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Mazinger Z: Infinity, esencial para los nostálgicos y amantes del anime

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Mazinger Z: Infinity…

Por Arthur Tartarosky

Mazinger pierde el Jet Scrander (Alas de Reacción) y se queda atrapado rodeado de un chingo de robots que quieren destruirlo; Koji Kabuto, desesperado, grita “¡Carajo!”. Nuestro héroe dispara todo lo que tiene contra sus adversarios; en el cine los espectadores (en una sala atiborrada de gente) empiezan a gritar de gusto. La estalladera de «mostros» mecánicos inunda la enorme pantalla; un hombre —de 50 años, quizá— se acomoda en su asiento y adopta una posición de concentración total. Sus ojos brillan.

Ése es el poder de la nueva entrega Mazinger Z: Infinity (2018) que trae de vuelta a todos nuestros personajes favoritos para una última misión… y será épica. No porqué la vemos con gafas de nostalgia o nos cumplen casi todo lo que mostraron en el avance, es que está en los cines. Ver la película en la pantalla grande es la única manera de disfrutarla en toda su santa gloria.

Fotogramas de la cinta Mazinger Z: Infinity.

La trama. Dirigida por Junji Shimizo (director de cuatro películas del anime One Piece), el filme nos lleva 10 años después de la guerra entre las huestes del mamón Dr. Hell y la humanidad; el planeta vive en relativa paz y Koji Kabuto (ahora un soldado retirado vuelto científico) encuentra a Mazinger Infinity —una versión inmensa de Mazinger Z— enterrado (¿dónde más?) en el Monte Fuji. El descubrimiento podría ser la clave a una teoría que tiene sobre la posibilidad de viajes a otras dimensiones y realidades. No bien nos acaban de exponer la trama, Hell y su legión de robots variopintos resurgen para robar el descubrimiento de nuestro héroe. Koji deberá salir de su retiro para pilotar a Mazinger una vez más y salvarnos a todos de los caprichosos y poco claros planes de su rival acérrimo.

La animación y la banda sonora (el doblaje es latino) son épicos. Los elementos anteriores son sus principales y más poderosas ventajas. Cuando dice “robot gigante” Mazinger Z: Infinity cumple (sin problema, con la mano en la cintura y calma), te arroja todo en proporciones inmensas; personajes, ciudades, el universo, las batallas, los robots. Aprovecha todas las posibilidades que el cine puede ofrecer en beneficio de la audiencia.

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Voy a ser sincero con ustedes —y éste quizá sea mi principal problema con la entrega— insisten en explicarnos el regreso de Hell (entre otras ondas de ciencia ficción) y toda la trama se vuelve incomprensible; continuamente me quedé diciendo “¿What? ¿De qué hablan?”. Digo, yo sé que en Japón la educación está a nivel omega, pero el filme se escucha ridículo al tratar de contar cómo funcionan las cosas o cómo pasan los acontecimientos. Es un robot gigante partiéndosela a otros robots gigantes y personajes excéntricos con diálogos que consisten en presumir el poder inmenso de sus creaciones. No intenten dar lógica a lo ilógico.

Lo anterior (unido a extraños errores de continuidad y coincidencias que salvan el día a la Dragon Ball Z) será el principal problema que tendrá la audiencia que no conoce el anime; no le van a entender nada, arroja una verborrea incomprensible cada cierto tiempo. Aquí y allá habrá uno que otro mensaje sobre proteger el ambiente, el peligro del uso inadecuado de la energía y lo terrible de la guerra, lo que es fiel al espíritu y mensaje original del anime.

Eso sí, no le pasó como a Shin Godzilla (2016) donde vimos poco Godzilla y mucho parlamento japonés. Aquí van a tener Mazinger Z hasta en la sopa y se ajusta adecuadamente a la idea que quieren transmitir; habrá peleas (cálculo) el 70% de la cinta.

Póster de la película Mazinger Z: Infinity.

Quiere ser sentimental y emocional, lo que se agradece; darnos historia, personajes, desarrollo de problemas y resolución, tiene momentos cómicos (a la japonesa), muchos guiños para los fanáticos y digamos que termina de crecer. Es una locura lo que digo, sin embargo, deben ir al cine para entender lo que quiero decir. Sí, lo que nunca pensé que alguien pediría en Mazinger Z la película lo da; digamos que termina una historia e inicia una nueva y es (repito) un guiño para su audiencia que la vivió de chavos. Eso reconforta, es como un “gracias y hasta la próxima”.

Sí, tiene el clásico diálogo y líneas de todos los animes que te arrojan de último momento, lo cual se acepta; Mazinger Z nunca fue reconocida como una obra filosófica que enviaba discursos elocuentes, pretenciosos y profundos. Es sólo un chico que trata de salvar a la humanidad montado en un genial robot.

¿Tienen que verla?

Totalmente. Yo estoy esperando a que sea 5 de abril para ir al cine y disfrutarla otra vez; así que prepárense, pónganse su casco, suban el volumen, monten su nave y llamen a su robot gigante para regocijarse. ¿Quieren Mazinger Z? Lo tendrán y se divertirán (ojo, dije divertirán no amarán) de principio a fin.

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Gracias a los chicos de Medios Agencia de Soluciones y www.eventbrite.es por invitarme a la función especial; saludos y recuerden, así como en la vida, todo pasa en el cine. Escribe a japr02@hotmail.com.

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