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Tres hermosos templos de Guadalajara que quizá no conoces
Hablemos de la arquitectura religiosa de Guadalajara.
Los templos son también imagen de la Ciudad, la Catedral Metropolitana, el Santuario de la Virgen de Guadalupe, el Expiatorio o la Basílica de Zapopan, por mencionar algunos, los más reconocidos entre los tapatíos y los turistas que visitan la Ciudad, pero hay otros que son también bellos o curiosos y no tienen la misma atracción, te presentamos tres que pasan desapercibidos, pero bien vale la pena verlos a detalle.
Templo de Nuestra Señora del Rosario
Si bien el Expiatorio es la obra cumbre en Guadalajara del estilo neogótico, el templo de Nuestra Señora del Rosario no se queda atrás. Su construcción inició en 1938 y concluyó en 1962. Ubicado en la colonia El Retiro, en su fachada se cuenta la historia del nacimiento de Cristo, pero acompañado por 56 figuras de ángeles vestidos de charros y chinas poblanas. Es conocido como el templo del Padre Galván. Se encuentra sobre la calle Hospital 28. Como no es una zona con atractivo turístico, se tiene que llegar ahí específicamente para verlo.
Templo de San José de Gracia
En 1858 se libró una batalla entre Liberales y Conservadores en la Guerra de Reforma, lo que provocó la destrucción casi por completo del Templo de Santo Domingo, donde ahora se encuentra el Templo de San José. Con la desaparición de aquel templo se decidió dar un nuevo inmueble, en 1880 comenzó su construcción y terminó en 1890. Sin embargo, al estar a un par de calles de la Catedral Metropolitana y otro par del Santuario de la Virgen de Guadalupe, su belleza pasa desapercibida. Además que su frente se encuentra sobre la calle Reforma y no por avenida Alcalde, lo que también resta un poco de vista a los que pasean por esta zona.
Templo de San Francisco de Sales
Pequeño, pero muy bonito, este templo se encuentra en el corazón de la colonia Americana. Conocido como el templo de San Francisquito, su historia se remonta a 1941, cuando comenzó su edificación. Según el registro del Arzobispado de Guadalajara fue el 8 de diciembre de aquel año con el terreno cedido por la señora Catarina Orozco Viuda de Hernández y terminado por los Frailes Salesianos. Su arquitectura simple, pero bella se debe a Juan Palomar. Al ser pequeño puedes pasar por ahí sin notar su presencia, pero vale la pena hacerlo a pie y fijar la vista en sus gárgolas. Se encuentra sobre la calle López Cotilla a media cuadra del Consulado de Estados Unidos.