Cine
‘La Monja’, la promesa de terror incumplida
Creo que hemos sido injustos con La Monja (The Nun, 2018); los críticos y audiencia la han destrozado. Dicen que ha ofendido el legado del Conjuro; que es un hijo bastardo, un enemigo de la religión, la vida y el séptimo arte.
Como digo, hemos sido injustos, no está taaan mala. Sin embargo, no me adelantaré. La Monja es dirigida por Corin Hardy; la cinta de terror sobrenatural, acción y thriller es la quinta en el Universo del Conjuro, toma lugar antes de los eventos de Annabelle: La Creación (2017), lo que la haría la primera de la franquicia.
La trama. Demián Bichir (como “sacerdote Burke atormentado por su pasado”) deberá ir a una remota abadía de Rumania —acompañado por la hermana Irene (Taissa Farmiga)— para investigar la muerte de una monja. No obstante, se encontrará con que un mal ancestral ha despertado y, en forma de religiosa, embruja el lugar.
Homenaje al cine clásico de terror
Una de las críticas recurrentes a la cinta es: no asusta. Es verdad, no asusta, no es terrorífica ni alcanza el nivel de las otras de la franquicia. Lo anterior es, digamos, adecuado. Creo que La Monja trató de crear algo propio, una firma distintiva y tiene su propia personalidad, su propia historia y un elemento agradable.
Hace homenaje al cine de terror clásico; de hecho, ésta, junto a El Conjuro (2013) y Annabelle: La Creación son mis favoritas por dos factores. El primero es su ambientación embrujada y de peligro; el segundo, sus personajes principales que son agradables.
En el caso de La Monja, la ambientación te transporta a Drácula, Frankenstein, La momia y eso es divertido; la abadía embrujada, los muertos, fantasmas, cementerio, la exageración visual, todo recuerda a una entretenida cinta de horror que puedes disfrutar sabiendo que te vas a divertir porque no asusta, lo que desea hacer es entretener al espectador con una propuesta de horror que luego se vuelve aventura y acción que llamaré “goticón” estilo La Momia (1999, la de Brendan Fraser).
Los personajes. No me gustan los Bichir, pero carajo, Demián Bichir es un badass (un tipo duro y cool) aquí; no es tan interesante y chido como Ash Williams en El despertar del diablo II (1987), sí más o menos alcanza un nivel entretenido y es un buen personaje principal que no brilla al final, lo que es triste. El resto del elenco, no es gran cosa porque en realidad ninguno es relevante, son fuertes sí, no relevantes y es culpa del guion.
Y ése es el problema con La Monja tiene buenos efectos especiales, más o menos buenos prácticos, algunas líneas cliché, fotografía de terror, escenarios, ideas y ambiente insuperable; no obstante, ahí se queda, en “no es gran cosa”.
Su guion, no fue explotado adecuadamente; los predicamentos y retos de la historia para los personajes principales son poco importantes y se resuelven fácilmente como si la entidad que los caza tuviera hueva; los personajes (aunque tienen actores competentes interpretándolos) son estúpidos, toman decisiones estúpidas; vende la idea de ser terrorífica y no cuaja; tiene personalidad, pero no es sólida, es engañosa; sus jumpscares son obvios y carece de inteligencia para asustar.
Al final, La Monja no supo ser vendida por el departamento de mercadotecnia que—acostumbrado al éxito de las otras entregas del Universo del Conjuro—creyó que éste tendría su lugar en el corazón del público acostumbrado a la fórmula de la franquicia simplemente por usar el término “de los creadores del Conjuro”. No entendieron su personalidad y el consumidor tampoco lo hará.
¿Hay que verla?
La verdad, alcanza el nivel de mala que es buena, y por desgracia, será olvida pronto. Vayan a verla en un dos por uno; si son fanáticos del terror y quieren divertirse, encontrarán agradable a esta religiosa entrega de cada año y seguirán con sus vidas. Hasta entonces, saludos y recuerden, así como en la vida, todo pasa en el cine.