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Cultura

El irreverente señor Velázquez

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Hoy quiero hablarles del que me parece es uno de los escritores mexicanos más infravalorados, si no es que el más. Y lo entiendo. Carlos Velázquez (originario de Torreón, Coahuila), no escribe para que lo comprendan, no es para todos, y su humor negro lo aleja de ser el clásico recolector de premios.

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A todo esto de Velázquez tengo mis dudas. Sí, es que no sé si realmente hace buena literatura, es que es tan desfachatado que encasillar su estilo simplemente es imposible. Pero la verdad es que creo que si tiene algo de genialidad en su prosa, poco digerible para quienes carezcan de sentido del humor ácido, imposible de soportar de aquellos que se asustan de temas que implican drogas, alcohol y sexo, que pareciera que en una parte de la sociedad son tabú, a pesar de que estamos en pleno Siglo XXI.

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Peor aún, Velázquez utiliza esas temáticas sin pelos en la lengua, porque a final del día son parte de su desenfrenada forma de ser, pues es una persona que se refleja en lo que escribe más que ningún otro. En ocasiones sus textos me recuerdan a Bukowski, pero más enfocado en lo que es el alter ego del alcohólico escritor gringo, Velázquez es una especie de Henry Chinaski, justo así lo visualizo, frente una antigua máquina de escribir dándole duro a la tecla y creando bizarros personajes en aún más bizarras situaciones.

Sigo pensando que está infravalorado y le deberían de dar más reflectores. Aunque creo que sí se los dan podrían pasar dos cosas: que todos se den cuenta de que efectivamente es un genio y lo conviertan en un personaje de culto; o bien que se den color de que realmente no es tan bueno y fue una perdida de tiempo echarle un ojo a sus libros. Yo creo que le puede pasar la primera, pues poco a poco se ha convertido en un nombre que suena cuando se habla de la ola de la literatura del norte. Claro que no está a la par y/o altura de literatos como Élmer Mendoza, Daniel Sada, Yuri Herrera, entre otros, pero gracias a su crecimiento con la pluma, ya de menos discuten su entrada a ese olimpo de norteños pesados.

Laberinto, cuarta, libros, Carlos Velázquez

Y bueno, sí se preguntan cuál es el mentado chiste de Velázquez, o porqué vale la pena hablar de él, dejen les cuento sobre algunos de sus libros y los personajes que lo habitan. Espero se les antojen y se sumen a la campaña: Hagamos de Velázquez un personaje de culto, en una de esas nos alborotamos y lo convertimos en el Malverde de los que nos gustan los libros.

Empezaré con su compilado de cuentos, La Biblia Vaquera, que a pesar de que pareciera que te vas a topar con la historia sobre un sagrado libro que contiene a puro arremangado, alterado y al cien viejón, realmente se trata del nombre del protagonista, sí, así las cosas. La Biblia es un cuate que vive en la región ficticia de Popstock! (el libro incluye un mapa), aquí reina el corrido sobre la lógica y tiene ciudades como Moncloyork, San Pedrosburgo y Gómez Pancracio. Cualquier parecido con la realidad, es  un homenaje, no hay coincidencias con el irreverente Velázquez. La Biblia protagoniza historias que te harán reír sin parar, te van a hacer pedir más, porque quedarás prendido a un personaje que es la razón del éxito del Espanto Jr., que es un luchador diyei santero fanático religioso y en sus ratos libres la hace de pintor. Eso no es todo, el lucha con música, no le gusta hacer llaves, le gusta aventarse buenos corridos.

La Biblia evoluciona y se pone medio Country y le entra a un reallity show en el que debe quemar a máxima velocidad discos piratas, también es la piel de las botas de un cantante de corridos que le vendió al diablo una noche con su mujer; finalmente tiene la faceta medio gabacha, en donde se convierte en una gorda que tiene ganas de regresarle el deseo sexual a un compa que lo tienen en el completo olvido.

El karma de vivir al norte, una especie de documental en el que cuenta sus excesos. Sin tapujos, sin pelos en la lengua habla de lo sencillo que es conseguir droga en Torreón, hasta en el baño del estadio del equipo de futbol del Santos Laguna. Retrata como la inseguridad está en todas partes, haciendo énfasis en lo peligroso que es tomar un taxi por la noche.

