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Por qué México no tiene ahora su gran serie histórica

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¿Por qué México no tiene ahora su gran serie histórica?

Una mujer ataviada con un vestido azul, se pasea por una galería del Palacio de Buckingham, acompañada de otra mujer de su misma edad pero con apariencia más joven. Mientras la mujer del vestido azul le muestra a su acompañante los retratos colocados en la galería e improvisa dos o tres frases sobre la antigüedad de los muebles, vemos en sus ojos que algo no anda bien.

De su boca salen las palabras, pero está visiblemente distraída. Podemos notar que los ojos de la primera mujer se fijan discretamente sobre la segunda, escrutando su pose y la complexión de su rostro. No encuentra la manera de procesar la curiosa sensación que experimenta ahora: tiene celos, pues se siente menos atractiva que su acompañante. Sabe que ambas son de la misma edad, pero no logra entender qué es lo que tiene su visitante que la hace ver a ella menos atractiva, en comparación.

Quien porta el vestido azul es la Reina Elizabeth II del Reino Unido; su acompañante es la ex-Primera Dama de los Estados Unidos, Jacqueline Kennedy, quien profesionalizó el acto de convertirse en el centro de las miradas. Este recorrido por el palacio es parte de la visita de John F. Kennedy a Londres, en junio de 1961, después de haber estado en otros países de Europa durante su tour oficial por el continente.

The Crown

La escena, finalmente, pertenece a un episodio de la más reciente temporada de la serie The Crown, que Netflix tiene en su catálogo de producciones originales. Una ficción televisiva (si es que el adjetivo todavía es válido) que el gigante del streaming ha logrado posicionar en todos los países donde está presente su servicio, con un éxito comercial y de la crítica sin precedentes.

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El buen recibimiento internacional de la serie está íntimamente ligado a la representación que hace de su protagonista. No tenemos frente a nosotros a la depositaria de la corona británica, sino a una mujer en sus treintas –tímida por naturaleza y de inteligencia modesta, pero sagaz y perceptiva­–, desempeñando una tarea extraordinaria, que automáticamente la convierte en una de las figuras públicas más reconocibles (y fotografiadas) en el mundo. Y es que resulta difícil ponerse en los zapatos de un jefe de estado, pero qué fácil es identificarse con alguien que muestra sus inseguridades y se cuestiona su relevancia. La serie hace sobre su protagonista un retrato redondo y emocionante.

La historia vende

Apenas en enero de 2018, el sitio Deadline reportó que Netflix terminó el cuarto trimestre de 2017 con un incremento de 8.3 millones de suscriptores, siendo este el mejor cierre de su historia, además de superar los pronósticos de la compañía. Reed Hastings, su presidente ejecutivo, le adjudica el mérito a sus producciones originales y los premios recibidos por estas, lo que contribuye a aumentar su interés y acrecentar las expectativas con cada nueva temporada.

Pero The Crown es apenas un ejemplo del auge reciente que tienen las series de corte histórico, que han encontrado numerosos adeptos allá donde se producen. En 2012, Televisión Española (TVE) comenzó las transmisiones de “Isabel”, una serie cuya protagonista es la reina Isabel I de Castilla y que concluyó su emisión con la tercera temporada, en 2014, rompiendo récords de audiencia en España (y dando lugar a un spin-off). En 2015, la BBC se anotaba un premio Peabody con la brutal miniserie sobre Thomas Cromwell, Wolf Hall, basada en la novela de Hilary Mantel que fue ganadora, a su vez, del prestigioso Premio Booker a lo mejor de las letras en inglés. Ambas, retratos soberbios de la época que narran y que además beben de la política contemporánea de su país de origen.

Otro ejemplo

Canal Plus, por su parte, haría lo propio con el estreno de Versailles en 2015, regalándonos un suntuoso vistazo al reinado de Luis XIV y su corte. Esta producción franco-canadiense, que terminará con su tercera temporada, no reparó en presupuesto y logró la renovación incluso antes de su estreno. La importancia que le otorga, tanto a sus personajes como a la locación y contexto en que se desarrolla, transmite esa sensación de apropiación histórica que le impide estancarse en el melodrama de época.

