de 85 pesos.
Apenas este mes comenzó la Bici Escuela en la Glorieta de la Normal con la finalidad de enseñar a niños a andar en bici.
Pero: ¿y los adultos para cuándo? Creo que es urgente una inversión millonaria en educación vial, no es posible que los camioneros, automolistas, motociclitas, ciclistas y peatones que circulamos por la Ciudad, no sepamos cómo movernos dentro de ella y qué significa la señalética, cuáles son nuestros derechos y cuáles, nuestras obligaciones.
La desinformación es la que prevalece, a todos los niveles.
Tenemos ya 20 años de que surgieron las primeras iniciativas de infraestructura ciclista por parte de Coplaur en Guadalajara, en esa época, el plan que apenas marcaba la instalación de un carril segregado en no más de una decena de vialidades, quedo en papel, cuando se empezó a construir la primera de ellas y los vecinos se ampararon y detuvieron su construcción.
En esa época el pensar que la bicicleta fuera una alternativa de movilidad estaba en pañales, y resultaba peyorativo, que fueras Guadalajara una ciudad bicicletera. Según la mayoría resultaba un desperdicio gastar en infraestructura ciclista, pues existen pocos usuarios. Muchos aún lo piensan.
Después se trajo la Vía Recreativa, que vino a visibilizar, el uso masivo de la bicicleta y se organizaban un sin número de paseos, además se conformaron muchas asociaciones civiles que promovían el uso de la bicicleta.
Hubo empresas tapatías que le apostaron al equipamiento, BKT, promovió de manera exhaustiva la instalación de ciclopuertos, como algo necesario para poder promover que las personas usaran las bicis, pues que debían tener donde dejarla al llegar a su destino. Además, en 2008 se creó el sistema BKLA, que prestaba bicis en asociación con algunos comercios a través de una membresía.
Con mucho trabajo se desarrolló la primer ciclovía de Guadalajara en 2009, sobre la Calzada del Federalismo, al ser a nivel de banqueta, solo requirió pequeños ajustes en los anchos de los carriles para poderle dar espacio a esta nueva infraestructura, que hacía a la bici… más pariente del peatón que del automovilista.
Con el desarrollo del sistema del Microbús por la Calzada en un tramo se logró hacer una “banqueta amigable”, que tampoco le abonaba mucho a la infraestructura.
En 2010 se contrató y desarrolló un ambicioso Plan de Movilidad No Motorizada, para implementar en Guadalajara, no solo ciclovías, sino calles compartidas, un sistema de bici pública y Zonas 30, que es lo que antes se conocía como peatonalización o tranquilización, sobre todo, en centros históricos.
En 2012 con una administración empática con el tema de la bicicleta, y con afinidad a las asociaciones que lograron colocar el tema en la agenda público, hizo por fin el primer esfuerzo de ciclovía más pariente del automóvil, por la avenida Washington, aprovechando que ésta contaba con recursos para su pavimentación, pero fue un tímido esfuerzo, ya que solo se hizo en la acera sur que al ir en paralelo a la vía del tren, prácticamente no contaba con vecinos incomodos por la infraestructura.
En 2014, se inaugura el sistema de MIBICI, acompañado del balizamiento de un sin número de calles compartidas, y de calles con ciclovías segregadas, y desde entonces ya no se ha parado el desarrollo a favor de la bicicleta.
Las calles compartidas son aquellas donde se marca con señales verticales y en piso, que ese espacio se comparte con la bicicleta, y que deben de respetarse, cosa que tiene que suceder en cualquier calle, pero en éstas se hizo de manera enfática.
Y es hasta 2019, que entendiendo el gran mantenimiento que conlleva todo lo que se coloca en el espacio público se crea la Agencia Metropolitana de Servicios de Infraestructura para la Movilidad, la cual dentro de sus cuatro programas principales maneja uno llamado “Programa de Infraestructura para el Control de Velocidad”, “que integra el rediseño del sistema de radares, su operación y mantenimiento y la implementación de cursos de educación para la cultura y movilidad segura”.
Será que por fin estén pensando en integrar “la cultura de una movilidad segura” para todos los habitantes de la ciudad, los accidentes son difíciles de prever, pero enterarte de un atropellamiento directo a un ciclista, por un automovilista que perdió los estribos, después de una discusión de cómo deben uno u otro circular por la calle, hace replantar si las inversiones en tanta infraestructura, han ido acompañada de montos igual de onerosos, para educar a toda la población de como circular por la ciudad.
Porque la obtención y renovación de la licencia de conducir, no va realmente acompañada de un curso adecuado de cultura de la movilidad segura, o para la inscripción para el uso del sistema de MIBICI.
La mayor parte de la población en la ciudad no sabe qué significan las señales que encontramos en la calle, tan es así que tanto automovilistas como ciclistas confunden la franja de seguridad de las calles compartidas, con una ciclovía, siendo que es la zona de mayor peligro para los ciclistas, pues es donde abren las puertas los autos, ni hablemos del uso de las llamadas cajas bici, que son estos espacios que se colocan en las calles semaforizadas, para que las bicis puedan adelantar a los autos, ni siquiera han escuchado el concepto de calle compartida y como se deben de mover en ella.
Sobre la autora
El desarrollo profesional y académico de Ursula Barreda se ha centrado en temas relacionados con la ciudad, el territorio, el arte, el patrimonio, el espacio público, la movilidad y la sustentabilidad.
Estudió el Doctorado de Ciudad, Territorio y Sustentabilidad en la Universidad de Guadalajara. Además, cuenta con publicaciones de artículos de investigación científica de temas relacionados al patrimonio, y el centro histórico.