Opinión

¿Afecta la tecnología a los niños?

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Tecnología…

Haciendo a un lado los lugares comunes como: “en mis tiempos era mejor”, “cuando yo tenía su edad”, las nuevas generaciones presentan una realidad distinta a quienes ahora son adultos.

L@s niñer@as

Desde hace al menos una década, muchos padres de familia encontraron en la computadora, el Smartphone o la tableta, la solución perfecta para los problemas de conducta de sus hijos.

Antes de que existieran estos dispositivos móviles, nuestros padres utilizaban estrategias similares con la televisión, y cuando no existían televisores, mucho menos computadoras o teléfonos celulares, las estrategias de distracción para los niños eran jugar con los hermanos o los vecinos.

Foto: Cristina Boceta

La educación se modificó. La manera de lidiar con los niños también. Las múltiples ocupaciones de los padres de familia; las comodidades a las que nos acostumbramos; las batallas ganadas en tecnología, tiempos y espacios, también repercutieron.

Desatinado diagnóstico de TDA

Álvaro Bilbao, neuropsicólogo se refirió, hace un par de semanas, a este fenómeno en el diario El País. Ahí desglosa datos estadísticos en los que expone que sólo el 4 por ciento de los niños padecen del llamado Trastorno por el Déficit de Atención (TDA); sin embargo, es hasta el 10 por  ciento de los menores en edad escolar, que son medicados tras ser diagnosticados con el TDA. Lo que implica que al menos 6 por ciento de ellos no padece dicho mal; y que la poca tolerancia de los padres, docentes y médicos a las exigencias de esos niños, los lleva a concluir que forman parte de ese grupo de escolares que no pueden concentrarse.

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Y sí, parte del problema es ese, la falta de concentración, aunque muchos de esos niños no necesitan medicamentos para superarlo; se trata de niños incapaces de tolerar la frustración, que fueron educados por padres que, por falta de tiempo por sus ocupaciones, dejaron a las computadoras y a los llamados teléfonos inteligentes, un rol que sólo se aprende con la socialización.

Foto: I Gede Lila Kantiana

«El móvil no estimula nuestro cerebro, nos entretiene, nos relaja. Hoy, los dispositivos móviles se utilizan para distraer al niño cuando se tiene que concentrar en terminar una papilla. Para entretener al niño cuando tiene que esperar en el pediatra. Para despistar al niño cuando tiene que esforzarse en ponerse el pijama al final del día», señala Bilbao en El País.

Aprendizaje confuso

«Con este tipo de estrategias parece sensato que el cerebro aprenda que cada vez que tiene que esforzarse, concentrarse o esperar quieto… tiene permiso para distraerse”, señala el neuropsicólogo.

El mismo especialista considera que estamos educando niños menos pacientes, menos atentos y con menor capacidad de esfuerzo; reflejo de una generación de padres menos pacientes y que damos menos valor a hacer las cosas despacio.

El resultado de ello, lo vemos a diario. Jóvenes egresados de preparatorias y/o carreras universitarias, desubicados, desorientados y frustrados; con grandes ideas, sueños y anhelos que llevan a cuestas educación, quizá un idioma, el dominio de herramientas tecnológicas; pero que tiene problemas para resolver problemas cotidianos, que no tiene idea cómo entablar una conversación, como argumentar, o defender un punto de vista… Fade Out.

Zaira Ramírez es especialista en Transparencia y Comunicación Política. Ha sido periodista en diversos medios de Guadalajara. @ZairaYael

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