Portada del libro: El karma de vivir al norte, de Carlos Velázquez.

¿No es suficiente? Deja te cuento que un día decidió crear a la marrana rosa de la literatura negra. Se trata de otro compilado de relatos que te llevan a mundos irreales, en los que predomina el absurdo, pero que no deja de impregnar esa inquietante sensación de que te estás riendo por algo estúpido, pero que pudiera ser real, un nunca sabe, uno ya no sabe nada en estos tiempos. Los personajes nuevamente son entrañables, y Velázquez no para de reflejarse. Conoceremos al gordo que ponen a bajar de peso, su dieta consiste en meterse rayas de cocaína; un chavo con sindrome de down que se supera al convertirse en tecladista de una banda de punk medio chafona. Hasta llegar con la marrana, una diva completa, que se dedica a crear grandes éxitos de novelas de literatura rosa.

Un día decidió que iba a crear una especie de autobiografía, en donde iba a hablar de sus excesos, pero también de como es realmente peligroso vivir en el norte. Que la violencia no es broma y que reinan las balas, al grado de que sobrevivir en territorio norteño es todo un deporte extremo. El karma de vivir al norte, se pone más seria, pues es un documental, eso no quita que el humor del autor está presente, lo triste es que aquí te va a dar mucha risa, pero estarás cien por ciento conciente de que son realidades que azotan a un México que de pronto se tiñe de sangre y pareciera que ya es el pan de cada día, que estamos acostumbrados a hablar de balaceras y muertos.

Me parece que es un libro fundamental de la literatura mexicana, no me voy a manchar y decir que es un clásico y pónganlo con José Emilio Pacheco y Carlos Fuentes, no, pues insisto es diferente. Eso no le quita que es material de culto, que vale la pena darle una leída y tomar las cosas con humor, para que vean que se siente medio feo.

Velázquez protagoniza una historia que implica drogas, sexo, levantotes en taxis a media noche, comercio de estupefacientes en el baño de la porra del Santos Laguna en el viejo estadio Corona, el fut se ve más chido entrado, asegura, eso no quita que es irreal que en plena luz del día las drogas están al alcance. Más allá de los momentos hilarantes que entrega, también se pone serio al hablar de lo complicado que es intentar alejar a su hija de la barbarie que se vive en el norte. Imágenes que resultan inquietantes, como cuando se sube a un tren en el que va rodeado de puro criminal pesado, lo angustiante que es llevar a su hija dormida en el regazo, mientras el taxista que maneja lo viene extorsionando, se topa a un díler que está fornicando en la oficina en la que despacha a sus clientes, historias que parecen inverosímiles, pero que en ese México del norte son más que reales. Un angustiante documental que de verdad te va a hacer reflexionar y a la par disfrutar del retorcido humor que maneja el coahuilense autor.

Finalmente, acaba de sacar este año su nuevo trabajo, otro compilado de cuentos que está de no mames. Perdón por el francés, pero no hay otra forma de describir lo divertido que es La efeba salvaje. Aquí nos presenta a un drogadicto decadente que le gustan las punks, pero acaba enamorándose de una nazi y terminan teniendo una relación muy enferma. Un hombre macho de familia recalcitrante, que un día pierde su jale en la cervecera, no le queda más que dedicarse a vender polvos mágicos (tipo Omnilife, Herbalife), que disque para adelgazar. El problema es que a la par sospecha que su esposa sostiene un romance con el vecino que les surte las malteadas.

Conoceremos a la efeba salvaje, una conductora de televisión (bien buena), que n día deja de dar el clima para irse a hablar de deportes. Se quiere hacer la chida y se prepara leyendo a Villoro y Valdano, el problema es que su nuevo jefe es un comentarista de la vieja escuela que muchos piensan se alimenta de sangre humana para seguir siendo joven. Uno más nos habla de como el temer a la muerte es causante de la perdida del apetito sexual, cerrando con un sorprendente relato de misterio, suspenso y terror, muy diferente a lo acostumbrado, aquí no hay humor, hay seriedad al cien por cien. Sumamente disfrutable, cabe destacar.

