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Cantar en la oscuridad

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Cantar en la oscuridad…

Por Oliver Zazueta

 

«Tal vez las canciones podrían exponer un argumento emocional a favor de la comprensión y la amplitud de miras, en lugar de ser solo críticas». David  Byrne.

Cómo Funciona la Música

Hace unas semanas, Amanda Palmer, cantante, compositora e integrante de The Dresden Dolls —y pareja del novelista Neil Gaiman, por si interesa el dato— argumentaba en una rueda de prensa en el Woodford Folk Festival Queensland, Australia, que el ascenso de Donald Trump tendría al menos una consecuencia positiva: el renacimiento del arte con crítica social, esencialmente, en la música.

Aquí la cita textual:

«Hay una parte de mí, especialmente habiendo estudiado extensamente la Alemania de Weimar (periodo político de entreguerras, previo al ascenso de Hitler y el Nazismo), que dice… «Éste es nuestro momento. Donald Trump va a hacer el punk-rock grande otra vez. Todos vamos a arrastrarnos por las escaleras a los sótanos y a los bares clandestinos y hacer un arte político satíricamente asombroso».

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Si el clima político se vuelve más feo, el arte tendrá que responder. Tendremos que luchar. Ya está sucediendo, los artistas que conozco dicen, «muy bien. Esto no está bien. Estamos afilando nuestros cuchillos para un gran bufet».

The Killing TypeAmanda Palmer

Críticos, detractores y por lo menos ciertos matices a la postura de Palmer no han faltado. El escritor Noah Berlatsky, en el sitio Quartz, cuestionó la opinión de que desde la opresión y el autoritarismo puede surgir el buen arte. Para él, mas bien el buen arte emerge «a pesar de..», pues la represión silencia o incluso asesina, y los artistas muertos no crean obras.

Scott Timberg, bloguero y autor del libro «Culture Crash: The Killing of the Creative Class», considera que antes de ponerse al frente de las barricadas, los artistas deberán resolver sus problemas de subsistencia, pues es claro que en los periodos de mayor bonanza económica y liberalismo cultural surge un arte más poderoso.

Los mejores años de Bob Dylan y de The Beatles vinieron en tiempos donde la clase media prosperó tanto en Estados Unidos como en Inglaterra, recuerda.

Quizá con las palabras equivocadas, pero lo dicho por Palmer suena más bien a un llamado a los músicos a crear con la mira puesta en el «tirano» y no a un consuelo. En tiempos oscuros hay que gritar más alto y cerrar filas, parece decir la chica que vive desde hace varios años en Australia, un lugar, por cierto, a miles de kilómetros de Washington.

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Usando el mismo ejemplo, basta recordar lo que en esos mismos años 60 las voces de Jimmy Hendrix, Dylan, The Beatles y The Rolling Stones tenían que decir respecto a sus propios gobiernos, o lo que hacía el punk en las administraciones de Margaret Tatcher y Ronald Reagan.

God Save The Queen / The Sex  Pistols.

En México mismo, el feroz e intolerante régimen de Gustavo Díaz Ordaz tuvo en su contra a artistas subterráneos como Óscar Chávez, Three Souls in My Mind o Peace and Love; o las administraciones neoliberales de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo dieron pie a expresiones de proyectos como Rockdrigo González, Botellita de Jerez, Maldita Vecindad o Molotov, por mencionar algunos.

Abuso de Autoridad / Three Souls in My Mind

Las palabras de Palmer, sin embargo, han resultado adecuadas al señalar, «Ya está sucediendo». La semana pasada los montrealinos de Arcade Fire lanzaron un nuevo sencillo en colaboración con Mavis Staples el cual, según han dicho, tiene como claro destinatario la administración Trump, «Te dimos el poder, te lo podemos quitar», advierten.

Lo mismo ha hecho Gorillaz, el proyecto de Damon Albarn, que invitando a Benjamín Clementine, ha dado a conocer «Hallelujah Money». En ambas bandas, el mensaje político no ha sido la prioridad en anteriores entregas.

Hallelujah Money / Gorillaz Feat. Benjamin Clementine

En Nueva York, un grupo de músicos intenta publicar durante 100 días un tema contra Trump —»Our First 100 Days», se denomina el proyecto—. Ya han lanzado el primero de ellos «Fly On Your Wall» (Una mosca en tu muro) del compositor estadounidense Angel Olsen.

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Un poco a la manera en los que, 30 días previos a la elección, grupos como REM, Franz Ferdinand o Death for Cubie hicieron lo propio. Las ganancias estarían destinadas a organizaciones que luchan contra el cambio climático, la protección de inmigrantes, los derechos LGBT o el derecho a abortar, que verán cortados los recursos públicos en este gobierno.

En su libro, «Cómo Funciona la Música», David Byrne apunta que el arte siempre ha tenido una misteriosa e invisible sustancia que afecta profundamente a muchos seres humanos influidos por distintas fuerzas, ya sean sociales, históricas, económicas o psicológicas, o simplemente ligados a lugares, experiencias o personas.

Sin embargo, para el ex Talking Heads, el efecto debería ir más allá de la conmoción emocional o intelectual, si no, de nada sirve.

La música como fuerza moral debiera unirse a la trama comunitaria y generar acciones o cambios. Hagamos changuitos para que así sea, porque el señor oscuro está tocando la puerta.

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