La FIL recibe primer certificado Hecho en México

La Feria Internacional del Libro (FIL Guadalajara) recibió este mediodía (29.11.25) el primer certificado Hecho en México otorgado a un proceso.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, entregó este certificado a nombre de la Presidenta Claudia Sheinbaum durante la inauguración de la edición número 39 del encuentro literario.
“Me ha pedido que entregue una muy peculiar certificación hoy, que es el primer certificado que hacemos de Hecho en México, conforme a la ley y normas vigentes, a un proceso, que no a un producto; un proceso y una idea: el proceso de la Feria Internacional del Libro”.
El secretario de Economía entregó el reconocimiento a la rectora de la Universidad de Guadalajara, Karla Planter, y a la directora de la FIL Guadalajara, Marisol Schulz.
Marcelo Ebrard destacó en su intervención que esta Feria del Libro de Guadalajara es una idea hecha en México, pero pensada para el mundo.
La FIL Guadalajara celebra este año su edición número 39 con la presencia de Barcelona como ciudad invitada de honor.
Reconocen a Amin Maalouf
La rectora de la UdeG entregó el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2025 al escritor franco-libanés Amin Maalouf.
Durante la recepción del premio, el autor recordó que su padre era periodista y que él mismo encontró en este oficio su camino por la literatura.
“Mi observación del mundo me ha dado, a lo largo de décadas, innumerables alegrías, pero no se sorprenderán si les digo también que me ha generado tristezas y decepciones”, expuso el autor durante su discurso de aceptación del galardón.
“Estaba convencido de que la justicia, la libertad, la paz, el conocimiento y la democracia se extenderían de manera inevitable por todo el planeta (…), jamás habría imaginado que la guerra regresaría con tanta fuerza al centro de la actualidad”.
Maalouf, autor de El naufragio de las civilizaciones, expuso su preocupación por las amenazas que enfrenta el mundo del siglo XXI e invitó a los lectores a cuestionar la realidad.
FIL 2025 abre con Barcelona, como invitada, y reconocimiento a Amin Maalouf

La Feria Internacional del Libro de Guadalajara inicia hoy su edición 39 con Barcelona como invitada de honor y la entrega del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2025 al escritor franco-libanés Amin Maalouf.
La jornada abre un programa que combina literatura, artes escénicas, música y gastronomía durante nueve días.
Barcelona participa bajo el lema “Vindran les flors” (“Vendrán las flores”), una propuesta que destaca la capacidad creativa de la ciudad y su vínculo cultural con Guadalajara.
La delegación está integrada por más de 60 autores que escribirán la agenda literaria de esta edición, entre ellos Eduardo Mendoza, Javier Cercas, Colm Tóibín, Andreu Martín, Carme Riera, Cristina Fernández Cubas y Juan Pablo Villalobos.
El programa incluye nueve noches de espectáculos, exposiciones, teatro, danza, ciclos de cine y un festival gastronómico.
Su pabellón, diseñado por el estudio Fàbric, recrea una plaza barcelonesa de mil 183 metros cuadrados que alberga librería, auditorio y áreas para actividades profesionales y literarias.
En FIL Niños, Barcelona presentará un espectáculo y diversos talleres, además de intervenir la imagen gráfica del espacio con ilustraciones del artista catalán Miguel Bustos.
El Foro FIL contará con conciertos de Maria Arnal, Rigoberta Bandini, Mushkaa, Love of Lesbian, Lucía Fumero, Queralt Lahoz, Roger Mas i la Cobla de Sant Jordi, Joan Garriga i el Mariatxi galàctic, La Sra. Tomassa y Tarta Rpelena.
En artes escénicas se presentarán Sonoma, de La Veronal; Jo, travesti, de Josep Maria Miró, y una lectura dramatizada de La plaça del diamant, de Mercè Rodoreda.
Amin Maalouf recibe el Premio FIL 2025
El escritor Amin Maalouf será reconocido durante la ceremonia inaugural con el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2025.
Su trayectoria se distingue por abordar la memoria, el exilio y la identidad desde una perspectiva humanista que ha influido en lectores de distintas generaciones.
Maalouf es miembro de la Academia Francesa y autor de León el Africano, Samarcanda, Identidades asesinas y El naufragio de las civilizaciones, suma este reconocimiento a una trayectoria traducida a más de cuarenta idiomas.