Denle chance pues a Carlos Velázquez, comencemos a erguir y construir su leyenda, que sea un personaje de culto bien chido, que se le valore y se le dé su lugar como uno de esos escritores actuales mexicanos que de verdad vale la pena leer, que si bien su prosa está medio mamarracha e insisto que no cualquiera se lo va a tragar, es momento de dejar de aplaudir a los viejos y recibir a los nuevos valores que se publican. Denle chance a ese norteño, y sigamos dándole fama para que mantenga su desenfrenado estilo de vida, nuestra recompensa serán nuevos relatos que leer.

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Cultura

El arte tiene la capacidad de sanar: Ismael Vargas

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Ismael Vargas
La exposición La vida: Tiempo codificado, del artista Ismael Vargas, reúne 25 obras de distintas etapas del artista. Foto: Siker / Juan Carlos Sagredo.

Con 60 años de carrera sobre sus hombros, el maestro Ismael Vargas aún se emociona con la idea de inspirar a otras y otros —los más jóvenes, principalmente— a replantearse el mundo que los rodea a partir de la contemplación y el contacto con el arte.

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“Tengo la esperanza de que el arte sea capaz de distraerlos. O sea, tengo la ilusión de poder rescatar su atención”, dice en entrevista exclusiva para Siker.

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Con ese propósito, el destacado pintor tapatío se embarcó en la preparación de una exposición retrospectiva, titulada La vida: Tiempo codificado en la que reunirá 25 obras realizadas en distintos momentos de su trayectoria como artista, y que será exhibida en la Universidad Panamericana Campus Guadalajara a partir del próximo martes 4 de noviembre.

Nacido en 1947 —cineasta, escritor, pintor y escultor—, Ismael Vargas encontró su vocación a los 13 años de edad, enamorado de las pinturas que se imprimían en las cajetillas de los cerillos con que su madre encendía la estufa.

Con la certeza inequívoca de que la pintura era el camino natural que le trazaba la vida, plasmó desde sus primeros lienzos las acumulaciones de objetos que atiborraban los puestos del mercado San Juan de Dios que visitaba de niño.

Sus obras están llenas de pequeñas palomas de barro, muñecas de cartón, trompos, canicas, mariposas y carritos de madera; acumulados de forma obsesiva como se acumulan las plegarias en las capillas o los Om en los monasterios. Una especie de vibración pictórica.

“Es una especie de mantra (…) Es una vibración. Cada vez que yo hago un cuadro, trato de que vibre”, dice y luego sostiene: “Ahora te puedo decir, 60 años después, que he comprobado que el arte tiene la capacidad de sanar a través de la contemplación”. 


Iniciaste tu carrera a los 13 años, ¿cómo comenzó todo?

Por frustración. Yo quería ser torero. Y cuando me enfrenté a un becerro, salí corriendo, y supe que me gustaba ver los toros desde la barrera. Luego quise ser cantante de ópera y no canto ni las de Cri-Cri. Por entonces, tenía tiempo de coleccionar y recortar las portadas de los cerillos Clásicos de Lujo que traían reproducciones de pinturas. Y yo no tenía libros de arte, pero hice una especie de libro de arte al pegar todas estas cartitas en un cuaderno. Y entonces, le pregunté a mi papá que qué era eso, y me dijo: es un bastidor en donde se monta una tela y con pinceles y colores se pinta lo que tú quieras. Eso me pareció magnífico. Y le dije: ¿me ayuda a intentar hacer uno? Y me dijo: sí, hagámoslo. Entonces hicimos un bastidor, con un costal de azúcar, lo abrimos, y eso fue lo que montamos.

¿Y qué pintaste?

Bueno, la ignorancia es atrevida. Copié nada menos que Santa Ana, la Virgen y el Niño (de Leonardo da Vinci). Fue maravilloso; al estarlo haciendo, durante el tiempo que duré haciéndolo, me pareció mágico. Era indescriptible la sensación que estaba viviendo. No solo en el acto, sino después del acto de pintar, todo el tiempo que estuviese en contacto con la obra.

¿Qué te ocurría? ¿Una especie de abstracción del mundo?

No. Al contrario, al contrario. Era la sensación de sentirme integrado, yo que siempre me sentí desintegrado del mundo. Me sentía parte del universo cuando me ponía a pintar. Y entonces, simplemente dije: yo quiero hacer eso.

