FIL
No fue tu año FIL (una carta de un lector decepcionado)
FIL…
Tarde, pero seguro y sin sueño. La verdad es que estoy viviendo en el post-FIL más extraño que me ha sucedido en toda mi vida.
Normalmente me emocionaba meses antes, hacía mi agenda de los eventos a los que quería asistir, mi infaltable lista de libros por comprar, era emoción y adrenalina pura para un fiel a la literatura. La Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) era mi momento favorito del año, el precedente a la Navidad, las fechas de gastarse el aguinaldo en puros libros, pero nada de esa emoción llegó este año.
Los personajes de la FIL
Madrid como invitado de honor sonaba realmente bien. Antes de profundizar en mi experiencia gris del 2017, habrá que hablar de cómo la FIL debe ser el evento cultural que más divide a la sociedad. De verdad, genera una cantidad de reacciones positivas y negativas sin precedentes durante todo el año. Están los críticos de sofá que culpan a Raúl Padilla de tener en la FIL su negocio personal, que nada más lo enriquece y que pues malamente no le regala los libros a la gente para que se pongan a leer. Así como lo lee usted, hay gente que así piensa.
Después están los que no abren un libro en todo el año, con trabajos leen el Face en un rato de ocio (a veces ni eso, uno se entretiene viendo las fotos), es más, son de esos que hasta leer los subtítulos en las películas les da flojera y mejor las ven dobladas.
Pero los días de FIL, ahí van, selfies en el pabellón del invitado, fotos de sus bolsas llenas de libros (que quedarán arrumbados en la esquina sin ser jamás leídos), pero bueno, sienten que cumplieron como ciudadanos. Está el que va a fuerzas, que no entiende porqué la gente va y hace tumultos, los que se quejan del tráfico que se genera, los que critican a los que van ya que ellos son los “trae” lectores, que todo el año se la pasaron pasando hojas y pues ir a la FIL es de “posers”.
Puedo seguir con una larga, muy larga lista de los personajes que abundan en la FIL. Los intelectuales que piensan que leer los hace mejores personas que el resto y lanzan en sus redes sociales el veneno de: yo me leí 5 en el año y me compré 6 más en la FIL, estoy cambiando México. Cuando la realidad es que la literatura, como tal, es el mejor entretenimiento que podemos encontrar, un escaparate al estrés y la rutina. Y para cerrar, estamos los que vamos a disfrutar la FIL (digo estamos porque acá es con los que me identifico al cien), que sin andar faroleando, nos motiva y nos inspira a ir, pero este año no sé, me sentí timado.
Los escritores
Desde que soltaron el programa oficial, me di cuenta que algo no andaba bien. No encontraba los escritores estelares, veía muchos nombres que es agradable ver todos los años, pero que ya resultan rutinarios y se esmeran en ponerlos como estelares, cuando cada año los puedes ver. Entiéndase Juan Villoro, Trino, JIS, Benito Taibo, Paco Taibo II, Xavier Velasco, Julián Herbert, Elena Poniatowska, Lydia Cacho, Élmer Mendoza, entre otros. Eso no pintaba bien.
Finalmente soltaron que venía Paul Auster, cineasta y un reconocido escritor, valía la pena, sí, pero no era un logro para la FIL. No demerito la calidad y trayectoria del estadounidense, pero simplemente no me parecía carne para un platillo estelar. Y así lo quisieron vender.
Políticos en la FIL, ¿en serio?
Peor aún. Profundizando en el programa me di cuenta de un par de bromas y faltas de respeto para la verdadera esencia de una Feria del Libro. La presencia desmedida de políticos, prácticamente todos los aspirantes a candidatos presidenciales rumbo al 2018. Sí, es importante conocerlos, pero molesta que se cuelguen de una Feria del libro, para a la vez presentar sus libros huecos y que son pura paja, otros ni a eso llegan, nada más van por los reflectores y poner sus falsas sonrisas. Esto sí me molestó, creo que fue un exceso y política, hasta el punto de opacar a lo que realmente nos importa a los lectores: los escritores.
