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Avisos mortuorios
El artista frente a la muerte…
Antonius Block: «Nadie puede vivir mirando a la muerte y sabiendo que camina hacia la nada».
Muerte: «La mayor parte de los hombres no piensa ni en la muerte ni en la nada».
Antonius Block: «Pero un día llegarán al borde de la vida y tendrán que enfrentarse a las tinieblas».
Muerte: «Sí, y cuándo llegan…».
Antonius Block: «Calla, ya sé lo que vas a decir».
«Confesión con la muerte»
El Séptimo Sello / Ingmar Bergman.
Por Oliver Zazueta
La conciencia de nuestra propia finitud es una de las constantes preocupaciones de los hombres que se entregan a la reflexión o de aquellos que han vivido alguna experiencia cercana, pero la mayoría de las veces, es un tema que en nuestra agitada cotidianidad preferimos evitar o en la era digital convertirlo en un acrónimo del goce y el hedonismo, porque YOLO.
Pero el artista frente a la muerte puede quizás tener algunas ventajas, más si el fatal encuentro con el extraño tipo alto y oscuro está a la vuelta de la esquina. Es en el predio de la creatividad, donde los autores pueden exorcizar sus demonios, ponerse heideggerianos, alimentar la curiosidad sobre lo que ocurre al atravesar el umbral o de plano acostumbrarse a la idea —según las creencias que ejerzan— de esfumarse y perderse en el abismo.
Curiosamente, algunos músicos —algunos leyendas, otros talentosos— en el último año, han sabido, por obra y gracia de la ciencia médica, que están por ser expulsados del mundo tangible.
La ventaja para nosotros, simples mortales, es que eso nos permite conocer, a través de su obra, las inmediaciones del destino de cada uno de los seres vivos de este planeta y porqué no, cuestionarnos sobre nuestra propia fragilidad.
Pau Dones, fundador de Jarabe de Palo, sabedor de que su cáncer estaba de vuelta se ha volcado a sincerarse en su propia música, y aunque en entrevistas afirma que la enfermedad no lo ha derrotado, es cierto que en «Humo», la canción a propósito, muestra una actitud dubitativa y un despojo tanto del miedo como de la fe.
«Humo»
Jarabe de Palo
David Bowie, por su parte, entregó una pieza de relojería sobre la inminencia de su fin en el LP de principios de 2016, Black Star. En su álbum lo mismo concede, como epitafio sonoro, un anhelo claro de libertad , que hace referencia a lo sombrío y al sufrimiento de la agonía vital a ritmo de free jazz y sonidos litúrgicos.
«Lazarus»
David Bowie
En el disco número 14 de su carrera, You Want It Darker, Leonard Cohen también tuvo la oportunidad de despedirse con reverencia de sombrero, —incluso dejó sendos avisos en un artículo en The New Yorker y en una carta a su amiga Marianne Ihlen—. Como en un juego de cartas, Cohen anuncia su salida de la partida y avisa que está listo para lo siguiente. El réquiem lo mismo rebosa de góspel, vals y country en tonos de decadencia.
«You Want it Darker»
Leonard Cohen
«I’m ready My Lord» confiesa el poeta canadiense en su mensaje, logrando conectar la resignación a la esperanza, latente en muchas almas humanas, ese anhelo de la perpetuación de la conciencia o de nuevas estadías espirituales. Ellos se nos adelantaron, pero haríamos bien, de vez en cuando, de preguntarnos que hay después del precipicio, pues como nos advierte Lester Burnham, el fatídico personaje de Belleza Americana (1999), quizás llegado el momento, podríamos estar muy molestos por lo sucedido o mejor, aceptar la belleza del mundo y sentir gratitud por cada sencillo momento de nuestra estúpida y pequeña vida. Algún día lo sabremos.
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¡Huy, qué miedo!
¡Huy, qué miedo!…
Monstruos, fantasmas, espectros, demonios, psicópatas y asesinos seriales, el catálogo del miedo es vasto. El cine, la televisión (y ahora el streaming) se han encargado de difundirlo y popularizarlo durante buena parte del Siglo 20 y lo que llevamos del 21.
Es la canción la que le ha dado un toque lúdico a lo que pretende ser aterrador. Te presentamos algunas piezas sonoras que se han encargado de darle encanto a relatos freak, paródicos y oscuros, y que hoy en día se ganaron un sitio en la categoría de clásicos.
“Banana Boat Song” / Harry Belafonte
El director Tim Burton recurrió al calypso de los años 50, en la voz de Harry Belafonte Jr. para ambientar su filme Beetlejuice (1988), la historia de un fantasma irreverente y mal portado (encarnado por Michael Keaton), que le hace la vida de cuadritos a dos fantasmas recién fallecidos y a una joven chica. Dos piezas de esta cinta se han vuelto emblemáticas, “Banana Boat Song” y “Jump In The Line”.
“The Munster Theme” / Los Straijackets
Compuesto por Jack Marshall, este tema instrumental sirvió de preámbulo a la serie televisiva que en México se tituló La Familia Monster (1964-1966) sobre una disfuncional familia de monstruos y vampiros. Los Straijackets hicieron suya la versión y le dieron un aire mucho más surf que la original.
