Opinión

Usemos los anteojos de la dignidad humana

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En las ciencias sociales, nuestros maestros y enseñantes nos establecen desde el primer momento que, al momento de analizar un fenómeno social, debemos ser cuidadosos en el tipo de anteojos que utilizamos para verlo. Así, no es lo mismo intentar entender una crisis social para buscar darle solución desde los anteojos de la seguridad que será al utilizar otra perspectiva como la educativa, la económica, o la humanista. En palabras sencillas, querido lector, un fenómeno social nos presenta la posibilidad de entenderlo desde nuestra propia perspectiva, y como tal, nuestras soluciones variarán en gran medida.

Desde hace algunas semanas, Ecuador se ha visto envuelto en una grave crisis social, derivada de una ola de violencia que ha manchado el inicio del gobierno del flamante presidente Daniel Noboa. La fuga de uno de los líderes del crimen organizado en el país, que posteriormente derivó en una especie de estado de ingobernabilidad, orilló a Noboa a declarar un estado de excepción de 60 días.

Si bien pareciera lógico que el problema se centre en la inseguridad, tendríamos que ir más atrás para entender las causas del por qué se ha llegado a tal punto. La pandemia de Covid-19, la falta de políticas dirigidas a los sectores más desfavorecidos, la incapacidad gubernamental por enfocarse en los derechos y garantías ciudadanas son solo algunas de las razones que en conjunto nos aclaran un poco más el panorama sombrío en el que se encuentra envuelto el país.

Lo anterior busca en la actualidad ser revertido a través de medidas drásticas como un aumento en los impuestos de entre el 12 y 15% para así dar batalla a los grupos del crimen organizado que han poco a poco controlado más zonas del país. Esto, interesantemente, ha sido bien visto por la ciudadanía, cansada de soportar por años la inseguridad, sacrificando su movilidad y adaptándose a los toques de queda.

Esta visión que busca resolver las problemáticas desde medidas radicales de seguridad no está del todo mal, sin embargo, como lo mencionaba en un inicio, tenemos que entender los problemas desde otras perspectivas, desde otros anteojos. Este problema que afecta a individuos hermanos nos permite evidenciar la importancia de buscar soluciones no únicamente enfocadas en la seguridad, sino en partir desde la dignidad humana, siendo conscientes del sufrimiento por el que están atravesando los ecuatorianos y que, aunque los resultados no serán evidentes, sí serán positivos: más oportunidades educativas, programas económicos, campañas informativas dirigidas a los sectores vulnerables, garantía de los derechos humanos sobre todo.

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Finalmente, tenemos que confiar en el hombre. Sabemos que situaciones de este tipo pueden causar desmotivación y preocupación, pero nunca, bajo ninguna circunstancia, debemos perder la fe en que las cosas retoman su rumbo. Que así sea. Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar desde espacios más informados que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

Sobre el autor
Luis Sánchez Pérez es doctorante y maestro en Políticas y Seguridad Públicas en IEXE Universidad, abogado por la Universidad de Guadalajara. Profesor de asignatura en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Enrique Díaz de León. Investigador de medios de comunicación y participación ciudadana en el Laboratorio de Innovación Democrática. Colaborador semanal en Milenio, El Occidental y El Semanario.

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