El arte tiene la capacidad de sanar: Ismael Vargas

Con 60 años de carrera sobre sus hombros, el maestro Ismael Vargas aún se emociona con la idea de inspirar a otras y otros —los más jóvenes, principalmente— a replantearse el mundo que los rodea a partir de la contemplación y el contacto con el arte.
“Tengo la esperanza de que el arte sea capaz de distraerlos. O sea, tengo la ilusión de poder rescatar su atención”, dice en entrevista exclusiva para Siker.
Con ese propósito, el destacado pintor tapatío se embarcó en la preparación de una exposición retrospectiva, titulada La vida: Tiempo codificado en la que reunirá 25 obras realizadas en distintos momentos de su trayectoria como artista, y que será exhibida en la Universidad Panamericana Campus Guadalajara a partir del próximo martes 4 de noviembre.
Nacido en 1947 —cineasta, escritor, pintor y escultor—, Ismael Vargas encontró su vocación a los 13 años de edad, enamorado de las pinturas que se imprimían en las cajetillas de los cerillos con que su madre encendía la estufa.
Con la certeza inequívoca de que la pintura era el camino natural que le trazaba la vida, plasmó desde sus primeros lienzos las acumulaciones de objetos que atiborraban los puestos del mercado San Juan de Dios que visitaba de niño.
Sus obras están llenas de pequeñas palomas de barro, muñecas de cartón, trompos, canicas, mariposas y carritos de madera; acumulados de forma obsesiva como se acumulan las plegarias en las capillas o los Om en los monasterios. Una especie de vibración pictórica.
“Es una especie de mantra (…) Es una vibración. Cada vez que yo hago un cuadro, trato de que vibre”, dice y luego sostiene: “Ahora te puedo decir, 60 años después, que he comprobado que el arte tiene la capacidad de sanar a través de la contemplación”.
Iniciaste tu carrera a los 13 años, ¿cómo comenzó todo?
Por frustración. Yo quería ser torero. Y cuando me enfrenté a un becerro, salí corriendo, y supe que me gustaba ver los toros desde la barrera. Luego quise ser cantante de ópera y no canto ni las de Cri-Cri. Por entonces, tenía tiempo de coleccionar y recortar las portadas de los cerillos Clásicos de Lujo que traían reproducciones de pinturas. Y yo no tenía libros de arte, pero hice una especie de libro de arte al pegar todas estas cartitas en un cuaderno. Y entonces, le pregunté a mi papá que qué era eso, y me dijo: es un bastidor en donde se monta una tela y con pinceles y colores se pinta lo que tú quieras. Eso me pareció magnífico. Y le dije: ¿me ayuda a intentar hacer uno? Y me dijo: sí, hagámoslo. Entonces hicimos un bastidor, con un costal de azúcar, lo abrimos, y eso fue lo que montamos.
¿Y qué pintaste?
Bueno, la ignorancia es atrevida. Copié nada menos que Santa Ana, la Virgen y el Niño (de Leonardo da Vinci). Fue maravilloso; al estarlo haciendo, durante el tiempo que duré haciéndolo, me pareció mágico. Era indescriptible la sensación que estaba viviendo. No solo en el acto, sino después del acto de pintar, todo el tiempo que estuviese en contacto con la obra.
¿Qué te ocurría? ¿Una especie de abstracción del mundo?
No. Al contrario, al contrario. Era la sensación de sentirme integrado, yo que siempre me sentí desintegrado del mundo. Me sentía parte del universo cuando me ponía a pintar. Y entonces, simplemente dije: yo quiero hacer eso.
Claro, inmediatamente después, porque tengo ese carácter, pensé: ¿pero yo qué voy a hacer? Ya existe Leonardo da Vinci, Rembrandt, Van Gogh… Todos los artistas que admiro. ¿Y yo qué? Afortunadamente, una voz interior me dijo: No vas a competir, no son las olimpiadas. El arte no es saber quién llega primero o quién puede más, sino es hablar de las cosas que emocionan. Ninguno de ellos nació en una vecindad, cerca del mercado San Juan de Dios, como tú. Y entonces, eso me dio la base de mi trabajo.
¿Tu entorno? ¿Tu contexto específico?
Sí. Mi trabajo es la acumulación, tanto de la fruta, de las máscaras, de las muñecas de cartón, así, como en los mercados, que todo lo hacen en rumas. Yo no pinto una manzana ni un cántaro, sino miles. Y esa fue mi solución para trabajar.
