El periodista mirón

El periodista mirón.
En esta ocasión me voy a salir un poco de la esencia de lo que ha sido Laberinto, desde el día que decidí entregarle ese nombre a este espacio dedicado a la literatura. Y es que en un principio dejé en claro que sería un lector más, sin ser el crítico especializado, recomendando lecturas, con ganas de contagiar el gusto por pasar las páginas. Pero un Laberinto, a final de cuentas, tiene varias salidas en falso, te enredas, y puede que en algún punto deje de ser del todo divertido.
Dicho esto, prosigo. Hace unos días por fin llegó a mis manos uno de los libros que más esperaba en lo personal, le traía muchas ganas de leerlo, aunque también existía esa parte de morbo de saber por qué había levantado tantas opiniones encontrados, me importaba sobre todo por el hecho de ser lo nuevo del que denominan “Rey del periodismo”, Gay Talese, un personaje reconocido por ser artífice junto a Tom Wolfe, de sentar las bases del periodismo literario o del que se denomina como Nuevo periodismo.

Foto: Revista Yaconic.
El motel del Voyeur
La obra en cuestión es El motel del Voyeur, su más reciente trabajo, en el que vuelve a abordar la sexualidad del ser humano, pero lo hace desde la perspectiva de un personaje que a todas luces cometió en el anonimato, un delito por muchos años.
El protagonista de este libro es Gerald Foos, quien en la década de los ochenta decidió saciar su voyeurismo y compró un motel, el cual adaptó para sus necesidades de “mirón”. A las habitaciones les colocó unos techos falsos, en donde acondicionó para poder tener espacio y observar desde arriba la actividad de las habitaciones. Ningún rincón estaba exento del ojo de este personaje polémico, que desde comenzó sabía que lo que hacía era ilegal, que violaba la privacidad de sus huéspedes y de paso se burlaba de su confianza en su cara.
Foos lo hacía por ser una condición que adquirió desde niño. La necesidad de espiar, de excitarse al ver a otras parejas tener sexo, sin que supieran que él los estaba mirando desde su pequeña trinchera. Todo esto lo escribió en un diario, el cual decidió compartir con Talese, a quien le pidió escribir un libro sobre su vida; aunque pedía en un principio que se guardara su anonimato.

Foto: Detalle del libro El motel del voyeur
Aquí es donde viene mi comentario, y es que en si el libro si te deja en shock; es increíble que exista un personaje así, que por miedo a ser juzgado por la sociedad y a ser tachado como un “enfermo” prefirió que una persona perdiera la vida. Talese puso como condición esclarecer el tema del asesinato, al investigar si la policía dio con el culpable, lamentablemente fue 36 años después que puso manos a la obra, aun cuando ya conocía esta situación desde mucho tiempo antes, esas omisiones son las que despiertan dos partes: primero dudar de la fidelidad del libro, la otra dudar de la ética de Gay Talese, y es que parece que solamente le ganó el ego al momento de realizar este libro, pareciera que quería vender morbo, y volviendo al ego, el libro se narra en base a un “yo, yo” del periodista que en cierto punto es repetitivo. No deja muy en claro porque el Voyeur era así, no se adentra en él, más bien se centra en el diario, del cual por cierto nunca muestra ningún indicio físico de su existencia.
Y es que el libro tiene fotos de Foos, y de una carta que el mismo Voyeur le escribió para verse y hablar de la posibilidad de avanzar con el libro. Pero del diario, nada. Del techo falso, nada. Es por ello que desató la polémica de, si realmente era una historia periodística. Talese se aferró a que así era, que no era ficción. Vinieron los reportajes poniendo en duda a Foos, y en determinado momento el propio Gay Talese estalló y dijo que no le daría promoción al libro, ya que no confiaba del todo en la palabra del Voyeur, era una fuente que ponía en duda; aunque unos instantes después se retractó y decidió dar luz verde a la promoción de su El motel del Voyeur.

