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Así asesinaron a Francisco I. Madero
Con el asesinato de Francisco I. Madero, el país atravesó por un periodo de guerra civil. Primero, contra el autor intelectual de este hecho, Victoriano Huerta y después entre las fracciones revolucionarias.
Esta lucha desangró al territorio nacional. El ajusticiamiento de Madero y José María Pino Suárez truncó de manera violenta el proyecto de una nación democrática.
La caída de Madero y su régimen se fraguó en el momento en que decidió no terminar por completo con la maquinaria porfirista.
Según comenta el historiador Santiago Portilla, la crisis del maderismo comenzó con la signatura de los Acuerdos de Ciudad Juárez, con los que se anuló el Plan de San Luis.
Se aceptó con ello la continuidad de los poderes de la dictadura porfirista para hacer más viable la negociación; además, Madero erró al mantener al ejército derrotado en lugar de disolverlo y sostenerse sobre su propia fuerza armada.
El ambiente perfecto
Con ello, más los levantamientos zapatista y orozquista se propició un clima perfecto para el golpe de estado del 9 de febrero de 1913.
La rebelión conocida como la Decena Trágica fue encabezada por Bernardo Reyes y Félix Díaz, a quienes Madero había perdonado la vida tras sus intentos golpistas en meses anteriores.
Durante 10 días la Ciudad de México presenció la guerra en sus calles.
El 18 de febrero, Gustavo A. Madero fue tomado prisionero y por la noche fue asesinado en la Ciudadela con saña inimaginable.
Madero y Pino Suárez, “los presidentes”, como solía llamárseles, también fueron hechos prisioneros en Palacio Nacional.
Ese mismo día se signó el Pacto de la Ciudadela, el cual señala en su fragmento inicial: “se da por inexistente y desconocido el Poder Ejecutivo que funcionaba”.
La llegada de Huerta
El día 18 se sucedieron varios eventos que marcaron el rumbo de México. Primero: Madero y Pino Suárez firmaron su renuncia; segundo: el Congreso nombró presidente a Pedro Lascuráin, ministro de Relaciones Exteriores, quien renunció de inmediato.
Tercero: Victoriano Huerta, recién designado Ministro de Gobernación, se convirtió automáticamente en presidente provisional.
Con estos actos se dio fin a las acciones bélicas en la capital de la República pero se reactivó en todo el territorio para luchar contra el usurpador.
El asesinato
El 20 de febrero Madero y Pino Suárez permanecieron detenidos en Palacio Nacional, acompañados por el embajador cubano Manuel Márquez Sterling, para evitar que fueran asesinados.
Dos días después Félix Díaz, Manuel Mondragón, Aureliano Blanquet y Victoriano Huerta acordaron deshacerse de Madero y Pino Suárez.
Para ello, se les trasladó a la Penitenciaria de Lecumberri. A su llegada, Francisco Cárdenas asesinó a Madero.
Pino Suárez intentó huir, pero fue herido y rematado por Rafael Pimienta, los cuales fueron recompensados con el pago de dieciocho mil pesos.
Huerta declaró que la escolta que conducía a Madero y Pino Suárez había sido asaltada por fuerzas maderistas.
Dijo que realizaría una investigación para esclarecer los hechos. Para simular el asalto se hicieron disparos contra los vehículos.
Díaz, en Egipto
Mientras Madero y Pino Suárez eran asesinados, el general Porfirio Díaz se encontraba en Asuán, la ciudad más meridional de Egipto, en la margen oriental del Nilo.
Con información de : Archivo General de la Nación
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