Pura celebridad
La segunda bromota y falta de respeto, es que ahora resulta que los estelares escritores son los youtubers, que disque escriben y disque son graciosos, no pues órale. Por si eso no bastaba, también desfilaron conductores de televisión, increíble que Jacky Bracamontes ahora escribe y todo mundo quiere leerla. Ni que decir del desfile de ex conductores de Disney Chanel, rematando con el caos que causó CD9, con su legión de fans adolescentes que nunca captaron que se presentaba un libro y no iban a cantar. Cómo cambia la cosa, el año pasado en el Foro FIL, George RR Martin estuvo charlando sobre su saga de Juego de Tronos, este año pues la boy band CD9 contó sus más íntimos secretos… ok.
Sí, ya se que ando muy hater, pero este año la FIL se la buscó. Anteriormente yo iba y compraba libros como por deporte, para después dejar unos que otros sin leer, cuando ya estaba comprando otra torre. Y esto era, porque realmente me topaba con maravillas que en librerías no se asoman ni por equivocación. Eso me emocionaba como no tienen una idea. Pero ya no. Ahora la verdad es que los libros estaban más caros que en las librerías, no había nada que realmente impactara y decirle adiós a la quincena. Y según eso el viernes pasado hubo una venta nocturna, no bromeo, no vi ni una sola oferta, no vi esos prometidos descuentos, nada más veía tumultos de gente por los pasillos y haciendo fila, histéricos por comprar libros con 10% de descuento, es decir a precio de librería. Un mal chiste.
Para aquellos que tenemos la costumbre de ir año con año, resulta muy rutilante el hecho de que las editoriales siempre están donde mismo. Toda la vida los stands de cada editorial han estado donde mismo, no hay novedad, no hay esmero en generar una nueva experiencia a los visitantes, es exactamente lo mismo, han de reciclar su imagen. Nada novedoso.
Ya casi acabo
Querida FIL, este año sí te luciste en los conciertos, hubo realmente muy buenos artistas… y Carla Morrison, le echaron ganas, grandes referentes de España como Vetusta Morla, que decir de la añoranza de ver a Dani Martín del Canto del Loco o a la naciente estrella Delapurissima, pero pues que padre, es la Feria del Libro, y le echaron más ganas a la parte musical. Esa que provocó tumultos, llenos absurdos, entorpecimiento en el flujo de gente en los alrededores, verlos formados en líneas kilométricas, cansaba hasta de verlo. Eran tumulto casi, casi, como los que se hacen cuando andan los presos, secundarianos y los chavos de la primaria, gritando como locos e histéricos en los pasillos del recinto ferial.
Otra cosa, ese Pabellón Cultural, representando a Madrid, una cosa negra en medio de la nada que no dejaba pasar a gusto. Simulaba una plaza de toros. Me pregunto, todos esos que se tomaban selfies y presumían su gran logro de ir a la FIL ¿lo sabían? Estaban en medio de las Ventas, en ese deporte artístico que parece que todo mundo odia, incluyendo a los propios españoles. Tache ahí. En los últimos años le habían echado ganas, ahora no se notó.
Lo bueno
Y bueno, para no ser el grinch de la FIL, voy a decir algo que me latió. Para que no digan que estoy tan amargado. Me dio harto gusto ver a Bernardo Fernández BEF siendo uno de los protagonistas de la Feria, hablando de cómics y recordando la memoria del maestro RIUS, verlo pasear con su estrambótica barba y repartiendo amabilidad, ese señor es un escritor que se lo merecía.
Fue grato ver a Marta Sanz, una de las escritoras españolas que vale mucho la pena leer (prometo pronto dedicarle un espacio por aquí). Y lo mejor de todo, vino Carlos Velázquez, que presentó sus dos nuevos libros acompañado de Don Cheto, así nomás, ese compa sigue haciendo méritos para convertirse en el nuevo Malverde, en el ídolo del pueblo, en el chido de la literatura mexicana. Y no, no me paga por hablar bien de él. Ojalá.
Pero bueno, larga vida a la FIL, pero creo que ya viene siendo tiempo de que piensen de lleno en nosotros los lectores, como era antes, no pido más, como fue, que vuelva, al cabo está de moda lo vintage. Y hasta aquí la dejo, Portugal suena bien para el 2018.
Óscar Beltrán ha trabajado en medios impresos y radiofónicos como reportero en las fuentes de cultura, policíaca y deportiva. Ahora se desempeña como editor en jefe de la aplicación para smartphone «Plans».