FIL

Ortuño, un tapatío entre tres ciudades

Publicada

Para Antonio Ortuño el eje Berlín-Guadalajara-Los Ángeles es en estos días una alianza estratégica con gran potencial destructivo, si es que consideramos las posibilidades bélicas de sus textos.

El escritor tapatío realiza por estos meses una estancia académica en la capital alemana, pero aprovechó la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para escaparse al terruño y presentar acá la continuación y conclusión de El Rastro, su novela juvenil, esta vez bajo el título de Ojo de Vidrio (Fondo de Cultura Económica, 2018).

Mismos personajes, diferentes arcos narrativos y situaciones –el pasó de la pubertad a la juventud—. Luis, el joven protagonista de la historia, viaja de vacaciones a La Gran Naranja, donde entra en contacto con la escena punk latina de L.A., bandas que tocan en los “backyards” y en los “garajes”, así como con viejos conocidos como Sofía, y se embarcan en la búsqueda de la madre del criminal que da nombre al libro.

Advertisement

“Todos los tapatíos tenemos parientes o amigos en Los Ángeles, hay un montón que sí migraron para allá. Los Ángeles te da posibilidades increíbles, como sacar un cameo de Hollywood o Sunset Boulevard. Cuando viaje por primera vez a Los Ángeles, me pareció una ciudad que tiene ciertos puntos de contacto con Guadalajara, es una ciudad que huye de sí misma hacia al oeste, los ricos se van alejando del centro y eso también pasa aquí empezaron en La Moderna y ya van por Tala”, explicó.

Los años 90

La secuela nuevamente está situada en los años 90, referencia juvenil de Ortuño, quien consideró más legitimo escribir sobre un joven de su época, utilizando elementos que conformaron su identidad como la música, lecturas o la necesidad de trabajar.

 

“Todos esos códigos cambiaron. Yo no crecí con internet, no soy nativo digital, los códigos de relación entre chicos y chicas son diferentes, el rock, para empezar, ya no es masivo, en mi generación sí, yo estuve en escuelas públicas y ninguno de mis compañeros oía banda o le gustaba Juanga. Se oía a Joy Division y cosas súper raras”, expresó.

 

“Quizá las preocupaciones sí siguen siendo las mismas, te encierras a escuchar música porque estás encabronadísimo como lo hacías en los 90, y ahora seleccionas en Spotify lo que vas a oír o ves vídeos de YouTube, yo oía casetes, pero era el mismo güey con los audífonos”.

Advertisement

Ciudad diversa

Este año, Ortuño lo ha vivido en Berlín, donde está becado como parte del programa “Berliner Künster-Programm des Daad”; ahí encontró referencias memoriales e históricas que están influyendo en su escritura, la cual, a su parecer se está convirtiendo en un elemento cada vez más central en su obra.

“Es una ciudad fascinante, muy complicada, todo es historia, Berlín está cubierta de sus propias sombras. Por todos lados están las plaquitas de los judíos que fueron deportados en la Segunda Guerra Mundial, o encuentras la casa donde vivió Nabokov o Isadora Duncan, los memoriales del muro, las cosas que tienen que ver con Alemania comunista, los memoriales de los soviéticos que conquistaron la ciudad en 1945. Eso le da una personalidad enorme”, expresó.

Nueva novela

El autor de La Fila India, tiene entre sus pendientes publicar una novela para el primer trimestre de 2019; será un drama familiar situado en Guadalajara, acerca de una familia que lava dinero del narcotráfico.

 

“Es sensacional que se haya estrenado la serie de Netflix, Narcos, para que ubiquen en el mapa todo mundo Guadalajara como la ciudad del crimen que es. Yo no escribo de los narcos ni lo voy a hacer nunca; pero me interesa esa alta sociedad que apuntala el predominio que ya tenían gracias al crimen”, dijo.

 

Advertisement

Foto: Oliver Zazueta. 

 

 Etiquetas: Libros      FIL Guadalajara 

 

Advertisement

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

LO MÁS VISTO

Salir de la versión móvil