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Documental mexicano, en su época de oro: Pelayo Rangel
En México las películas de ficción han dejado de retratar la realidad que vive la sociedad para dejarle al documental esa tarea, lo que es una crisis para el primero es la época de oro para el segundo, consideró el director de la Cineteca Nacional y realizador cinematográfico, Alejandro Pelayo Rangel.
Pelayo Rangel visitó Guadalajara para abrir el Sexto Ciclo de Cine y Política organizado por el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco (IEPCJ) en el Cineforo; fue ahí donde previo a la proyección de su película La Víspera (1982), tuvo una conversación con los asistentes, acusó de estar en crisis las cintas de ficción para incluir contenidos políticos o sociales.
“Muchos de ellos buscan el éxito comercial, entonces hacen películas que tienen éxito comercial, pero no hay contenidos sociales ni políticos, siento que estamos en una crisis de cine de ficción, acabo de estar en el Festival de Morelia, y lo viví en el Festival de Guadalajara, no hay películas de ficción que entusiasmen”, aseveró el director de la Cineteca Nacional.
“Es el gran momento del documental mexicano, porque está encontrando realmente ser un espejo de la realidad mexicana, películas extraordinarias como la de Everardo González, de sicarios (La libertad del Diablo, 2013), que es terrible, entonces estás viendo a México reflejado en el documental, no en la ficción (…) Hay los recursos para hacer películas, pero no hay la preocupación de los cineastas de hacer un cine político de ficción, en cambio sí hay la preocupación de un grupo de cineastas de hacer documental político”, indicó Pelayo Rangel.
El realizador y ahora investigador de la historia del cine, explicó cómo ha sido la evolución del séptimo arte en el país, desde su censura hasta la libertad que hoy goza, según considera. En las décadas de 1930, 1940 y 1950, se filmaba con base en lo vivido en la revolución y años posteriores; la decisión sobre el tipo de cine que se hacía recaía en el productor, no el director.
Recalcó que no había críticas hacia el movimiento social y posterior reacomodo político con el nacimiento del partido que controló al país por más de 70 años; pero sí había libros que lo señalaban, a las pantallas costó tiempo en llegar.
Puso como ejemplo lo realizado por Fernando de Fuentes con la llamada Trilogía de la Revolución, con películas como Vámonos con Pancho Villa, de 1935, que tuvo un costo de producción superior al millón de pesos, cuando en promedio filmar rondaba en los 50 mil pesos, entonces se consideró un fracaso; además de El Compadre Mendoza (1933) y El Prisionero 13 (1933).
“Ya se toma el tema de la corrupción, del oportunismo de estas facciones, sin duda lo que se conoce como la trilogía de la Revolución es donde ya sentimos el contenido de la novela crítica de la Revolución pasando al cine, desafortunadamente para la historia del Cine Mexicano, no le fue muy bien, sobre todo a don Fernando de Fuentes con Vámonos con Pancho Villa, como no le fue muy bien hizo otra al año siguiente: Allá en el Rancho Grande (1936), que le fue muy, muy bien, desafortunadamente tuvimos muchos Ranchos Grandes y pocos Vámonos con Pancho Villa”, sostuvo.
Para las décadas de 1950, 1960 y 1970, la censura en el cine político se hizo presente a través de la Dirección de Cinematografía, que se basaba en tres tabúes para eliminar escenas, prohibir su exhibición de manera disfrazada. Uno de esos temas era la sexualidad y las groserías, situación que cambió con la exhibición de largometrajes como Los Caifanes (1967) considerada la película transición de lo hecho en las tres décadas anteriores, Los Albañiles (1976) de Jorge Fons, y El Apando (1975) de Felipe Cazals; sin embargo, el otro tema tabú seguía intocable: la crítica al gobierno.
Según palabras de Pelayo Rangel, la cinta Rojo Amanecer (1989), acabó con esa censura, a partir de entonces se dio apertura a tocar temas políticos con más libertad, apoyados por la presión que ejercieron los medios de comunicación, intelectuales y escritores del país.
“Hay otro momento con La Ley de Herodes (1999), que también ya habla, ya pone nombre a los partidos, entonces es otro momento donde se abre la censura. Yo creo que a partir de La Ley de Herodes no podemos hablar de censura política, ahora, sí hay películas extraordinarias, en la década de los 2000 como es El Violín (2005), es durísima, habla de guerrilla, militares. Entonces yo siento que en este momento no hay censura, sino no se hubiera hecho La Dictadura Perfecta (2014)”, expresó Pelayo Rangel.
El Ciclo de Cine y Política del IEPCJ continúa hasta el próximo 9 de noviembre, en cada función se realiza previo a la proyección la presentación de la cinta, la invitación para asistir al Cineforo sigue abierta, la entrada es gratuita.
Proyecciones Ciclo Cine y Política
Lunes 6 de noviembre
Underground, función 20:00 horas.
Martes 7 de noviembre
El Escándalo, funciones 17:00 y 19:30 horas.
Miércoles 8 de noviembre
Habemus Papam, funciones 16:00 y 20:00 horas.
El caimán, función 18:00 horas.
Jueves 9 de noviembre
Derechos del corazón, función infantil 10:30 horas.
Ciudadano Kane, funciones 16:00 y 20:20 horas.
Caballero sin espada, función 18:05 horas.