Pero no todo se queda en los monarcas. En 2013, la televisión pública en Suecia mantuvo a dicho país teorizando con En Pilgrims Död (“La Muerte de un Peregrino”), una miniserie que con sólo cuatro episodios de una hora y numerosos flashbacks, recrea la investigación detrás de uno de los magnicidios más sonados en la historia reciente, el del primer ministro Olof Palme en 1986. Con una estética noir y guiones de precisión milimétrica, encontrar al culpable del asesinato se vuelve menos relevante que la interesante exploración que realiza sobre la política sueca y los laberintos burocráticos detrás de un acontecimiento como este.

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El melodrama mexicano

Como espectadores, estamos ávidos de buenas ficciones y es innegable el atractivo que tiene la historia para este tipo de contenidos audiovisuales. No obstante, parece que en México nos hemos quedado cortos. La producción de series en nuestro país, sean o no de corte histórico, es reciente; todavía siguen perfeccionándose los métodos de producción a gran escala. Un ejemplo es el hecho de que los contratos de quienes trabajan en este tipo de producciones (principalmente el reparto) no permiten retenerlos por más de una temporada, lo que dificulta la continuidad. El financiamiento sigue siendo el gran problema.

Pero, paulatinamente, van corrigiéndose situaciones como esta y se les van otorgando espacios a los creadores interesados en producir historias por entregas, hechas para la televisión (o para los servicios de streaming). Y si no se les otorgan, los propios creadores encuentran sus canales de distribución.

La producción audiovisual

Sin embargo, sería ingenuo no apuntar que tenemos antecedentes importantes en la producción audiovisual de historias cuya trama gira alrededor de eventos históricos nacionales. Desde 1962, el productor Ernesto Ramírez Alonso iniciaría con “Telesistema Mexicano” (más tarde “Televisa”) una serie de telenovelas cuyos tópicos específicos fueron tan diversos como la biografía de Sor Juana Inés de la Cruz (con una telenovela homónima, en 1962); las leyendas coloniales (“Las Momias de Guanajuato”, 1962); la independencia (“Los Caudillos” en 1968 y “La Antorcha Encendida” en 1996);  la guerra de reforma y la intervención francesa, o el segundo imperio, según se le mire (“El Carruaje”, 1972); el porfiriato (“El Vuelo del Águila”, 1994) y la revolución (“Senda de Gloria”, 1987).

Por la llamada «historia de bronce»

Todas ellas enmarcadas en una tendencia que consistió en “articular periodos históricos con sus personajes destacados, narrados paralelamente a tramas de telenovela normal”, como señala Adrien Charlois (2011)[1]. Es decir, buscando que el público al que estaban dirigidas se sintiera identificado con una historia típica del melodrama mexicano, pero ambientada en periodos históricos relevantes. En su artículo, Charlois apunta (citando a María de los Ángeles Rodríguez Cadena[2]) que las telenovelas de este tipo “toman el rol metafórico de narrador primitivo que cuenta historias épicas sobre los orígenes, los valores, los héroes y dioses, los ideales de romance, las batallas del bien contra el mal, la creación y obediencia de las leyes”.

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Es decir, se crean historias que transitan por la llamada “historia de bronce”, emanada del discurso oficial, cuya ambición es tanto la propaganda como el contribuir a la historiografía del periodo que retratan. Al ser patrocinadas por el gobierno en turno, muchas de ellas terminaron siendo producciones “a modo” que siguieron una línea institucional claramente delimitada.

Siguiendo con lo anterior, si en los noventa se rescataron los aspectos positivos del presidencialismo o la figura del “dictador benevolente”, una vez que el Partido Revolucionario Institucional dejó el poder, por ejemplo, las series realizadas en nuestro país durante los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución –estando el PRI en la oposición durante esos años–­, reorientaron su discurso para poner mayor énfasis en los valores revolucionarios y dramatizaron la lucha contra la tiranía del gobierno, hasta llegar a niveles apoteósicos.

