Opinión
¿Desechar las ideas?, cómo entender el nuevo conocimiento
Existen diversas formas de comprender la historia. Una de ellas se concentra en identificar, después de pausadas reflexiones, el propio papel que ha tenido en el desarrollo de la ciencia.
La ciencia y el conocimiento concentran, en sí mismo, poder. Ante ello, no somos ajenos a las transformaciones que se han tenido durante los siglos, las cuáles han moldeado las disciplinas y los enfoques para generar conocimiento en nuestra sociedad. El clásico referente para los que estudiamos ciencias sociales, por ejemplo, se concentra en los cuestionamientos cotidianos sobre si abordamos perspectivas cuantitativas o cualitativas, o bien, desde las relaciones entre los países, donde caben siempre las consideraciones sobre si se está usando una perspectiva desarrollista, por ejemplo, desde un enfoque de las relaciones norte-sur.
El enfoque es ser críticos
Sin duda, la relevancia de este tema puede ser variable para nuestros lectores; no obstante, la propuesta de estas líneas consiste en ser críticos a los enfoques que, al día de hoy, nos han dominado.
Independientemente de nuestros roles como investigadores, sería pertinente que un lector tenga la claridad de entender el alcance de uno u otro autor, escritor o intelectual, a partir de una comprensión mínima sobre su postura ante la realidad. Digamos que en el juego de las ideas, esto se entiende como una cortesía que hemos perdido en muchos espacios, pues existen sistemas complejos que no nos permiten tener estos marcos de interpretación.
La teoría crítica
En los estudios y autores que provienen de la formación en la “teoría crítica”, según Guba y Lincoln (2012), se parte de aceptar que el conocimiento se ha desarrollado desde un realismo histórico. Es decir, desde una realidad moldeada por valores económicos, políticos, sociales y culturales. En consecuencia, los conocimientos que actualmente vemos desde vertientes como el feminismo, la participación social y/o las críticas a los modelos económicos y sociales, en general, se pueden comprender desde una posición donde el interés del investigador busca detonar un proceso de crítica, transformación y emancipación del conocimiento.
Desafortunadamente, en ocasiones se cae a una visión reduccionista y se critica dichos esfuerzos por desestabilizadores o carentes de sentido. No obstante, en su fundamento, estos esfuerzos se concentran en un planteamiento donde se ha revisado el origen de la realidad, es decir, se comparte un paradigma ontológico.
Así, una intuición sencilla, consiste en que los valores han determinado, en algunas sociedades, pautas de conocimiento que refuerzan la supremacía de una raza, grupo o contexto a través del conocimiento que se genera y se consume (ahí está el poder).
Balance entre generación y asimilación
En síntesis, los esfuerzos de la “teoría crítica” han sido útiles para balancear los espacios en la generación y asimilación del conocimiento. Como lo indica Martínez (1997), con ello se ha dado espacio a que grupos que antes no se habían representado, se empiecen a relacionar con la generación del conocimiento.
Por ello, la invitación está abierta. Así como favorecemos los movimientos y actividades contraculturales (esas que cambian las visiones y costumbres generales, ya sea de transporte, música, gastronomía, etc.), cuando veamos un texto que, a primera vista consideremos excesivamente crítico, les invito a pensar, previamente, quién lo escribe, para qué lo escribe y por qué quiere que comprendas y entiendas sus ideas.
Evitemos caer en la práctica de desechar las ideas sólo porque no son cercanas a lo que pensamos. Pues como se ha mencionado acá; lo que pensamos también es producto de un conocimiento que hemos heredado desde una perspectiva dada. Ésa de los que están en posición de dominar al resto.
Bibliografía:
Guba E. y Lincon Y. (2002). Paradigmas en competencia en la investigación cualitativa. En Denman C. y J. A. Haro (comps.) Por los rincones. Antología de métodos cualitativos en la investigación social. El Colegio de Sonora, Hermosillo, sonora, 2002. Pp.113-145
Martínez, Carolina. (1997). Introducción al trabajo cualitativo de investigación. En Szasz, I. y Lerner, S. (coordinadoras), para comprender la Subjetividad: Investigación cualitativa en salud (pp. 33-55). México: El Colegio de México.
Mauricio Hernández. Estudió políticas públicas y actualmente es doctorante en Ciencias Sociales, ha trabajado temas de rendición de cuentas, educación y democracia. Está vinculado en proyectos del LID sobre participación ciudadana y transparencia. Redescubriendo su enfoque epistemológico.
Bolígrafo Laboratorio de Innovación Democrática
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