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Opinión

La era del narco en México

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Como han cambiado aquellos días en los que nuestros padres sin preocupación alguna dejaban que saliéramos a jugar a la calle y anduviéramos en transporte público por la Ciudad. Qué lejos han quedado esos tiempos donde en pequeñas ciudades todos se conocían y se oían las carcajadas de los niños hasta altas horas de la noche.

Corría el año de 1985 cuando se desató el narco en México[1]. Para aquellos momentos los líderes eran Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo y Miguel Ángel Félix Gallardo (Cartel de Guadalajara). Tenían dominio y control sobre autoridades gubernamentales para ejercer el oficio que tantos millones de pesos o dólares les generaba.

En el pasado, estas personalidades solían realizar sus actividades de manera discreta, no existía el internet y no había tantos medios de comunicación. Se dedicaban a lo que se “tenían” que dedicar, nadie se metían con ellos y ellos no se meterían con nadie. Ingresar a las filas de esos grupos no era difícil pero tampoco era algo que se deseara. El peligro siempre ha sido inminente para quien se dedica a ello.

El dinero se notaba, no se escondía. Se sabía quién se dedicaba a ello porque era notorio, no se podía ocultar, pero tampoco se presumía. No es algo que ellos quisieran estar pregonando, pero siempre se busca algo de reconocimiento. Entonces, siempre habría alguna fiesta, algún evento o algún lujo excéntrico donde pudiera notarse ese poder económico. Y eso, eso se conocía por parte de la población porque se vivía.

Entrados en el año 2000, ya se escuchaba fuertemente el nombre de “El Chapo”, se sabía quién era, qué hacía y dónde operaba. Ya se sentía ese ambiente pesado en la perla tapatía. Se tenía que tener más cuidado de a donde salir y con quien ir.

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El narcotráfico en México ha sido y al parecer sigue siendo un negocio muy fuerte en este país. Datos recolectados en el año 2009[2] especifican que medio millón de personas trabajaban para este lucrativo negocio, entre gatilleros, cosechadores de marihuana, ‘cocineros’ (los que producen las anfetaminas), transportistas, etc. Para darnos una idea, este rubro superó la derrama económica que dejaron los turistas en aquel año.  Así es, el narcotráfico es grande y fuerte en este país.

Lo más doloroso de este negocio es que en casi en todos los casos no es exclusivo y sus integrantes añaden otro tipo de actividades criminales como lo son el “derecho de piso”, secuestros, tráfico de persona y migrantes[3]. “Ampliar” el negocio se debió a la famosa “guerra contra el narcotráfico” del sexenio 2006 al 2012. Los carteles dejaron de tener ingresos por su rubro principal, ya que fueron apagados por el gobierno en curso, por lo que decidieron dedicarse a otros negocios.

Año 2018, la inseguridad ha crecido exponencialmente, seguimos con las mismas problemáticas que ha traído el narco en México. Nada ha mejorado, por lo contrario, hoy en día debemos tener mucho cuidado al salir a las calles, vivimos en cotos privados con vigilancia 24 horas y los niños ya no juegan en las calles.

El dato más curioso de ésta época es que tenemos internet y Netflix, quienes se han encargado de reproducir series de “Narcos” donde podemos ver capitulo a capitulo como se han formado y de donde han salido los líderes del narcotráfico en México, añadiendo por supuesto, historias amorosas. Los ídolos de estos tiempos son los actores que los representan. Qué paradoja es el ser fan de un personaje que pudo haberte hecho mal en algún momento. 

Al parecer en México ya tenemos muy asimilado vivir este “mal”. Nos hemos acostumbrado a saber quiénes son, sus historias, como vivieron y hasta como sufrieron. Así también parecen ya normales los niveles de delincuencia e inseguridad a los que nos han sometido estos grupos. Ayer fue “el Chapo”, hoy es “el Mencho”, mañana ¿quién será? Otro más que surgirá con su propia historia y hasta con su propia serie.

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¿Será que algún día podremos cambiar? ¿Llegará algún momento en este país en que digamos “basta” y no aceptar más estos maltratos de mexicanos contra mexicanos? ¿Volveremos a ver niños jugando en las calles?

México sí puede cambiar pero aún no quiere. Aún no quiere.

[1] https://www.excelsior.com.mx/nacional/2013/08/10/913019

[2] https://expansion.mx/expansion/2009/07/17/narco-sa

[3] https://revistadigital.sre.gob.mx/images/stories/numeros/n97/hurtadogarcia.pdf

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Evelyn Villanueva Macdonel. Estudió Negocios Internacionales en Guadalajara y es maestra en Economía en Italia. Apasionada por México, sus tradiciones y cultura. Emprendedora, empresaria y desarrolladora de nuevos proyectos. En la actualidad se desempeña en el LID como investigadora en temas de desigualdad socioeconómica.

