Cine
Teen Titans Go! y su diagnóstico sobre el cine de superhéroes
Teen Titans Go!…
Sí, damas y caballos, fui a ver: ‘Teen Titans Go! To the Movies’ (2018).
Se preguntarán, “¿es que no tiene nada qué hacer?”. Ciertamente; pero ése no es el tema aquí. “El asunto”, “la cosa”, el dato relevante es el siguiente: aunque odiada (lo que es justificado) por los fanáticos de la serie de televisión —Teen Titans (2003)—, ésta entrega, el cierre, el adiós, es una divertida comedia para niños y, para los adultos, una parodia interesante sobre el cine actual.
Sin embargo, no me adelantaré. ‘Teen Titans Go! To the Movies’ es dirigida por Aaron Horvath y Peter Rida Michail; es una animación gringa basada en la serie de televisión del mismo nombre. Ha tenido una aceptación mixta de la audiencia, unos la odian a otros no les importa un sorbete.
La trama
Robin, y su equipo de inmaduros amigos, quiere conseguir el respeto de otros superhéroes como Superman, Batman y Wonder Woman; para lograrlo, trata de tener su propia película y un supervillano. En este viaje aprenderá el valor de la buena mercadotecnia y que hasta una mala idea puede tener resultados aceptables. ¡Ah! Y algo sobre la amistad y el valor de uno mismo o lo que sea.
La historia y su premisa es, bueno, una parodia, un comentario inteligente del cine actual. Satiriza el cine de superhéroes y su boom; la ridiculez del mismo, su premisa de exprimir hasta la última gota de sus personajes e historias; cómo la industria está desesperada por vender basura y obtener dinero y saben que compraremos (nosotros, la audiencia) esas historias por innecesarias o malas que parezcan.
Por otro lado, critica a la audiencia que consume este género; es descarada y se sale con la suya a pesar de ser, en pocas palabras, una idiotez. Se debe ser un cínico para burlarse de los clientes y, a la vez, hacerlos comprar tu basura. Bien jugado.
El humor es infantil, y a la vez, recurren a buenas ideas, parodias de la cultura pop y exploran premisas tontas que son posibles gracias a la naturaleza caricaturesca de la película. Tiene energía, es como un niño listo lleno de azúcar, tiene buenos momentos y puedes pasarla bien un rato escuchándolo y jugando con él, y como no es tuyo, sabes que sólo debes aguantarlo un rato.
La estética
En el departamento de animación y diseño, es colorida, agradable y, si bien no soy fanático de los dibujos tan simplistas que muestran, es enérgica y eso compensa cierta falta de mérito artístico en la pantalla. Está bien.
En la parte del doblaje, bueno si en algo nos hemos vuelto los “non plus ultra” es en tener excelentes actores de doblaje; las voces son las originales de la serie del 2003 y se adapta lo que puede a lo que dicen en el idioma original. No hay pierde.
¿Hay qué verla?
Aunque divertida, no vale el precio completo del boleto. La verdad, la vería en un dos por uno; es entretenida y se defiende, pero tampoco es la octava maravilla. Es pasable y es mucho decir. Me quedaré con estrenos de animación mejores, muchas gracias, que llegarán para noviembre.
Hasta entonces, saludos y recuerden, así como en la vida, todo pasa en el cine.
Sala 3 Cine Arthur Tartarosky Entretenimiento