Opinión
Qatar 2022, más allá del fútbol
Y como no hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague, este fin de semana comenzó el tan polémico Mundial #Qatar2022, con el debut de Ecuador ante el país anfitrión, encuentro en el que la selección sudamericana se llevó la victoria por 2 goles contra 0. Y como cada 4 años, que ocurre la justa deportiva más importante del fútbol, siempre hay momentos épicos, lágrimas, sonrisas, anécdotas, héroes, villanos y una serie de elementos que durante un mes (nos guste o no el fútbol), serán tendencia y estarán en boca de todas y todos hasta antes de la Navidad, ya que la final se jugará el 18 de diciembre en la ciudad qatarí de Lusail.
Desde su anuncio como sede, hace más de una década, el Mundial de Qatar tenía consigo una serie de interrogantes, críticas, cuestionamientos, pero sobre todo, un reto para que ese país, localizado en medio del desierto del Golfo Pérsico (donde nadie jugaba fútbol, pero es la tercera reserva mundial más grande de gas y petróleo), pudiera estar a la altura de las anteriores sedes, donde a pesar de ser países donde el fútbol es algo cultural, como Brasil, tuvieron enormes problemas para la construcción de estadios y cumplimiento de los protocolos y requisitos que pide la FIFA para los países que albergan la Copa del Mundo. Tan complejo era el proyecto que, se tuvieron que reducir el número de estadios que se construirían para los juegos, pasando de 12 a 8 recintos.
Sin embargo, ser una sede mundialista no implica solamente construir estadios o utilizar los existentes, también se requiere infraestructura vial, hoteles, aeropuerto, centro comerciales, restaurantes y todo lo necesario para atender durante 30 días, al más de millón y medio de personas provenientes de todo el mundo, que se estima que visitarán el país del Medio Oriente para apoyar a su selección; es precisamente en este punto, donde si vamos más allá del fútbol, encontramos una serie de elementos oscuros que rodean a la máxima fiesta y de las que muy poco se habla.
Para la construcción de toda esta enorme maquinaria de hospedaje, se requiere una gran cantidad de personas (mano de obra) y mientras más barato saliera contratarlos mejor, para esto, se utilizó el sistema de la kafala, que en árabe significa garantías, el cual es un sistema laboral en el que se invita a los trabajadores inmigrantes a laborar en países de la Península Arábiga, con el mínimo de protección social y de forma legal, sin embargo, esto se ha convertido en un sistema de esclavitud moderna en el que los empresarios abusan de su poder, explotando a los trabajadores, reteniéndoles el pasaporte e impidiéndoles cambiarse de trabajos. Según los registros, un total de 15 mil trabajadores inmigrantes murieron durante los preparativos mundialistas, cifra que no cuenta los obreros de Kenia y Filipinas, ya que no existen registros migratorios.
Aunado a lo anterior, en Qatar, la libertad es una de las restricciones más notables:
Paradójicamente y contrario a los principios de la FIFA, (quien casi nos deja sin mundial debido al grito homofóbico que la afición mexicana acostumbraba realizar cuando el portero rival despeja), en el país sede del mundial 2022, la homosexualidad es considerado un delito y la pena es de hasta 10 años de cárcel; por otro lado, las mujeres siguen sometidas al sistema de tutela masculina, por lo que hasta los 25 años, deben pedir permiso de sus guardianes (padre, esposo, hermano, etc.) para tomar decisiones importantes como casarse, viajar y estudiar en el extranjero, trabajar, entre otras.
Al igual que en otros ámbitos, el fútbol también se ve manchado por la ambición de quienes más tienen dinero a través de la corrupción, ya que recientes investigaciones de la prensa europea, revelaron que el presidente de la Federación qatarí y también titular de la Confederación Asiática de fútbol, Mohammed bin Hamman, pagó hasta 3,6 millones a 30 miembros de la FIFA para asegurar el voto favorable a Qatar, además de estos señalamientos existen otras líneas que revelan que la candidatura del país árabe costó casi 200 millones de dólares… En resumen, Qatar 2022 es un mundial que más allá de sobornos, costó la vida de miles de personas cuyo sueño era sacar adelante a su familia; un mundial en un país donde valen más los dólares que las libertades humanas.
Nos leemos la siguiente semana con mejores noticias y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.
Sobre el autor
Luis Sánchez Pérez es doctorante y maestro en Políticas y Seguridad Públicas en IEXE Universidad, abogado por la Universidad de Guadalajara. Profesor de asignatura en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Enrique Díaz de León. Investigador de medios de comunicación y participación ciudadana en el Laboratorio de Innovación Democrática. Colaborador semanal en Milenio, El Occidental y El Semanario.