 

 

Etiquetas: Bolígrafo      Laboratorio de Innovación y Democracia

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Opinión

La donación de sangre es un acto solidario y altruista: entre la vida y la muerte

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El Día Mundial del Donante de Sangre fue el pasado 14 de junio, como ocupantes de lo público, comprometidos con informar y concienciar a la sociedad, es imperativo sumarnos a difundir la importancia de la donación de sangre.

La sangre, a manera de recordatorio, es ese líquido vital que transporta oxígeno y nutrientes a todas las células de nuestro organismo, desempeña un papel crucial en la lucha contra las infecciones y la coagulación de la sangre. Por eso es fundamental destacar la necesidad constante de transfusiones sanguíneas para seguir salvando vidas.

Según datos de fuentes oficiales, cada año se requieren aproximadamente 130 millones de donaciones de sangre a nivel global para atender las necesidades de salud de la población. Sin embargo, es preocupante que solo el 1% de la población mundial done sangre de forma regular, lo que genera una escasez de sangre segura en muchos países.

En México, la situación no es diferente, ya que se estima que se necesitan 4.5 millones de donaciones de sangre al año, pero solo se obtienen alrededor de 1.8 millones.

Desde accidentes y traumas hasta enfermedades de la sangre y partos complicados, las transfusiones de sangre son esenciales para tratar una variedad de condiciones médicas.

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En México, los accidentes de tránsito son la principal causa de muerte por traumatismo, y las transfusiones de sangre juegan un papel vital en salvar vidas de víctimas. Tan solo en 2022, las muertes por accidentes de tránsito en el país ascendieron a 15,464 personas.

El cáncer, en sus diversas manifestaciones, requiere de transfusiones de sangre regulares para su tratamiento. En 2020, en México se registraron 193 mil 129 casos nuevos de cáncer, lo que resalta aún más la importancia de contar con un suministro adecuado de sangre para atender estas necesidades. Y las enfermedades de la sangre, como la anemia falciforme, también hacen de las donaciones de sangre un salvavidas para quienes las padecen. Se estima que la prevalencia de la anemia falciforme en México es del 0.1%.

En el caso de partos complicados, las hemorragias postparto son una de las principales causas de muerte materna en México.

En 2020, la tasa de mortalidad materna en el país fue de 19.1 por cada 100 mil nacidos vivos, evidenciando la importancia de contar con un suministro adecuado de sangre para evitar estas tragedias.

Con el pasado Día Mundial del Donante de Sangre (14 de junio) es imperativo actuar y motivar a más personas a donar sangre de forma regular.

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La donación de sangre es un acto solidario y altruista que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte para muchas personas.

¡Sumémonos juntos a esta noble causa y salvemos vidas a través de la donación de sangre! Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar desde espacios más informados que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

Sobre el autor

Luis Sánchez Pérez es doctorante y maestro en Políticas y Seguridad Públicas en IEXE Universidad, abogado por la Universidad de Guadalajara. Profesor de asignatura en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Enrique Díaz de León. Investigador de medios de comunicación y participación ciudadana en el Laboratorio de Innovación Democrática. Colaborador semanal en Milenio, El Occidental y El Semanario.

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La comunicación y la semiótica en la era del votante pos-ideológico

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En el panorama político actual de nuestro País, la comunicación y la semiótica han cobrado una relevancia sin precedentes en la configuración de las decisiones electorales. Atrás quedó la época en que las ideologías tradicionales dictaban el voto, dando paso a un electorado más diverso y sensible a una amplia gama de factores.

Diversos estudios evidencian un declive en la identificación con ideologías tradicionales en América Latina. Según una encuesta realizada por Latinobarómetro 2022, solo un 14% de los encuestados se identifican como «de izquierda», mientras que un 12% se declara «de derecha». La mayoría, 74%, se ubica en posiciones intermedias o no se identifica con ninguna ideología específica.

En este contexto fragmentado, la comunicación política se ha convertido en una herramienta fundamental para conquistar el voto. Los candidatos y partidos políticos recurren a estrategias cada vez más sofisticadas para transmitir sus mensajes, utilizando desde la publicidad tradicional hasta las redes sociales y el marketing digital.

La semiótica, ciencia que estudia los signos y su significado, ofrece una valiosa herramienta para analizar la comunicación política y comprender cómo los mensajes políticos influyen en las decisiones de los votantes. Al analizar los símbolos, las metáforas y los discursos utilizados por los candidatos y partidos, podemos identificar las estrategias que emplean para construir su imagen, generar emociones y movilizar a los electores.

En las elecciones de 2018, Andrés Manuel López Obrador utilizó un discurso anti-establishment que resonó entre un electorado, impulsándolo a la victoria. Este pasado 2 de junio Claudia Sheinbaum Pardo, centro su discurso en la continuidad y el segundo piso de expresada transformación.