Foto: Detalle del libro El motel del voyeur.
Personajes vs periodista
Entre polémicas vio la luz. Con una edición corregida por el autor en la que entrega fechas y datos recabados de cuando Foos fue dueño del motel, en el que cometió sus actos de espionaje, agregó un poco más a la ética del Voyeur; pues él mismo se define como alguien en contra del espionaje del Gobierno y del avance tecnológico, y resalta sus aportaciones a comprender la naturaleza de los humanos. Todo un caso. Es un libro difícil de digerir, que te deja muchas preguntas, eso habla de que no es el mejor trabajo periodístico de Talese. El más morboso, sí, el de mayor ego, sí. Destaca muchos males del periodismo actual.
Querer vender sin ir al fondo de la situación, sin buscar la verdad antes del escándalo, y sin darle el protagonismo a los personajes de la historia; pues muchas veces el autor es quien quiere hablar de él mismo, datos innecesarios son saber que vestía ese día, que comía o que escribía; pues el lector no quiere saber del periodista, quiere saber la historia que tiene que contar; y en eso es donde falla el periodismo de hoy, desde mi perspectiva.
Talese acentuó algunos males, los cuales se realzan más por la trayectoria que lo precede. Cumplió a secas, es una investigación que habla de las más bajas pasiones de un personaje, y deja abierta la puerta a que existan en el mundo más de un Gerald Foos. Esa idea no es tan única y más de uno pudo tenerla. Esto es alarmante, aunque también habrá que entender que no hizo ningún daño. Los nombres de los huéspedes no vieron la luz, aunque de ser verdad todo el contexto; alguno recordará cuando visitó Colorado y utilizó ese motel.
Gay Talese no dio con el punch que esperaba, su nerviosismo ante las propias críticas de sus colegas, que lo llevaron hasta a desmentir su libro, habla de que ya no es el Rey. Que su buen momento quedó atrás; aunque pareciera que el dinero es quien manda hoy, y que mejor noticia para él, que el hecho de que Steven Spielberg y Sam Mendes han comprado los derechos de su obra para llevarla al cine.
Así concluyó, pareciera que los intereses del nuevo periodismo han cambiado, ya no hay verdades absolutas y se quedan a medias, ya no se investiga a fondo y se quedan con una sola voz, la ética queda muy atrás y se sienten con las ganas de generar polémica y ser hasta sensacionalistas y amarillistas, antes que el profesionalismo. Atrás quedaron los tiempos donde la historia era más importante que el periodista.
Óscar Beltrán: Ha trabajado en medios impresos y radiofónicos como reportero en las fuentes de cultura, policíaca y deportiva. Ahora se desempeña como editor en jefe de la aplicación para smartphone «Plans».
Óscar Beltrán Laberinto Literatura
El arte tiene la capacidad de sanar: Ismael Vargas