Han pasado décadas y te ha tocado ver periodos muy interesantes de México y el mundo. ¿Hay algún periodo en el que estuvieras desarrollando tu obra y te sintieras especialmente interesado?
No, siempre he ido desfasado en el tiempo. Yo no voy con el tiempo en que vivo. Mi interés es hacer algo que te emocione y que te haga sentir bien cuando lo ves, nada más. Yo no tengo mensajes que mandar ni mucho menos mensajes políticos. Es simplemente hacer un jardín y mostrártelo para que lo contemples.
¿Se trata solo de la contemplación?
Sí. Ahora te puedo decir, 60 años después, que he comprobado que el arte tiene la capacidad de sanar a través de la contemplación.
¿Cómo exactamente?
Pues, contemplar una obra puede transformarte. Transformar tu estado de ánimo de manera que tus defensas te protejan de una enfermedad o te eliminen un malestar. No estoy hablando de medicina. Estoy hablando del alma y de las emociones, pero es físico también, es físico. Tu sistema inmunológico se fortalece al ver algo que te emociona. Por lo tanto, te alivia.
Tu obra es particularmente bella, colorida, alegre…
Obsesiva. Es una especie de mantra. Esa es la otra parte que cura. Es una vibración. Cada vez que yo hago un cuadro, trato de que vibre. Y nosotros somos vibración, nosotros somos polvo de estrellas. Las plantas son polvo de estrellas, las piedras son polvo de estrellas. Lo que nos diferencia es la vibración. Vibramos a diferentes velocidades y por eso las plantas son como son y nosotros como somos.
Cuando una obra es oscura o violenta, ¿actúa a la inversa?
No, no, no. También puede ser sanadora. La imagen no tiene que ver con lo que a ti te sucede. Es un espejo. Depende del espectador. No es importante lo que nos sucede, sino lo que hacemos con lo que nos sucede. Yo, por las características de mi educación y mi contexto, podría ser un asesino. Tengo el derecho de matar. Pero, preferí hacer un jardín.
Tienes una nueva exposición en puerta. ¿Cómo nació el proyecto?
Por una invitación de la Universidad Panamericana que está interesada en abrir un ala de la universidad para el arte. Me preguntaron que si me gustaría participar en una exposición y acepté.
¿Por qué te gustó la idea?
Por el contacto con la juventud, que no va a las galerías. Entonces, pues, si la montaña no viene a mí, yo voy a la montaña.
¿Cuál es el concepto de la exposición?
Es una especie de retrospectiva porque son piezas de distintas épocas: papeles, óleos, esculturas, todas las técnicas que he trabajado. Obras desde el (año) 72’ hasta obras contemporáneas, hechas el mes pasado.
Vamos a ver una línea de tiempo de 60 años de carrera…
Sí. Sesenta y dos años de carrera. Van a hacer falta algunas obras, de una etapa en que trabajaba piezas gigantescas.
¿Qué pasó con esas obras? He visto algunas y son impresionantes.
Tengo algunas, pero no hay espacio para exponerlas. Son obras monumentales de 12 metros.
Hablemos de los tiempos que corren. Me decías que los chicos no van a las galerías. Fue justamente eso lo que te interesó de esta nueva exposición; poder acercarte a los jóvenes con tu obra.
Sí, porque tengo la esperanza de que el arte sea capaz de distraerlos. O sea, tengo la ilusión de poder rescatar su atención.
Claro que está terrible, porque hace muchos años que nos están destruyendo, nos han hecho indiferentes, nos han estupidizado. Y si algo es importante es la curiosidad. Para que tú inventes un avión, tienes que tener la curiosidad de saber hacerlo que vuele y que no se te caiga.
En este caso, no me interesa que sean pintores. Lo que me interesa es que vean otra opción del mundo. Si una obra mía despierta su creatividad en el terreno que sea… a lo mejor no van a pintar, si no, van a manejar un aparato digital maravilloso que va a hacer algo holístico, qué sé yo.
Ese tipo de cosas ocurren con el arte…
Así es, exacto. En eso creo.
¿Hay planes a futuro con la exposición?
Sí, parece que estará en la Universidad (Panamericana Campus Guadalajara) hasta diciembre, y después se la van a llevar a la Ciudad de México y a algunos otros lugares.
¿Eso te emociona?
Sí. Por lo mismo. No me importa que no esté a la venta mi obra, que no me compren. Eso nunca me ha interesado. Me interesa la posibilidad de que a algún niño, a algún joven le cambie la vida.

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