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Las redes sociales han transformado radicalmente el panorama de la comunicación política. Las plataformas digitales permiten a los candidatos y partidos interactuar directamente con los votantes, difundir sus mensajes de manera más rápida y eficiente, y construir relaciones más estrechas con sus bases de apoyo.

La comunicación política seguirá evolucionando a medida que las tecnologías y los hábitos de consumo de información cambian. Es probable que veamos en las próximas elecciones del 2030 un mayor uso de la inteligencia artificial, la realidad virtual y la gamificación en las campañas electorales. En la era del votante pos-ideológico, la comunicación y la semiótica son herramientas indispensables para comprender el comportamiento electoral en nuestra nación. Al analizar los mensajes políticos y las estrategias de comunicación utilizadas por los candidatos y partidos, podemos identificar los factores que influyen en las decisiones de los votantes y comprender mejor el panorama político de la región.

Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar desde espacios más informados que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

Sobre el autor

Luis Sánchez Pérez es doctorante y maestro en Políticas y Seguridad Públicas en IEXE Universidad, abogado por la Universidad de Guadalajara. Profesor de asignatura en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Enrique Díaz de León. Investigador de medios de comunicación y participación ciudadana en el Laboratorio de Innovación Democrática. Colaborador semanal en Milenio, El Occidental y El Semanario.

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Cambio climático; podemos construir un México más sostenible y resiliente

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opinión Luis Sánchez Pérez sobre cambio climático

En medio de esta ola de calor que azota a nuestro País, no puedo evitar sentir una mezcla de preocupación y frustración. Y es que, si bien las altas temperaturas siempre han sido parte de nuestro clima, lo que estamos viviendo hoy en día es algo distinto. El cambio climático, esa realidad que muchos se empeñan en negar o minimizar, se está haciendo cada vez más presente en nuestras vidas. Las olas de calor más intensas y duraderas, las sequías más prolongadas, las inundaciones más devastadoras; son solo algunos de los síntomas de esta crisis ambiental que nos amenaza a todos.

Es importante destacar que, más allá de las consecuencias perceptibles del cambio climático como el aumento de las temperaturas, existe un impacto directo en nuestra salud que no debemos subestimar. En un estudio del 5 al 11 de mayo de 2024, se reportaron 19 muertes relacionadas con la segunda ola de calor. Es alarmante observar que el 84% de estas muertes fueron causadas por golpes de calor, lo que evidencia el peligro que representa el calentamiento global para nuestra salud.

Otro dato importante a recordar del mes pasado es cuando la Organización Internacional del Trabajo reportó en abril de este año que más del 70% de la mano de obra mundial está expuesta a graves riesgos para la salud relacionados con el cambio climático, lo que equivale a más de 2,400 millones de trabajadores que pueden verse expuestos a un calor excesivo.

La economía también está sintiendo los efectos del cambio climático. Las sequías afectan las cosechas, los desastres naturales destruyen infraestructuras y las cadenas de suministro se ven interrumpidas por fenómenos climáticos extremos. El estudio de la revista Nature estima que la pérdida económica por el cambio climático al ingreso de las personas en el mundo se acerca a los 38 billones de dólares anuales para 2049 y este costo podría duplicarse para el año 2100. En los próximos 25 años el cambio climático reducirá el ingreso global un 19%, incluso en países desarrollados como Alemania y Estados Unidos que verán una disminución alrededor del 11% y de 13% en Francia.

No podemos seguir ignorando este problema. El cambio climático es una amenaza real e inminente que requiere acciones urgentes y contundentes por parte de todos. ¿Qué podemos hacer? (1) Exigir a nuestros líderes que tomen medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, invertir en energías renovables y proteger nuestros ecosistemas. (2) Elegir productos sostenibles, reducir nuestro consumo de energía y adoptar hábitos de vida más amigables con el medio ambiente. (3) Apoyar a organizaciones que trabajan para combatir el cambio climático y difundir información sobre este problema crucial.

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Si bien el panorama puede parecer desalentador, todavía hay tiempo para actuar. Si todos nos unimos y tomamos medidas responsables, podemos construir un futuro más sostenible y resiliente para las generaciones venideras. No dejemos que el cambio climático defina nuestro futuro, tomemos el control y construyamos una nación mejor para todos. Nos escuchamos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar desde espacios más informados que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

Sobre el autor

Luis Sánchez Pérez es doctorante y maestro en Políticas y Seguridad Públicas en IEXE Universidad, abogado por la Universidad de Guadalajara. Profesor de asignatura en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Enrique Díaz de León. Investigador de medios de comunicación y participación ciudadana en el Laboratorio de Innovación Democrática. Colaborador semanal en Milenio, El Occidental y El Semanario.

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