Deportes
Winter is coming… (Qatar y su Mundial)
Qatar…
“El futbol es la recuperación semanal de la infancia”.
Javier Marías
Se acabó el mundial y reinició la impecable maquinaria de la rutina. La copa del Mundo es el único ritual que puede provocar algo de tolerancia y compasión en el Universo Godínez, pues ni siquiera las Olimpiadas consiguen ablandar el corazón del licenciado en turno que funge como jefe y que sólo cada cuatro años permite mantener una televisión encendida en la oficina porque esa mañana “juega la Selección”.
Terminó el mundial y como buen rito religioso que se respete, es en domingo el acto principal. Ahí Francia se llevó los honores y Croacia cosechó la simpatía. Los galos ganaron con el ritmo de la eficiencia y el orden que tanta falta le hizo a Napoleón. Los croatas emergieron del caos para ser una de las selecciones más vistosas del certamen, avanzaron con el tesón de los hombres que van dejando atrás una patria destrozada por sus propios hermanos. Los podrán dominar en la cancha, pero el orgullo les queda intacto.
Mucho se ha hablado de la calidad de Modric, ese brillante futbolista al que “descubrieron” algunos madridistas sólo después de que se marchó el sobrevalorado CR7; también se ha destacado a Rakitic, ese mediocampista que funciona con la precisión de un reloj suizo y que jugó la semifinal con 39 grados de temperatura.
Pero, el que representa mejor el espíritu de este equipo, para mi gusto, es Mario Mandzukic, el delantero de la mirada desorbitada que juega todos los encuentros como si fueran una final, un aguerrido y durísimo delantero que nunca agacha la mirada y que sólo está quieto cuando está tirado. Manchucky, como le dicen algunos tuiteros en España enarbola la causa del guerrero que avanza cuesta arriba en medio de los cañonazos sin volver la vista atrás. Juega para Croacia, juega para Juventus y todos quisiéramos un jugador así en nuestro equipo, hasta en el barrio.
La chiripa de la Eurocopa
Los franceses, por su parte, confirmaron que la derrota en la Eurocopa ante Portugal fue una mera chiripa. No tienen el estilo más vistoso, pero si una estrategia tan efectiva que se dieron el lujo de dejar fuera del equipo a un matón del área como Benzema y a un veterano de mil batallas y mucho futbol aun en sus piernas como Ribery. Fue tan impecable el esquema con el que jugaron que el centro delantero fungió de adorno durante todo el torneo. El futbol asociación en su expresión máxima: Giraud es campeón del mundo sin haber tirado a gol en todos sus partidos.
A pesar del optimismo poético que se apoya en las Sagradas Escrituras Goliath le volvió a ganar a David. Croacia y Bélgica se convirtieron en el par de Hobbits que avanzaban en un valle de gigantes caídos. Las derrotas de naciones como Alemania, Brasil, España, Inglaterra y Argentina revelaron que en el deporte del balompié hay colosos que caminan sobre zancos y el sacrificio y el pundonor dan para soñar. La Francia puso las cosas en su lugar: en el mundial participan todos, pero ganan los de siempre (todavía).
Dura resaca
Y después del chute de adrenalina nos despejamos y nos dimos cuenta de que deben pasar más de cuatro años para el siguiente mundial y como si fuéramos adictos a la heroína nos tenemos que aplacar mientras con inyecciones de metadona en forma de eurocopas, copas américa, copas de oro y torneos moleros.
Y nos damos cuenta de que el próximo mundial es en Qatar, una sede elegida a cañonazos de billetes que cegó a federativos de ver pequeños detalles como de que no hay estadios, no había liga, todo es desierto, es un estado de costumbres radicales y en la época en que se suele jugar la copa del mundo la temperatura es insoportable tan solo para respirar.
En la FIFA les brillan los ojos con el fulgor de los diamantes y ese es el verdadero peligro que puede congelar parte del entusiasmo de este deporte. Quieren aumentar el número de equipos para “que no se queden afuera selecciones importantes”, quieren privilegiar los tratos e intereses comerciales sobre la calidad del juego y la capacidad de los futbolistas que cada vez tienen que jugar más partidos, quieren más y que se les investigue menos.
Corrupción
La corrupción fue el frío motivo por el cual se orilló a lo impensable: que el Mundial de futbol se juegue en invierno.
Ojalá que podamos seguirnos convirtiendo en niños frente a un campo de juego. Ojala que no nos arrebaten la inocencia fingida de creer en las victorias imposibles y los triunfos improbables. Ojalá que la pelota siga siendo la más grande protagonista.
Ojalá nuestro pesimismo sea ficticio, rebatible, exagerado.
Porque en el horizonte resuena la frase de una serie famosa y que se pronuncia con fatalidad, expectación y advertimiento.
“Winter is coming”.
<RGN>