Cultura

México escrito a balazos

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A balazos…

Una de las corrientes literarias de mayor peso, y a la par de mejor aceptación en el país, es la denominada del Norte. Es sin duda una que piensa en el pueblo, en la gente que no le vende cosas bonitas ni le da atole con el dedo; todo es frontal, real, y a su vez, no puede faltar el humor que caracteriza al mexicano, negro como el alma de muchos.

Literatura del norte

Todo comenzó con la difusión y crecimiento de escritores provenientes del norte en el país. De allá por Chihuahua, Sinaloa, Torreón, Nuevo León. Aparecieron nombres que se salieron del estándar de la literatura hecha en México, sí, de denuncia social, pero que se centraron en lo que a sus ojos era el territorio mexicano. El real, el que no sale en la tele ni en las novelas de las 4. El México azotado por la violencia, las zonas marginadas en las que no llegan las leyes de Dios, el que vive todos los días con miedo porque hay una guerra en las calles, una que pocos entienden; una que algunos idolatran. Algunos otros ven con ojos de rockstar a los capos que andan en sus camionetas ostentosas y que visten de sombrero y botas, con algo brillante como accesorio.

La literatura del Norte parece que navega con una bandera desplegada muy simple: desierto, corridos y balazos. Pero no, el fondo de todo es mucho más complejo de lo que aparenta. Con un lenguaje digerible, uno de la calle, uno que todos entendemos y que no es rebuscado. Es una corriente que ha nacido como una ventana hacia lo que es la realidad del país, en donde por más que se crea que estamos ante letras que narran ficción, los hechos no dejan de ser ajenos al cotidiano que se vive en aquella zona “caliente” del país. Personajes entrañables que por momentos rayan en lo exagerado, pero una vez que se pone todo en balanza, no es tan descabellado como parece a primera vista.

Portada de Porque parece mentira, la verdad nunca se sabe, de Daniel Sada.

De ficción a futurista 

Y para hablar de un libro imprescindible de este movimiento, se encuentra Porque parece mentira, la verdad nunca se sabe, del nacido en Mexicali, Daniel Sada, quien murió en 2011 sin ver cómo su obra cumbre escapó de la ficción. Y es que en esta obra se habla de estudiantes desaparecidos, robos de urnas en elecciones, fraudes electorales, represión del ejército, crímenes de estado impunes, todo pareciera ser una recopilación de noticias del diario, pero no…

Portada de Malasuerte en Tijuana, de Hilario Peña.

Narcowestern

Un escritor que abrió las puertas al buen humor y de paso se auto inventó un género es el delirante Hilario Peña. Todo comenzó con su Malasuerte en Tijuana, en donde metió humor, balazos, situaciones que te harán reír sin parar; aunque al final te llevará a la reflexión de que pudo pasar en algún lugar, justo en el momento en el que leías. Él dice que el Narcowestern es lo suyo, narcos al estilo vaquero, cobrando justicia por propia mano.

Portada del libro: Un asesino solitario, Élmer Mendoza.

Hecho a la mexicana 

Pasamos al que me resulta el mejor. El más relevante en este movimiento. El que me ha regalado algunas de las mejores lecturas que he tenido. El sinaloense Élmer Mendoza. Desde su novela Un asesino solitario, es algo único, ya que te la cuenta en primera persona. Te invita a tomarte un tequila con él y conocer el asesinato de Colosio, desde una visión “ficticia”.

También es el creador del detective “Zurdo” Mendieta, un anti-héroe hecho a la mexicana. Un personaje que se desarrolla en un mundo del crimen organizado dominado por gente “farolona”, perfectamente plasmada por Mendoza por la vía de un lenguaje coloquial. Mendieta reparte golpes y blasfemias en libros como Firmado con un klínex, Balas de plata, Nombre de perro, La prueba del ácido y Besar al detective.

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La inseguridad está en todas partes 

La lista de escritores norteños es muy larga, con representantes de la talla de Eduardo Antonio Parra y Yuri Herrera, pero quiero llegar con el originario de Coahuila, Carlos Velázquez, quien desde mi perspectiva ha escrito un libro fundamental en la literatura contemporánea mexicana. Se trata de El karma de vivir al norte, una especie de documental en el que cuenta sus excesos. Sin tapujos, sin pelos en la lengua habla de lo sencillo que es conseguir droga en Torreón, hasta en el baño del estadio del equipo de futbol del Santos Laguna. Retrata cómo la inseguridad está en todas partes, haciendo énfasis en lo peligroso que es tomar un taxi por la noche.

Velázquez es un personaje rudo, y nunca ha negado su parroquia, pues comenta que esto lo sacó de su padre que es luchador. Un escritor al que vale la pena seguirle la pista, tiene un genio como pocos, pues su sentido del humor y personalidad le dan puntos a su favor.

Cierro aclarando algo. Se puede llegar a comparar a la corriente del desierto del Norte con la novela negra mexicana, la policíaca, la Noir, pero son muy distintas desde mi óptica. Y es que en la negra se resaltan escritores emblema y clásicos como Rafael Bernal (a quien vale la pena dedicarle una columna entera) o Paco Ignacio Taibo II, más recientemente Bernardo Esquinca, César Silva Márquez. En la Noir se respetan estilos más pulcros, los escenarios no son tan violentos y la realidad del Norte es distinta, es violenta, se escribe a balazos y con sangre.

Óscar Beltrán ha trabajado en medios impresos y radiofónicos como reportero en las fuentes de cultura, policíaca y deportiva. Ahora se desempeña como editor en jefe de la aplicación para smartphone «Plans».

 

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