Con 60 años de carrera sobre sus hombros, el maestro Ismael Vargas aún se emociona con la idea de inspirar a otras y otros —los más jóvenes, principalmente— a replantearse el mundo que los rodea a partir de la contemplación y el contacto con el arte.
“Tengo la esperanza de que el arte sea capaz de distraerlos. O sea, tengo la ilusión de poder rescatar su atención”, dice en entrevista exclusiva para Siker.
Con ese propósito, el destacado pintor tapatío se embarcó en la preparación de una exposición retrospectiva, titulada La vida: Tiempo codificado en la que reunirá 25 obras realizadas en distintos momentos de su trayectoria como artista, y que será exhibida en la Universidad Panamericana Campus Guadalajara a partir del próximo martes 4 de noviembre.
Nacido en 1947 —cineasta, escritor, pintor y escultor—, Ismael Vargas encontró su vocación a los 13 años de edad, enamorado de las pinturas que se imprimían en las cajetillas de los cerillos con que su madre encendía la estufa.
Con la certeza inequívoca de que la pintura era el camino natural que le trazaba la vida, plasmó desde sus primeros lienzos las acumulaciones de objetos que atiborraban los puestos del mercado San Juan de Dios que visitaba de niño.
Sus obras están llenas de pequeñas palomas de barro, muñecas de cartón, trompos, canicas, mariposas y carritos de madera; acumulados de forma obsesiva como se acumulan las plegarias en las capillas o los Om en los monasterios. Una especie de vibración pictórica.
“Es una especie de mantra (…) Es una vibración. Cada vez que yo hago un cuadro, trato de que vibre”, dice y luego sostiene: “Ahora te puedo decir, 60 años después, que he comprobado que el arte tiene la capacidad de sanar a través de la contemplación”.
Iniciaste tu carrera a los 13 años, ¿cómo comenzó todo?
Por frustración. Yo quería ser torero. Y cuando me enfrenté a un becerro, salí corriendo, y supe que me gustaba ver los toros desde la barrera. Luego quise ser cantante de ópera y no canto ni las de Cri-Cri. Por entonces, tenía tiempo de coleccionar y recortar las portadas de los cerillos Clásicos de Lujo que traían reproducciones de pinturas. Y yo no tenía libros de arte, pero hice una especie de libro de arte al pegar todas estas cartitas en un cuaderno. Y entonces, le pregunté a mi papá que qué era eso, y me dijo: es un bastidor en donde se monta una tela y con pinceles y colores se pinta lo que tú quieras. Eso me pareció magnífico. Y le dije: ¿me ayuda a intentar hacer uno? Y me dijo: sí, hagámoslo. Entonces hicimos un bastidor, con un costal de azúcar, lo abrimos, y eso fue lo que montamos.
¿Y qué pintaste?
Bueno, la ignorancia es atrevida. Copié nada menos que Santa Ana, la Virgen y el Niño (de Leonardo da Vinci). Fue maravilloso; al estarlo haciendo, durante el tiempo que duré haciéndolo, me pareció mágico. Era indescriptible la sensación que estaba viviendo. No solo en el acto, sino después del acto de pintar, todo el tiempo que estuviese en contacto con la obra.
¿Qué te ocurría? ¿Una especie de abstracción del mundo?
No. Al contrario, al contrario. Era la sensación de sentirme integrado, yo que siempre me sentí desintegrado del mundo. Me sentía parte del universo cuando me ponía a pintar. Y entonces, simplemente dije: yo quiero hacer eso.
Claro, inmediatamente después, porque tengo ese carácter, pensé: ¿pero yo qué voy a hacer? Ya existe Leonardo da Vinci, Rembrandt, Van Gogh… Todos los artistas que admiro. ¿Y yo qué? Afortunadamente, una voz interior me dijo: No vas a competir, no son las olimpiadas. El arte no es saber quién llega primero o quién puede más, sino es hablar de las cosas que emocionan. Ninguno de ellos nació en una vecindad, cerca del mercado San Juan de Dios, como tú. Y entonces, eso me dio la base de mi trabajo.
¿Tu entorno? ¿Tu contexto específico?
Sí. Mi trabajo es la acumulación, tanto de la fruta, de las máscaras, de las muñecas de cartón, así, como en los mercados, que todo lo hacen en rumas. Yo no pinto una manzana ni un cántaro, sino miles. Y esa fue mi solución para trabajar.
Han pasado décadas y te ha tocado ver periodos muy interesantes de México y el mundo. ¿Hay algún periodo en el que estuvieras desarrollando tu obra y te sintieras especialmente interesado?
No, siempre he ido desfasado en el tiempo. Yo no voy con el tiempo en que vivo. Mi interés es hacer algo que te emocione y que te haga sentir bien cuando lo ves, nada más. Yo no tengo mensajes que mandar ni mucho menos mensajes políticos. Es simplemente hacer un jardín y mostrártelo para que lo contemples.
¿Se trata solo de la contemplación?
Sí. Ahora te puedo decir, 60 años después, que he comprobado que el arte tiene la capacidad de sanar a través de la contemplación.
¿Cómo exactamente?
Pues, contemplar una obra puede transformarte. Transformar tu estado de ánimo de manera que tus defensas te protejan de una enfermedad o te eliminen un malestar. No estoy hablando de medicina. Estoy hablando del alma y de las emociones, pero es físico también, es físico. Tu sistema inmunológico se fortalece al ver algo que te emociona. Por lo tanto, te alivia.
Tu obra es particularmente bella, colorida, alegre…
Obsesiva. Es una especie de mantra. Esa es la otra parte que cura. Es una vibración. Cada vez que yo hago un cuadro, trato de que vibre. Y nosotros somos vibración, nosotros somos polvo de estrellas. Las plantas son polvo de estrellas, las piedras son polvo de estrellas. Lo que nos diferencia es la vibración. Vibramos a diferentes velocidades y por eso las plantas son como son y nosotros como somos.
Cuando una obra es oscura o violenta, ¿actúa a la inversa?
No, no, no. También puede ser sanadora. La imagen no tiene que ver con lo que a ti te sucede. Es un espejo. Depende del espectador. No es importante lo que nos sucede, sino lo que hacemos con lo que nos sucede. Yo, por las características de mi educación y mi contexto, podría ser un asesino. Tengo el derecho de matar. Pero, preferí hacer un jardín.
Tienes una nueva exposición en puerta. ¿Cómo nació el proyecto?
Por una invitación de la Universidad Panamericana que está interesada en abrir un ala de la universidad para el arte. Me preguntaron que si me gustaría participar en una exposición y acepté.
¿Por qué te gustó la idea?
Por el contacto con la juventud, que no va a las galerías. Entonces, pues, si la montaña no viene a mí, yo voy a la montaña.
¿Cuál es el concepto de la exposición?
Es una especie de retrospectiva porque son piezas de distintas épocas: papeles, óleos, esculturas, todas las técnicas que he trabajado. Obras desde el (año) 72’ hasta obras contemporáneas, hechas el mes pasado.
Vamos a ver una línea de tiempo de 60 años de carrera…
Sí. Sesenta y dos años de carrera. Van a hacer falta algunas obras, de una etapa en que trabajaba piezas gigantescas.
¿Qué pasó con esas obras? He visto algunas y son impresionantes.
Tengo algunas, pero no hay espacio para exponerlas. Son obras monumentales de 12 metros.
Hablemos de los tiempos que corren. Me decías que los chicos no van a las galerías. Fue justamente eso lo que te interesó de esta nueva exposición; poder acercarte a los jóvenes con tu obra.
Sí, porque tengo la esperanza de que el arte sea capaz de distraerlos. O sea, tengo la ilusión de poder rescatar su atención.
Claro que está terrible, porque hace muchos años que nos están destruyendo, nos han hecho indiferentes, nos han estupidizado. Y si algo es importante es la curiosidad. Para que tú inventes un avión, tienes que tener la curiosidad de saber hacerlo que vuele y que no se te caiga.
En este caso, no me interesa que sean pintores. Lo que me interesa es que vean otra opción del mundo. Si una obra mía despierta su creatividad en el terreno que sea… a lo mejor no van a pintar, si no, van a manejar un aparato digital maravilloso que va a hacer algo holístico, qué sé yo.
Ese tipo de cosas ocurren con el arte…
Así es, exacto. En eso creo.
¿Hay planes a futuro con la exposición?
Sí, parece que estará en la Universidad (Panamericana Campus Guadalajara) hasta diciembre, y después se la van a llevar a la Ciudad de México y a algunos otros lugares.
¿Eso te emociona?
Sí. Por lo mismo. No me importa que no esté a la venta mi obra, que no me compren. Eso nunca me ha interesado. Me interesa la posibilidad de que a algún niño, a algún joven le cambie la vida.