“El Médico Brujo” / El Loco Valdez
Esta canción fue parte de la película Dos Fantasmas y Una Muchacha (1958), en la que participaron Germán Valdés “Tin Tan” y su hermano Manuel “El Loco” Valdés. Cabe destacar que la pieza, cantada por El Loco, se popularizó con los años y entró a varios recopilatorios. Los comediantes también hicieron otro filme con espectros cantarines, llamado Los Fantasmas Burlones (1963).
“Esto Es Halloween” / Elenco de El Extraño Mundo de Jack
Otro clásico del género, dirigido por Henry Selick y producido por Tim Burton, es la historia de The Nightmare Before Christmas (1993) –que en nuestro país tuvo el infame nombre de El Extraño Mundo de Jack—, filme animado en stop motion en donde Jack Skellington rey de Halloween Town decide hacerse con el control de la Navidad. La canción de apertura es contundente.
“Time Warp” / Elenco de The Rocky Horror Picture Show
The Rock Horror Picture Show hoy es considerada una película de culto por su estética, contenido y apuesta creativa. Este musical, que llegó primero al teatro como un tributo al cine de terror y ciencia ficción de serie B y que finalmente fue filmado en 1975 bajo la dirección de Jim Sharman, introdujo elementos de travestismo, sexualidad y personajes marginales. “Time Warp” es la canción insignia de esta cinta.
“Tubular Bells” / Mike Oldfield
Parte de una obra completa durante el apogeo del progresivo, del disco Tubular Bells (1973) del compositor y multiinstrumentista británico Mike Oldfield, este fragmento se hizo icónico al ser parte de la banda sonora del filme El Exorcista (1973) de William Friedkin, en el que una niña es poseída por el demonio Pazuzu.
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(JCS)
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Cuando la canción sangra
Cuando la canción sangra…
Fueron algunas de las noches más oscuras de la memoria histórica de la humanidad, en las que el poder usó la violencia de manera excesiva y autoritaria, en las que la sangre corrió y manchó el pavimento y eliminó, sólo temporalmente, las ansias de cambio y revolución. En México, esta semana se cumplen 50 años de la masacre a estudiantes realizada el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, pero aquí, al igual que en otras latitudes, la música ha sido uno de los escudos en contra del olvido y la irrelevancia, a favor de la justicia y la verdad histórica. He aquí algunos ejemplos:
“Antes de Que Nos Olviden” / Caifanes
Este tema es todo un himno para la generación que vivió su juventud en los años 90, pero además es el tributo que la banda Caifanes le rindió a los estudiantes caídos en la Plaza de las Tres Culturas el 2 de octubre de 1968, así como a otros grupos vulnerados por el Estado mexicano como los indígenas. Aquí una versión especial hecha por Saúl Hernández, Gran Sur, Meme y Torreblanca para los premios Ariel 2018. Otros proyectos nacionales como Maldita Vecindad, Panteón Rococo, El Tri u Óscar Chavez, han compuesto piezas dedicadas al movimiento del 68.
“Ari Im Sokhag” / Serj Tankian ft. Larisa Ryan
Tema oficial del filme 1915, dirigido por Garin Hovannisian, en el cual se habla del llamado Genocidio Armenio, evento durante el cual cerca de dos millones de armenios fueron deportados y masacrados por el gobierno de los Jóvenes Turcos del Imperio Otomano. Esta es una reversión de la composición original de Barsegh Kanachyan, hecha por Serj Tankian, vocalista de System of a Down.
Sunday Bloody Sunday / U2
En su disco War (1982), la banda irlandesa U2 creó un tema que hace referencia a los trágicos sucesos de la ciudad de Derry en Irlanda del Norte, el 30 de enero de 1972, cuando una protesta en contra de una ley para encerrar a sospechosos de terrorismo sin juicio – en medio del contexto del conflicto entre el IRA y el gobierno británico—, terminó con 14 muertos en lo que después fue llamado “Domingo Sangriento de 1972”.
“The Guns of Brixton” / Nouvelle Vague
Dentro del ya legendario álbum London Calling (1979), de la agrupación británica The Clash, venía este track de influencia reggae, cuya letra, compuesta por el bajista Paul Simonon, hace referencia a los disturbios callejeros de Brixton, motivados por la crisis económica y la represión de la policía. Bandas como Arcade Fire y Los Fabulosos Cadillacs han reversionado el tema, aquí te presentamos la versión de Nouvelle Vague.
“Yo Pisaré Las Calles Nuevamente” / Reincidentes
La banda sevillana de punk Reincidentes retomó este tema original del cantautor cubano Pablo Milanés que recuerda al golpe militar dado en contra de Salvador Allende en Chile el 11 de septiembre de 1973 y que a la postre, causaría miles de asesinatos y desapariciones atribuidos a la junta castrense que encabezó Augusto Pinochet.