México serializado

En los últimos años, el Canal Once del Instituto Politécnico Nacional ha dado pasos hacia la apertura de contenidos con estas temáticas. “Los Minondo” (2010), si bien sigue un patrón narrativo similar a las telenovelas de Ernesto Alonso, se aleja considerablemente del discurso oficialista. “Juana Inés” (2016), por su parte, planteó un arriesgado drama sobre Sor Juana Inés de la Cruz que incorporó múltiples posturas sobre su vida y obra, al tiempo que abordó de frente muchos de los tabús que rodean su figura, como la naturaleza de su relación con la Virreina Leonor Carreto de Toledo. Otro retrato redondo.

La célebre directora Guita Schyfter, construyó en 2014 un apasionado biopic de Melchor Ocampo que lo muestra como uno de los forjadores del México de la Reforma, pero también como un hombre de profundas contradicciones. Si bien primero surgió como una película (bajo el título de “Huérfanos”), la  también productora decidió editar el metraje existente y todas las escenas descartadas, hasta componer una miniserie de cuatro episodios que eventualmente se transmitió  a través de Canal 22 con buen recibimiento. La lista puede y debe ser más larga.

De la solemnidad a la apropiación

Pero lo antes dicho no significa que las producciones de este tipo deban tomar la neutralidad como bandera, pues esto es algo que en la propia interpretación histórica no es la norma. En absoluto; las grandes historias no surgen de la tibieza o de una objetividad pura y dura, sino que se construyen a partir de una propuesta argumental que, a diferencia de las telenovelas referidas arriba, no busca ser aleccionadora.

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Uno de los grandes retos radica en mostrar nuestra vasta galería de personajes de la historia mexicana como seres de carne y hueso. En superar el miedo a “caer en lo profano” por representar a mujeres y hombres con pasiones, indecisiones y temores.  El momento en que la solemnidad le abra paso a las historias arriesgadas y concienzudas; o incluso a la sátira, sabremos que dimos el salto a un entendimiento más profundo de nuestra historia y nos permitiremos el lujo de dramatizarla e incluso de parodiarla.

¿Acaso no tenemos una historia nacional lo suficientemente convulsa como para crear buenas dramatizaciones? Si hasta la sucesión de fusilamientos, emboscadas y los derrocamientos del presidente en turno, durante el periodo revolucionario, son suficientes para rivalizar con HBO y su juego de traiciones con dragones. ¿Por qué no?

La literatura inagotable

La literatura, fuente inagotable de historias, tiene entre sus mejores exponentes a Nellie Campobello y Mariano Azuela, por citar dos célebres ejemplos de la literatura revolucionaria, quienes con sus magníficas “Cartucho” y “Los de Abajo”, contribuirían a darle el protagonismo a aquellos a quienes la historia parece haber desheredado.  A los soldados que sirvieron de carne de cañón o a las niñas atrapadas en el conflicto. Y dando el salto al México posrevolucionario, imaginemos una serie basada en “Los Relámpagos de Agosto” de Jorge Ibargüengoitia. Estaríamos del otro lado.

Los temas, como las épocas retratables, son infinitos. El sentir la Historia como propia le aporta más a nuestra memoria colectiva, que la idolatría de figuras inmaculadas, emanadas de la llamada “historia de bronce”. La ficción es un vehículo privilegiado que ayuda en la formulación de interrogantes sobre nuestro pasado; a la vez que nos recuerda las lecciones que no deben olvidarse. Con todo y sus libertades creativas necesarias, es vital para el resguardo de la memoria, en tanto que refleja, también, los valores e interpretaciones de la época en que fue ideada. Esperemos que no falte tanto para “la gran serie histórica” mexicana. ¿No nos la merecemos ya?

