Cultura
Carlos Larracilla, un creador de muchos mundos
Carlos Larracilla…
«La obra de Carlos Larracilla es, sin duda, un referente de la plástica tapatía.»
Amante de los gatos y de una explosión bien equilibrada de color en el lienzo, el pintor tapatío tiene también un lado oscuro, el que expone en varios de sus cuadros y que se sujeta a una realidad aparte; una en la que, por ejemplo, una bella dama tenga cuerpo de jirafa.
Tal vez sean las alas; las aves como pensamientos que atormentan; la alquimia, las sábanas, el humo y la soledad asomada en unos ojos que miran al infinito. Tal vez sea el asombro, los fantasmas, la mística, el trapecio y la reunión ecléctica de pensamientos que se agolpan y luego fluyen como lava por un escenario antes inmaculado lo que se observa. Pero definir su trabajo sería meterlo en un cajón, y Larracilla es un creador de muchos mundos.
Su trayectoria
Aunque tuvo una formación académica, Carlos Larracilla es principalmente un autodidacta que comenzó pintando a los 16 años. Van Gogh, Caravaggio, Rembrandt y El Bosco, han sido su inspiración; al tiempo que él ha sido el punto de partida para la obra de algunos artistas locales que así lo reconocen.
La soledad es el complemento perfecto para llevar un sueño o la escena de un mundo paralelo a su máxima expresión. Es ahí, en la tranquilidad de su estudio, y con la luz que se cuela por las ventanas donde puede comenzar un todo aún no descubierto; donde se puede descorrer el velo de la imaginación y echar a volar las aves negras de la tortura.
Premios
Carlos Larracilla ha sido ganador del Premio Nacional de Pintura Atanasio Monroy, así como del Premio Nacional de Pintura Janssen y menciones honoríficas en Arte Joven Estatal de la Secretaría de Cultura jalisciense. Ha participado en más de 60 exposiciones individuales y colectivas. Es miembro del consejo de Intercambio Artístico Contemporáneo Internacional de New York.
Caletre Alma Reynoso