Claro, inmediatamente después, porque tengo ese carácter, pensé: ¿pero yo qué voy a hacer? Ya existe Leonardo da Vinci, Rembrandt, Van Gogh… Todos los artistas que admiro. ¿Y yo qué? Afortunadamente, una voz interior me dijo: No vas a competir, no son las olimpiadas. El arte no es saber quién llega primero o quién puede más, sino es hablar de las cosas que emocionan. Ninguno de ellos nació en una vecindad, cerca del mercado San Juan de Dios, como tú. Y entonces, eso me dio la base de mi trabajo.

¿Tu entorno? ¿Tu contexto específico?

Sí. Mi trabajo es la acumulación, tanto de la fruta, de las máscaras, de las muñecas de cartón, así, como en los mercados, que todo lo hacen en rumas. Yo no pinto una manzana ni un cántaro, sino miles. Y esa fue mi solución para trabajar.

Han pasado décadas y te ha tocado ver periodos muy interesantes de México y el mundo. ¿Hay algún periodo en el que estuvieras desarrollando tu obra y te sintieras especialmente interesado?

No, siempre he ido desfasado en el tiempo. Yo no voy con el tiempo en que vivo. Mi interés es hacer algo que te emocione y que te haga sentir bien cuando lo ves, nada más. Yo no tengo mensajes que mandar ni mucho menos mensajes políticos. Es simplemente hacer un jardín y mostrártelo para que lo contemples.

¿Se trata solo de la contemplación?

Sí. Ahora te puedo decir, 60 años después, que he comprobado que el arte tiene la capacidad de sanar a través de la contemplación.

¿Cómo exactamente?

Pues, contemplar una obra puede transformarte. Transformar tu estado de ánimo de manera que tus defensas te protejan de una enfermedad o te eliminen un malestar. No estoy hablando de medicina. Estoy hablando del alma y de las emociones, pero es físico también, es físico. Tu sistema inmunológico se fortalece al ver algo que te emociona. Por lo tanto, te alivia.

Tu obra es particularmente bella, colorida, alegre…


Obsesiva. Es una especie de mantra. Esa es la otra parte que cura. Es una vibración. Cada vez que yo hago un cuadro, trato de que vibre. Y nosotros somos vibración, nosotros somos polvo de estrellas. Las plantas son polvo de estrellas, las piedras son polvo de estrellas. Lo que nos diferencia es la vibración. Vibramos a diferentes velocidades y por eso las plantas son como son y nosotros como somos.


Cuando una obra es oscura o violenta, ¿actúa a la inversa?

No, no, no. También puede ser sanadora. La imagen no tiene que ver con lo que a ti te sucede. Es un espejo. Depende del espectador. No es importante lo que nos sucede, sino lo que hacemos con lo que nos sucede. Yo, por las características de mi educación y mi contexto, podría ser un asesino. Tengo el derecho de matar. Pero, preferí hacer un jardín.

Tienes una nueva exposición en puerta. ¿Cómo nació el proyecto?

Por una invitación de la Universidad Panamericana que está interesada en abrir un ala de la universidad para el arte. Me preguntaron que si me gustaría participar en una exposición y acepté.

¿Por qué te gustó la idea?

Por el contacto con la juventud, que no va a las galerías. Entonces, pues, si la montaña no viene a mí, yo voy a la montaña.

¿Cuál es el concepto de la exposición?

Es una especie de retrospectiva porque son piezas de distintas épocas: papeles, óleos, esculturas, todas las técnicas que he trabajado. Obras desde el (año) 72’ hasta obras contemporáneas, hechas el mes pasado. 


Vamos a ver una línea de tiempo de 60 años de carrera…

Sí. Sesenta y dos años de carrera. Van a hacer falta algunas obras, de una etapa en que trabajaba piezas gigantescas.

¿Qué pasó con esas obras? He visto algunas y son impresionantes.


Tengo algunas, pero no hay espacio para exponerlas. Son obras monumentales de 12 metros.

Hablemos de los tiempos que corren. Me decías que los chicos no van a las galerías. Fue justamente eso lo que te interesó de esta nueva exposición; poder acercarte a los jóvenes con tu obra.