Cristian J. Vargas Díaz es licenciado  en  Relaciones  Internacionales  por  la  Universidad  de  Guadalajara,  e  “intrigoso” como  consecuencia.  Les  debe  a  Ray  Bradbury,  Juan  Rulfo  y  Thomas  Mann  su  gusto  por  la  literatura  y  su  vejez  prematura.  Cinéfilo  y  “seriéfago”  enfermizo,  sigue  aprendiendo  a  escribir.

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Fuentes

[1] Charlois Allende, A. (2011). De la Historia de la telenovela a la telenovela histórica. Las características del formato de la telenovela a través del desarrollo de la industria televisiva. Revista Folios (No. 26), editada por la Universidad de Antioquia. Pp. 129 – 150.

[2] Op. cit. Pp. 145.

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¿Quieres ir al CINE GRATIS? ¡ZIMA y Siker, invitan!

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Si quieres ganarte un pase cuádruple para asistir a la premier de una de las películas más divertidas del año, lee con atención esta nota.

Te invitamos a ser uno de los ganadores de un pase cuádruple para que lleves a tus hijos, hijas, sobrinos, sobrinas, al cine este domingo 5 de mayo, a las 12:00 horas. 

La película que se proyectará es “Una Jungla de Locura 2”, dirigida por Laurent Bru, Yannick Moulin y Benoît Somville.

Ahora, Maurice y sus amigos deberán salvar la selva de un misterioso supervillano que cubrió las plantas con una espuma rosa tóxica que explota al contacto con el agua.

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Si nos sigues y eres la persona seleccionada recibirás tu pase cuádruple. ¡Mucho éxito! 

Los ganadores se darán a conocer este sábado 4 de mayo, a las 19:00 horas. 

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Cine

Cinco buenas películas hispanas y sus fallidas versiones en inglés

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Los escritores de Hollywood se caracterizan por buscar historias frescas para sorprender al público; ya sea hechos reales o libros que son adaptados para la pantalla grande. Pero a veces los guionistas se toman ideas de otros lados para las nuevas cintas. Su inspiración puede venir del extranjero, de películas con gran éxito en sus países de origen y por esa razón realizan remakes; adaptando la historia a un contexto más acorde a su país. Estas son cinco cintas latinoamericanas y españolas que tienen su versión en Estados Unidos.

Elsa y Fred

Esta cinta argentina, de 2005, fue dirigida por Marcos Carnevale. Protagonizada por China Zorrilla y Manuel Alexandre. Narra la vida de un viudo, Alfredo, que se acaba de mudar a su nuevo departamento y conoce a su vecina Elsa. Una mujer divertida que no se toma la vida muy en serio y le ensañará a gozar cada momento. La versión de Estados Unidos se estrenó en 2014, con el mismo nombre y la misma historia de amor, protagonizada por Christopher Plummer y Shirley MacLaine, dirigida por Michael Radford. La versión argentina es superior porque no cae en el melodrama excesivo y en la teoría que les gusta a las películas Hollywood.

Foto: Película Elsa y Fred

El Secreto de sus ojos

Película argentina de 2009, dirigida por Juan José Campanella, protagonizada por Ricardo Darín y Soledad Villamil. El ex oficial de juzgado Benjamín Espósito, ahora que se ha jubilado y ha decidido escribir una novela del caso que nunca pudo resolver y aún lo atormenta. Los recuerdos no solo del crimen volverán a él sino también de la mujer que amó en secreto. Esta cinta ganó el Oscar a Mejor Película de Habla No Inglesa. La versión de Estados Unidos fue protagonizada por Julia Roberts, Nicole Kidman y Chiwetel Ejiofor. Fue dirigida por Billy Ray. Se llamó Secret in Their Eyes. El guion quedó igual en la historia de amor, pero no en cuanto al asesinato, donde la que muere es la hija del personaje interpretado por Roberts, lo cual sólo logró una película mediocre que perdió la esencia original.

