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Cómo era el rostro de Miguel Hidalgo
A inicios del siglo XIX, la única forma de preservar la imagen de una persona era a través de un retrato. Sin embargo, Miguel Hidalgo y Costilla, nuestro Padre de la Patria, no tenía los recursos suficientes para contratar a un pintor.
Además, durante el movimiento independentista, Miguel Hidalgo se volvió un ícono, por lo que la censura prohibía reproducir cualquier imagen relacionada con él.
No obstante, al terminar la guerra, muchas personas, incluidos pintores famosos, quisieron darle un rostro.
1823
Se trata de una ilustración del Calendario Histórico y Pronóstico Político Por el Pensador Mexicano Para el Año Bisiesto de 1824, publicado por José Joaquín Fernández de Lizardi.
1826
El segundo retrato se publicó en el periódico El Iris. La imagen es autoría del litógrafo y periodista italiano Claudio Linati de Prévost. Se dice que se basó en el Hidalgo real, pero no hay datos que lo confirmen.
1828
Dos años más tarde, el mismo Linati ofreció otra versión del cura, que cobró mayor popularidad. Incluso se llegó a decir que así era el «verdadero Miguel», aunque nuevamente no hay pruebas de ello.
1857
La imagen que todos conocemos fue creada por órdenes de Maximiliano de Habsburgo, quien, al asumir el título de Emperador de México y darse cuenta de que no existía un retrato oficial de Hidalgo, encomendó al pintor Joaquín Ramírez realizar uno.
Ramírez tomó como modelo a un sacerdote austriaco o belga que acompañaba a Maximiliano.
Esta pintura quedó lista en 1865 y es la que se exhibe en el Palacio Nacional de la Ciudad de México.
1900
En ese año, el diario El Imparcial aseguraba que la única imagen hecha de Miguel Hidalgo en vida fue una pequeña estatuilla elaborada por Clemente Terrazas.
Para México, Miguel Hidalgo y Costilla es una figura sumamente importante, ya que gracias a él se inició la lucha por la Independencia de nuestro país. Quienes lo conocieron lo describieron en sus relatos como moreno, delgado, con la coronilla calva y cabello blanco.