“Papaotuai” / Stromaë
En los 90, la guerra en Ruanda trajo severas perdidas y muertes masivas, una masacre que contabiliza cerca de un millón de víctimas de la minoría Tutsi. Artistas como Gaël Faye o Stromaë han dedicado temas a esta tragedia en la que muchos de sus familiares estuvieron involucrados. En “Papaotuai”, Stromaë de origen belgo-ruandés recuerda a su padre, a quien perdió en este conflicto.
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¿Por qué la música?
Detengámonos un momento, sólo un instante y evoquemos. Volvamos a aquel fragmento de tiempo cuando una canción nos cimbró la mente, nos voló los sesos y sacudió el alma. Aquella pieza que nos hizo bailar con frenesí abrazado a los amigos, o emocionarnos tomados de la mano con la chica que adorábamos, curarnos la depresión o tapar los hoyos del dolor, gritar con furia contra quien nos abandonó. Retornemos también a la dulce y melodiosa voz de la madre que cantaba para arrullarnos.
¿Por qué la música significa tanto en nuestras vidas?, ¿por qué está siempre presente?, no todos los humanos son seres musicales, pero una gran mayoría tiene al menos una canción que lo mueve y detona sus emociones. Explicaciones neurológicas y biológicas las hay varias, pero un abordaje cautivador y poco atendido es el de la filosofía: Grandes pensadores tanto de oriente como de occidente han meditado sobre el tema a lo largo de la historia de la humanidad.
“I Can Hear Music” / Beach Boys
En los griegos, Platón no sólo reflexionaba sobre el mundo de las ideas, la mejor forma de gobierno o la educación, para él la música poseía la capacidad de llegar a lo más recóndito de nuestra alma y darle forma hacia la virtud; Pitágoras, un avezado amante de las matemáticas y la geometría la vinculaba al mismo origen del cosmos y el orden de los sistemas planetarios, gracias a su exacta métrica en lo que se llamaría la “armonía de las esferas”; mientras que la doctrina aristotélica definía a la música como catarsis.
En China, Confuncio se refirió a la música como un elemento que permitía al hombre alcanzar la madurez y el desarrollo moral, así como la poesía le permitía despertar la mente, mientras que a Lao Tsé se le atribuye la frase “Si hay música en tu alma se escuchará en todo el universo”. Lu Chi consideraba a la música como el sendero de entrada a la filosofía.
“Pop Song 89” / R.E.M.
Filósofos posteriores del mundo occidental hablaron también de la música, desde Erasmo de Róterdam, quien le daba un valor ético; Voltaire, quien definió a la misma como una imitación de la naturaleza; Immanuel Kant, quien creó toda una teoría estética con la cual elevó a la música a expresión sublime de la razón humana; Max Weber, quien se preguntaba si es posible ejercer una estética musical libre de juicios de valor; o Hegel, quien veía al arte como una espiritualización de lo material. Es claro que la mayoría de estos pensadores se referían a la música clásica, sería interesante saber que pensarían de los sonidos que predominan en el panorama musical contemporáneo.
“Música contemporánea (Kinski Remix)” / La Bien Querida (Ft. Alejandro Martínez)
Un autor al que también le interesó la musicología fue el filósofo alemán de origen judío y también compositor, Theodore Adorno, para quien la música imita las sensaciones del alma y la interioridad del hombre, por lo que la consideró el arte más espiritual que existe, una expresión que carece de conceptos que la definan, pues todo se basa en sensaciones, ideas e imágenes. Adorno estableció además vínculos indisolubles entre la filosofía y la música, pues la filosofía habla del todo humano, hurgando en la profundidad movida por el asombro y la curiosidad, y la música genera ese asombro.
La música también es reflejo de las escuelas de pensamiento, como ocurre, por ejemplo, con el posmodernismo, esa corriente que en la voz del francés Jean-François Lyotard, decretó el fin de los grandes relatos de la historia y apeló al rescate de los microrrelatos, o más hondo aún por el no relato, concepto que sirvió al compositor John Cage para la creación de una pieza que hoy estaría emparentada con el arte contemporáneo, bajo el título de “4’ 33”” y en la cual un pianista, mediante tres movimientos, se dedica a abrir y cerrar el piano mientras toma el tiempo con un reloj, en una constatación del concepto de que todo ruido en este plano de la realidad es música.
4’ 33” / John Cage
Para el pensador español Gustavo Bueno, acercarse a la música desde la filosofía implica utilizar preguntas teóricas irrenunciables, como pensar qué lugar ocupa la música en el conjunto del universo, de la naturaleza, si su estética es la misma que el resto de las artes y sólo difiere el material o si se define a sí misma como categoría única; si la música es un lenguaje y necesariamente debe tener un significado, si es una actividad racional (aritmética) o emocional (dionisíaca), o si puede decirse que la música es un arte universal, válido para cualquier arte o cultura.
Para aquellos que somos inexpertos en el arte de filosofar, quizá lo que nos queda es el goce y la compañía del arte sonoro a lo largo de nuestro camino, y tal vez, parafraseando al cantautor uruguayo Kevin Johansen, la certeza de que la música estuvo antes que nosotros y seguirá después de nosotros, pues la música es tiempo y espacio.
“Gozo Poderoso” / Aterciopelados