Foto: Película Abre los ojos

Abre los ojos

El largometraje español de 1997, fue dirigida por Alejandro Amenábar; protagonizada por Eduardo Noriega y Penélope Cruz.  Narra la historia de César, un hombre atractivo que heredó una gran fortuna de sus padres, y vive de fiesta todo el tiempo hasta que en una conoce a Sofía, de la cual se enamora, pero a la mañana siguiente su ex amante Nuria, se suicida provocando un accidente de auto, donde él es involucrado. Ésta es una de las mejores películas del director chileno y la que le abrió las puertas de Hollywood, ya que Tom Cruise compró los derechos para hacer una versión estadunidense que se llamó Vanilla Sky (2001), donde Penélope repitió su papel. A pesar de contar no solo con la misma actriz y también dirigida por el mismo director, Cruise no logra el dramatismo necesario que si logra Noriega. Los efectos especiales son mejores más no así la cinta, el error radica en que dejó su sentido de ser un thriller y se volvió una película romántica.

Foto: Película 9 Reynas

9 Reinas

Cinta argentina de 2000, dirigida por Fabián Bielinsky, protagonizada por Ricardo Darín y Gastón Pauls. La película narra la historia de dos estafadores. Un veterano y su joven aprendiz, que son contratados para un trabajo que les permitirá hacerse de una buena suma de dinero. Vender unas estampillas falsas a un coleccionista. La versión estadounidense se llamó Criminal y se estrenó en el 2004. Conserva la esencia de la historia, pero en vez de estampillas es un billete antiguo. Cuenta con la actuación de John C. Reilly, Diego Luna y Maggie Gyllenhaal, es dirigida por Gregory Jacobs. Fue producida por George Clooney y Steven Soderbergh, pese al talento y el presupuesto, es una cinta fácilmente olvidable.

Rec

Largometraje español de 2007, dirigida por Jaume Balagueró y Paco Plaza Protagonizada por Manuela Velasco; narra como una reportera acompaña a un grupo de bomberos a rescatar a una anciana que se ha quedado atrapada en su departamento. Quedando atrapados en un edificio infectado por un extraño virus y sin la posibilidad de escapar. Debido al éxito de esta cinta se realizó casi de manera inmediata un remake en EU, fiel a la historia de la cinta original que se llamó Quarantine. Se estrenó en el 2008 y tuvo una gran aceptación.

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¿Quieres ir al CINE GRATIS? ¡ZIMA y Siker, invitan!

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Si quieres ganarte un pase doble para asistir a la premier, de una de las películas más polémicas del año, lee con atención esta nota.

Te invitamos a ser uno de los cinco ganadores de un pase doble para la premier de “El Secuestro del Papa”, dirigida por el italiano Marco Bellocchio, que se llevará a cabo este lunes 15 de abril, a las 20:00 horas.

Ambientada en Bolonia, en 1858, los soldados del Papa secuestran un niño de siete años, Edgardo, hijo de la familia Mortara. 

La cinta muestra la lucha de estos padres que harán todo lo posible por recuperar a su hijo de las garras de este perverso líder de la Iglesia Católica.

“Es un melodrama en toda regla con la vehemencia apasionada de Victor Hugo o Charles Dickens, que deja al descubierto un feo episodio formativo de la Iglesia católica europea”, escribió The Guardian.

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El Secuestro del Papa estuvo nominada a la Mejor Película del Festival de Cannes.

Ahora bien… ¿cómo puedes ganarte un pase doble para la premier de “El Secuestro del Papa”?

Fácil, dale “seguir” y “me gusta” a nuestras cuentas de Facebook, Instagram y X, y etiqueta en los comentarios de la publicación de Facebook a la persona con quien te gustaría ver la película. 

Si nos sigues en las tres redes y eres la persona seleccionada recibirás tu pase doble. ¡Mucho éxito! 

Los ganadores se darán a conocer este domingo 14 de abril, a las 19:00 horas. 

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