Sí, porque tengo la esperanza de que el arte sea capaz de distraerlos. O sea, tengo la ilusión de poder rescatar su atención.
Claro que está terrible, porque hace muchos años que nos están destruyendo, nos han hecho indiferentes, nos han estupidizado. Y si algo es importante es la curiosidad. Para que tú inventes un avión, tienes que tener la curiosidad de saber hacerlo que vuele y que no se te caiga.
En este caso, no me interesa que sean pintores. Lo que me interesa es que vean otra opción del mundo. Si una obra mía despierta su creatividad en el terreno que sea… a lo mejor no van a pintar, si no, van a manejar un aparato digital maravilloso que va a hacer algo holístico, qué sé yo.

Ese tipo de cosas ocurren con el arte…

Así es, exacto. En eso creo.

¿Hay planes a futuro con la exposición?

Sí, parece que estará en la Universidad (Panamericana Campus Guadalajara) hasta diciembre, y después se la van a llevar a la Ciudad de México y a algunos otros lugares. 


¿Eso te emociona?

Sí. Por lo mismo. No me importa que no esté a la venta mi obra, que no me compren. Eso nunca me ha interesado. Me interesa la posibilidad de que a algún niño, a algún joven le cambie la vida.

Ismael Vargas
El artista Ismael Vargas inaugura su exposición este martes en la Universidad Panamericana. Foto: Siker / Juan Carlos Sagredo.
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Cultura

Tendrá reestreno mundial la zarzuela El Orgullo de Jalisco en el Teatro Degollado

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zarzuela El Orgullo de Jalisco

El próximo 14 de septiembre, el Teatro Degollado será escenario del reestreno mundial de la zarzuela El Orgullo de Jalisco, del compositor español Federico Moreno Torroba, con la presencia del tenor Plácido Domingo como invitado de honor. 

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La obra vuelve a los escenarios tras 78 años de su estreno en el Teatro Arbeu de la Ciudad de México.

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La puesta en escena contará con la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera en el rol de Cristina —papel que en 1947 interpretó Pepita Embil, madre de Plácido Domingo— y con el barítono mexicano Luis Ledesma como Paco Aldana. 

Ambos artistas han desarrollado una destacada trayectoria en escenarios internacionales como el Metropolitan Opera de Nueva York, la Royal Opera House de Londres, el Teatro alla Scala de Milán y el Teatro Colón de Buenos Aires.

Rescate patrimonial

Andrea Blanco Calderón, coordinadora General Estratégica de Desarrollo Social, explicó que el reestreno es un rescate patrimonial. 

La partitura, con libreto de Antonio Guzmán Aguilera, se localizó en 2020 por Rooney Josué Hernández Villanueva, quien realizó la edición crítica. El full score se encontraba en poder de la familia de Moreno Torroba y fue cedido a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE).

El secretario de Cultura, Gerardo Ascencio Rubio, destacó que “montar esta obra para nosotros, exactamente, 78 años después de su estreno y reestrenarla aquí en Guadalajara, donde no se presentó, realmente es un gusto, un honor y un aliciente para presentar a un público que tiene mucho tiempo y una larga tradición de gusto por el género de la zarzuela y por el género de la ópera en general”.

Plácido Domingo asistirá a la función

La producción reunirá a más de 130 artistas en escena, entre ellos 70 músicos de la Orquesta Sinfónica para la Escena de Jalisco y de la Orquesta Típica del Estado, 50 integrantes del Estudio de Ópera de Jalisco, el Coro del Estado y el Coro del Tec de Monterrey, todos bajo la dirección musical de Allen Vladimir Gómez Ruiz.

La dirección escénica estará a cargo de Leopoldo Falcón, conocido como “El Hombre Zarzuela de México”. La obra se presentará en tres actos que combinan la tradición española con aires populares mexicanos, en particular el son jalisciense.

Función especial

Plácido Domingo confirmó su asistencia como invitado de honor, en un evento que también representa un homenaje a la trayectoria de su madre. “El Orgullo de Jalisco” no figuraba hasta ahora en los catálogos internacionales de zarzuela, por lo que su reaparición en Guadalajara adquiere un carácter de rescate histórico y artístico.

La función está programada para el 14 de septiembre a las 18:00 horas en el Teatro Degollado. Los boletos están disponibles en Boletomovil.com y en taquillas del recinto, con precios que van de 50 a mil pesos.

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