Tendrá reestreno mundial la zarzuela El Orgullo de Jalisco en el Teatro Degollado

El próximo 14 de septiembre, el Teatro Degollado será escenario del reestreno mundial de la zarzuela El Orgullo de Jalisco, del compositor español Federico Moreno Torroba, con la presencia del tenor Plácido Domingo como invitado de honor.
La obra vuelve a los escenarios tras 78 años de su estreno en el Teatro Arbeu de la Ciudad de México.
La puesta en escena contará con la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera en el rol de Cristina —papel que en 1947 interpretó Pepita Embil, madre de Plácido Domingo— y con el barítono mexicano Luis Ledesma como Paco Aldana.
Ambos artistas han desarrollado una destacada trayectoria en escenarios internacionales como el Metropolitan Opera de Nueva York, la Royal Opera House de Londres, el Teatro alla Scala de Milán y el Teatro Colón de Buenos Aires.
Rescate patrimonial
Andrea Blanco Calderón, coordinadora General Estratégica de Desarrollo Social, explicó que el reestreno es un rescate patrimonial.
La partitura, con libreto de Antonio Guzmán Aguilera, se localizó en 2020 por Rooney Josué Hernández Villanueva, quien realizó la edición crítica. El full score se encontraba en poder de la familia de Moreno Torroba y fue cedido a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE).
El secretario de Cultura, Gerardo Ascencio Rubio, destacó que “montar esta obra para nosotros, exactamente, 78 años después de su estreno y reestrenarla aquí en Guadalajara, donde no se presentó, realmente es un gusto, un honor y un aliciente para presentar a un público que tiene mucho tiempo y una larga tradición de gusto por el género de la zarzuela y por el género de la ópera en general”.
Plácido Domingo asistirá a la función
La producción reunirá a más de 130 artistas en escena, entre ellos 70 músicos de la Orquesta Sinfónica para la Escena de Jalisco y de la Orquesta Típica del Estado, 50 integrantes del Estudio de Ópera de Jalisco, el Coro del Estado y el Coro del Tec de Monterrey, todos bajo la dirección musical de Allen Vladimir Gómez Ruiz.
La dirección escénica estará a cargo de Leopoldo Falcón, conocido como “El Hombre Zarzuela de México”. La obra se presentará en tres actos que combinan la tradición española con aires populares mexicanos, en particular el son jalisciense.
Función especial
Plácido Domingo confirmó su asistencia como invitado de honor, en un evento que también representa un homenaje a la trayectoria de su madre. “El Orgullo de Jalisco” no figuraba hasta ahora en los catálogos internacionales de zarzuela, por lo que su reaparición en Guadalajara adquiere un carácter de rescate histórico y artístico.
La función está programada para el 14 de septiembre a las 18:00 horas en el Teatro Degollado. Los boletos están disponibles en Boletomovil.com y en taquillas del recinto, con precios que van de 50 a mil pesos.
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